Preguntado Mallory por un periodista por qué escalar el Everest, éste le contestó con una frase que se ha hecho famosa: "Porque está ahí". En nuestro caso, hemos subido al pico Castellano, en Calles, por un recorrido fácil que tal vez para muchos senderistas sea monótono y aburrido. Si alguien nos preguntase por qué lo hemos hecho, la respuesta ya la conocéis: "Porque está ahí".
Efectivamente, se trata de una ruta fácil y sencilla, en el término de Calles, toda por amplia pista que nos lleva hasta el pico Castellano, con vértice geodésico que es uno de los 134 vértices que superan más de mil metros en la Comunidad Valenciana. La ruta tiene forma de raqueta alargada. Todo el recorrido tiene buenas y amplias vistas que recompensan la monotonía de la pista. Por desgracia estas vistas se empañan en sus cuatro primeros kilómetros debido a un incendio que se produjo en agosto de 2022. Pero en general vale la pena realizar este recorrido.
La primavera ya se acerca día a día, hora a hora, minuto a minuto...En la espera a que me recojan es evidente. La luz ya empieza a llenar el cielo. Pero a pesar de eso...
...la luna aparece de cuarto menguante en el cielo.
"Como el alma tiene
su música oculta,
¡parece que el alma
llora con la luna!..."
Jaime Torres Bodet
El inicio de la ruta lo hicimos unos metros más arriba del Collado Saletas, junto a una planta de compostaje, a unos cuatro kilómetros de la carretera CV-35 de Calles a Chelva siguiendo el Camino de las Saletas.
La habitual foto de grupo al inicio de nuestras rutas. De izquierda a derecha Emilio Romero, Rafa Lafuente y servidor.
Una amplia pista en constante subida como la que veis será la tónica común de toda la ruta.
La pista sigue el Camino viejo de Calles a Higueruelas. Hoy un fuerte y frío viento va a acompañar nuestro caminar. Por momentos las nubes estuvieron cubriendo el cielo dando la impresión en ocasiones de que nos iba a llover.
Enseguida hemos adquirido cierta altura que nos permite ver la planta de fabricación de compostaje.
Un madroño en forma de cola de pavo real nos saluda junto al camino. Una lástima que no tenga madroños.
Enseguida nos apercibimos de que el monte está quemado y no hará demasiado tiempo.
Efectivamente, investigando, nos enteramos que en verano de 2022 se ocasionó un incendio en la planta de compostaje que afectó a 220 hectáreas de terreno.
Hacia el sur captamos el perfil del pico Ropé.
Y mientras ascendemos, más restos del incendio de 2022.
Seguimos ascendiendo sin prisas, pero sin pausas.
Nos encontraremos con restos del incendio aproximadamente en los cuatro primeros kilómetros.
Este pino solitario y quemado es el ejemplo de lo triste que es un incendio en el monte.
Un sentimiento de pena nos invade cuando vemos las consecuencias de los incendios en el monte. Es una sensación de tristeza e impotencia ...
Las nubes también fueron protagonistas de la ruta, entristeciendo la mañana y amenazando con descargar agua.
En la subida por la pista, esta roca en medio del camino funciona a modo de una rotonda natural. (foto de Rafa Lafuente)
Los pinos quemados nos dan la opción de poder ver la población de Calles.
Entre los restos quemados de los pinos, las ruinas de un corral claramente visible.
Llegamos al mirador Herrero, donde nos detenemos un momento a disfrutar del paisaje. Nuestro camino sigue por la derecha.
Desde este mirador, tenemos nuevas vistas sobre el pico del Remedio. Es una imagen que nos va a ir siguiendo durante toda la ruta.
También podemos vislumbrar la población de Chelva en el fondo del valle.
Camino ancho y franco hacia el Castellano.
Calles de nuevo.
También vemos parcialmente el embalse de Loriguilla.
“Una
montaña que se ve en el horizonte, sobre el cielo límpido, es una imagen que se
graba en nuestra alma y que en ella reposa durante tiempo y tiempo.” (Azorín,
“España”)
Acercamos con el zoom la afeada cima del Remedio.
Dejamos el camino para acercarnos a un mirador natural. (foto de Emilio Romero)
Desde el mirador, nuevamente el embalse de Loriguilla.
Y la población de Calles entre los pinos del mirador.
“A la mitad de mi de ascensión a la montaña ha
salido el sol. Los haces de luz han bañado los picachos y han corrido por los
oteros acariciándolos. Trinaban los pajaricos. Todo era un profundo silencio.
La montaña ha comenzado a vivir en esta hora." (Azorín, “Castilla”)
La sombra de mi alma
huye por un ocaso de alfabetos,
niebla de libros
y palabras.
¡La sombra de mi alma!
Federico García Lorca
Llegamos al collado del Aire. Enfrente el cerro del Collado del Aire.
En esta bifurcación seguiremos por la derecha siguiendo el Camino del Mas de Castellano. A la vuelta, volveremos por el otro ramal.
La árida subida que hemos tenido hasta aquí se ve alegrada por esta mata de preciosas coronillas de fraile.
Aquí una de esas florecillas con más detalle.
Preciosa y perfecta.
"Detén tu fugaz carrera
sobre las risueñas flores
de la loma y la pradera,
y ve a despertar ligera
al ángel de mis amores."
Manuel Acuña
El camino que hemos cogido ahora rodea el pico Castellano por su base. Daremos un rodeo para ascender a su cima por su vertiente oeste.
Junto al camino, enredado en las ramas del romero encontramos esta Cuscuta epithymum (cabellos de ángel, cabellos de Nuestro Señor, Manto de la Virgen...). Se trata de una planta parásita que se fija a sus huéspedes con unas raicillas succionantes que cogen la savia de la planta parasitada.
No todo es caminar en nuestras rutas. También solemos detenernos para disfrutar de lo que la altura de las montañas nos ofrece. (foto de Emilio Romero)
“Hoy
he subido a una montaña levantina. Me he levantado antes de que rayara el alba.
Esta montaña tiene acá y allá grupos de pinos que exhalan un penetrante aroma
de resina. No son pinos adiestrados y amaestrados por industriales, no son
pinos plantados y cultivados en vista de un futuro aprovechamiento de sus
troncos. Estos pinos no conocen la mano del resinero. Crecen libres, rebeldes,
felices. Su tronco toma mil formas caprichosas; se tuerce a un lado, luego a
otro; se inclina hacia el suelo, después enmienda la torcedura y se levanta
airoso.” (Azorín, “Castilla”)
Este pino solitario en la orilla del camino nos tuvo entretenidos unos minutos.
El camino pasa por debajo del pico Castellano. Aunque lo vemos cerca, aún hemos de dar un rodeo para llegar a sus cima.
Las nubes cubrían casi totalmente el cielo, dándole al día un aspecto frío y gris azotado por un fuerte y molesto viento. En algún hueco que dejaban las nubes arrastradas por el viento asomaba tímidamente algún rayo de sol creando un raro contraste.
El camino va tomando inclinación poco a poco.
Adivinamos en la cima el vértice geodésico.
Para asegurarnos acercamos el zoom a la cima y vemos asomar, efectivamente, el vértice que intuíamos.
Junto al camino, las ruinas de un corral.
Y escasos cien metros después nos encontramos con el Área Recreativa de la Fuente del Mas de Castellano.
En el Área recreativa vemos la fuente, de la que mana un hilillo de agua.
Encima de la fuente se encuentra un depósito de agua tapado con una rejilla metálica. (foto de Emilio Romero)
En este área recreativa nos disponemos a dar buena cuenta de las viandas que hemos traído para almorzar. Decidimos hacerlo aquí en lugar de la cima porque estamos mejor resguardados del fuerte viento que azota. (foto de Emilio Romero)
Ésta es nuestra sencilla pero completa mesa que servirá para reponer fuerzas antes de subir al Castellano.
Tras el distendido y agradable almuerzo tenemos que seguir ascendiendo.
La altura alcanzada y aunque la visibilidad no es muy buena, es posible ver el mar.
"El mar no es más que un pozo
de agua amarga,
a pesar de los versos de los hombres,
el mar no es más que un pozo de agua oscura."
Idea Vilariño
A medida que nos acercamos a la cima, nuestro esfuerzo se acentúa. (foto de Emilio Romero)
(Foto de Emilio Romero)
“Al
aroma de los pinos se mezcla el aroma de las sabinas, del espliego, del romero,
del enebro. En este aire sutil y fuerte de los paisajes levantinos y
castellanos, los aromas se expanden con toda su libertad, todo el paisaje es
aroma, todas las cosas que pasan por el monte, nuestras ropas, nuestros pies,
se impregnan de un sentido olor.” (Azorín, “Castilla”)
Aquí vemos los últimos metros que nos van a llevar hasta la cima del Castellano. (foto de Emilio Romero)
Y hacia el este, el cerro Simón rodeado de los gigantescos molinos del parque eólico Peñas de Dios.
El último tramo es el de mayor desnivel y nos obliga a un pequeño esfuerzo acompañados por un fuerte viento.
"Hemos andado despacio, sin acabar nunca.
Salimos una madrugada, hace mucho, oh, sí, hace
muchísimo
Hemos andado caminos, estepas, trochas, llanazos.
Las sienes grises azotadas por vientos largos. Los
cabellos enredados en polvo, en espinas, en
ramas, a veces en flores."
Vicente Aleixandre
Aunque lo tenemos a la vista, se nos hace largo llegar a la cima.
Un último repecho y estaremos en la cima.
Rafa Lafuente y Emilio Romero en el último esfuerzo.
Llegamos a la cima del pico Castellano. allí encontramos el solitario vértice geodésico a 1055 m.s.n.m.
Fotografía de recuerdo para el álbum de vértices.
Y, por supuesto, la de grupo tampoco podía faltar.
Desde el vértice tenemos buenas vistas, aunque el frío y fuerte viento hace incómodo permanecer en él mucho tiempo. Aún así, nos entretenemos unos momentos para disfrutar de las vistas.
Por ejemplo, acercamos con el zoom el Cerro Simón y sus molinos de viento.
Tras "disfrutar" como pudimos de las vistas, continuamos nuestro camino. Ahora bajaremos por la vertiente oeste hasta llegar de nuevo al collado del Aire donde enlazaremos con el camino de subida y que seguiremos de nuevo hasta el final. (foto de Emilio Romero)
Una jara puso un punto de color y alegría a un día frío y gris.
"¡Qué pura, Platero, y qué bella esta flor del
camino! Pasan a su lado todos los tropeles- los toros, las cabras, los potros,
los hombres-, y ella, tan tierna y tan débil, sigue enhiesta, malva y fina, en
su vallado solo, sin contaminarse de impureza alguna."
Juan Ramón Jiménez
El camino de bajada del Castellano nos proporciona buenas vistas. Se aprecia bien el camino de regreso al punto de inicio.
El fuerte viento azota los árboles. Este pequeño pino sufre la fuerza del viento.
"El viento los pinos suavemente ondula. ¡Duérmete, recuerdo, duérmete, amargura!"
Gabriela Mistral
La bajada es cómoda.
Delante de nosotros el camino es bien evidente.
Llegamos de nuevo al collado del Aire.
El último tramo coincide con el de ida y volvemos la zona quemada.
Último vistazo de Chelva por encima de los pinos quemados.
Una pena el incendio. Ahora sólo queda esperar que la naturaleza recupere lo que el fuego quemó.
“En
esta mañana límpida los caminos se destacaban claramente en sus vueltas y
revueltas. En la campiña hay muchas casas diseminadas; sus paredes resaltan
blancas al sol naciente. Se ve humear las chimeneas de algunas.” (Azorín,
Castilla”)
Nos despedimos también del pico del Remedio, imponente y siempre presente en toda nuestra ruta.
En este último tramo nos llamó la atención este tronco partido que daba la impresión de ser un perro vigilando el camino.
A Calles también le damos un último vistazo.
Ya sólo nos queda dar los últimos pasos para finalizar nuestra ruta. Se trata sin duda del tramo más monótono de la ruta.
Y ponemos punto y final a una nueva ruta que nos ha tenido ocupado una mañana más.
Teníamos que subir al pico Castellano "porque está ahí". Seguiremos subiendo a montañas por el simple hecho de estar. Es lo que nos gusta y lo que haremos mientras podamos.
Hola Emilio, buen reportaje y película con música acorde con la primera y última parte de la ruta. Un abrazo.
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