Nada mejor que un "cremaet" y un "croissant" para darnos fuerzas mientras esperamos la partida en el Bar D'Abajo ¡Muy bueno todo!
No conocíamos esta moderna escultura del nombre de la población.
Poco a poco la gente acude y va pagando la cuota. Los encuentros con gente conocida en un ambiente de camaradería, ilusión y alegría es la tónica general.
Dos participantes lo harán a caballo, como suele ser habitual.
Antes de la partida la foto que deja constancia de nuestra participación en esta edición de la ruta.
De derecha a izquierda Rafa Lafuente, Emilio Romero, y un servidor. (foto de Rafa Lafuente)
Y, a continuación, la foto de grupo. La condiciones de luminosidad no son las mejores para tomar una foto (y menos con una cámara compacta). Pero sirva la instántanea como recordatorio del momento de la salida. En esta edición participaron cerca de noventa senderistas. (Foto de Vicente Olucha)
La escasa luz ambiental hace que las fotografías no tenga la calidad necesaria, pero sirven de testimonio de nuestra salida callejeando por las silenciosas calles de Fanzara.
A nuestro paso por las callejuelas del pueblo, podemos disfrutar de alguna de las obras del MIAU que tan famoso se ha hecho (Museo Inacabado de Arte Urbano). Este pasado verano se realizaron nuevas obras de arte en fachadas del pueblo.
El grupo callejea en busca de la parte alta de Fanzara. El murmullo de las voces llena las vacías y silenciosas calles del pueblo.
En la parte alta del pueblo, en la salida prácticamente, nos topamos con el edificio del lavadero municipal.
Junto al lavadero, la fuente El Cantón.
Esta obra mural, aunque algo borrosa, nos despide a la salida de Fanzara.
Nada más empezar, la subida es fuerte. En los primeros kilómetros tendremos que aguantar una buena pendiente, que al ser de inicio, nos pondrá a prueba. La altura conseguida en pocos metros nos permite tomar esta foto de "Fanzara la nuit". (foto de Emilio Romero)
Hasta poco más de las siete y media de la mañana, a pesar de la luna llena que brillaba en el cielo, la oscuridad nos impedirá tener fotos de calidad y presentables, pero sirvan las presentes para dar una idea de la marcha en estos primeros compases.
Sombras espectrales caminan en la noche.
Las primeras luces del alba dejan un bonito tono anaranjado, que también indica que tendremos viento fuerte, como así fue.
"Entre el alba y la noche hay un abismo
de agonías, de luces, de cuidados;
el rostro que se mira en los gastados
espejos de la noche no es el mismo.
El hoy fugaz es tenue y es eterno;
otro cielo no esperes, ni otro infierno."
Jorge Luis Borges
Aproximadamente, llevados unos siete kilómetros, hacemos el primero de los descansos programados por la organización para sobrellevar bien la marcha.
Aprovechamos para tomar algo que nos ayude a continuar.
Amanece poco a poco pero la luz no es aún la suficiente como para estar contentos de la calidad de las fotos.
La altura que vamos alcanzando y los amplios horizontes en este caso hacia el sur, nos permite una vista sobre la Sierra de Espadán. En la foto destaco dos cimas emblemáticas de esa sierra: Espadán y Rápita.
Poco a poco el sol va tomando fuerza. Vemos el efecto sobre el camino con esa tonalidad rojiza sobre las rocas.
Nos detenemos de nuevo en un recodo del camino con esta amplia visión de la Sierra de Espadán: Puntal del Aljub, Batalla, Bellota, Espadán, Rápita y una cima del Alto Mijares: Turio.
Echamos también un vistazo hacia Onda.
Y seguimos disfrutando de las vistas sobre la Sierra de Espadán.
Tampoco se nos escapó el pico de Santa Bárbara de Pina, más modesto que Penyagolosa, pero con mucho encanto y personalidad también. Nos gusta mucho. Tiene unas vistas excepcionales. Ninguna montaña a su alrededor le hace sombra y es visible también desde muchos puntos con sus 1406 msnm.
En otra dirección vemos otra cima que aún no hemos visitado. Se trata del Tis (1312 m) en Villahermosa del Río.
Salimos a la carretera de Lucena a Argelita (CV-193) . La seguiremos durante unos tres kilómetros y medio, cuando nos desviaremos a la izquierda después de almorzar en el Juncar.
Pero antes pasamos por varias masías.
El Mas del Moro.
Aquí vemos con agrado que hay casas muy bien rehabilitadas
Algún campo como éste de almendros aún labrado nos alegra la vista con sus flores.
Alcanzamos el alto del Mesón.
A poco más de un kilómetro del Mas del Moro, vemos el Mas del Perxano, que ofrece esta bonita estampa, con el Penyagolosa de fondo.
A medio kilómetro del Mas del Perxano nos acercamos al borde del camino para asomarnos a un balcón natural sobre la impresionante Muela del Buey Negro que vemos en la foto, donde apreciamos los restos de la muralla del castillo que aquí hubo.
También vemos el importante tajo del barranco del río Villahermosa en este punto.
En este mirador natural Vicente Olucha nos inmortalizó en esta foto. (Foto de Vicente Olucha)
Hacia el este el sol aún no terminaba de ganar del todo a la noche. Algunas nubes también lo impedían y daban la impresión de estar soltando algo de lluvia.
El Penyagolosa ya va asomando y pasará a ser protagonista principal en breve.
Seguimos la carretera y dejamos a nuestra derecha las casas del Mas del Barbero.
Cómodo caminar por la carretera que hace que el grupo vaya más o menos compacto.
Aproximadamente a los trece kilómetros y medio llegamos a la primera parada importante de la ruta en la que aprovechamos para almorzar. Se trata del Mas del Juncar.
El almuerzo se realiza en el entorno de la Fuente de San Vicente en el Juncar.
Este panel cerámico junto a la fuente, nos recuerda su nombre.
Almorzamos en este punto en el que además de lo que cada uno llevamos en la mochila, la organización aporta un interesante avituallamiento que nos viene muy bien a todos. Nuestro agradecimiento a la organización.
Descanso que nos viene muy bien y que todo el mundo aprovecha de la mejor manera posible.
Tras el almuerzo proseguimos nuestro camino. A escasos cien metros dejamos la carretera por la Cañada Real de Aragón que estamos siguiendo.
A escasos metros de la carretera encontramos el Mas de Panolla.
Los grandes espacios se abren ante nosotros y en nuestro horizonte el Penyagolosa, actor principal de esta película.
Atisbamos cerca del camino este refugio de piedra en seco.
Los participantes se han reagrupado (foto de Emilio Romero)
El camino es amplio. El viento sopla con fuerza y eso hace que la sensación de frío nos haga ir abrigados.
"El viento es un caballo:
óyelo cómo corre
por el mar, por el cielo.
Quiere llevarme: escucha
cómo recorre el mundo
para llevarme lejos."
En este tramo encontramos bastantes masías, corrales o casas de labranza. La mayoría de ellas en estado ruinoso.
Otro ejemplo de corral o casa de labranza en estado de ruinas.
Precisamente, la visión de estas masías me llevó a reflexionar sobre este pasado relativamente reciente y escribí una entrada como sencillo homenaje a este tipo de vida tan austera, dura y sacrificada, prácticamente de supervivencia. Esta casa de la foto fue la portada de la entrada que os comento. Cada vez que realizo esta travesía fotografío esta casa.
Aquí la tenéis. Esta foto es del año 2012. En la foto actual se aprecia un mayor deterioro de la construcción.
Podéis pinchar en el enlace para leer el artículo.
En la zona de la cantera se hace un corto descanso para reagrupar a la gente y se aprovecha para hacer una foto de grupo. (foto de Emilio Romero)
Aprovechamos el descanso para realizar otra toma de Penyagolosa que definitivamente nos hechiza.
Dejamos el amplio camino y seguimos una estrecha senda que nos hace caminar en fila de uno.
Descendemos por la senda para volver a un ancho camino. Las vistas son excepcionales.
Siempre, los paisajes abiertos me sugieren versos o fragmentos de descripciones de libros de viajes, de lugares, etc. Por ejemplo, éste.
!Aire! ¡más luz, una planicie verde
y un horizonte azul que la limite,
sombra para llorar cuando recuerde,
cielo para creer cuando medite!
Manuel Gutierrez Nájera
Tramo cómodo de caminar y con preciosa perspectiva.
Y ¡cómo no! mi sombra acompañándome siempre.
"Entre el dudoso cortejo
de sombras, peregrinando
voy una sombra buscando."
Amado Nervo
Un poco más adelante pasamos por la fuente de la Penella. No tenía agua.
"Está la fuente muda,
y está marchito el huerto.
Hoy sólo quedan lágrimas
para llorar. No hay que llorar, ¡silencio!"
Y el Gegant de Pedra, gran imán que nos atrae inevitablemente.
Aquí vamos magnetizados por el Gegant.
Llegamos al puerto del Revolcador.
En este punto a nuestra izquierda se encuentra el término del Castillo de Villamalefa. A la derecha, el de Llucena.
Antes de cruzar se hace una pequeña parada de reagrupamiento.
Mientras esperamos nos entretenemos de nuevo con la imagen del Penyagolosa.
Enseguida cruzamos la CV-190 y seguimos por un pedregoso, incómodo y estrecho sendero que nos obliga a ir en fila india.
Salimos una vez más a la cañada Real de Aragón. Ahora el caminar vuelve a ser más cómodo después de la incomodidad del sendero que acabábamos de dejar.
No se nos escapa de nuestra mirada la imagen de un viejo y buen amigo: el Morrón de Campos de Montanejos.
Un grupo de buitres merodeó por encima de nuestras cabezas.
El camino y nuestro destino frente a nosotros.
Ya llegamos a otra gran masía en abandono. Se trata del Mas Quemado, en otro tiempo importante punto en la cañada Real de Aragón. Hoy en día relegado al ostracismo y la ruina.
Tratamos de imaginar esos tiempos pretéritos en los que esta gran masía tuvo vida y vivió su esplendor. Estas masías abandonadas y en ruinas son la clara muestra de que nada es eterno. Todo pasa y todo queda que dijo el poeta.
Este panel nos ofrece diferentes informaciones sobre el terreno en que estamos caminando. También encontramos una información sobre el Mas Quemado que leemos detenidamente.
El camino ancho y cómodo favorece que el grupo vaya más compacto. Pero todos caminamos en la misma dirección. Mirad al fondo el objetivo.
El precioso y mágico paisaje que estamos disfrutando nos ofrece elementos que nos hacen detenernos unos instantes. Por ejemplo este precioso pino de gran porte.
Otra parada esperada y de cierta duración es la del Mas del Campo, que vemos en la foto.
Aquí vemos al grueso del grupo recargando pilas. Llevamos unos veinticuatro kilómetros y aún nos quedan otros dieciséis.
Tras el descanso, retomamos el camino. El viento sopla con cierta virulencia y además es frío, lo que nos hace ir abrigados.
Pasamos junto al Mas del Campo.
Del Mas del Campo nace una bonita senda con excepcionales vistas sobre Penyagolosa.
La senda obliga también a la marcha en fila india.
En este tramo de senda vemos una de las panorámicas más bonitas del Penyagolosa en esta ruta.
El estrecho sendero vuelve a salir a una amplia pista que va a ir subiendo en altura de manera gradual.
Vemos asomar por encima de una loma el perfil del Tis.
Y una imagen más de esta bella montaña que tanto nos atrae, hasta el punto de repetir una y otra vez esta subida desde Fanzara.
Este tramo de pista ofrece maravillosas vistas del Penyagolosa y siempre que venimos aprovechamos este fabuloso escenario para inmortalizarnos en una foto.
Casi la totalidad del grupo nos ha adelantado. No tenemos prisa. Caminar por estos parajes es algo muy especial que nos gusta disfrutar pausadamente.
Hasta nos detenemos una y otra vez ante la majestuosidad del coloso.
Dejamos la ancha pista y giramos a nuestra izquierda para coger un sendero.
Este sendero también nos ofrece vistas de este paisaje tan especial, tan agreste, tan solitario...
Y no dejamos de tener la referencia de Penyagolsa a vista.
Encontramos un desprendimiento que ha cerrado un corto tramo de senda. Este es un ejemplo más de que la naturaleza es dinámica, cambia contínuamente.
La senda tiene un tramo muy vistoso. Hace una curva pronunciada para salvar el barranco y desde esta parte del sendero vemos enfrente el tramo por el que debemos ir al hacer el giro. También pensamos en la subida que nos espera.
El sendero nos lleva hasta la balsa de casa Ximo, Ahora está vallada. en otro tiempo la aprovechábamos para relajar los pies en el agua fría que contenía. En esta ocasión además de estar vallada, esta vacía.
En anteriores ediciones la parada en la balsa era una parada de cierta duración porque los participantes aprovechaban para refrescar los pies
Desde nuestra posición mientras nos reagrupamos, vemos las ruinas del Mas de Aragón ubicado en lo alto de una montaña.
También nos entretenemos con este estilizado abeto. ¿Lo adornarán por Navidad?
"Tú querías que yo te dijera
el secreto de la primavera.
Y yo soy para el secreto
lo mismo que es el abeto.
Árbol cuyos mil deditos
señalan mil caminitos."
Federico García Lorca
Tras la pequeña parada el grupo retoma el camino. Este tramo en contínua subida se hace algo pesado. Llevamos veintiocho kilómetros y los pies, las piernas, las rodillas, las caderas...se empiezan a quejar, aunque decidimos hacer caso omiso y seguir disfrutando de este paisaje tan agreste, solitario y espectacular.
Hasta mi sombra acusa el cansancio, pero tampoco se queja.
"La
tarde todavía
dará incienso de oro a tu plegaria,
y quizás el cenit de un nuevo día
amenguará tu sombra solitaria."
Antonio Machado
Nos llamó la atención la ladera de la montaña que teníamos enfrente. Parecía que un pequeño ejército de enebros ascendía por la ladera.
¡Impresionante!
"Excelso monte, cuya verde cumbre
pisó difícil poca planta humana,
aunque fuera mejor que fuera llana
para subir con menos pesadumbre…"
Lope de Vega
El grupo, con la subida, se ha disgregado.
“Sabe
Platero que, al llegar al pino de la Corona, me gusta acercarme a su tronco y
acariciárselo, y mirar el cielo a través de su enorme y clara copa…” (“Platero
y yo”, J. R. Jiménez)
Los caballos a su ritmo, siempre haciéndonos compañía.
"Andando.
Dejad atrás los caballos,
que yo quiero llegar tardando
(andando, andando)
dar mi alma a cada grano
de la tierra que voy rozando."
Juan Ramón Jiménez
¿Cuántas van ya? No nos cansamos de verla. ¿Hechizados acaso?
Enfilamos el barranco del Collado o de la Abuela como se oye entre los senderistas participantes.
Recuerdo este tramo de otras ocasiones como el más pesado de la ruta. Tal vez sea por los kilómetros que llevas en las piernas ( aproximadamente treinta kilómetros) y porque es en subida hasta llegar a la masía del Collado. (foto de Emilio Romero)
El barranco es bonito, pero se hace algo duro por el kilometraje que llevamos o por tramos como el de la foto con piedras sueltas que dificultan caminar y por supuesto porque vamos subiendo.
Dejamos el barranco antes de llegar a su cabecera y subimos hacia la derecha. La subida la hacemos parsimoniosa y con pasitos cortos y lentos. La veteranía nos dice que de esa manera se sube sin sobresaltos ni contracturas.
En el último tramo de subida apreciamos el antiguo empedrado que casi se ha perdido.
Eso nos hace imaginar otros tiempos en los que el sendero estaría mucho más concurrido de lo que lo está ahora.
La subida se nos hace eterna. ¿Aún tenemos que subir hasta allí?
Alcanzamos el plano en el que se enclava la masía del Collado.
Esta reliquia de coche sigue intacta desde que hice la ruta por primera vez.
Ciertamente, el metal tarda muchísimo en desintegrarse. Aquí está la prueba.
Poco más arriba de la Masía del Collado, en la pista, se realiza la parada de la comida. Hemos de reponer fuerzas, aunque sólo nos quedan poco más de siete kilómetros, aunque se hacen eternos.
Último avituallamiento por parte de los organizadores. (foto de Emilio Romero)
Una manada de vacas nos hizo compañía mientras comíamos. Aunque en realidad parecían ajenas a nuestra presencia.
Una sencilla comida para acometer el último tramo de la travesía.
Si hasta aquí más o menos se intentó una marcha agrupada (no fue así en varios tramos de la ruta), después de la comida fue una desbandada en toda regla. La gente fue partiendo cuando le vino en gana, lo cual nos extrañó porque según el guía la idea y la esencia de la travesía es hacerlo en gran grupo. A mí particularmente me daba lo mismo, pero como horas antes se quejó con muy mala educación e insultos a alguno por haberse adelantado unos pasos en espera de que llegara el gran grupo, me pareció que a partir de aquí ese espíritu gregario que propugnaba el guía ya no importaba.
Enfilamos desde aquí el último tramo hasta Sant Joan. Podemos hacerlo por pista, o siguiendo el PR que alterna tramos de la pista y tramos de senda. En nuestro caso, en esta ocasión, elegimos la primera opción más adecuada a nuestro estado físico. Hemos combinado ambas opciones en otras ediciones.
Nos quedan unos cuatro kilómetros de pista. ¡Vamos a por ellos! (foto de Rafa Lafuente)
La pista asciende bastante en pocos metros. El viento sigue soplando fuerte y la sensación de frío que hemos tenido durante todo el día se mantiene. Desde nuestra altura, vemos la población de Xodos.
A la naturaleza le podemos aplicar muchos calificativos. En este caso, uno que le viene como anillo al dedo es de "original".
Seguimos caminando por esta bonita pista, rodeados de monumentales pinos.(foto de Emilio Romero)
Por fin, llegamos a la Banyadera. En las primeras ediciones a las que acudí, desde aquí opcionalmente se subía hasta el Penyagolosa. Yo lo hice en varias ocasiones. Desde que no existe la posibilidad de pernoctar en Sant Joan no se puede subir porque hemos de coger el autobús que nos baja a Fanzara.
Desde la Banyadera miramos con deseo la cima del Penyagolosa. Pero hoy no subiremos.
Desde la Banyadera cogemos la preciosa senda que baja hasta Sant Joan por el barranco de la Pegunta.
El mágico sendero en tres kilómetros nos dejará en Sant Joan.
"Si te pierdes en la vida
sigue a tus sueños y verás
que ellos saben el camino.
Ellos saben llegar."
Mägo de Oz
La magia, el silencio, el embrujo...se respira por todos los rincones de este bello bosque que puebla el barranco de la Pegunta. No los vemos, pero los intuimos. Seguro que gnomos, hadas, elfos, ninfas...nos miran expectantes y vigilan nuestro paso por su bosque. Pero saben de sobra que no constituimos ningún peligro para ellos.
Majestuoso.
"Pinar, tengo miedo
de pensar contigo;
miedo de acordarme,
pinar, de que vivo."
Gabriela Mistral
A lo largo de todo el sendero encontramos paneles como el de la foto que nos informan de la flora específica del barranco.
A pesar del cansancio, aún nos quedan ganas de entretenernos en la contemplación de estas florecillas moradas. No todo son montañas o Penyagolosas, hay también mil de detalles que nos llaman la atención y nos hacen disfrutar de lo que hacemos: caminar.
"Santa florecita, celestial renuevo,
que hiciste mi alma una primavera,
y cuyo perfume para siempre llevo:
¿cuándo en mi camino te hallaré de nuevo?"
Amado Nervo
Nos detenemos en la Font Nova (fuente Nueva) y bebemos de su fresquísima agua.
De nuevo la naturaleza nos da muestras de su fuerza. Es capaz de obtener sin artificios, un agua pura y fresca.
¡Mágico!
"Yo voy soñando caminos
de la tarde. ¡Las colinas
doradas, los verdes pinos,
las polvorientas encinas! ...
¿Adónde el camino irá?
Yo voy cantando, viajero
a lo largo del sendero...
—La tarde cayendo está—."
Antonio Machado
Otros paneles más grandes como el de la fotografía informa de actividades que se realizaban con materiales del bosque. Por ejemplo, una actividad que se realizaba con la resina de los pinos para obtener colas y pegamentos. De aquí lo de barranco de la "Pegunta".
Un goce para los sentidos caminar por parajes como éste. Un placer indescriptible que hay que vivir.
Aunque hemos notado la falta de lluvia que hace que el barranco pierda algo de encanto. (foto de Emilio Romero)
Ya casi al final, cruzamos este puente de madera sobre el seco barranco de la Pegunta.
Al inicio del recorrido por el barranco este panel informativo nos da razón de la flora y fauna que habita en este paraíso.
Punto de información al inicio del barranco. En nuestro caso es el final.
Ya sólo nos quedan unos metros por pista hasta alcanzar el ermitorio de Sant Joan.
Y llegamos a nuestra meta. Objetivo conseguido.
Foto de los tres mosqueteros que da fe de nuestra llegada a Sant Joan sanos y salvos, un poco perjudicados como es lógico y más con los años que llevamos ya a cuestas. Pero ha valido la pena disfrutar de un día tan intenso y a pesar del guía.
El ermitorio está en fase de restauración. Esperemos que para el año 2025 esté terminada la reforma y nos permita la pernoctación como sucedía antes.
Esperemos que la salud nos permita poder realizar una nueva subida hasta Sant Joan. Aún queda un año y en ese tiempo pueden pasar muchas cosas. Pero soñar es gratis y a veces es bueno algo de locura que nos empuje a realizar cosas que si las pensamos demasiado no haríamos.
“Casi
nada de cuanto ocurre es imposible, si ha ocurrido. Tal vez sea improbable o
inexplicable en apariencia, pero no imposible.” (Arturo Pérez Reverte, “El problema
final”). Si ha ocurrido que hemos terminado enteros es que no es imposible. Lo volveremos a intentar.
La ruta en el mapa.
La ruta en Wikiloc
Enhorabuena por disfrutar otro año más, y gracias por tu reportaje escrito y fotográfico, y lo que tú dices fuerza para el año que viene
ResponderEliminar¡Hola! Gracias por tus deseos. Me alegro mucho que te haya gustado el reportaje, lo hago con cariño. Es una ruta que aprecio mucho.
EliminarUn saludo.
Hola Emilio, pedazo de post, no te has dejado ningún detalle ;), me alegro que te hayas recuperado, y haber finalizado la travesía, con tu presencia hacemos más grande la Travesía, gracias.
ResponderEliminar¡Hola, Vicente! Muy amable por tus palabras. La subida de Fanzara a Sant Joan es, sin duda, mi favorita. Iría todos los años. Espero poder seguir yendo aún algún año más y seguir disfrutando de esta gran ruta que es posible gracias a vuestro esfuerzo.
EliminarUn abrazo.