AÍN: CERRO GORDO, PEÑABLANCA, COLL DE BARRES (16/3/2024)
"Ahín
tiene el viejo encanto de esos pueblecitos evocadores de una larga historia,
situados en rincones privilegiados, muy aptos en verano para el reconfortante
descanso y el contacto con el límpido aíre lleno de esencias silvestres que
matiza la enriscada y solemne sierra Espadán." (Luis
Gispert, “ Caminando por la sierra de Espadán”) Nuestra relación con Aín va teniendo ya tintes sentimentales. Su atractivo es tan grande que no podemos evitar volver aquí una y otra vez para disfrutar de este entorno "enriscado y solemne", como dice el maestro Luis Gispert, de esta preciosa sierra.
Hacía mucho tiempo, doce años concretamente, que no subíamos al Cerro Gordo y a Peñablanca (también Peñas Blancas). Pues qué mejor excusa para volver a nuestra querida Aín para volver a estas dos cimas que ofrecen unas estupendas vistas en 360ª. Íbamos a realizar una bonito recorido en esta Sierra de Espadán (en Espadán ninguna ruta defrauda) que nos llevaría desde la población de Aín hasta las cimas de Cerro Gordo y Peñablanca. Desde esta última, descenderíamos hasta el coll de Barres y volveríamos a Aín siguiendo el GR-36. En la ruta también transitamos por tramos del PR-CV 63.6 y el SLV 27.
Ahora se nota mucho el día y aunque se vea mucha luz, era una temprana hora, una hora ideal para iniciar nuestra ruta de hoy. Dejamos el coche en el amplio aparcamiento que se encuentra en la entrada de Aín. Desde aquí comenzaríamos nuestra ruta.
Como hacemos habitualmente, posamos para las cámaras en la foto de grupo antes de salir.
De izquierda a derecha, Emilio Romero, Rafa Lafuente, Rafa Sornosa y un servidor.
Nos dirigimos hacia la población, que habremos de cruzar y encontramos este bonito panel cerámico que nos informa que es una de las poblaciones de la Mancomunidad Espadán-Mijares.
Al lado, uno más moderno y reciente.
Entramos en Aín y pasamos por delante de su Ayuntamiento.
Y callejeamos plasmando alguno de los bonitos rincones que encontramos en sus estrecha calles.
“Tiene
calles de ascendencia moruna, retorcidas, estrechas, con planos donde se recrea
el sol y juegan las sombras. Calles espléndidas de asfalto, en pendiente, que
conservan su viejo sabor..." (Luis Gispert, “ Caminando por
la sierra de Espadán”)
Salimos de Aín buscando el calvario. (foto de Emilio Romero)
Estas palas direccionales en la salida nos informan de que vamos a recorrer un tramo donde se solapan el GR-36 y el SLV 27.
Pasamos junto al calvario, donde se encuentra ubicada la ermita del Cristo.
Aquí vemos el edificio de la ermita.
Llegamos a este cruce donde seguimos por nuestra derecha siguiendo el GR-36.
Pasamos junto a una zona de picnic con la antigua piscina de la localidad.
El bonito camino transcurre paralelo al barranco de la Caridad y ya vamos disfrutando de bellos ejemplares de alcornoques.
Llegamos al icónico "Arquet", que forma parte de un acueducto para aprovechamiento del agua, elemento tan importante en Aín. De hecho existe una "Ruta del Agua". (foto de Emilio Romero)
El Arquet de Aín.
Pasando el Arquet, se encuentra el molino del Arco o del Arquet. En la actualidad tiene pinta de ser una casa rural.
El camino se estrecha y se convierte en sendero que transcurre rodeado de abundante vegetación.
Además de bellos ejemplares de alcornoques, encontramos también fenomenales ejemplares de pinos.
"Yo voy soñando caminos de la tarde. ¡Las colinas doradas, los verdes pinos, las polvorientas encinas! ... ¿Adónde el camino irá?"
Antonio Machado
En este siguiente cruce seguiremos por la derecha. dirección al castillo de Aín. Aquí dejamos el GR-36.
El sendero es precioso, no tiene desperdicio. Es inevitable detenernos a cada paso para disfrutar de un entorno tan maravilloso y eso que llevamos una gran temporada con sequía que desluce algo el paisaje.
(foto de Emilio Romero)
Ante ejemplares como el alcornoque de la foto nos detenemos maravillados. Nos encantan los alcornoques.
Pisamos piedras seculares. Nuestros pies lo notan, algo especial nos transmiten. Estas piedras nos hablan de un antiguo camino. Efectivamente es el antiguo camino de Aín a la Ibola.
"Así es mi vida,
piedra,
como tú. Como tú,
piedra pequeña;
como tú,
piedra ligera;
como tú,
canto que ruedas
por las calzadas
y por las veredas;"
León Felipe
En el siguiente cruce podemos, si queremos, ampliar la ruta. Por la izquierda subiríamos al castillo de Aín. Tras la visita, volveríamos hasta aquí y seguiríamos nuestro camino. En esta ocasión obviamos la subida porque ya conocemos el castillo de otras rutas.
A pesar de haberme encontrado habitualmente mariposas en las rutas, hacía tiempo que no era capaz de captar una de manera tan clara, como posando adrede para mí. Esta mariposa saltacercas (Lasiommata megera) tuvo a bien hacerlo para mí y se lo agradecí.
"¡Mariposa montés
y campesina,
mariposa serrana,
nadie ha pintado tu color; tú vives
tu color y tus alas
en el aire, en el sol, sobre el romero,
tan libre, tan salada!"
Antonio Machado
El sendero nos va subiendo hasta el collado de Íbola por un terreno empinado que va sacando lo mejor de nosotros mismos.
Algún tramo es bastante vertical y nos pone a prueba.
Pero lo vamos superando sin prisas pero sin pausas.
A nuestra derecha destacan las puntas de la Peña Pastor y a su izquierda la del Finestra o Gurugú.
Entre tanto verde el amarillo chillón de esta flor de diente de león es un fluorescente reclamo que no nos pasa desapercibido. Una belleza natural y sencilla, sin afectación.
"Voy camino de la tarde
entre flores de la huerta,
dejando sobre el camino
el agua de mi tristeza."
Federico García Lorca
Un ultraligero sobrevoló nuestras cabezas.
Y llegamos al collado de Íbola.
Por el sendero que vemos enfrente podríamos subir a la Peña Pastor, al Gurugú o al pico Espadán, pero esos no son nuestros objetivos de hoy.
Desde el collado podemos ver también la vertiente sur del Espadán.
Nuestro objetivo son el Cerro Gordo y Peñablanca. Para ello subiremos, por nuestra izquierda, por este sendero marcado con este poste. Seguiremos un tramo del PR-CV 63.6.
Apenas iniciado el sendero nos detenemos para fotografiar estas lechetreznas (Euphorbia characias)
cuya flor presenta ahora este curioso y exótico aspecto.
El sendero tiene buena pendiente. Comienza zigzagueando como se aprecia en la foto. Luego tendrá tramos mas rectos y por lo tanto con mayor pendiente. (foto de Rafa Sornosa)
Vamos alcanzando altura y empezamos a disfrutar de excelentes vistas del valle del Palancia.
En la fotografía las poblaciones de Segorbe y Altura.
Además de disfrutar del paisaje las paradas nos ayudan a recuperar la respiración. Aquí oteando el horizonte.
(foto de Emilio Romero)
"Desnuda está la tierra,
y el alma aúlla al horizonte pálido
como loba famélica. ¿Qué buscas,
poeta en el ocaso?"
Antonio Machado
En la foto anterior señalaba estos dos antiguos conocidos: el Refición y el Cullera.
Panorámicas excepcionales. (foto de Emilio Romero)
También vemos asomar Almedíjar.
Inevitable no detenerse a cada paso a captar tanta belleza. Al fondo, el perfil inconfundible del Espadán.
También miramos hacia el norte. Allí destaca sobremanera, con sus antenas, el Bartolo y a la derecha las Agujas de Santa Águeda.
El cordal que va desde la Peña Pastor (derecha) hasta el Espadán (izquierda).
Hacia el oeste resalta la solitaria cima de Santa Bárbara de Pina, inconfundible también.
La subidita se las trae, con tramos muy empinados y mucha piedra suelta. (foto de Rafa Lafuente)
Por fin alcanzamos la cima del Cerro Gorda (Tossal Gros). Este sencillo hito lo marca.
Desde aquí disfrutamos de excelentes vistas. Nos detendremos unos minutos para deleitarnos en su contemplación. (foto de Rafa Lafuente)
Después posamos para certificar nuestra hazaña. (foto de Emilio Romero)
Echamos un vistazo hacia el sur y la Sierra Calderona se nos presenta en su totalidad. De ella destacamos alguna de sus cimas más relevantes.
Tras unos minutos disfrutando de las alturas, hemos de proseguir hacia Peñablanca. Nos espera una bajada bastante empinada y desecha y después otra fuerte subida hasta Peñablanca. (foto de Emilio Romero)
Vetusto poste que marca el Cerro Gordo.
Vista hacia atrás desde donde venimos.
Detalle de la pendiente y lo descarnado de la senda de bajada de Cerro Gordo.
Vamos llegando a un collado. Enfrente se adivina la senda que a media altura bordea el pico Mosquera.
Ahora toca subir.
Encontramos un alcornoque de innumerables ramas que nos ayuda a descansar un poco y refugiarnos brevemente del sol. Rafa en el momento ganso de la ruta.
Subimos a otro collado: collado de Mosquera. (foto de Emilio Romero).
Desde aquí nos queda una buena pendiente y la emprendemos con ganas.
Un último repecho y estaremos en Peñablanca.
Paramos de vez en cuando para volvernos y disfrutar de las vistas.
Subiendo desde el collado de Mosquera.
A casi mil metros de altitud éstas son las vistas del valle del Palancia.
Soneja en la imagen.
Y alcanzamos la cima de Peñablanca marcada con un sencillo y destartalado hito.
Un amable corredor de montaña nos inmortalizó en Peñablanca.
Aquí hemos decidido parar para almorzar. Pero antes disfrutaremos unos momentos de este panorama inigualable. Pocas mesas de bares y restaurantes disfrutan de estas vistas.
También miramos al cielo. Las nubes de hoy estilo "Los Simpson", son muy llamativas.
"Daremos a las nubes que circundan los
flancos
de las altas montañas nuestro saludo atento,
y veremos cuál corren al impulso del viento
como un tropel medroso de corderillos blancos."
Aín y su castillo a vista de pájaro (no quiero decir con esto que yo sea un pájaro).
Ahora sí. Ya hemos montado la falla. A recuperar fuerzas, que falta nos hace.
Tras el reconfortante almuerzo en armonía con nuestros amigos, toca seguir nuestro camino.
Frente a nosotros se dibuja la senda que va por el cordal. A la derecha el puntiagudo Bellota. Más atrás y en el centro, el Puntal del Aljub.
El cordal es como un tobogán con pequeñas subidas y bajadas.
Vista atrás. Al fondo, Peñablanca.
Encontramos un pequeño pilón de término. Marca el de Almedíjar y el de Aín.
Llegamos al collado de Bellota. A la derecha subiríamos al Bellota. Pero nosotros seguimos por la izquierda para buscar el coll de Barres.
A pesar de que notamos que la sequía que padecemos se nota bastante en la sierra, aún encontramos ejemplares de helechos, que ya sabemos que son amigos de las zonas húmedas.
Vista de lo recorrido desde Cerro Gordo.
El sendero tiene bonitos tramos entre pinos.
Acercamos con zoom el castillo de Benialí.
Atisbamos también parte de Eslida y la urbanización de la Costera.
El tramo de bajada también presenta un suelo pedregoso y descarnado que nos hará tener cuidado de no resbalar.
De camino, más ejemplares de alcornoques, marca de identidad de esta preciosa sierra.
El Coll de Barres a un tiro de piedra.
Estas paletas marcan el collado. Ahora volveremos a Aín siguiendo el GR-36.
Seguimos un sendero a la izquierda con las marcas del GR-36 que sigue el antiguo camino de Aín a Chóvar y que nos devolverá a Aín.
Seguimos bajando por el GR que nos dejará en una pista.
Salimos a esta pista y seguimos por la derecha.
Al lado del camino nos podemos refrescar en la fuente de Los Nogales (Font dels Noguerals).
"A la fuente del amor,
piedra vieja entre altas rocas
-cita eterna, tarde roja-,
vengo con mi corazón."
Juan Ramón Jiménez
Seguimos el ancho camino que nos permite andar con comodidad. Una mariposa blanca precede nuestros pasos. La persigo con la esperanza de que se detenga y la pueda fotografiar. Pero no lo hace. Le lanzo varios disparos con la cámara y obtengo esta instantánea tan original y difícil de obtener al mismo tiempo: la mariposa y su sombra.
En esta bifurcación seguimos por la izquierda. Desde el coll de Barres siguiendo la pista llegaríamos hasta aquí. Si lo hacemos por el GR-36 como nosotros, acortamos la distancia.
Esta mariposa limonera (Gonepteryx rhamni), perfectamente mimetizada con el entorno, no se me escapó. Con el zoom de la cámara la pude captar.
"Tras una mariposa,
cual zagalejo simple,
corriendo por el valle
la senda a perder vine."
Juan Menéndez Valdés.
Caminamos en animosa marcha y distraída conversación. (foto de Emilio Romero)
Junto al camino, la Fuente de la Caridad. Se encuentra vallada porque de ella se capta el caudal de agua para la población.
Pasamos por el molino de Arriba (de Dalt), también de propiedad privada.
Pasamos por debajo del cerro donde se ubica el castillo de Aín. Desde aquí es visible la torre redonda.
Nunca estamos libres de sufrir el ataque de algún temible reptil. En este caso estuvimos a punto de ser atacados por esta enorme boa.
Nuevamente, en el Arquet. Ya nos queda poco. (foto de Emilio Romero)
Ya vemos Aín.
Entramos en el pueblo por la misma calle por la que salimos.
Disfrutamos del silencia, la tranquilidad, limpieza y belleza de sus calles. (Emilio Romero)
“Ahín, topónimo de fuente, de
agua, pueblo poético, notablemente
cantado por el fluir de frescas y amables fuentes. Aureolado por una
destacada estructura montañosa, por un interesante pintoresquismo que puede
hacer la delicia de cualquier fotógrafo o pintor al hallazgo de paisajes donde
la belleza se entronca con la apacible vida rural, con un silencio que parece
acunarse entre el rumor del agua.” (Luis Gispert, “ Caminando por la sierra de
Espadán”)
Antes de acabar, paramos a refrescarnos un poco. (foto de Emilio Romero)
Y acabamos donde empezamos. Otra ruta en nuestra querida Sierra de Espadán.
Hasta la próxima Aín. Seguro que no tardaremos en volver. Te queremos.
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