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jueves, 14 de noviembre de 2019

AL PICO ESPADÁN DESDE ALMEDÍJAR (9/11/2019)


Volvemos a la Sierra de Espadán que tantas mañanas espléndidas de senderismo nos ha proporcionado. Aunque a veces esta esplendidez de la ruta pueda verse empañada por otros motivos ajenos a la montaña. En este caso realizamos la subida al emblemático pico Espadán desde Almedíjar en una exigente pero preciosa ruta que nos lleva a esta cima por el barranco de Almanzor o Rambla de Almedíjar. Volveremos al inicio de nuestra ruta pasando por las cimas de los picos Refición y Cullera, completando así una magnífica y dura ruta por su longitud y su desnivel.

Sabedores de lo largo del recorrido, madrugamos un poco y a las siete y media de la mañana, cuando apenas las primeras luces asomaban por el este, nos encontrábamos en la Plaza de la Iglesia de Almedíjar. Algún cazador esperaba para salir a cazar. Pregunté si habría batida de jabalí por aquí y me dijeron que no, que se iban a Alcudia de Veo. Esto nos tranquilizó bastante.


La Plaza de la Iglesia la preside el templo de Nuestra Señora de los Ángeles (S. XIII).
Dos farolas iluminaban a esta pronta hora de la mañana la sencilla fachada.


En Almedíjar convivieron las tres culturas: judíos, moros y cristianos. Cada cultura ocupaba una zona de la población. Este arco corresponde a la entrada al castillo árabe, donde se ubicaba el palacio de Zayd Abu Zayd.


Nos pareció bien que nos hicieran la foto de grupo en tan señalado portal. 
Aunque tal vez, al hacerlo, desmerecimos al monumento. Pero bueno, el mal ya está hecho.
Emilio Romero y servidor; desde ahora "los Emilios".


Empezamos la ruta desde la plaza buscando el camino de los Majadales.
Un pueblo en completo silencio y recogimiento nos despedía, únicamente el silencio de nuestros pasos lo rompía con una cadencia constante y rítmica.


Esta pintada en un muro a la salida de la población nos marca el PR que seguiremos hasta la cima del Espadán.


Apenas salimos de Almedíjar por el camino de los Majadales, pasamos por el área recreativa de Los Pinos, con mesas de picnic. Enfrente está el pozo Casicas.


El Cullera, que visitaremos a la vuelta, se hace notar y no pasa ajeno a nuestra mirada.


Algunos ejemplares de alcornoques van enmarcando el camino y nos van avisando de lo que veremos más tarde cuando nos adentremos en el barranco de Almanzor.


El naciente sol aún no nos llegaba al camino, hundido en el valle. Pero sí alcanzaba a iluminar las cimas que lo rodean ofreciendo este magnífico y estético efecto.


Encontramos muchos ejemplares de alcornoques con la corteza descarnada, que muestra la utilidad ancestral que de este árbol se viene haciendo.


El agua ha sido también un elemento importante y ha sido aprovechada desde antiguo.
Encontramos varios elementos de este aprovechamiento que así lo atestiguan, como este "Arco del Estrecho", que forma parte de una antigua acequia de riego.


Y un poco más adelante encontramos este azud, el azud del Estrecho que retenía el agua.


Poco después, otro elemento etnográfico del lugar. Se trata de una carbonera, donde se producía carbón vegetal.


Justo enfrente de la carbonera, la caseta del carbonero que cuidaba de que el proceso funcionara correctamente.


Y seguimos encontrándonos con puntos interesantes. A escasos metros del camino, marcado con este poste de madera y el panel informativo, encontramos un precioso castaño conocido como "la castañera".


Tal vez no se aprecie bien su monumentalidad en  la foto, pero vale la pena desviarse esos metros para verlo.


Cápsulas que envuelven las castañas.


Seguimos nuestro camino y también encontramos campos de olivos, otro de los cultivos importantes de la zona.


Otro punto interesante  es la fuente de Almanzor. Para acceder a ella también nos hemos de desviar unos metros del camino que llevamos. El lugar está debidamente marcado y con un panel que nos informa de la leyenda de esta fuente.


En el paraje encontramos esta caseta, dentro de la que seguramente se encuentra la fuente. Un caño de goma asoma por el muro, pero de él no sale agua.



Esta pequeña corriente de agua se encuentra en la base de la caseta. Nos parece una imagen más bonita que la caseta de cemento.


A partir de aquí, el camino se encajona y la vegetación aumenta considerablemente. Es sin duda el tramo más bonito de la rambla.


Los helechos son también protagonistas de este precioso tramo de la rambla.


Aunque de la fuente de Almanzor no manaba agua, el barranco llevaba un caudal no muy abundante.


El agua, también llama nuestra atención.


Este precioso tramo de barranco nos recuerda un bosque encantado de esos que vemos en las películas, habitados por duendes, elfos, ninfas, gnomos, hadas...Estuvimos atentos por ver si alguno de estos seres fantásticos se nos aparecía. No fue así. Pero pensamos que lo fantástico es realmente tener barrancos de esta belleza y poder disfrutarlos como lo hicimos.


El agua del arroyo presenta este color rojizo, debido al óxido de hierro que contiene el rodeno del cauce por el que discurren.
El agua de los ríos o arroyos también nos hace reflexionar sobre nosotros, sobre la vida...

"Mirar el río hecho de tiempo y agua
y recordar que el tiempo es otro río,
saber que nos perdemos como el río
y que los rostros pasan como el agua."
                               
                              Jorge Luis Borges

Os muestro ahora unos preciosos ejemplares de alcornoques centenarios de los varios que encontramos en este tramo de barranco. 






Al posar junto a ellos es más fácil comprobar su monumentalidad.



Pasear por un bosque así es un lujo (foto de Emilio Romero).


"Érase un verde bosque de eterna primavera,
y érase un niño iluso que vagaba al azar...
El niño entró en el bosque siguiendo una quimera;
entró en el bosque... Y nadie lo ha visto regresar."

                                                            José Ángel Buesa 


El otoño viste con su ropaje y colorido algunos árboles y arbustos. ¿Por qué elegirá a unos sí y a otros no?


El empedrado nos muestra que era un camino de herredura transitado en otro tiempo, seguramente para ir a Aín.


Algún hito refuerza las marcas blancas y amarillas del PR.


Nos desviamos del barranco en una zona que se abre más y subiremos por un sendero al camino de la Íbola (foto de Emilio Romero).


En este punto salimos al camino. Seguiremos por este camino a la derecha hasta el collado de la Íbola.


El color rojizo predomina en toda la ruta. El rodeno lo impone.

Hacia el norte, nuestra vista otea el horizonte y se encuentra con la sierra Calderona, en la que descubrimos alguna de sus cimas más emblemáticas.


El Gorgo.


El pico del Águila (Gátova).


Caminando por la pista llegando al collado, giramos la cabeza y observamos el objetivo que esperamos alcanzar en algo más de una hora: el Espadán.


Collado de la Íbola: paleta en la senda de ascenso al Espadán. También enlazamos aquí con el SLV-27.


Iniciamos el sendero que nos llevará hasta la cima del Espadán. Recorre la ladera a media altura e irá cogiendo nivel poco a poco, pasando por varios canchales o pedreras hasta llegar al último tramo donde la pendiente es bastante grande, la senda está muy descompuesta, la posibilidad de resbalar es grande y tal vez necesitemos ayudarnos un poco con las manos en algún punto.


Nos tomamos con calma la ascensión. Nos detenemos a contemplar el paisaje y asimilar todo los que nos pasa por la cabeza, todo lo que nos acontece, lo que nos preocupa, lo que nos entristece, lo que nos gusta, lo que nos disgusta, lo que queremos, lo que no queremos...

!Aire! ¡más luz, una planicie verde
y un horizonte azul que la limite,
sombra para llorar cuando recuerde,
cielo para creer cuando medite!


              Manuel Gutiérrez Nájera


Segorbe.


Llegamos al collado donde encontramos el desvío al Gurugú y a Aín y el que seguiremos para subir a Espadán. Aquí también se encuentra el aljibe del tío Carregui.


Este es el aljibe del tío Carregui. Lo encontramos con agua.


Esta es la primera de las pedreras que pasaremos. Nos detenemos de nuevo hacia la Calderona para descubrir nuevas cimas (foto de Emilio Romero).


El Sierro u Oronet.



Ya en la sierra de Espadán vemos asomar la puntiaguda cima del pico Bellota.


También destacan las antenas del Puntal del Aljub.


Ruinas de un refugio de pastor.


Nos encontramos con preciosos tramos de senda.



Otra pedrera. La fotografiamos hacia arriba esta vez.


La verdad es que nos olvidamos del esfuerzo que supone esta subida.


Vistas hacia el barranco del Almanzor. Al fondo del todo, la Calderona.


Y otra pedrera más (foto de Emilio Romero).



Las carrascas nos acompañan durante todo el ascenso.


Ya nos queda poco para la cima. Con algo de zoom captamos la metálica cruz de Espadán puesta no hace mucho.


El último tramo de subida es bastante vertical y transcurre por una descompuesta senda con mucha piedra suelta y susceptible de resbalones. Por lo tanto, extremaremos las precauciones.


El Bellota de nuevo.


Emilio Romero iniciando el tramo final de subida.



Oteando el horizonte mientras nos detenemos a recuperar el aliento (foto de Emilio Romero) mientras realizamos el último esfuerzo.


Y llegamos a la emblemática cima del Espadán, ahora adornada con esta cruz de tres brazos.
No me he planteado si me gusta o no esta cruz metálica en esta emblemática cima: ¿le da más personalidad? o ¿mata la belleza natural de la cima? Falta no le hace al pico para subir hasta aquí.


Disfrutando de las vistas en 360º  desde el pico Espadán (foto de Emilio Romero).
Hoy azota el viento, pero de una manera menos violenta de lo que esperábamos. Para el viento también tenemos poema.


"El viento me ha traído
tu nombre en la mañana;
el eco de tus pasos
repite la montaña..."

                      Antonio Machado


Desde esta preciosa cima tenemos vistas en 360º. Sería muy prolijo enumerar todos y cada uno de los elementos que vemos. Repasaré de manera somera algunos de los más conocidos.




Alcudia de Veo.




Y su castillo.


Los órganos de Benitandús. Al fondo el embalse de Sitjar.


La industrial Onda asoma por la falda del Montí.


Y el Montí.


La población de Veo.


Otra fortaleza de Espadán que podemos ver desde es el castillo de Mauz.
Para mi, tal vez la más imponente junto al castillo de Castro.



Y el inevitable Santa Bárbara de Pina que impone su gran altura y que lo hace visible desde muchos puntos de nuestra geografía.


 En el valle del Palancia, la populosa y bella Segorbe y Altura.


 Jérica con la torre mudéjar que la caracteriza en primer plano, al fondo Bejís con Peñascabia y la peña Juliana detrás.


Y cómo no, el "Gegant de Pedra".

Y el citado anteriormente castillo de Castro, enclavado en una peña y mimetizado con su entorno y que lo hace junto al de Mauz, uno de los más inexpugnables de la sierra.


De nuevo el puntal del Aljub, ahora más visible.



El Mediterráneo también se divisa desde esta espectacular atalaya. El horizonte se amplia desde lo alto y como en este caso, nos permite ver al fondo, muy matizada, la silueta del Montgó.


No estamos tan cerca del mar como la pasada semana, pero desde aquí lo vemos brillar y reflejar la luz del sol. Nos recuerda un espejo y este fragmento de un poema de Octavio Paz.

"El mar, el mar y tú, plural espejo,
el mar de torso perezoso y lento
nadando por el mar, del mar sediento:
el mar que muere y nace en un reflejo."


No podía faltar para la colección la foto en la cima con la nueva y original cruz de diseño.



Los Emilios posando en la primera cima de la jornada.


Y como el cuerpo ya nos pedía gasolina, decidimos que era hora de almorzar en este extraordinario bar. Que se quite hasta el más famoso que como éste no encontraremos uno mejor. Almorzar en una atalaya así no tiene precio. Me río yo de la Pascuala o el Pastoret, no los cambio por un almuerzo en el Espadán.


El castillo de Castro mas cerca.


Hacia el oeste, Caudiel.



La Rápita a la izquierda, es la cima más alta de Espadán con sus 1106 msnm. A la derecha, al fondo, el Alto del Pinar.





Tras disfrutar de las vistas y del almuerzo, toca seguir nuestro camino. Ahora bajaremos por la cara norte. Si la cara sur tenía su cosa, esta cara no lo es menos. Como veis, la primera parte de la bajada hay que hacerla con cuidado dado que el desnivel es grande y hemos de buscar bien los apoyos.


Bajaremos con tiento mirando muy bien donde apoyamos los pies y si es preciso, pondremos el trasero en tierra y nos ayudaremos de las manos. Todo sea por no caer.


Enseguida el sendero se suaviza y llaneamos.


Hacia el norte, Penyagolosa impone su estatus entre las montañas valencianas. Nadie le discute su hegemonía.


Pero antes de descender, nos acercaremos al vértice geodésico de Espadán que curiosamente no se encuentra en el pico, como suele ser habitual, sino en la cresta de esta sierra a 1044 msnm.


Ahora, desde esta posición, se nos hace visible otro emblemático castillo de esta sierra. Se trata del castillo de Almonecir, con su espectacular torre restaurada recientemente.


Y aquí nos tenéis en el vértice geodésico.


Miramos también hacia el norte para localizar el Bartolo. Este grupo de antenas lo hace perfectamente reconocible en la distancia.


Y las no menos famosas agujas de Santa Águeda también las localizamos.


En todas las rutas que hacemos, siempre hay alguna flor que nos hipnotiza, nos capta, nos atrae. Centramos nuestra atención en ella. En este caso su color, su soledad, su sencillez...nos han cautivado. Hemos visto pocas flores y ésta se nos ha mostrado tal cual como es. Nuestra retina y nuestra cámara la han captado para siempre.


"Soy esa flor perdida que brota en tus riberas
humilde y silenciosa todas las primaveras."

                                         
                                          Alfonsina Storni



Volvemos sobre nuestros pasos para buscar la senda que nos bajará definitivamente del Espadán.


De nuevo en el collado cogeremos ahora la senda que nos sale a la derecha y que nos llevará hasta los picos Refición y Cullera.


En la bajada, también con tramos en pendiente, podemos disfrutar de amplias vistas que nos harán entretenernos en la bajada.


Las sendas de Espadán presenta unas características comunes: mucha pendiente, sendas bastantes descompuestas y con piedra suelta. Por ello, hemos de bajar siempre con mucha precaución.


Emilio en plena bajada.


El sendero nos devuelve al camino de la Íbola.
Cruzaremos y encontraremos un senderillo de frente que nos llevará al Refición.



Otra muestra de lo tortuosas que son las bajadas en la sierra de Espadán.


Y aquí vemos ahora el sendero que nos sube hasta el pico Refición que vemos en la foto. Tiene una buena pendiente que nos hará poner a prueba nuestras piernas, nuestros pulmones y nuestro corazón (a nuestro corazón también hay otras cosas que le hacen ponerse a prueba).


Un vistazo atrás y captamos con el zoom el vértice geodésico del Espadán, de donde venimos.


Y el Espadán.


Últimos metros de subida al Refición.



Preciosa panorámica del Espadán, montaña emblemática y bella donde las haya. En un lugar como éste no nos importaría reposar eternamente.


... ¡Oh, sí!, llevad, amigos,
su cuerpo a la montaña,
a los azules montes
del ancho Guadarrama.
Allí hay barrancos hondos
de pinos verdes donde el viento canta.
Su corazón repose
bajo una encina casta,
en tierra de tomillos, donde juegan
mariposas doradas...


              Antonio Machado


Peñas del pico Refición (foto de Emilio Romero).


Y llegamos al pico Refición (997 msnm). Esta especie de mojón marca los términos de Aín y Almedíjar.


Y la foto en nuestra segunda cima de hoy.


Tras disfrutar de las vistas y las fotos de rigor, descendemos el Refición para dirigirnos al Cullera. Como se aprecia, también tendremos cuidado en la bajada.


Vistas hacia Almedíjar.


Y hacia la inconfundible silueta del pico Espadán.



Tenemos el Cullera enfrente. A él nos dirigimos.


Un vistazo atrás y vemos el Refición.


Santa Bárbara de Pina al oeste.


Peñablanca (derecha), cerro Gordo (izquierda). Al fondo el puntal del Aljub con sus antenas y detrás, a la izquierda, el Benialí.

Segorbe en el ancho valle del Palancia en este punto. A la derecha, algo retrasado, la población de Altura.


Enfilamos la senda que nos llevará al Cullera, Llegaremos a un collado desde el que realizaremos una corta pero intensa subida. Después de visitar su cima, volveremos al collado para coger una senda a la izquierda que nos bajará hasta el mirador de las piedras del Cullera.


En el collado antes de iniciar el ascenso al Cullera, fotografiamos la redondeada meseta del Carrascal.


Alcanzamos tras la corta pero empinada senda la cima del Cullera.



Y la foto en el Cullera, tercera y última cima de la jornada.


Volvemos al collado y cogemos esta senda marcada con este hito que vemos en la foto.


Nos volvemos hacia atrás y vemos el Cullero que hemos dejado más arriba.


Y llegamos a las piedras del Cullera, un mirador natural donde la roca es la principal protagonista, que cae en verticales acantilados de gran altura.


También encontramos esta construcción que se asoma al valle.


Tras disfrutar de las vistas desde este pétreo mirador, descendemos por una tortuosa, pero preciosa senda donde el alcornoque y las carrascas siguen siendo protagonistas importantes.


Como todas las bajadas de esta sierra, ésta también tiene buena pendiente y nos obliga a poner en funcionamiento todos nuestros sentidos para evitar caer.


Vamos descendiendo y tenemos vistas espectaculares del mirador en el que acabamos de estar.
Nos encanta el rodeno.


Emilio en el último tramo del sendero antes de desembocar en el camino de los Majadales.


Aquí vemos el camino, cementado en los tramos más inclinados para evitar que el agua lo estropee. Seguiremos a la derecha y nos devolverá de nuevo a Almedíjar.


Ya nos queda poco. Ahora repetimos un tramo que ya hicimos a la mañana (foto de Emilio Romero).


De nuevo pasamos por el área recreativa de los Pinos, a poca distancia de Almedíjar.


Ya tenemos Almedíjar frente a nosotros. Sus primeras casas asoman al final del camino.


Aunque es tarde, el mismo silencio que nos despidió esta mañana, nos recibe ahora al entrar de nuevo. Callejearemos un poco hasta alcanzar de nuevo la Plaza de la Iglesia.


Tras siete horas de ruta, terminamos donde comenzamos. Ha sido un gran día de senderismo que no olvidaremos nunca. En muchas de nuestras rutas hay circunstancias que las hacen inolvidables. Ésta es una de ellas.


Tras la ruta, necesitamos reponer fuerzas. Lo más cercano era el Bar el Pozo, en la misma plaza de la Iglesia donde teníamos aparcado el coche. Allí decidimos comer. Aquí nos tenéis en ello (foto de Emilio Romero).


Una sencilla y frugal comida en el restaurante nos hizo recuperar las fuerzas perdidas durante la ruta. El "cremaet" puso el broche de oro.                                               


La ruta en el mapa.





La ruta en el wikiloc.


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Película.


4 comentarios:

  1. Hola Emilio.

    Vaya rutón que os marcasteis los Emilios en este sector tan bonito de Espadán, un recorrido al que no le faltó de nada, ni belleza, ni grandes vistas ni tampoco dureza, vamos, lo que viene a ser la esencia de esta gran sierra. El Pico Espadán, con cruz y sin cruz, siempre es apuesta ganadora, no importa subir y almorzar allí cuantas veces haga falta. Yo lo he hecho unas cuantas, pero nunca saliendo desde Almedíjar, así que tomo noto.
    A modo personal me ha entrado mucha nostalgia al ver tu fotos, pues esta zona (la carbonera, la Castañera, Almanzor, el Cullera...) la visité muchas veces cuando me iniciaba en esto del senderismo, incluso una vez con mi madre, antes de que sus vertebras le impidiesen practicar senderismo.

    Un abrazo.

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    Respuestas
    1. ¡Hola Emilio!

      Que gozada de rutas que os podéis marcar en Espadà, me encantan esos senderos custodiados por alcornoques, pero si encima son de semejante tamaño, aun más.
      Una preciosa ruta con unas vistas impresionantes y que además pasas por restos de nuestra historia más reciente.
      Me alegra ver que tienes la rodilla perfecta y que puedes volver a marcarte rutas largas y con buen desnivel, a ver si nos vemos por Montanejos y hacemos algo juntos, que hace demasiado que no hacemos nada.

      Un abrazo.

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  2. Hola Emilio...
    Completísima,exigente y espectacular ruta la que nos has mostrado y contado.
    Cuando he leído la introducción del rutón,enseguida he pensado que como mínimo entre 18-20 kilómetros y 1000 o más de desnivel,pues por ahí anduvisteis...jejeje.
    Al margen de distancias y desniveles,la satisfacción siempre es plena cuando se camina por esa maravillosa Sierra de Espadán.Bueno mi ultima visita no fue del todo halagüeña,pero como también apuntas,a veces hay factores que empañan algo nuestra salida,pero siempre hay que sacar lo positivo de nuestra pasión por la montaña.
    Buen tandem formasteis los "Emilios" y desde luego el recorrido desde ese mágico Barranco Almanzor,buenas sendas,vistas,ese marco incomparable para almorzar como es la cima de Espadán y el paso por el Refinición y Cullera,además de esas "piedras",convierten esta ruta en las de apuntar,a pesar de su dureza.
    Buen final en Almedijar a una gran jornada montañera.

    Un abrazo.

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  3. Hola Emilio, buena y exigente ruta por Espadán que me trae muy buenos recuerdos. Ese triplete tiene mucho poderío. Quizás el mayor esfuerzo sea el último tramo de subida al Espadán que nos ofrece su cara más salvaje. El resto se enlaza bastante bien y completa una ruta muy recomendable. Un abrazo.

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