“El Camino de Santiago es todo un reto y una lucha constante, pero también es un paseo y una magnífica oportunidad para conocernos mejor a nosotros mismos. Estar en el Camino es todo un acto de independencia; recorrerlo, un ejercicio de emancipación. Emanciparse es un acto del todo pragmático que nos ayuda a obtener seguridad personal, a no necesitar de nadie.” (“El Camino Mágico de Santiago”, Xosé Azofra Carballo)
El “Camino de Invierno” es el que utilizaban los peregrinos que se dirigían a Santiago por el Camino Francés y querían evitar el paso en invierno del camino nevado que pasaba por O Cebreiro. Este camino alternativo, al esquivar esas nieves, era ideal durante los meses invernales y seguía las riberas del Sil y del Miño. El Camino de Invierno nace en Ponferrada (León) dejando el Camino Francés; entra en tierras gallegas por la comarca de Valdeorras, continúa por el sur de la provincia de Lugo y se une el Camino de la Plata en A Laxe, desde donde continúa hacia Santiago. Pasa pues por las cuatro provincias gallegas en este orden: Orense, Lugo, Pontevedra y La Coruña. Es un camino poco transitado y que pasa por pequeños pueblos y aldeas que a veces carecen de servicios. Por ello es conveniente planificar bien las diferentes etapas.
El camino se encuentra muy bien señalizado. A partir de la entrada en Galicia los mojones indican la distancia a Santiago. En general hemos seguido el trazado oficial; pero en alguna etapa hemos realizado alguna variante bien para acortar distancia o desnivel o bien por ambas cosas. Pero han sido en mínimos casos.
Esta sexta etapa no presenta especiales problemas de realización. Podemos catalogar su dificultad como baja. Saldremos de Casa Pacita, cruzaremos el puente y seguimos hacia la izquierda. Caminos rurales y senderos que pasan por distintos pueblos y aldeas nos llevarán cómodamente hasta Monforte de Lemos. El único tramo reseñable en cuanto a dificultad es una fuerte subida de un kilómetro aproximadamente que nos hace ponernos un poco las pilas, pero nada del otro mundo. En la Pobra de Brollón (km 8) encontramos todos los servicios. En Rioseco, a las puertas de Monforte de Lemos, se nos ofrecen dos caminos alternativos para llegar. Elegimos el de la derecha por ser más corto y acertamos de pleno porque además a escasos doscientos metros de la bifurcación encontramos un desvío que nos llevaba directamente al Albergue Lemavo donde teníamos previsto pernoctar. Aquí terminamos esta tranquila etapa en la que en los últimos dos kilómetros nos pilló una ligera lluvia. Excelente trato en el albergue.
DATOS GLOBALES DEL CAMINO HASTA MONFORTE DE LEMOS
- 126,61 km. en seis etapas.
- 2630 m. de desnivel positivo.
- 2873 m. de desnivel negativo.
- 27 h. 22 min. tiempo en movimiento.
- 29 h. tiempo total.
DATOS DE LA QUINTA ETAPA
- 19,66 km.
- 319 m. de desnivel positivo.
- 315 m. de desnivel negativo.
- 4 h. 4 min. tiempo en movimiento.
- 4 h. 19 min. tiempo en total.
La etapa pasa por :
- Castroncelos (km 6).
- A Pobra do Brollón (km 8).
- A Lende (km 10,5).
- A Zapateira (km 11).
- A Ponte (km 11,1).
- Rairos (km 12).
- Reigada (km 16,2).
- Rioseco (km 18,6).
- Monforte de Lemos (km 18,6).
Había llovido por la tarde y por la noche. El día se presumía lluvioso. Nos disponíamos a realizar la última etapa de esta primera parte del Camino de Invierno que nos llevaría hasta Monforte de Lemos.
No había amanecido aún cuando nos dispusimos a iniciar esta etapa. Apenas sin luz nos dispusimos a caminar. Ahora no llueve.
Comenzamos a caminar hacia el puente sobre el Lor que atravesamos ayer. La escasa luz no permite hacer fotos con la nitidez que desearíamos.
Caminamos junto al río hasta llegar...
...al puente medieval que atraviesa el río Lor. Aún está iluminado.
Aquí se ve un poco mejor.
Enfilamos una calle en subida. A nuestra derecha un panel del Camino de Invierno por el concello de A Pobra do Brollón.
Pasamos junto la iglesia barroca de Santa Mariña, del S. XVIII.
Y como viene siendo habitual, el paso por el cementerio de Santa Mariña de Barxa de Lor.
Los cementerios siempre están junto al camino.
Antes de dejar las últimas casas, encontramos esta fuente en la que podemos recargar nuestras botellas.
E iniciamos una ligera subida por un amplio camino que transcurre paralelo a la N-120 y la vía del tren, aunque en ningún momento somos conscientes de ello.
El caminos irá en ascenso unos tres kilómetros desde la salida de Barxa de Lor. A partir de allí llegaremos a una zona llana, conocida como "Chá de Castroncelos".
Ésta será la etapa de las babosas. Habíamos visto alguna en etapas anteriores, pero en esta vimos varias y de gran tamaño como la de la foto. Supongo que la lluvia del día anterior y de la noche tuvieron parte de culpa.
Ya en la zona llana, pasamos por un tramo en el que se almacenaban gran cantidad de troncos procedentes de una buena tala. ¡Excelentes para fabricar mondadientes!
Muchos tramos del camino presentaban un terreno embarrado y con charcos, que hacía incómodo caminar.
"Querría que mi verso, de guijarro,
en gema se trocase y en joyero;
que fuera entre mis manos como el barro
en la mano genial del alfarero."
Amado Nervo
Salimos a un cruce de carreteras. Cruzamos y seguimos de frente y nos dirigimos a Castroncelos.
El cielo parece querer abrirse, aunque será por poco tiempo.
En Castroncelos hallamos a la derecha la Casa del Mesón, con este escudo de mármol blanco en su fachada que representa los emblemas de los apellidos Alfonso, Braganza, Vázquez, Balboa y Quiroga.
Atravesamos el pequeño núcleo de Castroncelos.
Apenas salimos de Castroncelos, a nuestra derecha nos queda la iglesia parroquial de Santiago.
Seguimos la carretera rodeados de verde, el color de la esperanza y mi color favorito. El color verde tal vez sea de los que más tonalidades presenta.
"Muy cerca está, romero,
la tierra verde y santa y florecida
de tus sueños; muy cerca, peregrino
que desdeñas la sombra del sendero
y el agua del mesón en tu camino."
Antonio Machado
Como dije en alguna etapa anterior, todas las etapas tienen pequeñas historias que no se siempre se cuentan. Conté la de un caracol que cruzaba la carretera. Hoy contaré otra que es muy curiosa. Al pasar por una casa en reforma, nos salió un perro al camino y empezó a seguirnos. El simpático animal iba a nuestro lado. Al principio pensamos que nos dejaría a los pocos metros pero no fue así. Acabó con nosotros la etapa. Lo curioso del caso es que la mayor parte del camino iba delante y en ningún punto se equivocó. Me pregunto si, como hacemos nosotros, se guiaba por los mojones.
La siguiente población a la que llegamos es A Pobra do Brollón. En esta población encontramos todos los servicios, aunque no nos paramos para nada.
El camino nos lleva por diferentes parajes de la población, entre ellos este paso sobre piedras que vadea el río Rubín, que desemboca aquí mismo en el río Saa.
Cruzamos también el Saa por una pasarela.
Seguimos por la Avenida de Galicia. Pasamos por el Concello A Pobra do Brollón. Intentamos sellar la credencial pero a esas horas no estaba abierto al público.
Salimos de A Pobra do Brollón y nos despide Platero. Éste no es plateado, pero para efectos, es lo mismo. Nos saluda porque nos confunde como iguales seguramente.
El sol asoma tímidamente, pero será un espejismo.
Como comenté antes, la lluvia del día anterior y de la noche, embarró los caminos.
Recorremos un tramo en el que acompañamos la río Saa, o ¿es él el que nos acompaña a nosotros?
"RÍO de cristal, dormido
y encantado: dulce valle,
dulces riberas de álamos
blancos y de verdes sauces."
Juan Ramón Jiménez
Debe ser tan habitual que el camino esté embarrado que en este tramo han colocado estas losas por el medio para facilitar al peregrino el tránsito por aquí, lo que es muy de agradecer.
Y seguimos junto al río Saa que ofrece rincones pintorescos y bonitos como éste de la foto.
En la Parroquia de Cereixa nos detenemos en este cruceiro en un cruce de caminos. Al fondo vemos la parroquia de San Pedro de Cereixa.
Seguimos nuestro camino por una zona de prados.
Y un arroyo más, afluente del Saa, se trata del arroyo de Muiños.
Galicia es la tierra de los ríos.
Pasamos por Rairos. Desde aquí haremos una subida con fuerte desnivel de aproximadamente un kilómetro que tal vez sea el tramo más pesado de la etapa.
Y aquí tenemos a nuestro guía y defensor. Nos defendía de cualquier elemento que considerara que podría ser enemigo nuestro.
Y aquí le veis por delante del grupo. Lo curioso es que durante la subida, cogió una piña y cada pocos metros la soltaba para que le diera una patada y salir corriendo a buscarla. Ciertamente nos hizo mucha compañía en los casi quince kilómetros que nos acompañó.
Cuando notaba que se adelantaba demasiado, nos esperaba. Todo un detalle.
En esta bifurcación termina la dura subida. Desde aquí comenzamos a bajar hacia Monforte de Lemos.
Durante la subida empezaron a caer unas gotas. Parecía que se cogería como así lo hizo, pero un poco más tarde.
Momentos de reflexión durante la subida intentando dejar en segundo plano el esfuerzo de la ascensión.
"Y abarqué el infinito en una sola
mirada, llena de fulgor intenso...
y vi del tiempo la gigante ola
rodar al precipicio de lo inmenso."
Julio Flórez
La lluvia va a más y hace que algunos se cubran bien con paraguas, bien con poncho. Yo aún no lo considero necesario.
Curioso y gracioso mural en honor a los peregrinos que nos saca una ligera sonrisa.
Entramos en Reigada, a algo más de tres kilómetros de Monforte.
El color verde lo domina todo en Galicia. Si tuviéramos que definir Galicia con un color, diríamos que el verde o más bien tendríamos que decir que los verdes.
"Luz en sueños. ¿No tiemblas, andante peregrino?
Pasado el llano verde, en la florida loma,
acaso está el cercano final de tu camino."
Antonio Machado
Seguimos ya con la certeza de la proximidad de la meta y deseando que la lluvia no arrecie más.
Otra babosa nos sale al paso. Hemos perdido la cuenta de cuántas hemos visto hoy. La verdad es que aquí adquieren un buen tamaño. Se nota que el hábitat les es muy propicio.
Hemos visto muy pocas vacas por no decir ninguna hasta hoy.
Aquí vemos unas cuantas por fin.
Y nuestro lazarillo que nos guía sin pérdida.
Llueve un poco más. Los caminos están un poco embarrados, pero a pesar de ello es una delicia caminar por lugares tan especiales.
Y otro arroyo más, en este caso el de Rioseco.
Entramos en Rioseco. Nos encontramos a un kilómetro escaso de Monforte, aunque una vez allí habremos de buscar el albergue en el que dormiremos hoy. Ahora llueve con más intensidad.
A la salida de Rioseco en este panel se nos ofrecen dos alternativas para acceder a Monforte. Nos decidimos por la que sigue por la derecha por ser algo más corta dado que ha empezado a llover con algo más de fuerza.
En el panel las dos opciones posibles, una marcada de rojo y otra de azul. Elegimos la azul unos cuatrocientos metros más corta que la otra. Además hemos de buscar la localización del albergue.
Seguimos pues la opción que sigue por la derecha y como suele suceder a veces, la providencia siempre sale en tu ayuda y te facilita las cosas. Por eso no hay que preocuparse en exceso de las dificultades que puedan aparecer porque casi siempre se suelen resolver de manera espontánea.
Justo a doscientos metros de la bifurcación encontramos casualmente la señal que nos desvía directamente al albergue en el que pernoctábamos, con lo que acortaríamos el recorrido previsto.
De esta manera, en menos de un kilómetro llegamos al Albergue Lemavo, donde fuimos excelentemente recibidos y nos ofrecieron café y un bizcocho casero que nos sentó de maravilla después de la lluvia que nos acompañó los últimos dos kilómetros.
A continuación, como hacemos siempre, toma de posesión de nuestro aposento, ducha y a buscar donde comer
Encontramos lo que buscábamos, una pulpería, en el centro de Monforte, concretamente en la Pulpería Os Chaos. Buen sitio para comer pulpo y cachelos, junto con otro tipo de tapas que nos supieron a gloria.
Aquí podéis ver que no estuvo mal la comida.
A la vuelta, posamos delante del Albergue Lemavo, donde tan bien nos han tratado, con el objetivo cumplido y todos enteros. En septiembre volveremos para, desde aquí, llegar hasta Santiago.
La tarde estuvo lluviosa y gris.
"Chove en Santiago
meu doce amor.
Camelia branca do ar
brila entebrecida ô sol."
Federico García Lorca
En esta ocasión, cenamos en el albergue poco antes de retirarnos a descansar. Mañana sería el día de regreso.
Al día siguiente, antes de que saliera nuestro tren hacia Madrid, dimos un paseo por Monforte.
El Albergue Lemavo se encuentra enfrente de la estación de ferrocarril. En todos los postes metálicos que sujetan el tendido eléctrico y las catenarias de los trenes había un nido de cigüeñas, un espectáculo original del que captamos algunos momentos. Mirad.
En la loma de un cerro sobresalen por encima de la población la Torre del Homenaje del S. XIV que perteneció al antiguo castillo. Junto a la torre destaca el edificio del Parador Nacional de Turismo que está formado por dos edificios: el Monasterio de San Vicente do Pino y el Palacio de los Condes de Lemos. El Parador junto con la Torre del Homenaje forman el Conjunto Monumental de San Vicente do Pino emblema de Monforte de Lemos.
Nos dirigimos hacia el centro de la población. Nos acercamos a la oficina de Atención al Peregrinos donde nos sellaron la credencial y nos acercamos a dar un corto paseo por el Paseo del Malecón junto al río Cabe.
Paseo del Malecón.
Y, por supuesto, fotografiamos el famoso puente medieval de A Ponte Vella que cruza el río Cabe y con seis arcos semicirculares. Por él pasaremos en septiembre para continuar nuestro camino a Compostela
En este cruceiro en la plaza de España de Monforte de Lemos damos por terminada esta primera parte del Camino de Invierno que continuaremos, si todo va bien, a partir del próximo septiembre.
A la vuelta conoceremos más rincones de Monforte que no hemos podido visitar en esta ocasión.
"La peregrinación a Compostela no tiene sentido si no se mantienen los monumentos, las leyendas y el arte: sería una carretera, pero no un camino." ("Los Camino de Santiago", Arte,cultura, leyendas", José Fernández Arenas)
Nuestra credencial
Pincha en el enlace para ver el álbum de fotos de la etapa.
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