“¿No
amáis las montañas? ¿No son vuestras amigas las montañas? ¿No produce su vista
en vuestro espíritu una sensación de reposo, de quietud, de aplacamiento, de
paz, de bienestar?” (Azorín, “España”) Vamos a contestar a estas preguntas retóricas de Azorín. Amamos las montañas, son nuestras amigas las montañas y su vista produce en nuestro espíritu sensaciones de reposo, quietud, aplacamiento, paz, bienestar...Por eso las buscamos semana tras semana y siempre que podemos. Las necesitamos en nuestra vida.
Nuestra pasión por la montaña nos llevó hasta Pavías para realizar una entretenida ruta que transcurre íntegramente por el Parque Natural de la Sierra de Espadán y por lo tanto sujeta a la normativa que rige el Parque. En este caso, nos lleva por bonitas sendas y caminos desde la población de Pavías (uno de los 24 municipios que componen la denominada Ruta 99 formada por pueblos cuya población no supera los 100 habitantes) hasta la de Matet (otra de esas poblaciones que componen la ruta 99), por el antiguo camino que unía estos dos pueblos de la Sierra de Espadán. En este tramo se superpone el PR-CV 63.5 (según la FEMECV no se han realizado controles de calidad en este PR en los últimos años). Una vez en Matet y visitado el pueblo (se puede almorzar en el bar) regresaremos a Pavías por el antiguo camino de Gaibiel, completando así una bonita ruta circular que nos hará disfrutar del paisaje de la Sierra de Espadán.
Llegamos a Pavías a primerísima hora de la mañana y un ambiente frío debido al fuerte viento que nos recibió.
"El gallo canta... Y la mañana impía
despierta con su luz a los humanos,
haciéndoles trocar delirios vanos
por el forzoso afán de un nuevo día."
Pedro Antonio de Alarcón
Algo ateridos nos dispusimos enseguida a realizar la habitual foto de inicio de ruta. De izquierda a derecha Rafa Lafuente, servidor y Emilio Romero. Por cierto, el fuerte viento tiró la cámara colocada en un trípode y tuvimos que repetir la foto varias veces.
Iniciamos nuestra ruta siguiendo la carretera hacia Torralba del Pinar.
Como comenté al principio, Pavías es una de las veinticuatro poblaciones de la Comunidad con menos de cien habitantes. Este escudo es el emblema de esas poblaciones.
Tras cuatrocientos metros por la carretera, se abre una explanada a la derecha con un poste vetusto con marca de pintura de PR. Se trata del PR-CV 63.5 que vamos a seguir hasta Matet. El PR recorre el antiguo camino que unía estas dos poblaciones.
Salvaremos un talud por estas rústicas escaleras con escalones de madera.
"Tuya esta escalera
por la cual, sin término,
subirás mi nombre,
bajaré mis versos."
José Pedroni
Un bonito y limpio sendero entre frondosos pinos se abre ante nosotros. Es una maravilla caminar por sitios como éste. Eso sí, el frío y fuerte viento nos helaba hasta el aliento.
“Por lo general el viento era suave y quizá por
eso los grandes árboles no discutían, sino simplemente intercambiaban
comentarios, cabeceaban con buen humor, me hacían señales de complicidad. (Santiago en “Primavera con una
esquina rota”, Mario Benedetti)
Antiguas piedras pavimentan los antiguos caminos, condenados al olvido.
El sendero va ascendiendo con suavidad por un mullido sendero.
Próximo al camino, los restos de un corral, vestigio también de un pasado no tan lejano pero que ya no volverá.
Pasamos por la partida de la Argüela.
Entre los pinos, junto al camino, aparece de vez en cuando bien un campo de almendros, como el de la foto, floreciendo tímidamente; bien un campo de olivos.
Otro vestigio de un paisaje rural ya perdido. Se trata de una calera utilizada para la extracción de cal.
En el trazado encontramos tramos de senda y tramos de pista, siempre entre pinos.
Entre las ramas de grandes pinos asoma la cresta del Alto del Pinar.
Hacia el sur no nos pasa desapercibida la Sierra Calderona.
Una segunda calera junto al sendero.
Y la altura alcanzada nos permite esta instantánea a vista de pájaro de la población de Gaibiel. Destaca en la ladera de la montaña, su castillo.
Ahora tenemos una perspectiva más amplia de la Sierra Calderona.
“El aire es fino y transparente, se ven en
toda la pureza de sus líneas los más distantes objetos. No tienen vegetación
las montañas, aparecen grisáceas, terrosas, azules las más lejanas.” (Azorín,
“España”)
Os muestro ahora con zoom alguna de sus cimas más emblemáticas.
...y nos deja en el collado Royo. Seguimos por el camino que vemos de frente.
Si no nos bastaba con los pinos, los almendros adornan la ruta con sus recientes y preciosas flores. ¿Cómo no detenerse ante una belleza tan evidente?
"Almendro de la gracia sorprendida,
regalo de un invierno;
almendro que haces puente esta mañana
entre mi alma y lo eterno."
Antonio López Baeza
A pesar de la sequía, hay zonas de la sierra que mantienen el musgo bastante verde, lo que muestra que esta Sierra tiene un microclima especial.
"Es de musgo mi barba trasparente,
ópalos desleídos son mi frente
y risa de las náyades mi canto."
Manuel José Othón
Cuando el desnivel se suaviza y el camino se ensancha, la conversación surge.
Un ramillete de belleza para alegrar la vista y el espíritu.
"A la primera luz que al viento mueve,
trágico ruiseñor en la ribera,
joven almendro erró la primavera,
y, anticipado, a florecer se atreve."
Lope de Vega
De nuevo, una bonita panorámica de Gaibiel.
Dejamos la pista para seguir un sendero a nuestra izquierda, de terreno de rojas areniscas y algo descompuesto.
En esta zona, encontramos la arenisca cubierta de líquenes.
Algún corto tramo nos obliga a tomar precauciones y bajar con cuidado.
Junto al camino, una de las típicas balsas-bebedero para animales.
De nuevo, un corto tramo de pista.
Enseguida volvemos a un sendero, donde encontramos de nuevo la evidencia de la antigüedad del camino que transitamos. Sus piedras así lo delatan.
Seguimos encontrando deterioradas marcas del tramo de PR que estamos recorriendo.
Salimos ya a un amplio camino que no dejaremos hasta llegar a Matet.
En este tramo, estaremos acompañados de olivares con algunos excelentes ejemplares de olivos.
"¡Cuántos siglos de aceituna,
los pies y las manos presos,
sol a sol y luna a luna,
pesan sobre vuestros huesos!"
Miguel Hernández
A un tiro de piedra vemos Matet. Destaca la torre del Pilón, encaramada en el montículo con el mismo nombre.
Seguiremos encontrando también campos de almendros.
"Voy camino de la tarde
entre flores de la huerta,
dejando sobre el camino
el agua de mi tristeza."
Federico García Lorca
A las puertas de Matet, resalta la torre del Pilón, torre defensiva de origen árabe del S.XI, emblema de la población.
“Mirad
bien estas casas: todas tienen ventanas; pero entre todas habrá una con una
ventana pequeña, misteriosa, que hará que vuestro corazón se oprima un momento
con inquietud indefinible…Yo no sé lo que tiene esta pequeña ventana; si
hablara de dolores, de sollozos y de lágrimas, tal vez al concretarla, no
expresaría mi emoción con exactitud; porque el misterio de estas ventanas está
en algo vago, algo latente, algo como un presentimiento o como un recuerdo de
no sabemos qué cosas…(Azorín, “Las confesiones de un pequeño filósofo”)
Entramos en Matet. El silencio envuelve la población .
Vemos asomar a nuestra izquierda la ermita de Santa Bárbara.
Ruamos por Matet buscando el bar del pueblo y aparecemos frente al Ayuntamiento. En este punto, Rafa encuentra el momento adecuado para hacer la gansada del día a la que nos tiene habituados.
Entramos en el Bar Antonio, y repusimos fuerzas antes de regresar a Pavías.
Sencillo pero suficiente.
Tras el almuerzo, volvemos a ruar por Matet buscando la salida del pueblo. Pasamos por la plaza de la iglesia. Aquí se yergue la iglesia de San Juan Bautista
También a la salida de Matet encontramos nuevamente la torre del Pilón.
Antes de salir, esta fuente con cinco caños, no clorada. Imagino que como todas las fuentes no cloradas pero de las que se ha bebido toda la vida.
Salimos por este camino rural.
El camino desciende y cruza la rambla de Gaibiel. En unos dos kilómetros y medio enlazaremos con el camino de Gaibiel a Pavías.
Los olivares acompañando siempre el camino. Esos olivos que fabrican ese preciado oro líquido que es el aceite de Espadán.
"Los olivos grises,
los caminos blancos.
El sol ha sorbido
la color del campo;
y hasta tu recuerdo
me lo va secando
este alma de polvo
de los días malos."
Antonio Machado
El camino sale a la CV-213 que lleva a Gaibiel, que seguiremos quinientos metros.
Nuestra sombra, compañera de fatigas, siempre a nuestro lado.
"Sombra, irás a la sombra que te aguarda
fatal en el confín de tu jornada;
piensa que de algún modo ya estás muerto."
Jorge Luis Borges
Abandonamos la carretera por otro camino que sale a la derecha.
El campo aún no se ha vestido de primavera.
Volvemos a cruzar la rambla de Gaibiel.
Aquí enlazamos con el camino de Gaibiel a Pavías, que en este primer tramo se encuentra cementado. Tiene una buena pendiente que nos hace emplearnos con cierto afán.
Desde aquí el camino se solapa con un tramo del PR-CV 417 "Parajes de Gaibiel" y con el PR-CV 63.4 "Antonio Ponz. "De Pina a Matet" (este sendero tiene un control de calidad negativo en la FEMECV) casi unos dos kilómetros.
La subida es constante, aunque más cómoda que lo que suele ser por senda.
Dejamos un poco más abajo una intersección. Y aquí dejamos ésta otra y seguimos por el camino que llevamos. En este cruce el PR-CV 417 (control de calidad positivo según la FEMECV) se va hacia la izquierda. Nosotros seguimos de frente.
El camino pierde el cemento y se convierte en camino de tierra, siempre protegido por una frondosa pinada.
Vistas durante el camino de una parte de la Sierra de Espadán.
Aproximadamente a los trece kilómetros de ruta, el camino se convierte en una bonita senda que nos llevará en poco más de dos kilómetros hasta Pavías.
"Érase un verde bosque de eterna primavera,
y érase un niño iluso que vagaba al azar...
El niño entró en el bosque siguiendo una quimera;
entró en el bosque... Y nadie lo ha visto regresar."
José Ángel Buesa
Echamos un último vistazo a Matet. Nos despedimos hasta una nueva ocasión.
Nuevamente, vistas hacia la Sierra Calderona, como vimos horas antes.
El sendero sale a esta pista y la cruza para seguir de frente.
Paz, silencio, tranquilidad, ráfagas de viento ya no tan frías como esta mañana, aromas de monte...son algunas de esas sensaciones que se quedarán para siempre con nosotros cuando hayamos terminado la ruta.
“Me gusta el viento. No sé por qué, pero cuando
camino contra el viento, parece que me borra cosas. Quiero decir: cosas que
quiero borrar.” (Gabriela, Mario Benedetti, “Primavera con una esquina rota”)
Ya tenemos a Pavías a la vista.
Salimos de nuevo a la carretera de Torralba, pero ahora más abajo del desvío que tomamos por la mañana. Un giro a la izquierda y habremos finalizado nuestra ruta.
Entrando en Pavías encontramos este escudo.
Y rematamos donde empezamos y ponemos punto y final a una nueva ruta, una más y una menos, como todo en la vida.
Como dije al empezar la descripción de la ruta todo lo que hemos sentido y vivido en ella se quedará para siempre con nosotros. Es ese bagaje personal que es lo único que nos llevaremos cuando partamos a la ruta final.
"Andar y andar, siempre andando nada más que por
andar.
No vine a explicar al mundo solo vine a tocar."
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