“Querer saber es siempre el origen de nuestros sinsabores.” (Ana María Sagi en “Mil ojos esconde la noche” de Juan Manuel de Prada). Semana a semana, después de cada ruta que hacemos, aumenta nuestro sinsabor al hacernos conscientes de las cosas que no sabemos y que nos gustaría conocer. Pero no por ello nuestro afán por descubrir nuevas rutas va a menguar ni va a hacernos desistir de querer seguir conociendo nuevos y desconocidos horizontes.
Precisamente esta semana queríamos conocer un terreno poco transitado por nosotros, como es la zona norte de Suera. Y allá que nos fuimos a investigar nuevos horizontes y aunque la ruta que resultó no fue la que teníamos prevista (no siempre las cosas salen como uno desea y menos en la montaña), no por ello dejamos de disfrutar de nuestra pasión.
Nos salió una sencilla ruta que desde Suera, en la zona de aparcamiento de caravanas, nos llevó por el PR-CV 161, antiguo camino de Fanzara, (el sendero según consta en el fichero de la FEMECV está cancelado temporalmente) hasta el collado de Cantalobos. Aquí salimos a una pista cementada que seguimos por la izquierda hasta llegar a una explanada desde la que tomamos una senda que nos condujo hasta un espectacular mirador sobre Suera, el castillo de Mauz y un buen ramillete de cimas de la Sierra de Espadán. Desde aquí, bajamos por una senda de gran pendiente (antiguo azagador) y con un terreno muy descompuesto por la que tuvimos que tener mucha precaución para no resbalar. En la bajada pasamos por un tramo estrecho del azagador que se utilizaba para contabilizar los borregos. La senda termina en el barranco del Palmeral que cruzamos por el mismo sitio que lo hicimos por la mañana a la ida. Desde aquí salimos a la carretera y en pocos metros volvimos a la zona de aparcamiento de caravanas donde terminamos esta entretenida ruta. Tal vez, para evitar la dificultad en la bajada desde el mirador sería conveniente hacer la ruta en el sentido contrario, aunque eso representa realizar una fuerte subida de aproximadamente quinientos metros con un muy fuerte desnivel y por terreno abrupto y descompuesto. Cada uno que decida.
Aparcamos muy pronto en el área de autocaravanas que Suera tiene habilitada para este tipo de vehículos. Procuramos no hacer mucho ruido para no despertar a los posibles ocupantes de las mismas.
Nuestra amiga la luna era testigo de nuestra llegada como en tantas otras rutas. Luego nos acompañaría en parte de nuestro recorrido.
"Mira la luna: desgarrando el velo
de las tinieblas, a brillar empieza."
Amado Nervo
Comenzamos la ruta desde el aparcamiento, subiendo por la cuesta que lleva a la carretera, pero antes de salir a la misma, nos desviamos por la izquierda por un camino que desciende a una zona de campos de cultivo. Otra opción sería salir a la carretera y seguirla por la derecha unos cien de metros y dejarla por un camino a la izquierda que nos lleva al cauce del barranco.
Nosotros seguimos por aquí pasando por debajo de la carretera.
Bajamos con cuidado por lo húmedo del suelo lleno de verdín que nos hace resbalar.
Encontramos esta balsa de riego.
La vegetación muestra la humedad consecuencia de la rosada nocturna.
Pensamos si esta vinca solitaria sentirá el frío y la humedad que sentimos nosotros.
"Mira esa lenta nube, mira esa flor lozana,
mira el agua del río que murmura a tus pies...
Pero piensa en lo poco que va a quedar mañana
de todo lo que hoy ves."
José Ángel Buesa
Caminamos por campos ce cultivo, algunos abandonados. Es evidente la escarcha que cubre la vegetación.
Algún tramo lo hacemos por una acequia.
Llegamos a este camino cementado que baja de la carretera y que es el que comenté arriba que era la otra opción para empezar. Bajamos con cuidado porque el verdín resbala y el suelo está mojado.
Bajamos al cauce del barranco del Palmeral, que cruzaremos por ese puente que lo cruza y que está algo destrozado por alguna riada.
Apenas hemos cruzado el arroyo y subido unos metros nos encontramos con otra balsa que muestra, con ese vapor que emana, la diferencia térmica entre el agua y el ambiente.
"Tu recuerdo es de luz, de humo, de estanque en
calma!
más allá de tus ojos ardían los crepúsculos.
Hojas secas de otoño giraban en tu alma."
Pablo Neruda
Como no nos hicimos la foto de inicio en el aparcamiento, lo hacemos aquí.
Rafa Lafuente (izq.) y servidor.
Poco a poco vamos dejando atrás la población.
Y nosotros continuamos con la atenta mirada de la luna que sigue nuestros pasos colgada del cielo.
"De noche blanca corría,
blanca corría la luna
y yo corría tras ella.
De repente la perdía
de repente aparecía."
Liber Falco
Pasamos junto a esta casa de campo con un pozo en la entrada.
Y giramos enseguida a la derecha por un camino. Aquí vemos la marca del PR-CV 161.
Algún almendro quiere anticiparse a la primavera y ya luce con orgullo alguna preciosa flor.
"A la primera luz que al viento mueve,
trágico ruiseñor en la ribera,
joven almendro erró la primavera,
y, anticipado, a florecer se atreve."
Lope de Vega
Agradecemos la tibieza de los primeros rayos de sol que dan ese tono rojizo al paisaje.
Como comenté arriba, ya vemos marcas del PR.
El camino pasa delante de esta casa, "La Tauleria" pone en los azulejos cerámicos sobre la puerta.
Vista hacia atrás de Suera, con el castillo de Mauz dominando la población desde el altozano.
Los tramos empedrados nos hablan de que pisamos un camino de herradura.
¡Qué tiempos aquellos en los que sería utilizado por muchas más personas! Hoy apenas nadie lo frecuenta.
Todo el sendero transcurre por una bonita pinada. (foto de Rafa Lafuente)
“…y
sólo entonces había comprendido que un hombre sabe cuándo empieza a envejecer
porque empieza a parecerse a su padre.” (Florentino Ariza en “El amor en los
tiempos del cólera.”, Gabriel García Márquez)
Este punto rodeado de pinos y vegetación es el collado de Cantalobos.
Setecientos metros después del collado, salimos a esta pista que seguiremos por la izquierda. Para acceder tuvimos que abrir un paso con cable que volvimos a cerrar al pasar.
La pista asciende de manera suave.
A medida que subimos se nos abre el paisaje.
Enfrente distinguimos el Puntal del Aljub son sus inevitables antenas y el Batalla.
Algarrobos y olivos compiten con los pinos para ocupar el suelo.
Nuestra sombra siempre con nosotros.
¡Y será vana mi inmortal porfía!
¡Y esta antigua tristeza roedora
jamás de tregua me dará una hora,
tras mí corriendo cual la sombra mía!
Clemente Althaus
Nuestra idea era subir a la Peña de Marco, pero no había sendero evidente y había que hacerlo campo a través buscando las mejores opciones por entre los ribazos. No estábamos para estos menesteres en esta ocasión y decidimos buscar una alternativa. Seguimos subiendo por la pista, disfrutando del entorno.
Llegamos a esta explanada en un collado. Enfrente nuestro, junto a este bebedero de animales, un sendero se mostraba evidente y lo seguimos.
De bajada por el sendero, encontramos esta vista del pico Espadán.
Y esta otra del imponente castillo de Mauz que visitamos la semana pasada.
La panorámica desde la senda no tiene desperdicio. (foto de Rafa Lafuente)
Más abajo se abrió el paisaje en el borde de un cortado rocoso y tuvimos ocasión de disfrutar de esta preciosa vista, con Suera en primer plano, y algunas cimas emblemáticas de Espadán detrás: Aljub, Batalla, Peña Pastor, Águiles, Espadán.
También disfrutamos de vistas hacia el este. Al fondo, distinguimos entre la neblina las instalaciones del Grao de Castellón.
También tenemos cerca la vista del Montí y abajo podemos ver alguna casa de Tales.
Hacia el oeste, también dos viejos conocidos: Alto del Pinar y Pinar.
Cien metros más adelante llegamos al Mirador de la Peña de Marco, con unas vistas prácticamente idénticas. Tras disfrutar de las vistas, volvimos al mirador anterior.
Con una foto dimos constancia gráfica de nuestro paso por el Mirador de la Peña de Marco.
Desde esta estupenda atalaya montamos nuestra mesa con el reconstituyente almuerzo que íbamos a tomar en breve.
Tras el almuerzo, tocaba retomar la ruta. Antes nos volvimos a entretener con la vista del castillo de Mauz, imponente e inexpugnable.
Y de Suera, extendida a nuestros pies y a vista de pájaro.
Zoom sobre la iglesia de Ntra. Sra. de la Asunción.
Junto al primer mirador, se aprecia el azagador que vamos a seguir. Este es el tramo más delicado de esta corta ruta que nos ha quedado. Pero ha valido la pena llegar hasta aquí por las excelentes vistas que hemos disfrutado.
Este tramo más estrecho es un contador de borregos. Se aprovechaba para hacer el recuento cuando el rebaño pasaba por aquí. (foto de Rafa Lafuente)
El sendero tiene mucha pendiente y el suelo está muy descompuesto con mucha piedra suelta y merece toda nuestra atención para no tropezar o resbalar.
De bajada, seguimos teniendo una fenomenal perspectiva de Suera.
Y cómo no, del castillo de Mauz, que parece vigilar nuestros pasos habiendo sustituido en este quehacer a la luna que lo hizo en la mañana.
Un tramo especialmente complicado y espectacular transcurre junto a esta pared rocosa. (foto de Rafa Lafuente)
El sendero de bajada estaba aromatizado por olorosas matas de romero y tomillo como la de la foto. Una pena que no podáis sentir el aroma desde aquí.
En la foto, otro tramo de bajada por una zona rocosa y resbaladiza. En la foto no se aprecia bien el desnivel.
Rafa gestionando la bajada como mejor puede.
Tras aproximadamente quinientos metros de bajada llegamos a un tramo más llevadero, ya con Suera a la vista.
Volvemos a pasar con la casita con su pozo.
"Y yo me iré; y estaré solo, sin hogar, sin árbol
verde, sin pozo blanco,
sin cielo azul y plácido…
Y se quedarán los pájaros cantando."
Juan Ramón Jiménez
Como siempre, nos ensimismamos ante la contemplación de las florecillas silvestres. Tienen el encanto especial de lo natural, de la sencillez, de la nula afectación. Son bellas porque sí y no necesitan de ningún otro artificio.
A un paso de Suera, a punto de terminar la ruta.
La balsa que por la mañana emanaba vapor ahora ya no lo hace.
Llegamos de nuevo al puente sobre el barranco del Palmeral y lo volvemos a cruzar, en esta ocasión en sentido contrario al de la mañana. (foto de Rafa Lafuente)
Ahora, no volveremos por el tramo junto a los campos. Subimos directamente por el camino cementado que sale a la carretera.
En este punto tomamos la carretera hacia la derecha y en trescientos metros llegaremos al aparcamiento donde dejamos el coche.
Pasamos por esta fuente y este panel cerámico común a todos los pueblos que forman parte de la Mancomunidad Espadán-Mijares.
Y terminamos esta ruta en el mismo punto donde empezamos. Ahora el sol y la temperatura son más agradables.
Hemos conocido una zona que teníamos poco explorada y nos hemos dado cuenta que aún nos queda mucho más por conocer. Seguiremos en nuestro afán de buscar nuevos horizontes sin que el sinsabor que nos produce el querer saber más nos impida realizar nuestro ansia de conocimiento.
Pincha en el enlace para ver las fotos de la ruta.
Debemos disfrutar de la montaña siempre de la manera más segura posible para evitar riesgos y accidentes. Para ello es importante que leas estos consejos sobre "Seguridad en la práctica de senderismo y emergencias en montaña".
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