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lunes, 18 de octubre de 2021

CAMINO PRIMITIVO, 4ª ETAPA: TINEO-BORRES (18/10/2021).

 

“El peregrino primordial parte en busca de una verdad anunciada, que se convierte en su propia verdad, para asumirla y hallarla en el lugar sagrado. Y, al mismo tiempo, en el interior de sí mismo. Para alcanzar esa meta, poco importa el hecho de que emprenda el camino solo o rodeado de compañeros que compartan su ideal en mayor o menor grado. Lo fundamental es que sepa recorrerlo, que lo haga con los ojos abiertos de par en par y con la mente despierta para saber cuándo ha de separar la paja del grano y lograr empaparse de cada una de las claves que vayan surgiendo en esa lenta preparación de la conciencia  que supone la andadura hacia un destino trascendente libremente elegido.” (Juan G. Atienza, “Los peregrinos del Camino de Santiago”)

Emprendemos esta cuarta etapa con los ojos bien abiertos y la mente despierta para tratar de aprender a discernir lo esencial de lo superfluo e impregnarnos de todas las claves que seamos capaces de encontrar en el camino para acercarnos a ese destino trascendente  que cita Juan G. Atienza.

Datos de la etapa:

Distancia: 17 km.
Tiempo total: 5 horas 30 min.

Esta etapa nos llevará desde Tineo a Borres en el recorrido más corto de las siete etapas que realizaremos con la finalidad de poder hacer en la próxima jornada, la variante de los Hospitales que nos parece mucho más interesante que el recorrido oficial. De esta manera, acortamos también esta etapa para afrontar con mayor solvencia la próxima, de mayor dificultad.


A una pronta hora de la mañana nos encontramos frente al Ayuntamiento de Tineo para iniciar esta nueva etapa. Como es evidente y como se puede apreciar, la tranquilidad y el silencio reinan  en Tineo. Nosotros intentamos no alterarlos.


Antes de comenzar la etapa, echamos un vistazo por Tineo. El sol pugna por salir detrás de la loma e iluminar este fabuloso escenario que podemos ver.


Nos asomamos a  un mirador sobre el valle...


...y esto es lo que vemos. Sencillamente precioso.


También nos detenemos, sonriendo, ante este bar. 
Sabemos qué dibujos animados vio en su niñez su dueño.


Y también nos detenemos con curiosidad ante el escaparate de una ferretería que exhibe este nido de avispas, construido con fibras de madera masticada y que puede contener hasta dos mil avispas según reza un cartel explicativo. Nunca vi un nido tan grande de avispas.


Salimos de Tineo por una empinada calle para calentar motores.
El corazón se acelera y vamos cogiendo ritmo.


El peregrino ha de estar atento a los peligros que le pueden surgir en el camino.
En este caso, un amenazador felino nos acecha camuflado entre la vegetación. Afortunadamente, no parecía tener mucha hambre y no sufrimos su ataque.


Vamos cogiendo altura poco a poco.


Y la altura nos ofrece bonitas vistas de Tineo, que poco a poco va quedando atrás.


Pasamos junto a la fuente de San Juan.


Junto a la fuente, una especie de capilla con esta hornacina con San Juan en su interior.


Y vamos teniendo vistas de Tineo desde diferentes ángulos.


El camino se ha suavizado y es muy agradable. Apetece caminar.


Nada altera a las vacas que pacen ajenas a lo que pasa a su alrededor.


¡Bueno, ésta parece que sí  le interesamos y parece preguntarnos algo!


Cruzamos el arroyo de Robleu por este rústico y sencillo puente de madera.


El camino se asoma al valle en el mirador de Letizia, según reza este panel de madera.


Y ciertamente tenemos buenas vistas.


Y seguimos ahora un bonito camino en suave ascenso a media ladera del monte Brañugas.


Las hojas de robles y castaños ya alfombran el suelo que pisamos. El otoño ya está aquí.

"Mi otoño anticipado me vuelve reflexivo;
me encuentras casi triste, sereno, pensativo."

                                           Medardo Ángel Silva


Y las vistas se hacen infinitas.

"El paisaje se hace más amplio, se dilata, se pierde en una sucesión inacabable de altibajos plomizos..." (Azorín, "La ruta de Don Quijote)


El camino se empina un poco hasta llegar al alto de Guardia (879 msnm)


A esta altura, el paisaje ha cambiado totalmente y los robledales han dado paso a los prados de altura.



"El árbol tenía un letrero
que solo los pájaros podían leer:
”Se alquilan ramas para nidos”,
decían las letras
que un hombre no habría podido leer.
A pesar del anuncio,
ningún pájaro vino
a hacer su nido
en este árbol, que muere de tristeza,
gacha la cabeza,
al borde del camino."

                      Alfonsina Storni


Nuestro camino transcurre ahora por la sierra de Cortina.


A la cota que caminamos, tenemos unas grandes panorámicas. No sé si engrandecidas por la presencia de las amenazantes nubes o por el contrario, ensombrecidas y apagadas por ellas.


Las vistas hacia la cordillera Cantábrica son también espectaculares.


Nos detuvimos ante esta preciosa flor de onagra. Ese amarillo "CHILLÓÓÓÓNNNN" no puede pasar desapercibido para nadie que desee empaparse de todo aquello que ve, oye, escucha y percibe a lo largo del camino.


Un cómodo caminar nos lleva ahora hasta el final de etapa.
“Adopta el paso de la naturaleza: su secreto es la paciencia.” (Ralph Waldo Emerson)


Lo cierto es que cada vez me gusta más detenerme en las flores y disfrutar de su belleza sencilla y sin artificios. Esta parece ser la flor de la zanahoria silvestre. Investigando sobre ella he encontrado esta curiosidad. No sé si veis en el centro como un insecto, como una pequeña mariposa morada, pues no lo es. "Y un dato curioso es que en el centro de la umbela suele aparecer una única flor de color caoba o negro, estéril, que simula un insecto para atraer a otros (fuente: "El blog de la tabla").


Tras un descenso por un tramo pedregoso, salimos a esta pista de cemento rallado que nos va a llevar a la AS 350.


Caminaremos unos setecientos metros por una senda paralela a la carretera.


Abandonamos la carretera por la izquierda a la vista de esta señal.


Seguimos ahora por un bonito camino carretero por el interior de un tupido robledal.
El camino desciende de manera abrupta y la humedad hace muy resbaladizas las piedras, por lo que caminaremos con cuidado de no caer.


El tupido bosque también tiene abundantes castaños. Aquí tenéis la evidencia.


Como comenté en otra de las etapas, los tramos en soledad ayudan a meditar, o mejor, para no adulterar el significado oriental del vocablo, a pensar en mil y una cosas. Pensando, por ejemplo, en las sensaciones físicas que produce el esfuerzo de caminar durante tantos kilómetros, me vino a la cabeza esta sentencia del Baghavad Gita (texto sagrado hinduísta): “Del mundo de los sentidos proceden el calor y el frío, el placer y el dolor: unos y otros son efímeros y accidentales, van y vienen…Sobreponte a ellos con valentía.”


El camino acaba en una pista que nos da la opción de acercarnos a ver el monasterio cisterciense de Santa María de Obona, en estado de abandono, a ochocientos metros; o seguir nuestro camino. En nuestro caso, seguimos esta segunda opción.


La pista forestal también transcurre por un bonito y tupido bosque y su escaso desnivel nos facilita mucho el camino además de hacernos disfrutar visualmente.


También vimos diferentes tipos de setas. Somos legos en esa materia, pero como dijo algún amigo mío "todas las setas son comestibles, al menos una vez".


Desde luego, el camino no tiene desperdicio y ofrece tramos verdaderamente memorables.


En algún claro del bosque podemos ver la aldea de Obona. A la derecha, casi al borde la foto, podemos ver el monasterio de Santa María la Real que no hemos visitado al final.


El camino nos lleva hasta Villaluz.


Éste es su lavadero.


Pero apenas rozamos Villaluz y apenas pasado su lavadero, ascendemos hacia la TI 3.


Otro peligro amenazador. Este gran felino acecha al peregrino (me ha salido el ripio sin querer), pero tampoco nos atacó.


Y seguimos disfrutando del verde, ese verde variado e intenso de esta bella tierra que tanto nos ha hechizado.

"Muy cerca está, romero,
la tierra verde y santa y florecida
de tus sueños; muy cerca, peregrino
que desdeñas la sombra del sendero
y el agua del mesón en tu camino."

                              Antonio Machado


También vimos muchas setas yesqueras. Son setas curiosas que han dejado la tierra para ver las cosas desde más arriba. Deben ser más espirituales e inteligentes que las de tierra.


Bonita imagen de las mazorcas del maíz puestas a secar en la balconada del hórreo. Estamos en Vega de Rey.

"De la hoguera sentados en torno,
en sus brazos la madre arrullaba
al infante robusto;
daba vuelta, afanosa la anciana
en sus dedos nudosos, al huso,
y al alegre fulgor de la llama,
ya la joven la harina cernía,
o ya desgranaba
con su mano callosa y pequeña,
del maíz las mazorcas doradas."

                           Rosalía de Castro

Es raro que las casas no tengan begonias entre las plantas que las adornan. La verdad es que son muy aparentes y decorativas.


Seguimos disfrutando del paisaje que nos produce una gran serenidad.


Nos llamó la atención la cantidad de caracoles que pudimos ver por muchas partes. No parece que aquí sean carne de cazuela.


Los robles son los grandes protagonistas de todas las etapas. Mirad éste, por ejemplo, frente al desvío a la aldea de Vega de Rey.


Las ondulantes colinas cubiertas de verdes prados, se ven a veces salpicadas por maizales.


Pasamos por Berrugoso.


Y a continuación llegamos a Las Tiendas, aldea de la que solo vimos las casas que están en la foto.


Vamos con los ojos bien abiertos para tratar de no perdernos ni los más pequeños detalles.
Por eso nos paramos en una señal de tráfico donde nos entretuvimos viendo cazar a esta araña.

"Yo me pregunto, madre...
Yo me pregunto, madre: ¿no se gasta la pila
que la sutil luciérnaga para alumbrarse tiene?
¿y tampoco concluye cuando la araña hila
el misterioso ovillo que encubierto mantiene?"

                                             Marilina Rébora

Nuestras retinas siguen llenándose de tonos de verde que pintan este paisaje ondulante y sereno.


¿Será este solitario árbol el que cita en un poema suyo el poeta uruguayo Fernán Silva Valdés?

"En mis pagos hay un árbol,
que del olvido se llama,
al que van a despenarse, vidalita,
los moribundos del alma."

Este poema, musicado por Alberto Ginastera ha sido muy versionado, siendo quizás la versión más conocida la que hizo Víctor Jara. Podéis escucharla pinchando aquí: "El árbol del olvido"


Y llegamos a Campiello. Ya teníamos ganas porque allí haríamos la parada para almorzar.


Almorzamos en casa Herminia, un albergue y bar emblemático de este Camino Primitivo.


El repostaje no estuvo nada mal.


Tras reponer fuerzas, seguimos el camino más animados por acabar de almorzar...y porque ya nos queda muy poco para terminar.


Pasamos por la aldea del Fresno...


Y luego por El Espín.


Aunque nos queda poco, tampoco aceleramos el paso demasiado porque disfrutamos palmo a palmo del camino que recorremos.


Al salir del Espín, seguimos a la izquierda por este camino que enseguida dejaremos a la derecha para coger un camino de tierra.


Este es el frondoso camino que desciende a una vaguada y que tras una ligera subida nos llevará a Borres, final de la etapa.


Un último esfuerzo y habremos llegado a Borres, aunque el camino es muy agradable y no nos importaría que se alargara.

Borres al alcance de la mano.


Aquí, junto al desvío al albergue de Borres, que se encuentra en las afueras de la aldea, encontramos la fuente de la Reguera, que no tenía agua.


Acercando un poco el zoom de la foto, vemos el albergue municipal de Borres en la antigua escuela, al que no vamos a subir.


Dejamos el desvío al albergue y seguimos hasta la aldea. Estos caballitos corretean por el prado alegremente. Ante estos caballitos no puedo evitar evocar párrafos del autor que con mayor sensibilidad y delicadeza ha tratado el mundo de los equinos. Sí, lo habéis adivinado, se trata del poema en prosa "Platero y yo", de Juan Ramón Jiménez. Esta escena de la foto me ha sugerido este párrafo del libro que ahora reproduzco:

"Lo dejo suelto, y se va al prado, y acaricia tibiamente con su hocico, rozándolas apenas, las florecillas rosas, celestes y gualdas..."


Nosotros seguimos hasta el "Barín" de Borres, donde amablemente nos cuñaron la credencial. No hice foto del Barín y he tenido que tomar prestada una de internet para ilustrar mi comentario.
(Autor de la foto, Gabi. Foto sacada de la página del Camino de Santiago de Consumer)


La recompesa final vino con la comida en Berducedo, en casa Araceli. Sólo cabe decir lo que dijo el famosillo: "en dos palabras, im presionante".


Creo que a la vista está. No hacen falta las palabras. Aunque tampoco es lo mismo leerlo, verlo en fotos que comérselo.


Tras la reconfortante comida, demostramos nuestra satisfacción con una foto de grupo.


“La realidad es que en el Camino de Santiago, hubo y hay de todo. Por eso es una ruta de fe, de iniciación, de arte, de deporte, de geografía física y humana, y sobre todo de experiencia personal en la soledad silenciosa del caminar, aunque tampoco debemos excluir los medios modernos del viaje turístico y cultural.” (“Los Caminos de Santiago. Arte, cultura y leyendas” José Fernández Arenas)

Demás etapas:



Película de la etapa.


8 comentarios:

  1. Hola Emilio.

    Otra bonita y variada etapa superada... y a salvo de los feroces ataques felinos!!

    Muy bueno y curioso el apunte sobre la flor de la zanahoria silvestre. Fascinante naturaleza. Nunca te acostarás...

    Un abrazo.

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    1. ¡Hola, Dani! En cada etapa vamos descubriendo cosas nuevas y disfrutando de un paisaje al que no estamos acostumbrados. Una gozada en todos los sentidos. En cuanto al refrán, yo tengo mi particular visión: "no sabrás una cosa más si no te acuestas".
      Un abrazo.

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  2. Bonita etapa con unas buenas viandas al final, no como el almuerzo de Herminia.sin incidentes por los agresivos felinos

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    1. ¡Hola! Ciertamente, a la vista de las fotos, otra bonita etapa bien realizada y con buena recuperación alimentaria como es obligatorio en estos casos. Y la suerte que no nos atacaron los fieros felinos.
      Un abrazo.

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  3. Hola Emilio: Bellas estampas paisajísticas y humanas (la de grupo), bonita combinación entre paisajes, compañías, reflexiones, cansancio,, descanso, gastronomía... A seguir gozando. Un abrazo.

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    1. ¡Hola, Emilio! El camino es un compendio de todas esas cosas que citas, por eso es tan enriquecedor. Te gustaría.
      Un abrazo.

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  4. ¡Hola Emilio!

    Puede que fuera la etapa más corta, pero que cantidad de preciosos rincones que recorristeis, eso sí, siempre al acecho de peligrosos felinos...

    Me estoy empezando a preguntar si hicisteis el camino por disfrutar del lugar o por las impresionantes comilonas que os pegáis en cada etapa... jajaja

    Un abrazo.

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    1. ¡Hola, David! Todas las etapas, fuera cual fuera su distancia, tenían un gran encanto que supimos disfrutar como se merecían. Y, efectivamente, las "comilonas" son necesarias. ¿Tú sabes lo que gastas caminando? Además la vida de peregrino es muy dura como habrás podido comprobar.
      Un abrazo.

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