AZUÉBAR: ALTO DE LAS BALSICAS, COLLADO DE LAS HIGUERAS, POZO FTE. DEL SAS (22/12/2024)
“Pero es voluntad de Dios que el hombre nazca ignorante de su destino.” (Pedro Luis de Gálvez en “Las máscaras del héroe”, de Juan Manuel de Prada). Cierta es esta afirmación. En nuestro caso desconocemos lo que vamos a encontrar en la ruta de hoy, somos ignorantes de nuestro destino; pero, sea lo que sea, seguro que nos gusta.
Esta semana nos trasladamos hasta Azuébar (Alto Palancia, Castellón) para realizar una ruta en el Parque Natural de la Sierra de Espadán que no sabemos lo que nos va a deparar como he dicho en la introducción porque fue trazada sobre el mapa, aunque conocíamos algún tramo de la misma. La ruta nos lleva hasta el Alto de las Balsicas siguiendo parte del PR-CV 63.6. Desde aquí bajamos hasta el collado de las Higueras, donde abandonamos el PR, para iniciar una fuerte y técnica bajada hasta el camino del Sas que nos llevará de nuevo hasta Azuébar siguiendo una ruta del Centro BTT 7.
Llegamos a Azuébar cuando las sombras de la noche comenzaban a aclararse, pero con algo de frío que no esperábamos: -1º. Tocó abrigarnos un poco aunque no íbamos muy preparados.
La luna no quería dejar su lugar preminente en el cielo. De hecho nos acompañará durante parte de nuestra ruta.
Mira la luna: desgarrando el velo
de las tinieblas, a brillar empieza.
Amado Nervo
Nos dirigimos hacia el Parque de la Glorieta para poner allí el punto de inicio de nuestra ruta.
Antes de partir nos disponemos a hacer lafoto de inicio, habitual en nuestras rutas. De izquierda a derecha, Rafa Lafuente, Emilio Romero y un servidor. (foto de Rafa Lafuente).
Gracias a los gorros de Papa Noel pudimos mitigar algo la temperatura bajo cero al poner algo al resguardo nuestras cabezas.
Tras la foto seguimos nuestro camino siguiendo la carretera a Chóvar.
Pasamos por el paseo de las Carboneras.
Encontramos esta fuente en el paseo.
"Está la fuente muda,
y está marchito el huerto.
Hoy sólo quedan lágrimas
para llorar. No hay que llorar, ¡silencio!"
Antonio Machado
Dejamos a la izquierda el camino que lleva hasta el Área recreativa de las Carboneras, por el que regresaremos después, y seguimos unos metros más por la carretera.
Se nos presenta enfrente la imagen del Carrascal, en el que estuvimos allá por octubre de 2015 (ya ha llovido un poco desde entonces).
Y tampoco nos pasa desapercibido el pico Bellota, que hemos visitado en varias ocasiones, la última en febrero de 2023.
A seiscientos metros del inicio, dejamos la carretera para seguir un camino, el camino de los Chorros.
Encontramos estas paletas recientes que indican que por este camino podemos llegas hasta el Carrascal y el Bellota. Este tramo hasta el Alto de las Balsicas coincide con el PR-CV 63.6 como comenté antes.
Seguimos por el ancho camino con la imagen frente a nosotros del Bellota.
La escarcha cubre muchas zonas del camino. El frío es patente y nuestras manos lo notan.
"Hay canas en mi cabeza; hay en los
prados escarcha;
mas yo prosigo soñando, pobre, incurable sonámbula,
con la eterna primavera de la vida que se apaga
y la perenne frescura de los campos y las almas,
aunque los unos se agostan y aunque las otras se abrasan."
Rosalía de Castro
Sigue la luna con nosotros, no sabemos si helada de frío también.
"De noche blanca corría,
blanca corría la luna
y yo corría tras ella.
De repente la perdía
de repente aparecía"
Liber Falco
Camino cómodo de esta ruta cuyos cuatro primeros kilómetros, así como los cinco últimos, serán prácticamente llanos.
Dejamos el camino que llevamos para seguir por la izquierda en este paso sobre el barranco de los Castillejos.
El barranco lleva un hilillo de agua.
El sol comienza a iluminar (y calentar) tenuemente las montañas que tenemos enfrente. Este hecho nos anima un poco en el sentido de que en breve su calor atemperará nuestro frío, que aún padecemos.
Frío que se acentúa y acrecienta por las zonas escarchadas que bordean el camino.
Avanzamos intentando entrar en calor. (foto de Emilio Romero)
El Carrascal ya completamente iluminado y calentado por el incipiente solo que poco a poco va adquiriendo fuerza.
El frío no nos impide disfrutar del paisaje que nos rodea, en este caso nos hemos detenido unos instantes ante este original algarrobo. Los algarrobos, junto a los olivos y los almendros, son los cultivos principales de Azuébar.
Dejamos el camino con la intención de cortar una curva por un atajo, pero vimos que no valía la pena hacerlo. Mejor seguir el camino porque de esta manera evitamos pasar junto a una zona de colmenas.
En este punto encontramos dos cazadores que nos informaron que iban a realizar en breve una batida de jabalíes, que nos diéramos prisa en subir a las Balsicas para minimizar los posibles riesgos.
Este vetusto poste de madera nos informa de que andamos por el camino del barranco de Vidal.
Nuestra compañera y fiel seguidora sombra calentada por el sol. Ella lo agradece tanto como yo.
"Por
el camino,
junto a mi sombra,
el mediodía pinta el vuelo
de una mariposa.
Pienso en tu recuerdo
que va conmigo."
Meira Delmar
La luna no nos deja de seguir, a pesar de que el sol ya ha ocupado el cielo.
"Como el alma tiene
su música oculta,
¡parece que el alma
llora con la luna!..."
Jaime Torres Bodet
El frío de la mañana ha dado paso a un día mucho más llevadero gracias al calor del sol que ha templado bastante el día. (foto de Emilio Romero)
Aproximadamente en el kilómetro cuatro iniciamos un sendero, que está marcado por estos dos hitos y que nos llevará hasta el Alto de las Balsicas. Se trata de una empinada subida con gran desnivel.
En aproximadamente un kilómetro y medio salvaremos un desnivel de trescientos metros, lo que hace de esta subida el tramo más costoso de la ruta.
En la subida, en los pequeños descansos, aprovechamos para disfrutar de esos pequeños detalles que vamos encontrando en la montaña, como estas delicadas florecillas de boca de dragón en tan inhóspito lugar.
"La violeta enamorada,
la retama encaramada,
la madreselva mezclada,
la flor de lino celosa.
¿Cuál es la más hermosa?"
Tirso de Molina
En nuestros descanso no sólo aprovechamos para disfrutar de las florecillas, sino que también aprovechamos para disfrutar del paisaje que desde la altura es posible visualizar. (foto de Rafa Lafuente)
En este caso, en nuestra mirada hacia el sur, podemos disfrutar de la Sierra Calderona, en la que podemos distinguir algunas de sus cimas más emblemáticas.
Tampoco se nos escapa de la vista, aunque muy matizada por la neblina, la silueta del Montgó.
Llegamos a un pequeño refugio de piedra en seco a mitad de la ascensión.
Aprovechamos el refugio para descansar a la vez que marcamos el waypoint en la aplicación de Wikiloc. (foto de Emilio Romero)
Os parecerá una bobada poner una foto de un bonito y aromático tomillo, pero es inevitable porque el monte estaba cubierto de cantidad de matas de esta planta, que llenaban el ambiente de un inconfundible, agradable y familiar aroma.
En el valle del Palancia, también veíamos las localidades de Segorbe y Altura.
De nuevo echamos un vistazo a la Calderona con algunas de sus cimas más emblemáticas vistas de oeste a este.
La subida nos obliga a un esfuerzo extra porque los últimos metros son los más duros.
Lo cierto es que aunque la subida es dura, vale la pena el esfuerzo porque lo que disfrutamos desde las alturas vale la pena.
Mirad, por ejemplo, este vertical tramo y con un terreno tan descarnado y con piedra suelta.
“Un paisaje se
conquista con las suelas del zapato, no con las ruedas del automóvil.” (William
Faulkner)
Mucha personas empiezan en el mundo del senderismo con muchas ganas, pero ves como poco a poco lo van dejando y recuerdo muchas veces una frase muy recurrente que solían decir siempre, "esto cansa mucho". Efectivamente, la montaña requiere esfuerzo y fatiga bastante, pero todo lo valioso requiere de esfuerzo y la justificación y recompensa es doble. Por un lado, lo que se disfruta accediendo a lugares con vistas normalmente privilegiadas y a las que no hay otra manera de llegar si no es a través de nuestros propios pasos. Por otro, la gran satisfacción de haber conseguido algo a través de nuestro propio esfuerzo y con nuestros propios medios. Por eso, aunque nosotros también nos cansamos mucho (cada vez más, los años no perdonan) seguimos siempre que podemos, disfrutando de este gran placer que es ir a la montaña.
"Este es mi amor, hermanos, este esfuerzo
denso, maduro, alto,
estos dedos agónicos y este
manojo de entusiasmo."
Jorge de Bravo
Decid sino si estas preciosas vistas sobre la Sierra de Espadán no valen la pena a pesar del esfuerzo y la fatiga que nos ha costado llegar hasta aquí.
Emilio y Rafa subiendo al Alto de las Balsicas. De fondo, la Sierra Calderona.
Vistas hacia Geldo, Segorbe y Altura desde las proximidades de la cima del Alto de las Balsicas.
No podían faltar, estando como estamos en Espadán, los alcornoques, señas de identidad de esta maravillosa sierra.
Descanso en la subida, disfrute del paisaje, horizonte, meditación...
"De azul y plata adornada
está la rauda cascada;
azul el ancho horizonte;
verde la hermosa enramada,
y la pradera y el monte."
Manuel Reina
En nuestra parada y contemplación del paisaje, vemos en el fondo Azuébar, desde donde venimos.
Ya en el Alto de las Balsicas, este bebedero para animales con el agua congelada aún a estas horas de la mañana. Señal de que los -1º que encontramos al llegar a Azuébar, fueron menos aún aquí en el Alto de las Balsicas esta madrugada.
Este pequeño y algo destartalado poste de madera marca el Alto de las Balsicas. Aquí encontramos de nuevo otro cazador que se extrañó de nuestra presencia dado que se estaba llevando a cabo una batida de jabalí. Nos preguntó nuestra marcha y al comentarle por dónde íbamos a bajas nos dijo que precisamente por esa senda subían los perros de la jauría con los cazadores. Se dispuso a avisar a sus compañeros e informarles de nuestra presencia. Gracias a ello, pudimos seguir nuestra ruta prevista que no tuvo ningún incidente más después de cruzarnos con los perro en la bajada por el sendero.
Tras nuestra charla con el cazador, seguimos rápidos para intentar minimizar en lo posible nuestra presencia en la batida. Hemos de bajar hasta el collado de las Higueras a unos quinientos metros de la cima. En la baja, seguimos disfrutando de preciosos ejemplares de alcornoque.
También, desde el collado de las Higueras podríamos ir hasta el Carrascal, que vemos en el fondo.
Las jaras blancas nos gustan por su originalidad. Sus pétalos nos recuerdan el papel pinocho utilizado para trabajos manuales que utilizábamos en el colegio. Y el remate anaranjado de sus estambres le confieren un aspecto de trabajo manual.
“Están
los jarales bajos constelados de sus grandes flores vagas, rosas de humo, de
gasa, de papel de seda, con las cuatro lágrimas de carmín.” (“Platero y yo”, Juan Ramón Jiménez)
Preciosa vista sobre el pico Espadán que da nombre a la sierra. Delante otras dos bellas cimas de la sierra: los picos Refición y Cullera.
Frente a nosotros, el collado de las Higueras. Aquí nos desviaremos a la izquierda por una senda con fuerte pendiente en descenso durante un buen tramo y con un terreno muy descarnado y con piedra suelta y resbaloso en el que podríamos caer con facilidad.
Empezamos la fuerte bajada por esta senda cuyo piso, como se aprecia, no favorece la bajada tranquila. Merecerá toda nuestra atención.
Rafa tanteando por dónde bajar mejor.
Pero eso sí, disfrutaremos de un precioso bosque de alcornoques, con todos esos habitantes mágicos y fantásticos que habitan este tipo de espesuras: elfos, duendes, gnomos...cuya presencia podemos notar siempre que transitamos por ellos.
Estos no son precisamente gnomos del bosque, son Emilio y Rafa en plena bajada. En este punto ya nos habíamos cruzado con los perros de la batida. Ya bajábamos más tranquilos.
El profundo bosque por el que caminamos en silencio es un lugar ideal para ...todas nuestras sensaciones, ideas, pensamientos....
"Andar y andar, siempre andando nada más que por
andar.
No vine a explicar al mundo,
solo vine a tocar.
No quiero juzgar al hombre, al hombre quiero contar.
Mi condición es la vida y mi camino cantar.
Cantar, y contar la vida
es mi manera de andar."
Facundo Cabral
Dos alcornoques juntos. Podéis ver la diferencia de porte entre uno y otro, no hay color.
(foto de Emilio Romero)
Como se iba haciendo hora de almorzar y el cuerpo pedía recuperar fuerzas, junto al sendero decidimos almorzar.
almuerzo sencillo, pero suficiente y muy completo. Como siempre, no falta casi de nada.
Dispuestos para el almuerzo. (foto de Emilio Romero)
Tras almorzar seguimos la ruta. Vamos bajando por un precioso bosque de alcornoques típico de Espadán, donde impera la magia, el silencio y la belleza.
"Del sol que vieron mis años mozos
a gatas quedan tibios reflejos
que en el recuerdo buscan ansiosos
mis pobres ojos, sin luz, de viejos."
José Alonso y Trelles
No podían faltar las típicas pedreras de esta sierra.
"Si te pierdes en la vida
sigue a tus sueños y verás
que ellos saben el camino.
Ellos saben llegar."
Mago de Oz
El sendero desciende por la umbría. El sol asoma por encima de nosotros. Ansiamos llegar a una zona más cálida. Al fondo, el pico de la Dehesa de Almedíjar.
¿Veis la luna en el cielo? Ya es bien entrado el día y ahí la tenemos, como un guardián que vigilase nuestros pasos y cuidara de nosotros.
"La luna viene con nosotros, grande, redonda, pura."
Juan Ramón Jiménez
El sendero desemboca en el camino del Sas. En este punto sí que vemos un cartel avisando de la realización de una cacería. Pero desde donde empezamos esta mañana, no había ninguno.
Salimos al camino y ahora sólo queda retornar a Azuébar.
Los olivos serán nuestros compañeros en el tramo de camino que nos queda aún hasta Azuébar, unos cinco kilómetros más o menos.
Pasamos junto al pozo de la fuente del Sas. El recinto está cerrado. Hace un tiempo hubo una empresa embotelladora de agua.
El camino transcurre paralelo al barranco de la Falaguera o rambla de Almedíjar. Aguas más abajo toma el nombre de rambla de Azuébar. La rambla lleva algo de agua.
Aproximadamente en el kilómetro nueve de ruta encontramos una zona del camino algo más amplia que permite el aparcamiento de algunos vehículos y que sirve de punto de partida para comenzar desde aquí rutas por la zona, como ir a la masía de Mosquera o subir al Carrascal, como hicimos nosotros allá por octubre de 2015.
Una última parada al sol para hacer la última gansada de la mañana.
Nos queda únicamente un cómodo camino hasta Azuébar, como lo fue el tramo de inicio.
Pasamos junto a la fuente Román, junto al camino, aunque figura como no potable.
Enseguida tendremos ya a la vista el castillo de Azuébar que visitamos en junio de 2021.
Poco antes de Azuébar pasamos junto al área recreativa de Las Carboneras.
Salimos enseguida a la carretera y seguimos dirección Azuébar de la que nos separan escasos doscientos metros.
Volvemos a pasar por el paseo de Las Carboneras y aprovechamos para echar un trago en la fuente. (foto de Emilio Romero)
A escasos metros de Azuébar, los restos de su castillo captados con zoom.
(Ufoto de Emilio Romero)
Y la Peña "Ajuerá".
Y llegamos, por fin, tras casi trece kilómetros, al parque de la Glorieta donde cerraremos esta entretenida y bonita ruta.
Veníamos sin saber muy bien lo que nos esperaba, pero conscientes de que fuera lo que fuera, en esta preciosa sierra nos iba a encantar. Y así ha sido. Una más en Espadán que aún conociéndola cada vez mejor, siempre nos sorprende.
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