SIERRA DE ENGUERA: UNA VUELTA POR SUS CAMINOS Y SUS SENDAS (25/10/2025)
“La única manera de aprender a escribir una
novela es ponerse a escribirla. La novela misma es el cuaderno de ejercicios y
el testimonio del aprendizaje.” (“El verano de Cervantes”, Antonio Muñoz Molina). De la misma forma, si quieres descubrir la naturaleza en toda su intensidad y aprender a amarla la única manera es pisarla y recorrerla porque ella misma es el cuaderno de ejercicios y el testimonio de lo que eres capaz de sentir en ella.
En esta ocasión nos desplazamos a la Sierra de Enguera para realizar una sencilla ruta, sin grandes pretensiones, con la única intención de pasar una agradable mañana en la naturaleza y conocer un poco más una zona desconocida. Con ese ánimo nos desplazamos a las Casas de Benalí, a dieciocho kilómetros de Enguera, en plena sierra del mismo nombre, para dar una vuelta por sus caminos y sendas.
Llegamos al lugar de inicio con las primeras luces del día. Esta borrosa imagen es el fiel reflejo de lo que sucede en ese momento preciso en el que el día empieza a romper. (foto de Emilio Romero)
"Cielo en el río del alba
-mi amor en tus ojos vagos-
oh, naufragar -¡ascender!-
¡siempre más hondo! ¡más alto!
...Río en el amanecer..."
Jaime Torres Bodet
Complejo Turístico Rural Casas de Benalí, desde donde empezaremos nuestra ruta de hoy.
Aún no ha amanecido y el silencio reinaba en el ambiente.
Antes de comenzar la ruta nuestra habitual posamos para la cámara para la posteridad, como vulgar equipo de fútbol. De derecha a izquierda: Emilio Romero, Rafa Lafuente y un servidor.
Iniciamos la ruta caminando dirección a las Casas de Benalí. Se trata de un complejo de turismo rural dirigido más bien a grupos.
A unos doscientos metros del inicio vemos este panel que nos indica que por este punto pasa el GR-7 (Este sendero de Gran recorrido forma parte del sendero europeo E-4 que une las localidades de Esparta y Tarifa con una longitud de 2700 km). Pero en esta ocasión no vamos a recorrer ningún tramo de este GR.
Nosotros dejamos la dirección del GR-7 que se dirige a Vallada para girar por un ancho camino que sale por la derecha.
Pasamos por la restaurada parroquia de las Casas de Benalí dedicada a San Antonio de Paula.
El camino nos lleva a la cercana fuente de Benalí, aproximadamente a trescientos metros del inicio.
(foto de Emilio Romero)
Interior de la fuente de Benalí.
"Amante: no me lleves, si muero, al camposanto.
A flor de tierra abre mi fosa, junto al riente
alboroto divino de alguna pajarera
o junto a la encantada charla de alguna fuente.
A flor de tierra, amante. Casi sobre la tierra,
donde el sol me caliente los huesos, y mis ojos,
alargados en tallos, suban a ver de nuevo
la lámpara salvaje de los ocasos rojos."
Juana de Ibarbourou
Junto a la fuente se encuentra el recinto de la piscina del Complejo Turístico.
Seguimos un camino muy incierto, nada claro, muy mojado y con mucha vegetación.
Los brezos adornaban el monte.
La idea era bajar al barranco de García para visitar la fuente Flara. Pero la vegetación lo hacía complicado.
Decidimos buscar un camino más sencillo y no bajar al barranco.
(foto de Emilio Romero)
Caminamos por un camino, no muy evidente, paralelo al barranco, pero a un nivel más elevado.
Aproximadamente en el kilómetro uno trescientos pasamos junto a las ruinas de la casa de Vicente Ferri. Es uno de los diferentes ejemplos que veremos en el recorrido que evidencian que no hace mucho, este entorno rural tuvo una vida muy activa. Ahora, de aquel tiempo sólo quedan las ruinas. ¡Qué similitud con la vida de las personas!
"Insondables aflicciones
se posan entre las ruinas
de mis ya muertas pasiones.
¡Ay, que con las golondrinas
huyeron mis ilusiones!"
Julio Flórez
Desde la Casa de Vicente Ferri tenemos un ancho y cómodo camino que nos va a conducir a otra casa de labranza de la zona, pero ésta mucho mejor conservada y tal vez aún con actividad.
La tónica general que hemos encontrado en todo el recorrido es el suelo muy húmedo, incluso algo embarrado en algunos puntos.
Para ver la casa de la fuente de la Flara nos hemos de desviar por este camino por la derecha que será de ida y vuelta.
Llegamos a la casa de la fuente de la Flara, siguiendo un sendero herboso, que se ve muy restaurada.
Frente a la casa encontramos un membrillo que presentaba amarillos membrillos que seguramente no serían recogidos.
"Con membrillos maduros
perfumo los armarios.
Tiene toda mi ropa
Un aroma frutal que da a mi cuerpo
Un constante sabor a primavera."
Juana de Ibarbourou
Junto al membrillo, una gran higuera, que desgraciadamente no tenía higos. (foto de Rafa Lafuente)
"Como la higuera eres.
Como la higuera vieja.
Y paso, y me saludan
silencio y hojas secas."
Miguel Hernández
Tras la visita a la casa volvemos al cruce y seguimos el camino que llevábamos.
Consecuencia de la humedad del suelo es la gran cantidad de huellas de diferentes animales que indican que hay gran cantidad de fauna por la zona, aunque nosotros no vimos ningún mamífero vertebrado.
Cortando el camino encontramos este pino caído que nos impide el paso. La abundante vegetación a ambos lados impedía rodearlo. Toca romper algunas ramas para poder sortearlo. Rafa se encargó de ese trabajo.
Salvando el obstáculo.
(foto de Emilio Romero)
Seguimos el cómodo paseo con el terreno muy blando, siempre entre pinos.
Otra consecuencia de la humedad son las setas. Encontramos algunas como las que veis en las fotos.
No conocemos mucho sobre las setas, únicamente que todas son comestibles al menos una vez.
Seguimos el camino que poco a poco va descendiendo hacia el cauce del río Grande.
A veces la naturaleza que recorremos nos deja rincones curiosos, como esta especie de "arco del triunfo" que parece darnos la bienvenida y que nos acercará al cauce del río Grande.
(foto de Emilio Romero)
Alcanzamos el cauce del río Grande en este punto tan grandioso que nos hace sentir muy pequeños.
Aunque la mayor parte del cauce lo encontramos seco, justamente aquí hay un remanso de agua que le da un encanto especial.
"Andando.
Mi corazón ya es remanso;
ya soy lo que me está esperando
(andando, andando)
y mi pie parece, cálido,
que me va el corazón besando."
Juan Ramón Jiménez
Justo en este silencioso, grandioso y bonito enclave, encima de esta gran roca a modo de mesa, decidimos almorzar. Mesa sencilla y a la vez opulenta porque no nos falta de casi nada.
Tampoco suele faltar la foto que deja patente que almorzamos muy a gusto en nuestras rutas.
(foto de Emilio Romero)
Y lo que parecía un almuerzo como el de todas las rutas, se convirtió en un emotivo, sencillo y cariñoso homenaje al que escribe estas líneas dado que cumplía ya una cierta edad y mis amigos se acordaron del evento y tuvieron este bonito detalle conmigo. Es de agradecer que las personas que estimas y te estiman se acuerden de ti de vez en cuando.
(foto de Rafa Lafuente)
Tras el almuerzo y el pequeño, pero grande a la vez, homenaje seguimos nuestro camino abandonando el cauce del río Grande por este punto y siguiendo el camino que se adivina a la izquierda.
El emotivo homenaje acabado de recibir nos hace reflexionar.
"Lo más terrible se aprende enseguida
y lo hermoso nos cuesta la vida."
"Canción del elegido", Silvio Rodríguez
Dejamos abajo el cauce del río Grande porque el camino ha ascendido un tanto.
Pero bajaremos en breve de nuevo para volverlo a cruzar.
Llegamos a este punto donde debemos bajar al cauce para cruzarlo y vemos esta paleta en el suelo.
Rafa, muy hacendoso, se dispuso a sujetarla en un pino para que al menos fuera visible.
Desde aquí coincidiremos durante casi tres kilómetros con un sendero local no homologado de Bolbaite denominado "Un paseo por río Grande".
Bajamos al cauce seco del río Grande y cruzamos por donde vemos la marca.
Un pequeño saltamontes se encaprichó de mi móvil y se aferró firmemente a él durante unos instantes.
Bajamos pues de nuevo al cauce del río Grande.
En la otra orilla vemos un poste de madera que nos indica la dirección a seguir. Desde aquí, los algo menos de cinco kilómetros que nos restan para finalizar la ruta serán todos en ascenso. Los primero dos kilómetros y medio más duros y los siguientes en un ascenso más moderado y suave.
Aquí tenemos las primeras rampas.
En apenas cien metros llegamos a otras ruinas. En esta ocasión se trata de la casa de la Gorda.
El el corral anejo a la casa podemos ver aún el horno moruno.
Ahora nos toca sufrir rampas más duras, que con la panza llena se lleva peor.
“Ascender por pendientes empinadas requiere paso corto al
principio.” (Willian Shakespeare)
La visión de bellezas como la de la foto suavizan el cansancio de la subida.
¿La Deshojamos?
"En mi pequeño huerto brilla la sonrosada margarita, tan fecunda y humilde, como agreste y sencilla."
Rosalía de Castro
Y seguimos subiendo y subiendo.
Lo bueno que tiene subir es que se abren las panorámicas y se disfruta de lo lindo.
Rafa, en su habitual labor de conservar y agrandar los hitos que encontramos en el camino.
Ahora nos toca subir este cortafuegos hasta el final. Lo hacemos "con paciencia y una caña".
En lo alto del cortafuegos nos esperaba pacientemente este poste direccional de la ruta del "Un paseo por río Grande". Seguimos coincidiendo con él por la derecha.
La pendiente ya se ha suavizado bastante y al ancho camino y caminar entre pinos hace la marcha agradable.
Nuevo cruce con poste y seguimos las indicaciones hacia la derecha.
Seguimos por el cómodo camino.
Y llegamos a este cruce. Aquí abandonamos la ruta del paseo por el río Grande que sigue hacia la izquierda y nosotros nos vamos por la derecha hacia las Casas de Benalí. Ya estamos cerca.
Preciosa avenida flanqueada de grandes pinos que hacen una delicia el caminar por aquí.
“Al
aroma de los pinos se mezcla el aroma de las sabinas, del espliego, del romero,
del enebro. En este aire sutil y fuerte de los paisajes levantinos y
castellanos, los aromas se expanden con toda su libertad, todo el paisaje es
aroma, todas las cosas que pasan por el monte, nuestras ropas, nuestros pies,
se impregnan de un sentido olor.” (Azorín, “Castilla”)
Esta es la última bifurcación que encontraremos antes de acabar la ruta.
Un kilómetro escaso nos resta desde aquí a las Casas de Benalí.
“Cuando
tengas que elegir entre dos caminos, pregúntate cuál de ellos tiene corazón.
Quien elige el camino del corazón no se equivoca nunca.” (Popol Vuh)
Pasamos por esta masía en cuya puerta aparece el nombre de Casa María Luisa. En el mapa del IGN aparece como casa de la Hornera.
Y ya muy cerca del final de la ruta vemos la silueta de antiguos conocidos. Por la mañana, a la llegada al punto de inicio, ya los vimos pero estaban demasiado difusos para fotografiarlos.
Nos despedimos también del Caroig, al que aún no hemos subido. Es un objetivo pendiente que el tiempo dirá si lo cumplimos o no.
A pocos metros del final, encontramos este tosco y viejo poste de madera que marca la distancia al Caroig desde este punto: 40 km. Un poco lejos para la hora que es. Lo dejaremos para otro día.
Unas cinco horas de ruta y terminamos donde comenzamos. Eso sí, ahora con más luz.
Un precioso perro y un exuberante gato del complejo rural salieron a recibirnos y despedirnos a la vez.
Y aquí ponemos fin a esta ruta, sencilla, sin pretensiones, pero que nos ha servido para conocer una zona que no conocíamos y disfrutar de esa naturaleza que tanto nos gusta recorrer y caminar y que tantas cosas nos enseña y tantas sensaciones nos produce.
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