“Lo más interesante de una construcción empieza
a ocurrir cuando ya está terminada.” (Ingeniero Torroja en “La noche de los tiempos”, Antonio Muñoz
Molina) Algo parecido pasa con nuestras rutas, lo más interesante empieza a ocurrir cuando la hemos terminado. A partir de ese momento lo que hemos vivido en la ruta, lo que hemos experimentado, lo que hemos visto, lo que hemos pensado durante ella, las sensaciones recibidas...quedan grabadas en tu interior y pasan a formar parte de tu vida.
En esta ocasión realizamos una ruta circular desde La Drova que nos llevó hasta el Alto de Aldaia siguiendo un tramo del PR-CV 60 (Grado de homologación en la FEMECV: control de calidad negativo). Desde el Alto de Aldaia, disfrutamos de excelentes vistas sobre La Drova, sobre Barx, el Peñalba y el Mondúver. Después descenderemos del Aldaia y volveremos a la Drova siguiendo una preciosa senda que transcurre por el Barranco de Manesa que sigue la "Ruta Botánica dels Surers, Joan Pellicer" (ST-CV 1), una maravillosa y exuberante senda con alcornoques como principales elementos vegetales. Esta bonita senda nos dejará un buen sabor de boca, más si tenemos en cuenta que la mayor parte del recorrido hasta llegar aquí transcurre por sendas donde el monte bajo es la tónica general (coscoja, palmito, jaras...). Descendiendo del Aldaia y antes de llegar al barranco de Manesa, visitamos dos ventisqueros que recogían la nieve: el ventisquero "Clot de la Neu" y "La Nevereta".
Comenzamos nuestra ruta en la Fuente de la Drova. Hoy es algo más tarde de lo que suele ser habitual.
Por aquí pasa el Cañada Real de Castilla y el PR-CV 60.
Apenas descendidos del coche, nuestra vista se dirige a la "antenada" cima del Mondúver.
La tradicional e inevitable foto de grupo al inicio de la ruta.
De izquierda a derecha Rafa Lafuente, Ricardo Vivó y un servidor.
Comenzamos la ruta, que será en el sentido de las agujas del reloj, siguiendo un camino que sale desde la izquierda de la Fuente si la miramos de frente. Este tramos transcurre junto a campos de cultivo.
Un referente claro que vamos a ver en diferentes momentos de nuestra ruta: el emblemático Mondúver.
Pasamos junto a las "Basses de las Drova" construidas en el S. XVIII, que recogen agua para el riego, según reza un panel informativo junto a ellas.
A doscientos metros del inicio, dejamos la Cañada Real para seguir por la senda que marca este poste direccional y que sigue el PR-CV 60.
Comenzamos el sendero que irá en progresivo ascenso y que nos llevará hasta el Alto del Aldaia.
A nuestras espaldas, mientras empezamos a subir, La Drova y el Peñalva detrás.(foto de Ricado Vivó)
“No corras, ve despacio. Adonde tienes que ir es a ti sólo.” (Juan Ramón Jiménez)
Junto a la senda, la fuente de la Mongeta.
Seguimos encontrando paletas direccionales que nos van guiando, aunque no están en muy buen estado.
A medida que la senda asciende, tenemos una visión más amplia del emplazamiento de La Drova en el valle y la sierra del Mondúver si echamos un vistazo atrás.
El sendero sigue subiendo en busca del collado de los Caracoles. A nuestra derecha vemos las paredes del Alto del Collado de los Caracoles.
Llegamos al collado de los Caracoles. Enfrente, el Alto de la Selleta.
El collado está repleto de jarales, que esperan "otro milagro de la primavera".
“Están
los jarales bajos constelados de sus grandes flores vagas, rosas de humo, de
gasa, de papel de seda, con las cuatro lágrimas de carmín; y una calina que
asfixia, enyesa los pinos chatos.” (“Platero y yo”, Juan Ramón Jiménez)
Como comenté al principio, el PR-CV 60 está cancelado temporalmente por mostrar deficiencias en su señalización. Dichas deficiencias se han comunicado al promotor del sendero (Ayuntamiento de Barx) para que las subsane. Como veis en la foto, la marca de PR está prácticamente borrada. A su lado, vemos un punto rojo, que hemos visto en todo este tramo acompañando casi siempre a una señal de PR. ¿Será para marcar los puntos para volver a repintar las marcas del PR?
Todo la zona se encuentra llena de simas. Junto al sendero encontramos tres orificios que pertenecen al Forat de l'aire.
Aquí tenéis uno de esos agujeros de la sima.
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Desde el Forat de l'aire nuestra vista distingue vagamente a lo lejos, entre la neblina matinal, la cima del Montgó. (foto de Ricardo Vivó)
El sendero sigue en ascenso.
En todo este tramo hay evidencias de un incendio forestal, al parecer ocurrido en 2018.
Aquí podemos ver un ejemplo con diversos ejemplares de pinos quemados.
En este cruce, dejamos el PR que se dirige hacia el camino de Pinet. Nosotros seguimos a la derecha en busca del alto del Aldaia.
El terreno está formado principalmente por roca caliza. La solubilidad de este tipo de roca queda evidenciada en todo el recorrido con ejemplos como el de la foto, en la que apreciamos un agujero perfectamente tallado en la roca.
Coscojas y encinas forman parte también de este paisaje.
Este poste nos marca el desvío hacia el Alto del Aldaia.
Escasos metros después del poste anterior, encontramos éste otro. De seguirlo por la derecha llegaríamos en trescientos metros a la Sima del Aldaia, que obviamos y no visitamos.
Iniciamos la subida al Alto del Aldaia pisando también roca caliza y guiados por los puntos rojos que hemos visto en el recorrido.
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Hacia el sur vemos, también entre la neblina, la sierra del Benicadell y detrás la sierra Mariola, con el Montcabrer.
Alcanzamos el Alto del Aldaia, que está marcado con una vetusta pala de madera.
Tras el esfuerzo, nos vamos a dedicar a deleitarnos con las vistas que esta atalaya nos ofrece.
Esta primera vista de la Drova escoltada por el macizo del Mondúver con el Peñalva y el mismo Mondúver en los extremos nos ha recibido a nuestra llegada.
Cuando se corona una cima inmortalizamos el momento.
Nos extasiamos ante el panorama que divisamos.
“¡Qué
hermoso día!...Aire manso y tibio; cielo claro; las nubes replegadas sobre el
horizonte; el mar, azul, tendido, adormilado…, el bosque en silencio. ¡Qué
solemne tranquilidad! El paso del hombre no ensucia este cuadro grandioso y
puro.” (Conde de Laín en “El abuelo”, Benito Pérez Galdós)
Barx.
El Mondúver.
Tras disfrutar de las vistas, comenzamos a bajar en busca de un lugar resguardado del viento para poder almorzar en condiciones.
Encontramos un rincón que nos lo permitió y nos dedicamos a ello.
El almuerzo es siempre un momento especial de nuestras rutas. (foto de Ricardo Vivó)
Se desciende del Aldaia por el mismo camino de subida, pero los que pateamos la montaña sabemos que las bajadas son más peligrosas que las subidas y es donde más cuidados hemos de tener, aunque en este caso no fue de las bajadas más complicadas que hemos hecho. (foto de Ricardo Vivó)
Llegamos de nuevo al cruce en el que nos desviamos hacia el Aldaia. Ahora seguimos hacia la derecha.
Estamos aproximadamente en el kilómetro cuatro de la ruta.
Matorral bajo acompaña prácticamente todo el recorrido: coscojas, jaras, romero, alguna carrasca, algún pino...
Bosquecillo de carrascas.
Hasta llegar al barranco de Manesa veremos tres ventisqueros del S. XVIII utilizados para el almacenamiento y conservación de la nieve.
El primero que vemos está a escasos metros de la senda. Nos desviamos para verlo.
Se trata del Ventisquero del Clot de la Neu. Están cubiertos de vegetación y poco cuidados. Una pena que no se mantengan mejor conservados. Son vestigios del pasado que es importante conservar y no olvidar.
Apenas cuatrocientos metros después encontramos otra pala que nos lleva hasta un segundo ventisquero.
Este panel nos lo marca.
Como en el caso del anterior, éste también esta cubierto por vegetación, aunque se puede ver o intuir su estructura.
Otro resto solitario del incendio. No sabría explicar qué emociones me producen los árboles muertos y solitarios. Pero lo cierto es que siempre me detengo en ellos y alguna reflexión viene a mi cabeza. Influencias, supongo, del poema "A un olmo seco" de Machado. La poesía siempre ha estado presente en mi vida. Tal vez estos árboles solitarios y muertos representen muy bien lo que es nuestra vida.
“Ese
roble ya no da sombra, y sólo sirve para leña.” (Venancio en “El abuelo”,
Benito Pérez Galdós
Seguimos nuestro camino en busca del anhelado barranco de Manesa. Hemos leído que es un tramo muy exuberante y bonito. Las paletas direccionales la verdad es que necesitan de una reposición.
Alguna parada para realizar fotos para el recuerdo. Como dije en la presentación de la ruta, cuando se termina es cuando comienza lo más interesante: el recuerdo. Al fondo Barx y el Peñalva. (foto de Ricardo Vivó)
Apenas vimos flores en la ruta. El que me lee sabe que tengo cierta debilidad por ellas. Tal vez me encandila su sencillez, su perfección, su falta de presunción a pesar de la belleza innata que poseen. En esta ocasión vimos una mata de Globularia Alypum, comúnmente coronilla de fraile. Y nos detuvimos como era lógico y normal.
“Los
detalles pequeños, opinaba Sherlock Holmes, son mucho más importantes que los
grandes”. (Arturo Pérez Reverte, “El problema final”,
El sendero nos encaminaba hacia el barranco de Manesa. (foto de Ricardo Vivó)
En esta pala, comenzaremos el bonito tramo del barranco de Manesa, que alberga la "Ruta Botánica dels Surars, Joan Pellicer", una microreserva de flora
En este recorrido vamos a encontrar paneles informativos, como el de la foto,de la flora que podemos ver en esta miecroreserva. Por cierto, les falta un poco delimpieza.
Apenas a cien metros del inicio encontramos otro nevero, en este caso La Nevereta.
La verdad es que después del tipo de vegetación que habíamos encontrado hasta aquí, el barranco de Manesa era un oasis.
Los alcornoques (Quercus suber) son uno de los principales atractivos de la senda, como éste de la foto. Aunque he de decir sinceramente que acostumbrados a los bosques de la sierra de Espadán, estos parecían hermanos pequeños.
Panel correspondiente al alcornoque. Como dije antes, encontraremos muchos en el recorrido del barranco.
La verdad es que este tramo de senda fue muy agradable de caminar. La vegetación abundante es muy agradable y vistosa.
Además de alcornoques, también pudimos ver algunos pinos de gran porte.
“Donde quiera que paro, Platero, me parece que paro bajo el pino de la Corona. A donde quiera que llego-ciudad, amor, gloria-me parece que llego a su plenitud verde y derramada bajo el gran cielo azul de nubes blancas.” (“Platero y yo”, Juan Ramón Jiménez)
Era tan abundante la vegetación que en algunas partes formaba verdaderos túneles.
Caminar entre alcornoques es una maravilla.
Una sensación muy especial que vale la pena experimentar.
Además de los alcornoques, otro protagonista vegetal del barranco son los helechos. Pero desgraciadamente no presentaban el mejor aspecto. Estaban todos secos a pesar de ser una zona de umbría y relativamente húmeda.
Un recuerdo más, una vivencia más...sólo nos llevaremos recuerdos de este mundo, nada más. Guardemos muchos recuerdos para llevarnos. (foto de Ricardo Vivó)
El sendero desciende buscando el camino de Pinet.
En el camino de Pinet retomamos el PR-CV 60.
Vemos ya el camino de Pinet. Enfrente Barx y el Peñalva.
A nuestra izquierda, podemos ver desde el camino la nevera de Barx, En la foto la hemos ampliado con zoom. No nos acercamos a verla de cerca.
Salimos al camino de Pinet...
...junto a la fuente de Benita.
Ahora sólo nos queda seguir el camino sin desviarnos de él para volver a la fuente de la Drova desde donde partimos por la mañana para terminar la ruta.
A nuestra derecha observamos el alto del Aldaia, de donde venimos y desde donde hemos disfrutado de excelentes vistas.
Y aquí cerramos un círculo más. Una ruta más que añadir a nuestra ya larga lista.
Pero vamos a seguir con más mientras nuestro cuerpo (cada vez más estropeado) aguante.
“Lo esencial es adaptarse. Ya sé que a esta edad
es difícil, casi imposible.” (Mario Benedetti, “Primavera con una esquina rota”)
Debemos disfrutar de la montaña siempre de la manera más segura posible para evitar riesgos y accidentes. Para ello es importante que leas estos consejos sobre "Seguridad en la práctica de senderismo y emergencias en montaña"
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