“Ya me sobrará tiempo para descansar cuando me muera, pero esa eventualidad no está todavía en mis proyectos”. (Doctor Juvenal Urbino en “El amor en los tiempos del cólera.”, de Gabriel García Márquez). Aunque cada vez más próximo el tiempo de descansar (la vida no se detiene y avanza a pasos agigantados), de momento no tenemos esa prioridad y nos animamos siempre que podemos a disfrutar de nuestra pasión: la montaña.
Vinimos a Andilla para realizar una sencilla ruta circular que nos lleva a su cercana pedanía de La Pobleta para subir luego hasta la ermita de Santa Margarita o de Bardés, donde también se encuentra un refugio y la fuente de Bardés. Desde aquí regresamos de nuevo hasta Andilla. Se trata de una ruta sencilla prácticamente toda ella por pista, salvo un tramo de setecientos metros de senda que ataja un tramo de pista que desciende hasta el barranco de la Barchesa, cruzarlo y subir por fuerte pendiente de nuevo a la pista que ya no dejaremos hasta Andilla. Desde el área recreativa de la Tejería iniciaremos una subida continua y con tramos de buena pendiente hasta alcanzar el punto más alto de la ruta en la ermita de Bardés.
Tras un buen tramo de curvas llegamos a primerísima hora a una silenciosa Andilla. Es la primera vez que estaba en este pintoresco pueblo. Dejamos el vehículo en el aparcamiento que se encuentra a la entrada de la población.
Salimos del aparcamiento y subimos unas escaleras que nos acercan al centro del pueblo.
(foto de Emilio Romero)
Apenas arriba de las escaleras aparece ante nosotros le torre de la iglesia de la Asunción.
"Ante el pálido lienzo de la tarde,
la iglesia, con sus torres afiladas
y el ancho campanario, en cuyos huecos
voltean suavemente las campanas,
alta y sombría, surge."
Antonio Machado
Caminamos hacia las afueras por las limpias y silenciosas calles del pueblo. (foto de Emilio Romero)
"Por las calles voy dejando
algo que voy recogiendo:
pedazos de vida mía
venidos desde muy lejos."
Miguel Hernández
Antes de abandonar definitivamente la población, nos hacemos la foto de inicio en esta prensa de aceite.
De izquierda a derecha Emilio Romero, servidor y Rafa Lafuente. (foto de Emilio Romero)
Apenas salimos de Andilla, vemos frente a nosotros, la pedanía de La Pobleta, adonde nos dirigimos ahora.
Estas palas además de dirigir nuestros pasos, nos informan de que en algunos tramos seguiremos parte de sus trazados. Son el GR-7, el GR-10 y el PR-CV 424.
Seguimos un camino que nos baja hasta el cauce del río Andilla. (foto de Emilio Romero)
El color rojizo del cielo nos indica que tendremos viento de cierta fuerza. El pronóstico del tiempo daba también la probabilidad de lluvias débiles, aunque finalmente no llovió, aunque sí tuvimos un cielo bastante cerrado y gris.
"Tengo miedo. La tarde es gris y la tristeza
del cielo se abre como una boca de muerto.
Tiene mi corazón un llanto de princesa
olvidada en el fondo de un palacio desierto."
Pablo Neruda
Vadeamos el río Andilla por estas piedras. (foto de Rafa Lafuente)
Pocos metros después vemos este azud que produce esta sencilla cascada.
"De
azul y plata adornada
está la rauda cascada;
azul el ancho horizonte;
verde la hermosa enramada,
y la pradera y el monte."
Manuel Reina
Llegamos a un crucero de caminos. Se trata de la Cruz de San Sebastián, cruz medieval del S.XIV que perdió la cruz de la parte superior durante la guerra civil.
Cruz de San Sebastián.
Poco más adelante nos acercamos a ver este espacio cubierto con mesas de madera.
Desde la cruz de San Sebastián nos dirigimos a La Pobleta por este bonito camino.
Antes de La Pobleta pasamos por el área recreativa de la Fuente Vieja.
Este panel nos informa sobre la historia de este área recreativa.
Y ésta es la fuente Vieja, que de tan vieja ya no mana. Perdió su lozanía.
Desde aquí hasta La Pobleta queda muy poco camino, todavía vestido de invierno.
"Se van los años cada vez más breves,
con rosas primavera, con los trigos
el verano, el otoño con los higos
y el negro invierno con las blancas nieves."
Unamuno
Entramos en la silenciosa Pobleta. El silencio total nos recibió y envolvía el ambiente.
Encontramos tres fuentes cruzando la aldea. Ésta con abrevadero.
En la iglesia de Santa Paula, encontramos otra fuente.
A la salida, esta monumental fuente/abrevadero de la Pepa.
Enfilamos definitivamente la salida de La Pobleta.
Este cruce marca el final de la aldea. en este punto seguiremos por la derecha por un amplio camino.
Desde aquí vamos a ir subiendo, en principio más suave. Más adelante el desnivel se acentuará y se nos hará un poco duro debido a las fuertes ráfagas de viento.
Aquí empezamos el camino de la Barchesa, que transcurre paralelo al barranco del mismo nombre.
Barranco de la Barchesa.
Llegamos al paraje de la Tejería, lo primero que nos encontramos, a la derecha, es una gran balsa de riego.
Entramos en la Tejería por este punto. (foto de Rafa Lafuente)
Encontramos este panel en la entrada de este tranquilo paraje.
Este edificio era una antigua tejería que usaba las arcillas de la zona para la fabricación de tejas.
Esta fábrica de tejas ha dado nombre al área recreativa y de acampada.
El paraje dispone de paellero y zonas con mesas, tanto cubiertas como al aire libre, así como alguna fuente.
Nos sorprendió gratamente la presencia de varios ejemplares de tejos, todos ellos de buen porte y muy bellos. (foto de Rafa Lafuente)
Seguimos el amplio camino, en este cruce siguiendo por la derecha.
“Cuando
tengas que elegir entre dos caminos, pregúntate cuál de ellos tiene corazón.
Quien elige el camino del corazón no se equivoca nunca.” (Popol Vuh)
La flora arbustiva básicamente son aliagas, como la de la foto, brezos, romeros, tomillos, jaras, lentiscos, coscojas, enebros...
Seguimos subiendo, sin prisa pero sin pausa. La conversación llena estos momentos de subida aún no excesivamente empinada.
A la vista, aunque en la foto no se aprecia bien, nos viene una subida con un buen desnivel. Al fondo, destaca el pico del Águila.
Aquí podemos apreciar un poco más el desnivel. Nuestro amigo Emilio Romero por querer hacer dos cosas a la vez tropezó y cayó. En la montaña no estamos libres de pequeños accidentes (y a veces, de grandes)
No sabemos si esta caída atrajo a una numerosa bandada de buitres que olieron carne, pero lo cierto es que sobrevolando el pico del Águila estuvieron rondándonos un tiempo.
Las matas de romero estaban floridas. El aroma no lo podéis notar por aquí, pero olía maravillosamente.
"Vámonos al campo por romero,
vámonos, vámonos
por romero y por amor…"
Juan Ramón Jiménez
Sigue la subida por la amplia pista, la pendiente se acentúa.
La pista continúa y podríamos continuar por ella, pero elegimos este sendero que sale junto a este hito y que ataja el camino.
El bonito sendero nos bajará hasta el barranco de la Barchesa, para luego subir de nuevo a la pista que hemos dejado, acortando así el recorrido.
En este punto cruzamos el barranco, que no lleva agua.
Tras cruzar el barranco viene el tramo de mayor "dificultad" de la ruta, que es muy sencilla.
Encontramos tramos cortos con mucho desnivel y terrenos muy descarnados que dificultan la subida y que debemos hacer con cuidado. (foto de Emilio Romero)
Salimos nuevamente a la pista. Hemos acortado un buen tramo de pista transitando por una bonita senda. Caminamos por el camino del collado de la Salada.
No nos importa caminar por pista si nos rodea un paisaje tan particular.
En los riscos del pico del Águila algún buitre se ha quedado vigilando por si alguno volvemos a caer.
(foto de Emilio Romero)
Nueva bifurcación que seguimos por la izquierda. En quinientos metros caminaremos por un tramo en el que confluyen dos GR; el GR-7 y el GR-10.
Vamos camino de la mayor altura de la ruta, lo que nos permite esta bonita visión a vista de pájaro de Andilla.
Las carrascas también forman parte de este bonito paisaje que nos rodea.
Y ya tenemos a la vista el paraje de la ermita de Bardés de de Santa Margarita, donde encontramos también un refugio y una fuente. Es el punto más alto de la ruta.
El esfuerzo y el cansancio nos hacen reconcentrarnos y dejar volar nuestros pensamientos.
"A mí me han hecho los hombres que andan bajo
el cielo del mundo
buscan el brillo de la madrugada
cuidan la vida como un fuego."
Juan Gelman
Antes de acceder a la ermita de Bardés nos ensimismamos en la contemplación del paisaje, con Andilla, La Pobleta y los molinos del parque eólico de las Peñas de Dios.
Llegamos al paraje en el que se ubica esta solitaria y sencilla ermita de Santa Margarita o de Bardés.
Como veis se trata de una humilde y sencilla ermita del S. XV, con porches a ambos lados.
La ermita nos gana en años, pero poco a poco nos vamos acercando.
Ya peinamos muchas canas.
Nos entretenemos leyendo el panel, que nos aporta información muy interesante de toda esta zona y nos da una visión general de lo que vemos desde aquí.
Hemos soportado hasta aquí fuertes rachas de viento que hacen que la sensación de frío sea mayor que la que por la temperatura debería ser y tenemos suerte de poder refugiarnos de sus efectos aquí para poder almorzar decentemente.
Este es el interior del refugio de Bardés. Aquí almorzaremos.
En este improvisado mostrador colocamos las viandas.
Como veis hay de casi todo.
El tiempo del almuerzo siempre es un momento distendido en el que es normal bromear un poco.
(foto de Emilio Romero)
Aquí dispuestos a dar cuenta de nuestras viandas. (foto de Emilio Romero)
Las vistas desde la ventana del refugio son las que veis en la foto.
Una maravilla. Un horizonte amplio y lejano.
"Desnuda está la tierra,
y el alma aúlla al horizonte pálido
como loba famélica. ¿Qué buscas,
poeta en el ocaso?"
Antonio Machado
Tras el almuerzo, seguimos nuestro camino. A escasos metros de la ermita, se encuentra la fuente de Bardés.
En la fuente este azulejo dedicado a Santa Margarita.
Apenas hemos bajado del paraje de la ermita nos encontramos este cruce que seguiremos por la derecha, tomando el camino de la Sierra que nos devolverá a Andilla, abandonando el GR-7.
Seguimos disfrutando de las aromáticas matas de romero, que como puede verse están rebosantes de preciosas florecillas.
Estamos sobre los mil cien metros de altitud y las vistas son excelentes. Aquí vemos La Pobleta.
Aquí, Andilla.
Y nosotros seguimos nuestro camino, con nuestros pensamientos...
"Hemos andado despacio, sin acabar nunca.
Salimos una madrugada, hace mucho, oh, sí, hace
muchísimo
Hemos andado caminos, estepas, trochas, llanazos.
Las sienes grises azotadas por vientos largos. Los
cabellos enredados en polvo, en espinas, en
ramas, a veces en flores."
Vicente Aleixandre
Algún buitre aún seguía nuestro rastro.
"Este buitre voraz de ceño torvo
que me devora las entrañas fiero
y es mi único constante compañero
labra mis penas con su pico corvo."
Miguel de Unamuno
Andilla cada vez más cerca.
Junto al camino encontramos este corral, que contrariamente a otros que solemos ver en ruinas, se le ve bastante bien conservado.
Nos acercamos a la puerta con reja del corral y vemos su interior, bastante bien preparado.
Quinientos metros más abajo del corral nos encontramos con esta fuente abrevadero.
Y poco más abajo volvemos a enlazar con otro tramo del GR-7 y el GR-10.
Un cómodo paseo nos acerca cada vez más a Andilla.
Varios paneles informan al senderista de los encantos naturales e históricos que puede encontrar en Andilla.
Un camino centenario nos va acercando a la población.
Volvemos a caminar junto al río Andilla. Vemos que no es un gran río.
En este tramo encontramos varios puentes de madera que cruzan el río. (foto de Rafa Lafuente)
También encontramos zonas con mesas de madera.
Y seguimos encontrando paneles que nos cuentan aspectos de la vida de tiempos pasados en Andilla.
Enfilamos los últimos metros.
El sendero nos sube hasta Andilla.
A la entrada de Andilla encontramos otra cruz de término. Se trata de la Cruz de Andilla, que junto a la que vimos esta mañana cerca de La Pobleta (Cruz de San Sebastián) y la Cruz de la Horca forman las tres cruces de término con las que contaba la antigua Baronía de Andilla.
Y entramos en la silenciosa Andilla.
Pasamos junto al lavadero municipal y a alguno aún le dio tiempo de hacer la colada.
Da gusto pasear por las limpias y tranquilas calles de Andilla.
Sólo nos queda acceder al aparcamiento...
...para terminar nuestra ruta.
Y una nueva ruta que llevarnos a nuestras espaldas. Ahora a esperar a la siguiente para volver a la montaña, el lugar donde tan a gusto nos encontramos y a donde volvemos siempre que podemos.
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