SAN VICENTE DE PIEDRAHITA: RUTA DE LAS MASÍAS Y ERMITA DE SANTA ANA (1/6/2024)
Nos gusta disfrutar de la montaña en "petit comité", pero en ocasiones acudimos a rutas senderistas donde la participación suele ser masiva. Lo solemos hacer porque en ellas nos reencontramos con amigos senderistas que no vemos habitualmente. En esta ocasión marchamos a San Vicente de Piedrahita, en el Alto Mijares, para disfrutar de una de estas rutas multitudinarias.
Esta semana acudimos a la IX Ruta Senderista a las Masías de San Vicente de Piedrahita, organizada por La Asociación Cultural Los indios de San Vicente de Piedrahita junto con el Ayuntamiento de Cortes de Arenoso. Se trata de una ruta senderista de carácter lúdico, no competitiva, que recorre diversas masías del término municipal de Cortes y de Zucaina, la mayoría de ellas en estado de ruina. El recorrido transcurre por antiguos caminos y sendas de herradura y otros tramos habilitados para la ocasión. Es un trazado rompepiernas con bajadas y subidas que sin ser demasiado fuertes, nos harán hacer un buen ejercicio. Buena organización, con dos avituallamientos, uno en la ermita de Santa Ana, líquido y sólido. Y otro en el Mas de Rull, líquido y con fruta. Decir también que el recorrido estaba bien marcado y era fácil de seguir.
Aparcamos a primerísima hora cerca del punto de salida de la marcha y donde se recogían las camisetas conmemorativas del evento.
El día se presentaba nublado y había caído una finísima lluvia que deseamos que no fuera a más. Y así fue.
"Una ventana abierta. La lluvia. Y un lejano
recuerdo.
Una calle vacía. Nada más que una calle y el viento."
José Ángel Buesa
Callejeamos por la bonita y tranquila pedanía de San Vicente, que a estas tempranas horas dormitaba aún. Como suele pasar, nos detenemos en puntos que nos atraen por su originalidad, sencillez, belleza, gusto estético...Mirad que preciosidad de casa, sencilla pero llena de encanto. ¿Qué vidas esconderá en su interior? Nunca lo sabremos. Ahí el encanto y el misterio.
Pasamos junto al lavadero público de San Vicente, también sencillo y con encanto.
A lo lejos, el camposanto de San Vicente, donde van a parar ricos y pobres, buenos y malos, altos y bajos, rubios y morenos...La parca a todos nos iguala.
"En el viejo camposanto
hay sepulcros fanfarrones
criptas/ nichos /panteones
todo en mármol sacrosanto
de harto lujo/ pero en cuanto
a desniveles sociales/
en residencias finales
como éstas /no hay secretos
y los pobres esqueletos
parecen todos iguales."
Mario Benedetti
Seguimos por sus silenciosas calles en dirección a la Plaza de la Fuente, centro neurálgico de San Vicente.
Nos saludaron a nuestro paso estas dos preciosas rosas.
"¡Vaya hermosura!
¡vaya el color!
rojo manso y rojo bravo
rosa y clavel reventón.
Cuando los verdes se rinden,
él salta como un campeón."
Gabriela Mistral
Llegamos a la plaza de la Fuente, donde estaba todo bastante tranquilo.
Únicamente miembros de la organización empezaban a preparar todo el operativo del evento.
La gente llegaba a cuentagotas. Aprovechamos el paso de una senderista para que nos hiciera la foto de grupo antes de empezar la marcha. Fueron llegando conocidos y amigos con los que platicábamos amigablemente antes de que se diera el pistoletazo de salida, como Carlos Ríos ("Tío Charly"), Juanjo Carrasco ("Caminatasalas8"), Simeón Mor, Antonio de Cirat...
Los participantes llegaban poco a poco y se dirigían al punto de recogida de camisetas.
Junto a la Plaza de la Fuente se encuentra la Plaza de la Iglesia, a la que nos acercamos para fotografiar la fachada de la ermita de San Vicente Ferrer, santo que se presupone que predicó por estos lares.
Poco a poco y tras recoger la camiseta correspondiente, la plaza se fue llenando de senderistas. Más de doscientos inscritos. Sobre las ocho se dio la salida oficial.
El populoso grupo comenzó a caminar ocupando las estrechas calles de San Vicente.
El numerosos grupo busca la salida del pueblo por la calle Barrio Bajo.
El grupo sigue por un camino más o menos ancho. Podemos apreciar la cantidad de senderistas participantes.
Vamos dejando atrás el pueblo que aparece con esta bonita estampa bajo un cielo gris y brumoso.
"Es el pueblo. Por encima
de los oscuros tejados,
verde, lloroso de grillos
y de esquilas, está el campo."
Juan Ramón Jiménez
El camino más o menos ancho permite a los participantes caminar en paralelo pudiendo así ponerse al día con comentarios y chascarrillos unas veces hilarantes, otras más serias.
Bonita imagen campestre con la rojiza tierra de un campo con plantones no sé de qué árboles contrastando con los tonos verdes de árboles y arbustos. Al fondo las casas de San Vicente.
El grupo está muy estirado. En esta foto se puede ver la colorida serpiente multicolor.
El grupo entra en una pinada. Pasaremos algunas. En otros casos caminaremos por terrenos con monte bajo. Por suerte el sol no haría acto de aparición en toda la mañana.
Terrenos preparados para ser plantados. Ya no es habitual ver muchos suelos arados en nuestros pueblos.
Haciendo uno de los desvíos en un cruce marcado con una tira naranja. La ruta estaba muy bien marcada. Enhorabuena a la organización. (foto de Emilio Romero)
Aproximadamente a los dos kilómetros del comienzo vemos junto al camino un pilón de término. Éste marca la división entre los términos de Cortes de Arenoso y de Zucaina. Entramos pues en el término de esta última localidad donde transcurre la mayor parte de la ruta.
Este primer tramo de ruta bordea el Cerro de San Vicente. El sendero adquiere cierta pendiente.
Las nubes no se levantan, lo que motiva que el paisaje no lo disfrutemos con la luz que nos gustaría.
El grupo estirado pero compacto dando colorido a la marcha.
Estamos cerca de la primera masía del recorrido, la masía del Pron.
Pasamos junto a la masía del Pron de d'Alt. Estamos sobre el kilómetro cuatro.
Sigue nuestro camino ahora por terreno más llano.
Curioso espantapájaros en una viña colindante .
Ésta es la viña que cuida el espantapájaros.
"Ahora vamos de nuevo a cantar alma mía;
a cantar sin palabras.
Desnúdate de imágenes y poda extensamente
tus viñas de hojarasca."
Luis Palés Matos
El camino continúa hacia el Mas del Pron de Baix, pero no pasaremos por él, pasaremos cerca.
Nuestra siguiente masía es la del Mas del Plano de Herrera. Ya la vemos frente a nosotros.
El grupo cruzando la rambla de Santa Ana.
A las puertas del Mas del Plano de Herrera. Está en ruinas. (foto de Rafa Lafuente)
Una de las casas del Mas del Plano de Herrera. Estamos aproximadamente en el kilómetro cinco cuatrocientos.
Seguimos nuestro camino en dirección a la ermita de Santa Ana. Antes de llegar allí pasaremos por el Mas del Lazareto.
Camino de Santa Ana el grupo ya anda un poco más disperso. En el ermitorio está previsto el avituallamiento del almuerzo y suele pasar que "de cara al pesebre" la gente se apresure.
De camino vemos alguna construcción rural que nos recuerda la dura vida de no hace mucho, donde el trabajo era la actividad que ocupaba la mayor parte del tiempo y de la vida de estas personas. Hoy el ocio nos desborda y nos lleva a tener modos, costumbres y actitudes que yo suelo catalogar como "falta de faena". Son los efectos secundarios del progreso.
El tramo que recorremos tiene su encanto porque caminamos junto a la rambla de Santa Ana en algún punto.
Nos encontramos ya a un paso de la tercera de las masías que nos encontramos en la ruta, el Mas del Lazareto.
Entramos en el Mas del Lazareto. Estamos en el kilómetro siete de ruta. Tal vez su nombre provenga de haber sido lugar donde se ubicaría un hospital de enfermos de lepra.
El Lazareto se encuentra junto a la rambla de Santa Ana.
Auí enfrente vemos las paredes que encauzan el barranco.
Otra vista del Lazareto.
Aún nos queda medio kilómetro para llegar a la ermita de Santa Bárbara.
En la foto se aprecia la distancia que separa unos grupos de otros.
Bonitos rincones ofrece la rambla, aunque la pena es que está seca.
Llegamos a la ermita de Santa Ana. Pertenece a Zucaina de la que Santa Ana es su patrona. El día uno de mayo se celebra una multitudinaria romería desde el pueblo. Otro día importante para la ermita es el veintiseis de julio, día de San Joaquín y Santa Ana (padres de María) en la que se celebran dos misas mayores y en la que también la asistencia es multitudinaria.
Fuente de Santa Ana. La he conocido en mejores momentos.
Como comenté antes, aquí estaba previsto el primer avituallamiento, muy bien organizado, con bocadillos de jamón y trozos de melón y sandía así como agua y bebida isotónica que aprovechamos para recuperar fuerzas. Como se aprecia la animación era grande. Un aplauso para la organización.
La ermita de Santa Ana con los senderistas durante el avituallamiento.
Antes de marchar nos asomamos al interior de la ermita.
En la foto, el altar mayor.
En la hornacina superior del altar mayor, la figura de San Joaquín.
Tras el almuerzo el grupo reemprende su camino. A partir de aquí la marcha se convierte un poco en "sálvese quien pueda" y se pierde un poco la continuidad del grupo. Pero no es problema porque el camino está muy bien señalizado y no hay pérdida. Empieza a caer alguna gota y pudiera parecer que iba a ponerse a llover más fuerte en cualquier momento. Algunos echaron mano del chubasquero, yo confiaba en que no fuera a más y así pasó. En cosa de minutos, las gotas cesaron.
Volveremos sobre nuestros pasos aproximadamente un kilómetro.
Disfrutaremos, ahora de vuelta, de las vistas sobre la rambla de Santa Ana.
Y pasaremos de nuevo por El Lazareto.
Hemos visto pocas amapolas esta primavera y no podíamos dejar pasar ésta de la foto.
Ese rojo intenso no pasa desapercibido para nadie.
"Novia del campo, amapola
que estás abierta en el trigo;
amapolita, amapola,
¿te quieres casar conmigo?"
Juan Ramón Jiménez
Hasta este cruce el camino de ida coincidió con el de vuelta. A partir de aquí el camino continuó por una zona diferente.
Entramos en una bonita pinada.
Imagen gris debido a la nubes que cubrieron el cielo durante toda la marcha.
No lo he comentado antes, pero debido a la débil lluvia que cayó a primeras horas de la mañana, el campo olía maravillosamente. El agua sacó los mejores aromas de los romeros, de los floridos tomillos, de la ajedrea...Una maravilla para el olfato. Es otro de los encantos de caminar por la montaña que pasa desapercibido para muchas personas.
A escasos setecientos metros del cruce llegamos al Mas del Prado Aparicio. (foto de Emilio Romero)
Pasamos por el mas del Prado Aparicio, la cuarta masía por la que hemos pasado hasta ahora. Nos encontramos en el kilómetro nueve cuatrocientos de marcha.
Pasamos el mas del Prado Aparicio y nos quedan aproximadamente un par de kilómetros hasta llegar al Mas de Rull.
Este tramo presenta dos subidas algo rompepiernas con una bajada entre medias. Las subidas tienen un cierto desnivel que el grupo realiza ralentizando un poco la marcha. La segunda hasta el Mas de Rull es algo más pesada.
Una pena que no luzca el sol porque el paisaje aparece triste. Por otra parte, lo agradecemos porque así evitamos pasar un calor que nos pasaría factura.
Parte del grupo acometiendo una subida por un tramo rocoso.
Pasamos por el kilómetro diez de ruta. La organización marcó los kilómetros cinco, diez y quince.
Nos queda un kilómetro y medio aproximadamente para el Mas de Rull.
A nuestra izquierda vemos el cerro de San Vicente (986 m.)
Bonito tramo de senda camino del Mas de Rull.
Ya vemos frente a nosotros Casa Lucía, encaramado en una colina a la que accedemos después de una subida.
Aquí subiendo los últimos metros que nos dejarán en el Mas de Rull.
En la subida fotografiamos esta gran carrasca.
La subida al Mas de Rull desde arriba.
Pasamos por la Casa de la Venta antes de llegar arriba.
Seguimos subiendo disfrutando de unas preciosas vistas.
Este cartel nos informa de que en el Mas de Rull se encuentra instalado el segundo punto de avituallamiento previsto por la organización. Ya queda menos.
Un último esfuerzo y habremos llegado.
Mas de Rull. Estamos en el kilómetro once y medio de la ruta.
Pasamos por la masía, que estás completamente en ruinas.
Por el número de casas debió ser una masía de cierta importancia.
Antigua puerta de algún corral o algún granero. Tiene su encanto.
Sencilla pero suficiente para hacer su función.
Tras repostar líquido en la era del Mas de Rull en el segundo avituallamiento, seguimos nuestro camino. Aún nos queda una masía por visitar. A algo más de dos kilómetros del Mas de Rull.
Preciosos paisaje donde dominan los tonos verdes, mi color favorito.
"¡Madre mía, tierra, otra vez más verde, más plena, más bella!"
Juan Ramón Jiménez
Ahora el camino es más llano, aunque el terreno es algo incómodo por la cantidad de piedras sueltas.
En este punto, el sendero deja el camino y nos adentra por la derecha en un precioso rebollar.
Aquí veis el interior del rebollar, por el caminamos mullidos, aunque tenía además de las hojas otros elementos que no lo eran y había que tener cuidado de no pisar. Las vacas también habían pasado por aquí dejando su huella.
El grupo cruzando de nuevo la rambla de Santa Ana antes de subir al Mas de Alvareda, el último que visitaremos en la ruta de hoy.
Junto al camino, todo el mundo se paraba para contemplar este ejemplar de encina muerta cubierta de hongos yesqueros. De la muerte, surge la vida.
Esta pareja de correhuelas pasó más desapercibida. Pero siempre hay unos ojos para los que la belleza, por sencilla y leve que sea, no pasa desapercibida. No sólo lo colosal o majestuoso es lo importante.
"Orgullo de la enramada,
blanca y leve florecilla,
más que todas delicada,
y más que todas sencilla."
Carolina Coronado
Bonita imagen de parte de los participantes con la rambla de Santa Ana de escenario.
Tras una breve subida, nos encontramos con el Mas de la Alvareda, el último de la marcha de hoy.
Mas de la Alvareda. Nos encontramos en el kilómetro trece ochocientos de la ruta.
Desde el Mas de la Alvareda iremos bajando suavemente hacia San Vicente.
Algunos campos preparados para sembrar.
Otros, ya sembrados.
Nuevamente amplio camino y pinos. Tal vez este tramo pertenezca a la Vereda Real de Aragón.
Pasamos por el kilómetro quince del recorrido.
Emilio Romero y Rafa Lafuente no dejan de seguirme.
Desde esta bifurcación hasta la siguiente, unos cuatrocientos metros, el recorrido es el mismo que el de ida. Volvemos a entrar en término de Cortes de Arenoso.
Bonito color rojizo de la tierra en estos campos prestos a ser sembrados.
En este nuevo cruce, dejamos el tramo común y seguimos hacia San Vicente.
(Foto de Emilio Romero)
Este cartel no es kilómetrico, pero nos da casi más alegría que los otros. El final ya está cerca.
bonito tramo final.
¿No es precioso este junquillo azul?
Lo es y no debe pasarnos desapercibido.
"¡Qué pura, Platero, y qué bella esta flor del
camino! Pasan a su lado todos los tropeles- los toros, las cabras, los potros,
los hombres-, y ella, tan tierna y tan débil, sigue enhiesta, malva y fina, en
su vallado solo, sin contaminarse de impureza alguna."
("Platero y yo", Juan Ramón Jiménez)
Bonito contraste de colores en las proximidades de San Vicente.
Escasos quinientos metros nos quedan desde aquí.
San Vicente de Piedrahita, enmarcado por unas amenazantes nubes.
"Se morirán aquellos que me amaron;
y el pueblo se hará nuevo cada año;
y en el rincón aquel de mi huerto florido y encalado,
mi espíritu errará, nostáljico…"
Juan Ramón Jiménez
Directos a San Vicente.
Un último esfuerzo y lograremos el objetivo.
A la entrada de San Vicente encontramos este poste direccional. Hemos recorrido unos cuatrocientos metros del GR-7.
Y entramos en San Vicente.
Por fin, la meta. Ahora toca refrescarse un poco y relajarse. El buen ambiente reina entre los participantes después de la estupenda marcha.
Ya sólo nos queda volver a casa, en nuestro recuerdo, la visión de las masías que antaño estuvieron llenas de vida y labor y que un día, no hace mucho, se fueron quedando deshabitadas porque sus moradores marcharon en busca de mejores horizontes.
Nos despedimos de San Vicente con esta preciosas vistas típicas del Alto MIjares, esta comarca que tanto nos encanta. Volveremos en breve.
En marzo de 2012 publiqué una entrada en mi blog que quería ser un pequeño y sencillo homenaje a las masías y al tipo de vida que representaban. Lo titulé "Masías del olvido". Reproduzco aquí un fragmento porque le va muy bien a la IX Ruta de las Masías que hemos realizado en San Vicente de Piedrahita. Aquí está:
Las masías "Son como elementos de un museo etnográfico al aire libre que merecen ser visitadas para entender un modo de vida de un pasado no muy lejano. Al pasar por ellos no podemos dejar de percibir un sentimiento de nostalgia que nos lleva a reflexionar, aunque sea brevemente, sobre una forma de vida tan diferente, en todos los aspectos, a la que hoy en día llevamos, llena de prisas, de elementos electrónicos y mecánicos, en que las relaciones sociales y personales se realizan a través de la red y donde el contacto con la naturaleza es prácticamente nulo o reducido a los fines de semana. En estas masías se trabajaba duro de sol a sol, mano con mano, para extraer de la tierra lo estrictamente necesario para vivir, sin esquilmarla; tierra ya de por sí austera, que era la que les daba de comer."
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