Enseguida a descansar que al día siguiente teníamos nuestro bautismo de fuego.
"El dormir es como un puente
que va del hoy al mañana.
Por debajo, como un sueño,
pasa el agua, pasa el alma."
Juan Ramón Jiménez
Como suele ser habitual, el peregrino madruga para aprovechar el día. Antes de iniciar el camino, echamos un vistazo a la ciudad que aún duerme.
Ahora toca buscar dónde desayunar. Nunca se sabe cuándo podrás volver a comer algo.
Éste fue nuestro sencillo desayuno.
Nuestro camino empieza en la Plaza Virgen de la Encina, donde se encuentra situada la Basílica que lleva ese mismo nombre.
Entre la Basílica y otro edifico, vemos las montañas nevadas. Eso explica el frescor de la mañana.
Frente a la Basílica se encuentra la escultura de un caballero templario que evoca la leyenda según la cual, durante la construcción del castillo, encontró la imagen de una Virgen en el hueco de una encina, escondida siglos atrás para evitar el peligro sarraceno. La Virgen que se encuentra en la Basílica sería esta "Virgen de la Encina" encontrada por el templario.
Aquí posamos para la posteridad los peregrinos que vamos a trasegar los ancestrales caminos que llevaron a Santiago a tantos y tantos peregrinos durante siglos.
De izquierda a derecha: José Pascual, Urbano, servidor, Iñaki, Alberto, Enrique y Voro.
"El rojo sol de un sueño en el Oriente
asoma.
Luz en sueños. ¿No tiemblas, andante peregrino?
Pasado el llano verde, en la florida loma,
acaso está el cercano final de tu camino."
Antonio Machado
Vamos buscando la salida de Ponferrada y en nuestro camino pasamos junto al Museo de la Radio promovido por el periodista Luis del Olmo, natural de Ponferrada.
Y volvemos a pasar junto a las murallas del castillo, ahora sin iluminación.
Decimos adiós al "Nazareno Lambrión" que seguramente acaba ahora su ronda.
Y enfilamos la Avenida del Castillo.
La Avenida desemboca en la rotonda del Crucero. Se trata de la Cruz de Miranda.
Seguimos hacia la derecha y enseguida encontramos un mojón que nos indica la dirección. El camino está bien señalizado y nos vamos a encontrar muchos mojones como éste que nos van a ir guiando en nuestro caminar.
Salimos de Ponferrada buscando el puente sobre el río Boeza.
Aquí lo tenemos, el viejo puente medieval que cruza el Boeza paralelo a uno más moderno que lleva el tráfico.
"Lloren los ojos del puente
las aguas de treinta ríos;
que el puño de la corriente
rompa en el mar los navíos."
Rafael Alberti
Y aquí tenemos las aguas del río Boeza corriendo a tributar sus aguas en el caudaloso Sil escasamente un kilómetro más abajo.
Tras pasar el puente seguiremos por la derecha paralelos al río hacia lo que fue el burgo Boeza.
Las bellas flores de este endrino (Prunus spinosa) nos saludan a nuestro paso.
En este punto confluyen las agua del Boeza con el Sil.
No podía abandonarnos nuestra sombra, compañera de andanzas, como si de un leal Sancho se tratara junto a Don Quijote. La sombra del peregrinos siempre la tiene delante porque camina hacia el oeste.
El Sil bajaba con fuerza, caudaloso, raudo, no sabemos por qué. Su prisa por llegar al Miño era evidente.
"En mi patria hay un monte.
En mi patria hay un río.
Ven conmigo.
La noche al monte sube.
El hambre baja al río.
Ven conmigo."
Pablo Neruda
Encontramos bastantes cerezos en el camino. No éramos los únicos embaucados por la belleza de sus flores.
"Es la primera, al desperezo
de un amor todavía leve,
la temprana flor del cerezo
que se mezcla a la última nieve."
Leopoldo Lugones.
A nuestra derecha nos queda Ponferrada. Nosotros, en cómodo ascenso, vamos bordeando el monte Pajariel.
Estas preciosas florecillas que nos han entretenido unos momentos tienen el nombre científico de Primula acaulis, comúnmente Primavera o Flor de San José. Su pronta floración le confiere ese bonito nombre de "Primavera".
"Entre las hierbas alguna humilde flor ha nacido,
azul o blanca. ¡Belleza del campo apenas florido,
y mística primavera!"
Antonio Machado
Sigue nuestro plácido caminar entre tierras de cultivo con árboles frutales y viñedos.
Las viñas, con su variedad de uva "mencía", nos acompañarán durante gran parte de nuestro camino.
Pasamos por un trecho encajonado del camino que se conoce con el nombre de el "Calellón".
Seguimos viendo nieve en las cimas más altas. Seguramente, de haber venido la semana anterior nos hubiéramos topado con frío y nieve.
El camino entra en la localidad de Toral de Merayo, pedanía de Ponferrada.
Caminar por las calles de estas poblaciones es un verdadero encanto.
En este curioso rincón nos llama la atención esta minúscula portezuela.
¿Qué historias esconderá detrás?
Curioso pozo en mitad de la calle a modo de rotonda y enmarcando un mojón del camino.
La población está formada por dos barrios, el de Toral y el de Merayo, unidos por este puente medieval de tres ojos sobre el río Oza, afluente del Sil, y que desemboca en él cerca de aquí.
Nos informan que en la plaza el Nogaledo encontraremos un bar donde poder almorzar.
Al fondo vemos la ermita del Santo Cristo del Nogaledo.
Dos cigüeñas en su nido coronan el campanario de la iglesia.
¿Si a los niños los trae la cigüeña es que vienen de Toral de Merayo?
Efectivamente pudimos pegar un bocado, cosa que no íbamos a poder hacer en todas las etapas.
Tras reponer fuerzas, seguimos nuestro peregrinar. Pasamos junto a la ermita del Santo Cristo del Nogaledo.
Esta casa es un ejemplo típico de las construcciones del Bierzo. El techo de pizarra y estas balconadas son características típicas de las casas de esta comarca.
Seguimos ruando por Toral de Merayo buscando la salida.
Poco antes de dejar la población pasamos por la iglesia del Salvador, de estilo neoclásico.
De nuevo, campo y aire libre para disfrutar de caminar.
La flor de diente de león en dos fases diferentes.
¿Y estas preciosas margaritas que de niños tanto utilizábamos como medio de adivinación arrancando sus pétalos mientras decíamos...¿Me quiere, no me quiere, me quiere, no me quiere...?
¡Y qué decir de esta solitaria amapola!
"Novia del campo, amapola
que estás abierta en el trigo;
amapolita, amapola,
¿te quieres casar conmigo?"
Juan Ramón Jiménez
Los cerezos en plena floración se llevan la palma de la belleza.
"Es la primera (belleza del año), al desperezo
de un amor todavía leve,
la temprana flor del cerezo
que se mezcla a la última nieve."
Leopoldo Lugones
Caminando entre viñedos. Nos toca sortear algún tramo encharcado. Pero eso es lo de menos.
Disfrutamos el camino igualmente.
Entre viñas descendemos hasta Villalibre de la Jurisdicción.
Entramos en Villalibre de la Jurisdicción pasando por el cementerio. Es un hecho bien conocido por los peregrinos que "cuando el camino pasa por un pueblo siempre se entra o se sale por el cementerio." ("Los Camino de Santiago". José Fernández Arenas)
Nuevamente estas casas típicas del Bierzo con esas balconadas con balaustrada de madera.
Las ventanas siempre tienen algo especial. Detrás de ellas se esconden otras vidas y a saber qué historias. Por eso siempre me detengo en algunas que me llaman más la atención.
"Yo no sé lo que tiene esta pequeña ventana; si
hablara de dolores, de sollozos y de lágrimas..."
(Azorín, “Las confesiones de un pequeño
filósofo”)
Los escudos de armas en las fachadas de las casas evidenciaban que esa familio venía de linaje noble.
Pero...¡Ay amigo!...hasta los más altos linajes acaban en nada.
En Villalibre encontramos esta fuente. Es bueno encontrar fuentes en el camino que alivien la sed y los calores del peregrino.
Salimos de Villalibre...
...y en apenas setecientos metros entramos en Priaranza del Bierzo.
En Priaranza, otra fuente. En ocasiones encontramos fuentes relativamente cercanas y, sin embargo, en otras no encuentras ninguna en kilómetros.
No por más vistos dejan de llamarnos la atención estas balconadas. En esta foto, una más antigua y otra más nueva.
Y nuevamente naturaleza, campo, sol, aire libre, camino...siempre camino.
Un bonito contraste entre el verde de la hierba y el tapiz de las florecillas blancas salpicándolo.
Salimos a la N-536 que seguiremos unos doscientos metros.
Pero antes de entrar en Santalla del Bierzo, dejamos la carretera un momento para asomarnos al Mirador de Santalla desde donde podemos contemplar una amplia panorámica del valle del Bierzo.
Vista infinita desde el mirador de Santalla.
Atravesamos Santalla, disfrutando de estos típicos pueblos bercianos, tan diferentes a los de Valencia.
Casa típica de Santalla ya abandonada como muchísimas que hemos visto durante estos días que ponen de manifiesto el abandono inexorable de las zonas rurales.
Antes de salir de Santalla encontramos otra fuente.
Y de nuevo campo abierto.
Escenas rurales poco habituales para nuestros ojos.
El peregrino llega hasta la ermita de Ntra. Sra. del Carmen de Rioferreiros.
Interior de la ermita.
Es este un punto en el que el peregrino debe tomar la decisión de elegir un camino u otro. Por un lado se encuentra el camino oficial que sigue por la izquierda de la ermita y que está marcado con los mojones habituales. Esta opción lleva en una fuerte subida hasta Villavieja y que nos ofrece bonitas e impresionantes vistas sobre le castillo de Cornatel, que corona un risco. La otra opción es más corta y más directa y tal vez de menor desnivel y era la que seguía el Camino Real. Por todo ello decidimos tomar esta segunda opción.
Nada más pasar la ermita, seguimos de frente un camino que sube sin parar y que cruza la N-536 en una primera ocasión y en la segunda vez que nos encontremos con ella encontraremos de nuevo un mojón y volveremos a enlazar con el camino oficial.
Éste es el primer cruce con la N-536. Cruzaremos y seguiremos de frente.
La subida requiere algo de esfuerzo ya que no deja de subir durante el poco más de un kilómetro que tiene de longitud y en la que salvaremos un desnivel de 110 m. El camino pasa por una escombrera que vemos en la foto.
En este segundo cruce nos reencontramos con el camino oficial. Ahora sólo nos queda seguir el camino que sale por la derecha en dirección a Borrenes. En dos kilómetros estaremos en el destino de esta primera etapa.
Entramos en Borrenes por la calle Campelo.
Arquitectura rural que siempre nos impresiona, así como el abandono en el que se encuentran gran cantidad de casas.
Nos encontramos con esta fuente. Pero no nos entretenemos. Queremos llegar a la casa rural donde nos alojaremos y dirigirnos al restaurante para comer.
A la entrada de Borrenes cruzamos el arroyo de los Álamos.
Llegamos a la Casa Rural San Vicente, donde dormiremos esta noche.
Este será nuestro aposento.
Tras la merecida ducha salimos en busca de la comida.
En la plaza del Ayuntamiento encontramos esta escultura tallada en el tronco de una árbol.
Ayuntamiento de Borrenes.
Salimos del pueblo para buscar la N-536 para llegar hasta el Restaurante "Las Ventas", junto a la carretera.
Allí tuvimos ocasión de reponer fuerzas porque la etapa de mañana será larga. Como puede verse, comimos muy bien.
Arguiñano pasó por aquí y dejó su firma.
Tras la comida, dada la proximidad de Las Médulas, la famosa explotación de oro a cielo abierto donde los romanos extrajeron el codiciado metal durante dos centurias. Un taxi que contratamos nos acercó hasta el paraje para visitarlo.
Nos acercamos primero hasta uno de los miradores del paraje, el mirador de Orellán. Desde aquí disfrutamos de impresionantes vistas sobre el paraje de las Médulas.
Este es el paisaje que podemos ver desde el mirador.
Se puede visitar alguna galería (galería de Orellán) por las que se hacía circular el agua que utilizaban para deshacer la montaña y llevar la arena a zonas donde se bateaba en busca del preciado oro.
La galería termina en un mirador.
No pudimos evitar hacernos una foto de grupo en tan especial lugar.
Habíamos visto el paraje de las Médulas desde el mirador de Orellán. Ahora íbamos a recorrer una de las rutas que se puede hacer en este paraje: "La senda de las Valiñas" de 4 km.
En el paraje ha crecido la vegetación y encontramos castaños, robles y encinas. Encontramos muchos castaños catalogados de centenarios, lo que hace el camino muy especial.
LLegamos al paraje de la Cuevona. Desde aquí emprendemos la vuelta.
Magníficos ejemplares de castaños que nos dejaron boquiabiertos.
De vuelta a la población de Las Médulas, nos sacó una sonrisa este aviso en una casa del pueblo.
No sabíamos que saber judo fuera una cosa mala.
Tras la visita a Las Médulas y dada la proximidad, el taxista nos ofreció ir a visitar los restos de lo que fue una casa romana: la domus romana Pedreiras de Lago, junto al lago de Carucedo.
Domus romana Pedreiras de Lago.
En esta ocasión cenamos en la casa rural poniendo punto y final a la primera jornada de esta Camino de Invierno que habíamos iniciado.
"El camino es la vida misma condensada en unos días."
("Los Caminos de Santiago. Arte, cultura, leyendas", José Fernández Arenas)
La ruta en el mapa.
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