“El simple hecho de ponernos en ruta no nos hace peregrinos. El peregrino se hace paso a paso, día a día, noche a noche, jornada tras jornada mientras va recorriendo el Camino.” (“El Camino Mágico de Santiago”, Xosé Azofra Carballo)
Esta etapa nos lleva desde Cicera a Cabañes en un recorrido que tiene una buena subida con gran desnivel al inicio, eso sí, por un precioso bosque encantado de robles, hayas, avellanos...algunos milenarios, que nos dejará boquiabiertos y otra subida en el último tramo de la etapa, también con cierto desnivel aunque por un sendero que transcurre por un frondoso bosque junto al cauce del río Rubejo que nos deja en el albergue privado de Cabañes donde teníamos previsto nuestro alojamiento en esta etapa.
DATOS DE LA ETAPA
- 12,03 km.
- 756 m. de desnivel positivo.
- 706 m. de desnivel negativo.
- 2h. 58 min. tiempo en movimiento.
- 4h. 12 min. tiempo en total.
Después de desayunar en el Molino de Cicera, tocaba iniciar la etapa. Hoy es un poco más tarde que otros días, pero la etapa es más corta y nos podemos permitir esa licencia.
Aunque ya ha amanecido cuando callejeamos por Cicera, las tinieblas luchan aún con las primeras luces.
Mientras salimos, volvemos a disfrutar de la casas típicas con sus balconadas de madera adornadas con flores de todos los colores y formas.
A la salida de Cicera, tras cruzar un arroyo por un pequeño puente, encontramos enseguida el poste que nos indica la dirección a seguir.
Apenas iniciado el sendero nos damos cuenta de dónde nos adentramos: un precioso y frondoso bosque de castaños, robles, avellanos, hayas... nos espera. Un gozo para los sentidos.
La vegetación es exuberante. También la humedad es muy alta y enseguida empezamos a sudar de los lindo.
Empezamos también a disfrutar de monumentales ejemplares de árboles de gran porte y edad que va a ser tónica general de este precioso aunque duro tramo de tres kilómetros aproximadamente.
Paleta direccional y de distancia a Lebeña.
Indescriptible la sensación de caminar por este bosque encantado. No encuentro palabras.
La humedad es muy grande. Se evidencia en las rocas todas "vendadas" de verde musgo.
"Con su fresco algodón venda la piedra
el musgo trepador.
También es como el musgo tu ternura
en mi piedra interior."
José Pedroni
No podían faltar en este "Parque Jurásico" los helechos.
Fijaos en la monumentalidad de este castaño seguro que milenario.
Los avellanos también están presentes en esta tupida selva.
Caminando por este precioso bosque me viene a la mente una frase de William Faulkner: “Un paisaje se
conquista con las suelas del zapato, no con las ruedas del automóvil.”
Efectivamente, disfrutar de tanta belleza en coche no es posible.
El sendero tiene rampas duras y pone a prueba nuestras fuerzas. Pero lo que estamos disfrutando nos lo hace olvidar.
Nos detenemos prácticamente cada metro para deleitarnos con las obras de arte que la naturaleza es capaz de crear. ¡Admirable!
“El arte, la gloria, la libertad se marchitan, pero la
Naturaleza siempre permanece bella.” (Lord Byron)
En plena subida. (Foto de José Pascual)
Seguimos la flecha que nos llevará hasta Santo Toribio de Liébana.
Caminamos en silencio, impresionados por este espectacular escenario, boquiabiertos, expectantes como si estuviéramos siendo mirados por los duendes, gnomos, trasgos, elfos que habitan en este bosque mágico...y esperando que de un momento a otro alguno de ellos fuera a aparecer.
Hemos alcanzado altura. En un pequeño descanso, entre la vegetación, alcanzamos a ver Piñeres, localidad cercana a Cicera.
"Érase un verde bosque de eterna primavera,
y érase un niño iluso que vagaba al azar...
El niño entró en el bosque siguiendo una quimera;
entró en el bosque... Y nadie lo ha visto regresar."
José Ángel Buesa
Cómo no, las babosas también presentes en un ambiente que tanto les favorece.
Apenas abandonado el bosque, llegamos a un collado. El sendero se abre y se convierte en camino alfombrado y en bajada que nos llevará hasta Lebeña.
Hemos dejado la subida. Ahora iremos bajando de manera más cómoda y relajada. Eso nos permite recuperarnos del esfuerzo realizado.
Junto al camino, este abrevadero.
Empiezan a asomar las cimas de altas montañas.
Aún seguimos disfrutando de bellos ejemplares de árboles de gran porte. En este caso se trata de un roble.
"¿Ves ese roble que abatir no pudo
ayer el huracán que asoló el monte
y que finge en el monte un alto y rudo
centinela que mira el horizonte?"
Julio Flórez
Preciosas vistas que evidencian la altura que hemos alcanzado.
El camino nos regala con preciosos ejemplares de robles.
Bonita y espectacular bajada. Aunque bajemos por una pista de tierra, el entorno y el paisaje es fascinante. Es lo que tiene caminar. En el fondo de la imagen, Allende. Allí dirigimos nuestros pasos.
Allende.
En este tramo de camino predominan las encinas.
Impresionantes moles de piedra caliza nos contemplan, anticipo de los cercanos Picos de Europa de los que son sus primeras estribaciones.
Pasamos rozando la aldea de El Valle.
Frutos rojos del escaramujo junto al camino.
En el suelo, una avispa asiática. No se aprecia bien su tamaño en la foto porque no hay un referente para comparar, pero su tamaño es considerable.
Llegamos a Lebeña.
Pilón guía que nos indica la dirección. Hemos de atravesar el pueblo.
A la entrada de Lebeña, la fuente Cotera. Tenía un caudal pequeño, pero suficiente para rellenar las botellas.
Y atravesamos Lebeña disfrutando de esos pequeños detalles decorativos que demuestran imaginación, buen gusto, originalidad y ese concepto tan de moda que es el de la reutilización. Fijaos estas macetas tan originales en esta puerta.
Y los pequeños detalles en las ventanas, como en ésta.
“Mirad bien estas casas: todas tienen ventanas;
pero entre todas habrá una con una ventana pequeña, misteriosa, que hará que
vuestro corazón se oprima un momento con inquietud indefinible..." (Azorín, “Las confesiones de un pequeño filósofo”)
Ésta otra maceta urbana también es original y producto de la reutilización de materiales.
Cien metros después de haber pasada la fuente, encontramos algo sorprendidos esta máquina de vending que puede venir muy bien para aprovisionarse de algo que llevarse a la boca porque en esta etapa no encontramos ningún bar ni ninguna tienda donde avituallarnos.
Impresionante vista del cueto Agero. Lástima que no nos dé tiempo de subirlo.
Apenas trescientos cincuenta metros después de haber salido de Lebeña nos acercamos a admirar la iglesia de Santa María de Lebeña (siglo X). Está considerado el monumento prerrománico más importante de Cantabria, y uno de los más relevantes en estilo mozárabe. De paso, sellamos la credencial.
"La torre que se yergue junto a la iglesia no forma parte de ella y es de hechura muy reciente (siglo xx)." (Fuente, Wikipedia)
Desde Lebeña existe una alternativa no oficial que evita el rodeo por Cabañes, pero sólo apta para montañeros sin vértigo y con experiencia que transcurre por el desfiladero de La Hermida recorriendo un tramo del PR-S 3. Nuestra elección fue pernoctar en Cabañes, por lo que desechamos esa opción.
Tras la visita a la iglesia seguimos unos quinientos metros por una carretera local hasta enlazar con la N-621.
Enlazamos con la carretera nacional junto al puente que cruza el río Deva.
Seguimos trescientos metros por la N-621. Lo haremos con precaución puesto que habíamos leído que tenía mucho tráfico y pudimos comprobar que era verdad.
Como dije, tras trescientos metros dejamos la nacional para acceder por esta pista cementada con fuerte pendiente que tras quinientos metros nos dejará en Allende.
En Allende tenemos dos opciones para llegar a Cabañes. La oficial con un fuerte tramo de subida por una pista que pasa por un bosque de encinas y robles y que parte de la zona alta del pueblo, o una variante muy atractiva que sigue el río Rubejo por un precioso y frondoso bosque y con menor desnivel que el tramo oficial. Ésta segunda opción fue la que elegimos.
Nos desviamos por este camino para acceder a la senda del río Rubejo.
Apenas salimos de Allende, el camino pasa junto a la sencilla ermita de Santa Eulalia.
Campanario de la ermita con el cueto Agero detrás.
Enseguida entramos en un bello sendero, con el murmullo del agua del Rubejo que nos va a acompañar algo más de un kilómetro.
El sendero nos ofrece preciosos rincones que nos invitan a detenernos una y otra vez.
Con rincones tan bonitos y sombríos creo que hemos acertado cogiendo esta variante.
"El arroyo está cantando
porque me has mirado tú
y en el sol de tu mirada
toda el agua se hace azul."
Jaime Torres Bodet
"Y así, como un arroyo que se convierte en río,
y que en cada cascada se purifica más,
voy cantando este canto tan ajeno y tan mío,
con la simple palabra que no muere jamás."
José Ángel Buesa
Después de tan frondoso sendero llegamos a esta bifurcación. Si seguimos por la derecha llegaremos a Cabañes. Si seguimos por la izquierda llegaremos a Pendes sin pasar por Cabañes y podremos seguir hasta Tama. Nosotros vamos a Cabañes.
Preciosas las montañas.
“¿No
amáis las montañas? ¿No son vuestras amigas las montañas? ¿No produce su vista
en vuestro espíritu una sensación de reposo, de quietud, de aplacamiento, de
paz, de bienestar?” (Azorín, “España”)
No por pequeña y sencilla esta bella flor nos impresiona menos que el bosque por el que transitamos.
"Orgullo de la enramada,
blanca y leve florecilla,
más que todas delicada,
y más que todas sencilla."
Carolina Coronado
¡Qué bonito contraste de los frutos rojos del espino albar con el verde que les rodea!
"En la desnuda tierra del camino
la hora florida brota,
espino solitario,
del valle humilde en la revuelta umbrosa."
Antonio Machado
Preciosas encinas pueblan este bonito bosque.
"Yo voy soñando caminos
de la tarde. ¡Las colinas
doradas, los verdes pinos,
las polvorientas encinas! ...
¿Adónde el camino irá?
Yo voy cantando, viajero
a lo largo del sendero...
—La tarde cayendo está—."
Antonio Machado
Nuestra variante enlaza con el Camino Lebaniego oficial en este cruce.
Este poste camuflado entre los árboles nos indica que faltan 14,5 km. a Santo Toribio. Pero hoy no llegaremos. Nos quedan apenas doscientos metros para llegar al albergue de Cabañes donde finaliza nuestra etapa. Es resto queda para mañana.
Pasamos también junto a un abrevadero.
Enseguida nos encontramos con el albergue privado de Cabañes, donde hemos reservado el alojamiento.
Se encuentra a las afueras del pueblo.
Al ser una etapa corta, llegamos a poco más de las doce y media. Hasta las dos no abren el albergue. No tenemos más remedio que esperar.
El albergue cuenta con piscina y tenía el agua limpia. Alguno se atrevió a bañarse. Otros solamente descansamos los pies.
A las dos tomamos posesión de nuestras literas y tras una ducha reparadora nos dispusimos a ir a comer.
Un sencillo pero estupendo bocadillo fue nuestra comida de hoy. Y gracias, porque en Cabañes no hay ningún bar. Previamente encargamos los bocadillos a los encargados del albergue.
Tras la comida vino el merecido y necesario descanso. Después del descanso, tocó hacer la colada...
...y disfrutar de las instalaciones del albergue que tiene una terraza con excepcionales vistas.
Vista de Peña la Ventosa desde el albergue de Cabañes.
Cenamos muy bien con la cena preparada por los encargados del albergue.
Y tras la cena, una última mirada a este precioso paisaje y a descansar a la espera de la última jornada que culminaría con la llegada a Santo Toribio. Pero esa historia es para mañana. No adelantemos acontecimientos.
“Estamos dispuestos a recorrer un
Camino interior paralelo al Camino Mágico de Santiago, pero la aspiración de
ser peregrinos no nos convierte de golpe en peregrinos.” (“El Camino Mágico de Santiago”, Xosé Azofra
Carballo)
0 comentarios:
Publicar un comentario