CAMINO PRIMITIVO, 6ª ETAPA: BERDUCEDO-GRANDAS DE SALIME (20/9/2021)
“El
Camino peregrino se plantea como una búsqueda liberada de prejuicios, tanto
racionales como sentimentales, en el que la mente y el espíritu se vacían de
ideas preconcebidas o genéticamente implantadas; donde el ánimo logra abrirse a
la sorpresa y se vuelve capaz de admitirla tal cual surge, sin intentar
explicarla ni comprenderla con arreglo a módulos que han venido marcando
nuestro comportamiento secular, incluso ante rutas que, desde hace decenas de
siglos, han venido siendo holladas por millares de caminantes que tendrían que
haber desvelado todos sus significados y que, efectivamente lo lograron,
guardaron piadosamente para sí sus experiencias más íntimas.” (Juan G. Atienza,
“Los peregrinos del Camino de Santiago”)
Con esa idea vamos en una búsqueda liberada de prejuicios que nos haga abrirnos a lo que sobrevenga y adaptarnos a ello sin intentar explicarlo ni comprenderlo, únicamente aceptándolo tal cual y que entre a formar parte de nuestra experiencia más íntima, esa que hace posible nuestro crecimiento interior y más espiritual.
Afrontamos la sexta etapa con buen ánimo tras la bonita y emocionante etapa anterior por la variante de los Hospitales. Lo más destacable de la etapa, es una fuerte subida desde A Mesa hasta Buspol que nos hará resoplar con fuerza y desde aquí, una muy prolongada bajada de unos seis kilómetros hasta el embalse de Salime, que embalsa las aguas del río Navia. Otro aliciente, será ver las azules aguas del pantano que pondrá una nota de color entre tanto verde.
Datos de la etapa:
Distancia: 22 km.
Tiempo total: 5 horas 30 min.
Otro día que es preciso madrugar.
Como dijo Jorge Luis Borges..."Ya no es de noche y no es aún de día."
El grupo empieza a moverse en una mañana agradable y no muy fría.
¿Quién dijo que los gatos son animales solitarios, independientes y huraños?
Este grupito se da calor y compañia poniendo de manifiesto que no es verdad lo que se dice de ellos.
"El aire cristaliza bajo el humo.
¿Ojo de gato triste y amarillo?.
Yo en mis ojos, paseo por las ramas.
Las ramas se pasean por el río."
Federico Gracía Lorca
Subimos por una pista de cemento que más adelante se convertirá en camino carretero.
Las sombras de la noche empiezan a disiparse muy lentamente. Parece que el día tuviese pereza de levantarse.
La penumbra evita que las fotos se vean con la nitidez que me gustaría.
Amanece, que no es poco y las nubes cubren las zonas más bajas del valle.
"Nubes flotantes, húmedos vapores,
Viajeras incansables del espacio,
Que vestís los colores
Del rubí, del zafíro y del topacio!
Veros me place; el sol os ilumina
Y le tendéis magnífica cortina."
José Tomás de Cuéllar
Las primeras luces del día nos van permitiendo una mejor visión del paisaje que nos rodea.
Y somos conscientes de lo que nos perdemos cuando la oscuridad nos envuelve.
El camino carretero sale a una carretera que nos llevará hasta La Mesa.
Mientras llegamos y a la espera de que el día aclare más y la luz permita unas fotos más nítidas, vamos disfrutando del paisaje, ocupado por prados donde pastan o descansan tranquilamente y sin prisas, las vacas.
O nos detenemos en detalles llamativos como los frutos de un rojo intenso de este serbal junto a la carretera.
Las nieblas no acaban de levantarse y confieren al paisaje asturiano este típico aspecto. Al día le cuesta imponerse.
Esta vaca también atrae nuestra atención dando leche a su ternero: ¡qué tierno!
Últimos metros antes de llegar a La Mesa.
Llegamos hasta esta aldea, parroquia de Grandas de Salime, hacia donde nos dirigimos.
Entramos en la aldea que tiene muy pocos habitantes.
Estaban reconstruyendo la techumbre de su iglesia, dedicada a Santa María Magdalena.
Pasamos junto al albergue municipal, aunque nosotros cuñamos en el albergue Miguelín que estaba abierto a esa temprana hora.
Apenas dejamos atrás las últimas casas empezamos una fuerte subida que nos pone en fila de uno.
El sol ya ha tomado posición en el cielo.
"El tenue resplandor del sol naciente
poco a poco los cielos ilumina,
y al fresco soplo de vital ambiente
va huyendo presurosa la neblina."
Miguel Ángel Corral
La fuerte pendiente nos lleva hasta el lomo de esta montaña que está poblada de aerogeneradores. Desde aquí empezaremos a bajar, primero de una forma más gradual y luego de manera más directa, hasta el embalse de Salime en lo que es tal vez una de las bajadas más largas de todos los caminos de Santiago (aproximadamente siete kilómetros).
La niebla es persistente en las zonas bajas y se resiste a desaparecer.
Vimos estos días muchas macrolepiotas cerradas como ésta...
...o abiertas con su forma de parasol.
Empezamos a bajar suavemente.
En Buspol, a casi mil metros de altura, nos encontramos con la rústica y sencilla capilla de Santa Marina.
Éste es el interior de la capilla, con dos tallas policromadas que representan a Santa Marina y Santa María Magdalena.
Apenas pasada la humilde capilla, vamos a comenzar con una bajada más pronunciada pero relativamente cómoda y nos va a proporcionar bellas vistas por encima de las nubes dada la altura desde la que nos encontramos.
Caminaremos por encima de un mar de nubes que cubre el valle por el que transcurren las aguas del embalse.
Y ante este espectáculo, no podemos sustraernos a la tentación de hacernos una foto, con este mar de nubes y Grandas de Salime al fondo.
Esta primera parte de la bajada la hacemos por una pista ancha que zigzaguea sin excesiva pendiente.
Además de nubes y un horizonte más o menos visible, nos encontramos con pequeños detalles que vamos guardando en la cámara de fotos, como este pimpollo que pugna por seguir adelante en este inhóspito terreno.
O estas florecillas de brezo que pasan casi desapercibidas, pero no para nosotros, ávidos de retener hasta el más mínimo detalle.
Y sin duda, disfrutar del espectáculo que supone caminar por encima de un mar de nubes.
"Si la niebla se esfuma
¿Qué otra pasión me espera?
¿Será tranquila y pura?"
Federico García Lorca
Preciosos helechos y pinos jalonan el camino en este tramo.
Los momentos caminando en soledad te traen pensamientos, imágenes, versos, canciones...son bonitos momentos en compañía propia que te ayudan a reflexionar sobre lo humano y lo divino
"Yo no sé lo que busco eternamente
en la tierra, en el aire y en el cielo,
yo no sé lo que busco, pero es algo
que perdí no sé cuándo y que no encuentro,
aun cuando sueñe que indivisible habita
en todo cuanto toco y cuanto veo."
Rosalía de Castro
El camino a seguir está bien marcado, es imposible perderse, aunque un proverbio chino afirma que: “Jamás se desvía uno tan lejos como cuando cree conocer el camino.”
El camino deja de bajar de manera tan constante y llanea más o menos, pero seguimos disfrutando de un paisaje un tanto espectral.
"El espectáculo de lo que es bello, en cualquier forma que sea presentado, eleva la mente a nobles aspiraciones" (Gustavo Adolfo Bécquer)
La niebla se va disipando poco a poco. A medida que vamos descendiendo la visibilidad es mejor y vemos las aguas del embalse y alcanzamos a ver algunos de los edificios usados por los operarios que trabajaron en la construcción del embalse, hoy en día abandonados.
Nos sorprendió ver también este madroño con frutos maduros.
El último tramo hasta la carretera AS-14 zigzaguea por el interior de un tupido y precioso castañar que hizo las delicias de nuestros sentidos.
Es una maravilla poder pisar estas sendas. Como dijo Willian Faulkner "Un paisaje se conquista con las suelas del zapato, no con las ruedas del automóvil". Y es evidente que a este camino no podemos llegar en coche.
La vegetación es exuberante.
"En los bosques, perdido, corté una rama oscura
y a los labios, sediento, levanté su susurro:
era tal vez la voz de la lluvia llorando,
una campana rota o un corazón cortado."
Pablo Neruda
Las babosas se cruzan en el camino y hemos de tener cuidado para no pisarlas.
Tras un largo descenso de casi siete kilómetros, salimos a la carretera y la seguiremos a la izquierda.
A nuestra derecha, a la otra parte del embalse en la ladera de la montaña, vemos las edificaciones que sirvieron de vivienda a ingenieros y obreros que trabajaron en la construcción del embalse y que se encuentran abandonados.
Ya vemos nítidamente el dique del embalse.
Antes de llegar al dique, que habremos de cruzar, nos asomamos a este mirador denominado "la boca de la ballena" supongo que por la boca del túnel por la que se accede al mismo.
Y esto es lo que vemos desde él. La presa de tipo de "gravedad" y 128 m. de altura.
El embalse de Grandas de Salime recoge las aguas del río Navia, siendo el tercero construido en la cuenca de este río. Como ocurre en la mayoría de embalses, las aguas anegaron aldeas y tierras de cultivo, cambiando para siempre la vida de sus moradores.
El embalse no presenta su mayor capacidad.
Cruzamos el dique que embalsa las aguas.
A la otra parte, bajo los aliviaderos de la presa, se encuentra la central hidroeléctrica de Salime. La producción de electricidad es el principal uso del embalse.
Seguimos por la carretera en ascenso y vemos la otra cara del dique con los aliviaderos que estaban en estado de restauración.
A medida que subimos por la carretera, vamos disfrutando del aspecto que muestran las aguas del embalse.
Las azules aguas del embalse nos hacen rememorar estos versos.
"¡Mi vida es como un lago taciturno!
yo he sabido formar, gota por gota,
mi fondo azul de ver el universo."
Salvador Novo
Más o menos nos falta la distancia que marca el panel para llegar a Grandas: seis kilómetros.
Pero antes hemos de reponer fuerzas porque el tramo que nos queda es de subida y la gasolina se nos está acabando. Nos detenemos en el hotel Las Grandas y en su soleada terraza almorzamos y recuperamos fuerzas.
Vistas del embalse desde la terraza del hotel.
Tras el almuerzo abordamos los últimos kilómetros que transcurren por la carretera en una subida de unos cuatro kilómetros que aunque hacemos cómodamente, nos obliga a realizar un sobresfuerzo...
Desde la carretera, vemos enfrente las bien trazadas zetas del sendero por el que hemos bajado hasta el embalse.
...que se ve suavizado por las vistas...
...que van cambiando de ángulo y de altura...
...de las aguas del embalse.
Y llegamos a este punto donde, si lo deseamos, abandonaremos la carretera para abordar el último kilómetro y medio por senda.
Este tramo de senda no alarga ni acorta el recorrido, por lo que se puede seguir por carretera si lo preferimos, pero la carretera no tiene el encanto ni la belleza que vamos a disfrutar por el sendero.
Y entramos triunfales en Grandas de Salime.
En este sencillo lavadero que encontramos a la entrada del pueblo, damos por finalizada esta sexta etapa.
Si el tiempo nos lo permite es muy recomendable que nos entretengamos en el Museo Etnográfico , uno de los más importantes de Asturias y muy completo, que nos trasladó a otro tiempo pretérito, aunque si lo pensamos bien, no hace tanto que vivíamos de otra manera tan diferente, aunque tal vez más tranquila. Las siguientes fotos muestran algunas salas del museo que recomiendo visitar.
Y para finalizar la ruta, nada como una típica fabada asturiana en Casa Araceli.
Como se puede apreciar, la comida no tuvo desperdicio.
Concluyo con este párrafo de Juan G. Atienza de su libro "Los peregrinos del Camino de Santiago", que refleja uno de los muchos aspectos que enriquecen al peregrino que se aventura en esta andanza: “Y
quiero recalcar la condición piadosa del silencio, porque sigo creyendo que el
Camino de revelación ha de ser no un itinerario oculto ni secreto, sino una andadura
en la que cada cual, por muy acompañado que marche, deberá descubrir sus
propias raíces en lo más profundo de sí mismo y no dejar que las desvele otro
que, por sabio y perspicaz que sea, no hará sino transmitirle experiencias
ajenas que jamás quedarán implantadas en uno mismo para pasar a formar parte
fundamental de su propio ser.”
El recorrido hasta ahora estaba siendo muy variado, pero si se echaba algo en falta era un gran toque acuático, y ese os lo proporcionó el embalse de Salime, y las bonitas vistas que tuvisteis de él. Muy bonitos los tramos de sendero, en especial el que transcurrió entre el castañar y el que casi al final os hizo evitar la carretera. Y por si la etapa no hubiese sido lo suficiente bonita ahí os pintaron ese mar de nubes para que caminaseis sobre él.
La anterior fue la etapa reina, pero la comilona reina os la pegasteis en esta jajaja.
¡Hola, Dani! Ciertamente el embalse de Salime le dio el toque azul a un camino eminentemente verde como es el Camino Primitivo. Un bonito toque. Y con elementos muy atractivos como esas nubes que comentas y el tramo final de sendero entre castaños hasta salir a la carretera. De la comida, no me atrevo a calificarla. Sólo puede decir "Qué dura es la vida del peregrino". Un abrazo.
Hola Emilio: Con la sexta etapa seguida, el cansancio ya empieza a hacer mella pero la satisfacción compensa el esfuerzo. Bellos paisajes y parece ser que todavía no hace frio. Interesante el museo etnográfico que plasmas y cuya foto escolar (la del aula) antiguos recuerdos me traen. Un abrazo.
¡Hola ,Emilio! Estamos cansados, pero contentos. Lo llevamos bastante bien y disfrutar del camino te quita todos los males. Muy interesante el museo que nos retrotrajo a otro tiempo relativamente cercano y sin embargo tan lejano. Es una paradoja pero es así. Un abrazo.
en esta etapa te pone en forma, la subida cuando sales de la Mesa un 10, pero la que subes del embalse otro 10, y el remate es cuando ves el pueblo de Grandas de Salime que parece que nunca llegues y el remate la cuesta que te pones a 100 de pulsaciones, que buenos recuerdos, gracias por tus relatos
¡Hola, David! Una etapa muy bonita y variada, no le falta de nada. Se disfruta mucho de ella. Bueno, y la fabada es casi una obligación estando en Asturias,¿no crees? Un abrazo.
Hola Emilio.
ResponderEliminarEl recorrido hasta ahora estaba siendo muy variado, pero si se echaba algo en falta era un gran toque acuático, y ese os lo proporcionó el embalse de Salime, y las bonitas vistas que tuvisteis de él. Muy bonitos los tramos de sendero, en especial el que transcurrió entre el castañar y el que casi al final os hizo evitar la carretera. Y por si la etapa no hubiese sido lo suficiente bonita ahí os pintaron ese mar de nubes para que caminaseis sobre él.
La anterior fue la etapa reina, pero la comilona reina os la pegasteis en esta jajaja.
Un abrazo.
¡Hola, Dani! Ciertamente el embalse de Salime le dio el toque azul a un camino eminentemente verde como es el Camino Primitivo. Un bonito toque. Y con elementos muy atractivos como esas nubes que comentas y el tramo final de sendero entre castaños hasta salir a la carretera. De la comida, no me atrevo a calificarla. Sólo puede decir "Qué dura es la vida del peregrino".
EliminarUn abrazo.
Hola Emilio: Con la sexta etapa seguida, el cansancio ya empieza a hacer mella pero la satisfacción compensa el esfuerzo. Bellos paisajes y parece ser que todavía no hace frio. Interesante el museo etnográfico que plasmas y cuya foto escolar (la del aula) antiguos recuerdos me traen.
ResponderEliminarUn abrazo.
¡Hola ,Emilio! Estamos cansados, pero contentos. Lo llevamos bastante bien y disfrutar del camino te quita todos los males. Muy interesante el museo que nos retrotrajo a otro tiempo relativamente cercano y sin embargo tan lejano. Es una paradoja pero es así.
EliminarUn abrazo.
en esta etapa te pone en forma, la subida cuando sales de la Mesa un 10, pero la que subes del embalse otro 10, y el remate es cuando ves el pueblo de Grandas de Salime que parece que nunca llegues y el remate la cuesta que te pones a 100 de pulsaciones, que buenos recuerdos, gracias por tus relatos
ResponderEliminar¡Hola, Julián! Esas dos subiditas que comentas, se las traen, pero hemos subido cosas peores. Y el resto, se lleva muy bien.
EliminarUn abrazo.
¡Hola Emilio!
ResponderEliminarMuy bonita etapa a nivel paisajístico, con grandes contrastes y preciosos bosques por los que transitasteis.
Que gusto da poder irse parando y disfrutar de los pequeños detalles que nos regala la naturaleza.
Menuda fabada que os ventilasteis, a este paso, en lugar de volver con unos cuantos kilos de menos volveréis con algunos de más... jajaja
Un abrazo.
¡Hola, David! Una etapa muy bonita y variada, no le falta de nada. Se disfruta mucho de ella. Bueno, y la fabada es casi una obligación estando en Asturias,¿no crees?
EliminarUn abrazo.