Decía Eduardo Galeano…“Si me caí, es porque estaba caminando. Y caminar vale la pena, aunque te caigas.” Y ya creo que vale la pena, porque caminar no es sólo un ejercicio físico. Son muchísimas más cosas que tal vez pasen desapercibidas para muchos. Caminar es pensar, dudar, sentir el aire en el rostro, notar cómo te calienta el sol, detenerse ante una flor, un insecto o cualquier animal, sentir dolor, tomar decisiones, soñar, elegir, fatigarse, reír, llorar, amar, odiar, creer, sudar, mojarse, hablar, cantar, querer, alegrarse, entristecerse, conformarse, luchar, a veces hasta morir…,o sea, sentir que vives. Es por eso que, aunque nos caigamos, seguiremos caminando porque hacerlo es vivir.
Os presento esta bonita y espectacular ruta en Aín, en plena sierra de Espadán, denominada "Ruta del agua" (también de las Fuentes) y que nos lleva a recorrer diez de las fuentes de su término municipal. En nuestro caso únicamente visitamos ocho de ellas, a saber: Avellaner, Arquet, Caritat, Ereta, Juncaret, Barranc del Roig, de la Mina, y Noguerals. Nos dejamos la de San Ambrós, que ya conocíamos y la de la Basseta. Toda la ruta transcurre por parajes de gran belleza donde el alcornoque es el principal protagonista. El tramo más duro del recorrido es la subida desde el barranco de la Caridad hasta la fuente de la Ereta máxima altura de la ruta.
Como buen senderista experimentado, en épocas de calor hay que salir muy pronto para que a las horas de mayor insolación, ya hayamos acabado. Apenas las carreteras puestas ya estábamos en el aparcamiento a la entrada de Aín.
Luis Gispert, al que tuve el placer de conocer en 2012, maestro del senderismo cuando aún no era una moda, es un gran conocedor de la sierra de Espadán y nos mostró en muchos de sus libros sobre ésta y otras sierras, su amor por la montaña. Hemos aprovechado estos conocimientos para escoger algunos párrafos sobre Aín de su libro "Caminando por la sierra de Espadán" que nos vienen muy bien para presentaros este precioso pueblo en el corazón de esta privilegiada sierra.
“Ahín,
topónimo de fuente, de agua, pueblo poético, notablemente cantado por el fluir de frescas y amables
fuentes. Aureolado por una destacada estructura montañosa, por un interesante
pintoresquismo que puede hacer la delicia de cualquier fotógrafo o pintor al
hallazgo de paisajes donde la belleza se entronca con la apacible vida rural,
con un silencio que parece acunarse entre el rumor del agua.” (Luis Gispert, “
Caminando por la sierra de Espadán”)
Entramos en Aín y llegamos a la plaza José Sorribes Fuster, donde se encuentra el edificio del Ayuntamiento. El silencio reina a esta pronta hora de la mañana.
Nos hacemos la foto de grupo en la puerta del consistorio. De izq. a der. Rafa Lafuente, servidor y Emilio Romero.
Y empezamos a callejear por las pulcras y silenciosas calles del pueblo. Llegamos a la plaza Pintor Gimeno Barón, donde se ubica el templo parroquial. Una fuente nos ofrece su agua por si necesitamos llenar una cantimplora.
“Tiene
calles de ascendencia moruna, retorcidas, estrechas, con planos donde se recrea
el sol y juegan las sombras. Calles espléndidas de asfalto, en pendiente, que
conservan su viejo sabor; ramales en busca de la plaza Pintor Gimeno Barón,
donde está la iglesia parroquial, del siglo XVIII de nave corintia, consagrada
a San Miguel Arcángel. La torre es de sillería. El patrón del pueblo es San
Ambrosio. Recrea la plaza el murmullo de una fuente.” (Luis Gispert, “
Caminando por la sierra de Espadán”)
Y seguimos caminando por las estrechas callejuelas que nos llevan a la salida del pueblo.
“Ahín
tiene el viejo encanto de esos pueblecitos evocadores de una larga historia,
situados en rincones privilegiados, muy aptos en verano para el reconfortante
descanso y el contacto con el límpido aíre lleno de esencias silvestres que
matiza la enriscada y solemne sierra Espadán. Con sus casas blancas, Ahín es
eminentemente veraniego, acicalado de chalets de armonioso porte.” (Luis
Gispert, “ Caminando por la sierra de Espadán”)
En cada rincón del pueblo encontramos un bonito motivo para detenernos.
Salimos fuera enfilando la calle del Agua.
Pasamos junto al calvario, donde se encuentra la ermita del Cristo del Calvario, aunque en esta ocasión no subimos a visitarlo.
Apenas pasado el calvario, nos encontramos con la primera de las fuentes que visitaremos, la del Avellaner. Está unos metros retirada del camino. Escasamente mana un hilo de agua.
El poste, aunque a contraluz, nos indica la dirección de la próxima fuente: la del Arquet.
Antes pasamos por esta balsa.
El camino es precioso y a esta hora de la mañana, aún muy fresco y aderezado por el canto de los pájaros que acompañan nuestro pausado caminar.
El rumor del arroyo que recorre el barranco de la Caridad también nos hace compañía.
Y llegamos al Arquet. Se trata de un arco por el que pasa una acequia con aguas para el riego de las huertas. (foto de Emilio Romero)
"Yo soy un puente inmóvil entre
tu corazón y la eternidad.
Si me muriera de repente
no dejaría de cantar!"
Pablo Neruda
Tras el arco, nos encontramos con el reconstruido molino del Arco, antiguo molino harinero que usaba las aguas del barranco de la Caridad. En la actualidad es propiedad privada.
Y frente al molino vemos la paleta que nos desvía a la segunda fuente de nuestro recorrido: la fuente del Arquet. Avanzaremos unos metros por una cerrada senda que nos llevará hasta ella.
Vemos con algo de pena que la fuente está seca.
Aún queda alguna amapola a la que recitar algún poema.
¿Recuerdas la amapola
que calcinó el verano,
la amapola marchita,
negro crespón del campo?
Antonio Machado
La viuda morada (Scabiosa atropurpurea) también llama muestra atención, ¡cómo no!
Seguimos por el sendero, que desemboca en una pista. Hemos dejado atrás, en el cruce anterior, el desvío hacia el castillo de Benalí.
Seguiremos unos cuatrocientos metros hasta llegar a la tercera de las fuentes de la ruta: la de la Caridad.
Antes de llegar a la fuente, pasamos junto al bonito entorno del también molino harinero de Dalt, o de Guinza o de Enrique.
La presencia del agua es constante y ofrece bellos rincones como el de la imagen.
"Y así, como un arroyo que se convierte en río,
y que en cada cascada se purifica más,
voy cantando este canto tan ajeno y tan mío,
con la simple palabra que no muere jamás."
José Ángel Buesa
Y llegamos a la fuente de la Caridad. De esta fuente se abastece de agua potable la población, aunque también se utilizan sus aguas para el regadío. Es por ello que se encuentra cercada.
Fuente de la Caridad.
Semilla de diente de león, ¿qué viento te llevará lejos para germinar de nuevo en otro lugar?
El alcornoque es el señor de esta sierra. En la ruta vamos a poder disfrutar de la presencia de antiguos, majestuosos y preciosos ejemplares como el de la foto.
Unos quinientos metros después de la fuente, dejaremos la pista y nos desviaremos por una senda que sale a la derecha. Desde aquí vamos a ir ascendiendo por el barranco de la Horteta hasta un collado donde nos desviaremos hasta la cuarta fuente de la ruta: la de la Ereta. Éste será el punto más alto de la ruta y por lo tanto, este tramo será el de mayor pendiente.
Pasamos junto a las ruinas del corral de Bovalar.
Vemos tramos de camino empedrado que nos muestra que se trata de un camino de herradura, de esos que tanto nos gustan.
"Camino blanco, viejo camino,
desigual, pedregoso y estrecho,
donde el eco apacible resuena
del arroyo que pasa bullendo..."
Rosalía de Castro
Compañera habitual de todas mis rutas, no ha fallado en ésta.
“Lo que tú eres no puedes verlo, lo
que ves es tu sombra.” ( Rabindranath Tagore)
La subida es un poco fuerte y nos obliga a emplearnos a fondo. Pero el entrono nos recompensa.
Cruzando el barranco, los restos de lo que parece un acueducto. El aprovechamiento del agua ha sido siempre una prioridad.
El musgo tapiza gran cantidad de rocas y troncos, señal que nos encontramos en la cara norte de la montaña.
“Ascender por pendientes empinadas
requiere paso corto al principio.” (Willian Shakespeare)
En nuestro caso he de decir que "al principio" y al final también.
Un pequeño helecho anticipo de los que veremos después que deben ser hermanos muy mayores de éste. Ya veréis.
El sendero sigue subiendo haciendo latir nuestro corazón y dilatando nuestros pulmones que necesitan cantidad extra de oxígeno.
Esta hiedra comienza tímidamente una amistad con el alcornoque que se convertirá en una gran pasión cuando sus tallos lo abracen totalmente hasta casi asfixiarlo.
Precioso el tono verde de este joven rusco.
Y aquí apreciamos el aprovechamiento que se hace de la corteza de los alcornoques. Aunque este trabajo ha desaparecido prácticamente en la sierra.
Se disfruta mucho en cualquier rincón de la sierra y la belleza nos hace olvidar el cansancio. Y si no olvidarlo, al menos soportarlo estoicamente.
Original la flor del trébol de zorra (Trifolium angustifolium).
Subir entre alcornoques cuesta, pero no nos importa.
Salimos a un collado y seguiremos la senda que vemos a la derecha que nos llevará tras una breve subida, hasta la fuente de la Ereta, el punto más elevado de la ruta.
El camino no es largo, apenas doscientos metros.
Y hay que subir un ribazo para encontrarnos con la fuente de la Ereta, cuarta de las que hemos de visitar.
"¡Mi sed, mi ansia sin límite, mi camino indeciso!
oscuros cauces donde la sed eterna sigue,
y la fatiga sigue, y el dolor infinito."
Pablo Neruda
Tras visitar la fuente, regresamos hasta el collado por el mismo camino.
De nuevo en el collado, obviaremos la pista, que es el camino de Mosquera, y buscamos un sendero que sale casi enfrente del que hemos tomado para subir a la fuente de la Ereta.
Como todos los senderos de la sierra de Espadán que descienden, hemos de hacerlo con precaución por la pendiente que presentan y la piedra suelta que puede hacernos resbalar en cualquier momento. En este caso, el inicio se encuentra un poco descompuesto y hemos de tener cuidado para no caer de culo.
Estamos sobre la cota setecientos y tenemos buenas vistas. Enfrente, el Montí.
entró en el bosque... Y nadie lo ha visto regresar."
José Ángel Buesa
El sendero se suaviza algo y lo disfrutamos mucho.
"Aquí hay una montaña.
No saldré nunca de ella."
Pablo Neruda
De vez en cuando nos gusta detener nuestros pasos y deleitarnos con las vistas.
"Al mirar del paisaje la borrosa tristeza
y sentir de mi alma la sorda pena oscura,
pienso, a veces, si esta dolorosa amargura
surge de mí o del seno de la Naturaleza."
Francisco Villaespesa
Seguimos por un tupido bosque de alcornoques.
Y llegamos a una zona donde encontramos un mar de helechos de gran tamaño que nos recuerda a las selvas de Jurassic Park.
Espectacular mar de helechos que nos ha impresionado. Serán los hermanos mayores de los que vimos antes.
"El verde es gala y ornato
del bosque en la primavera;
entre sus siete colores
brillante el iris lo ostenta;
las esmeraldas son verdes;
verde el color del que espera,
y las ondas del océano
y el laurel de los poetas."
Gustavo Adolfo Bécquer
En este privilegiado enclave encontramos la quinta fuente del recorrido. Se trata de la fuente del Juncaret, de agua muy fresca.
Fuente del Juncaret.
"¡Ay del que llega sediento
a ver el agua correr
y dice: La sed que siento
no me la calma el beber!"
Antonio Machado
En el paraje de la fuente tenemos la suerte de encontrar este majestuoso ejemplar de alcornoque. Me refiero al árbol. El otro alcornoque que posa junto a él no tiene nada de majestuoso.
"Sé bien que soy tronco
del árbol de lo eterno.
Sé bien que las estrellas
con mi sangre alimento.
Que son pájaros míos
todos los claros sueños…
Sé bien que cuando el hacha
de la muerte me tale,
se vendrá abajo el firmamento."
Juan Ramón Jiménez
Y en lugar tan especial decidimos detenernos al habitual momento del almuerzo.
Otros tres alcornoques dispuestos a dar buena cuenta de las viandas del almuerzo. (foto de Emilio Romero)
Nuestros bártulos también necesitan un descanso.
Tras el almuerzo, seguimos nuestro camino entre un tupido y mágico bosque donde nos sentimos vigilados por gnomos y elfos. Caminamos junto al barranco del Juncaret.
Desde luego, caminar por aquí no tiene desperdicio.
"Te invito, sombra, al aire.
Sombra de veinte siglos,
a la verdad del aire,
del aire, aire, aire.
Rafael Alberti
¿Hay algo más fantástico y mágico que caminar por senderos así? Si no lo experimentas, no lo puedes saber.
El sendero va a dar a una pista. Junto al sendero los restos de un corral en ruinas, vestigio de un pasado no muy lejano que nunca volverá.
La siguiente fuente que vamos a visitar está indicada por este poste que nos indica la dirección a seguir.
Se trata de la fuente del barranco del Roig.
Tras la visita a la fuente del barranco del Roig, volvemos sobre nuestros pasos y subimos una pequeña pendiente que nos lleva hasta la séptima de las fuentes que vamos a visitar.
Aquí nos la marca este poste: fuente de la Mina.
Aquí la tenéis.
Seguimos caminando. Aún nos queda pasar por una octava fuente. Mientras vamos disfrutando del paisaje privilegiado que tiene Aín. La peña Pastor destaca frente a nosotros.
"Y hay en nuestras montañas, y en nuestros cielos
en cuanto tiene vida y en cuanto tiene ser,
un color de suavidad y transparencia húmeda,
de vaguedad, que sólo a nosotros da placer."
Rosalía de Castro
En el tramo que nos queda, vamos a encontrar multitud de mariposas que adornan con sus colores y sus vuelos el camino que llevamos y que hacen que nos detengamos admirados por su belleza. En la foto una mariposa limonera (Gonepteryx rhamni).
"Tiene la mariposa cuatro alas;
tú tienes cuatro versos voladores;
ella, al girar, resbala por las flores;
tú por los labios, al girar, resbalas."
Salvador Rueda
Hemos dejado el tupido bosque de alcornoques y caminamos por terreno más abierto.
Y seguimos disfrutando de las mariposas.
En la foto una mariposa saltacercas (Lasiommata megera)
"¿No eres tú, mariposa,
el alma de estas sierras solitarias,
de sus barrancos hondos
y de sus cumbres agrias?"
Antonio Machado
Vamos en busca de la última fuente de la ruta.
Justo antes de salir junto al camino de la Mosquera que coincide con el GR 36, encontramos otro corral en ruinas que habla de la importancia del ganado en otras épocas. Hoy nada queda de aquello. Es un viaje sin retorno.
Este es el corral con esas arcadas típicas de los corrales de esta sierra que aguanta indemnes el paso del tiempo, ejemplo de buena construcción.
Junto al corral, unos amables senderistas nos inmortalizan con esta foto. (foto de Emilio Romero)
Ahora, seguimos por la derecha siguiendo el camino de la Mosquera que coincide un tramo como dije antes, con el GR 36.
Y llegamos a la octava fuente de nuestra ruta: la de los Nogales.
Fuente de los Nogales.
Se encuentra junto al camino y nos vino muy bien para refrescarnos y aliviar el calor que empezaba a hacer.
"Dice la monotonía
del agua clara al caer:
un día es como otro día;
hoy es lo mismo que ayer."
Antonio Machado
Curiosa la mariposa limonero que con las alas cerradas semeja ser una hoja, con sus nervios y todo.
"Juega tú a ser hoja
y yo a ser rocío:
y en tus brazos locos
tenme suspendido."
Gabriela Mistral
“Las cosas son del que las mira y las sabe apreciar y las entiende y es capaz hasta de hablar con ellas."(Casilda Iriarte en “La Reina de las Nieves" de Carmen Martín Gaite)
Tras la visita a la fuente de los Nogales, volvemos sobre nuestros pasos dirección a Aín.
Vista de la torre del castillo de Benalí y a la izquierda el pico Espadán (1099 msnm) que da nombre a la preciosa sierra.
Una delicia poder disfrutar de estos lepidópteros que alegran nuestra vista y nos impactan por su belleza.
"Yo me alejé de tu lado
queriéndote sin saberlo.
No sé cómo son tus ojos,
tus manos ni tus cabellos.
Sólo me queda en la frente
la mariposa del beso."
Antonio Machado
Hacía tiempo que no veíamos una mariposa podalirio (Iphiclides podalirius). Tuvimos la suerte en esta ocasión de poderla fotografiar de esta guisa.
"¡Quién fuera mariposa!
Flor del aire, luciente y fugitiva;
envidio esa existencia temblorosa,
que siempre en pago de la miel que liba,
deja un polvo de oro en cada rosa."
Julio Flórez
Y también tuvimos la suerte de encontrarnos con esta perdiz junto al camino, que en lugar de huir despavorida, se dedicó a pasearse hacia arriba y abajo posando para nosotros.
Y no estaba sola, iba rodeada con diez perdigones que la seguían allá donde iba.
Fue una bonita y tierna experiencia la que vivimos. Pudimos hacer muchas fotos de la perdiz y sus crías.
De camino a Aín pasamos por debajo del castillo. Acercamos con el zoom los restos que quedan del mismo.
Monstruo de piedra, elévase el castillo
rodeado de coposos limoneros,
que sombrean los húmedos senderos
donde crece aromático el tomillo.
Julian del Casal
En este punto volvemos a coger la senda que sale por la izquierda para volver al tramo que transcurre junto al barranco de la Caridad.
De nuevo disfrutamos de este bonito y tupido sendero.
De nuevo pasamos junto al molino del Arc y al Arc, pero ahora en sentido contrario a unas horas antes.
Ya tenemos a la vista las casas de Aín.
Y entramos ya en sus limpias y tranquilas callejuelas que tanto nos gustan.
"Oh, calles de los pueblos.
A su vera duermen las niñas.
Tienen los ojos azules.
Tienen el cuerpo moreno.
Oh... Muros de los pueblos."
Liber Falco
“Mirad bien estas casas: todas tienen ventanas; pero entre todas habrá una con una ventana pequeña, misteriosa, que hará que vuestro corazón se oprima un momento con inquietud indefinible…Yo no sé lo que tiene esta pequeña ventana; si hablara de dolores, de sollozos y de lágrimas, tal vez al concretarla, no expresaría mi emoción con exactitud; porque el misterio de estas ventanas está en algo vago, algo latente, algo como un presentimiento o como un recuerdo de no sabemos qué cosas…"
(Azorín, “Las confesiones de un pequeño filósofo”)
Otro bonito y coqueto rincón. Mires por donde lo mires, es un encanto de pueblo.
“Ahín, topónimo de fuente, de agua, pueblo poético, notablemente cantado por el fluir de frescas y amables fuentes. Aureolado por una destacada estructura montañosa, por un interesante pintoresquismo que puede hacer la delicia de cualquier fotógrafo o pintor al hallazgo de paisajes donde la belleza se entronca con la apacible vida rural, con un silencio que parece acunarse entre el rumor del agua.” (Luis Gispert, “ Caminando por la sierra de Espadán”)
Y terminamos nuestra bonita ruta por esta mágica sierra frente al Ayuntamiento.
Aunque en la ruta no pasamos por la fuente de San Ambrós, os la muestro para que la conozcáis.
Y terminamos con una cerveza para aliviar el calor e hidratarnos un poco. Nos supo a gloria como podéis imaginar.
El punto y final lo ponemos en el aparcamiento, que ahora ya se encuentra totalmente ocupado.
Podéis acceder al tríptico de la ruta pinchando en el siguiente enlace. Allí encontraréis indicaciones detalladas de cada una de las fuentes: Ruta del agua.
Tal vez algún lector considere que me he excedido con los poemas que aparecen en la descripción de la ruta, pero no me hagáis a mí responsable de ello. La culpa es de Aín y de la sierra de Espadán que son los verdaderos responsables de que la poesía aflore por cada rincón de la ruta.
¡Jobar, Emilio! Eres un libro abierto. Sabes de plantas, de animales y de rutas. Tú sí que eres senderista nato, de los que se levanta a las tantas de la mañana para ir por estos senderos de Dios y no churruscarse. Yo soy del gremio senderista vaga, que no le apetece levantarse tan pronto. En verano, directamente no voy a patear y me conformo con quedarme en la casa de una amiga en la playa
¡Hola! Bueno...realmente la Naturaleza es el libro abierto.Cuando la vives, te das cuenta de la cantidad de cosas que no sabes y eso es lo que me hace ir aprendiendo poco a poco. En cuanto a madrugar, no me importa. Al contrario, no me molesta en absoluto y más si es para hacer senderismo y montaña que es lo que tanto me gusta. Un saludo.
Hola Emilio, preciosa esta ruta que nos hizo disfrutar de lo lindo por sus espectaculares paisajes, algún tramo algo durillo en las cuestas pero sobradamente recompensado por la belleza del entorno. (No me sale el enlace de valoración). Un abrazo.
¡Jobar, Emilio! Eres un libro abierto. Sabes de plantas, de animales y de rutas. Tú sí que eres senderista nato, de los que se levanta a las tantas de la mañana para ir por estos senderos de Dios y no churruscarse.
ResponderEliminarYo soy del gremio senderista vaga, que no le apetece levantarse tan pronto. En verano, directamente no voy a patear y me conformo con quedarme en la casa de una amiga en la playa
¡Hola! Bueno...realmente la Naturaleza es el libro abierto.Cuando la vives, te das cuenta de la cantidad de cosas que no sabes y eso es lo que me hace ir aprendiendo poco a poco. En cuanto a madrugar, no me importa. Al contrario, no me molesta en absoluto y más si es para hacer senderismo y montaña que es lo que tanto me gusta.
EliminarUn saludo.
Hola Emilio, preciosa esta ruta que nos hizo disfrutar de lo lindo por sus espectaculares paisajes, algún tramo algo durillo en las cuestas pero sobradamente recompensado por la belleza del entorno. (No me sale el enlace de valoración). Un abrazo.
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