“El Camino de Santiago es todo un reto y una lucha constante, pero también es un paseo y una magnífica oportunidad para conocernos mejor a nosotros mismos. Estar en el Camino es todo un acto de independencia; recorrerlo, un ejercicio de emancipación. Emanciparse es un acto del todo pragmático que nos ayuda a obtener seguridad personal, a no necesitar de nadie.” (“El Camino Mágico de Santiago”, Xosé Azofra Carballo)
“Las cosas llegan cuando ya no se desean. Parece que no desearlas ya es la condición previa para que lleguen.” (Julio Máiquez en “No te veré morir” de Antonio Muñoz Molina). Por cuestiones de trabajo estuve casi un año viendo a diario la cruz del pico de La Creu. Durante ese tiempo quise subir allí, pero no se dio el caso. Olvidado ya el tema desde hace años, esta semana surgió la posibilidad de subir, viéndose así cumplido ese deseo ya olvidado desde hacía tanto tiempo.
“¿No
amáis las montañas? ¿No son vuestras amigas las montañas? ¿No produce su vista
en vuestro espíritu una sensación de reposo, de quietud, de aplacamiento, de
paz, de bienestar?” (Azorín, “España”) Vamos a contestar a estas preguntas retóricas de Azorín. Amamos las montañas, son nuestras amigas las montañas y su vista produce en nuestro espíritu sensaciones de reposo, quietud, aplacamiento, paz, bienestar...Por eso las buscamos semana tras semana y siempre que podemos. Las necesitamos en nuestra vida.