Seguidores

martes, 30 de noviembre de 2021

LA BARRACA DE AGUAS VIVAS (30/10/2021)

Como decía  don Ibrahim, personaje de la Piel del Tambor de Arturo Pérez Reverte, "No se hacen tortillas sin cascar algunos huevos". Aplicando la frase a nuestras intenciones, no podemos conocer bien una zona si no caminamos por ella. Tenemos que pisarla para conocer bien su esencia, sus valores, sus encantos...
Por eso, esta vez nos desplazamos a La Barraca de Aguas Vivas, en la comarca de la Ribera Alta. Hemos estado cerca de aquí, pero no en este lugar concreto. Vamos a conocer una nueva zona, lo que nos motiva y atrae porque aún nos queda mucho por conocer.


Es noche aún cuando llegamos hasta el punto de inicio. El silencio y la calma reinan en las calles de La Barraca de Aguas Vivas.



"Hemos andado despacio, sin acabar nunca.
Salimos una madrugada, hace mucho, oh, si, hace
muchísimo
Hemos andado caminos, estepas, trochas, llanazos.
Las sienes grises azotadas por vientos largos. Los
cabellos enredados en polvo, en espinas, en
ramas, a veces en flores."

                                                  Vicente Aleixandre


Empezamos a andar "...en el preciso instante en que los gatos dejaban de ser pardos" ("La prueba de los laberintos", Arturo Pérez Reverte). Aquí ya distinguimos el blanco y el negro en este gato que nos mira precavidamente por si tuviera que huir.


Caminamos por la calle Fuente de la Falzia que nos deja en el lavadero municipal a la salida del pueblo.


Y aprovechamos la luz artificial del lavadero para hacernos la foto de inicio, porque el día no acaba de nacer aún.


Junto al lavadero, la fuente que lo surte de agua.


La calle desemboca en este camino que transcurre paralelo al barranco de la Falzia y que vamos a recorrer casi en su totalidad. Un tramo en la ida y el resto a la vuelta.


El sendero está marcado con estas líneas azules que vamos a ir siguiendo.


Aproximadamente a  un kilómetro de la salida subimos por estas escaleras...


...que nos llevan hasta la fuente de la Falzia, de la que no vemos manar agua. Al parecer va canalizada y han cerrado la salida por aquí.


Empezamos a subir por un estrecho sendero, bastante cerrado en muchos tramos que ralentizaba el paso.


El mirto abunda en la zona. No en vano, en las proximidades de Alzira, se encuentra el paraje de "La Murta", donde abunda este arbusto, como en la zona que vamos a recorrer hoy.

"Pobre verso condenado
a mirar tus labios rojos
y en la lumbre de tus ojos
quererse siempre abrasar.

Colibrí del que se aleja
el mirto que lo provoca
y ve de cerca tu boca
y no la puede besar."

                      Manuel Gutierrez Nájera


Además de lo cerrado de la senda, las piedras estaban mojadas por la lluvia del día anterior y resbalaban, por lo que debíamos andarnos con "pies de plomo".


Tras ascender unos quinientos metros desde la fuente de la Falzia, nos desviaremos por la derecha en este cruce, dejando a la izquierda el resto del tramo del barranco que haremos a la vuelta.


Vamos ascendiendo sin prisa, pero sin pausa. El día no acompaña demasiado. El cielo está gris y amenaza lluvia. La luz no es la adecuada para las fotografías. Algo de niebla ocupa el valle.


Acercamos con el zoom el Cavall Bernat, al que subimos allá por mayo de 2018.


También acercamos la Creu del Cardenal, a la que hemos subido un par de veces, la última junto al Cavall Bernat.


Alcanzamos altura y vemos la casas de La Barraca de Aguas Vivas, de donde salimos hacia un poco.


El sendero desemboca en una amplia meseta que vamos a recorrer longitudinalmente: el Realenc.


Caminamos por una meseta con algún campo de almendros y monte bajo, sin demasiado encanto para mí, salvo el placer de caminar que nunca me cansa.

Nos desviamos del camino para acercarnos hasta el "pou de dalt", aunque no vale la pena.


Pou de dalt, sin agua y en completa ruina.


Muy próximo al pozo, se encuentran las casas de Arriba (Cases de dalt), también en completa ruina.


Seguimos llaneando, con el monte bajo como única compañía.


Cerca del camino, un campo con colmenas. Pasaremos con cuidado.


Seguimos llaneando con un paisaje monótono y desangelado. Sólo las montañas en el horizonte próximo rompe la horizontalidad del camino.


Las nubes no nos dejan y siguen cubriendo el cielo y oscureciendo el día.


Llegamos hasta este gran aljibe.


Nos asomamos a su interior y vemos el gran tamaño que tiene.


Nuestra idea era subir al cercano vértice geodésico del Vedat.


Vértice geodésico del Vedat. Hicimos una aproximación hasta su base pero cejamos en nuestro empeño de llegar hasta arriba porque no había camino y toda la loma se encontraba cubierta de maleza y aliagas que impedían cualquier acceso hasta la cima. Volvimos sobre nuestros pasos para seguir nuestro camino.


A pesar de la monotonía del camino, siempre encontramos algo que nos atrae y llama nuestra atención, como por ejemplo, estas preciosas y minúsculas florecillas de brezo.


O los rojos frutos de este madroño.


Tras disfrutar de estos pequeños detalles, continuamos nuestro llaneo.


El camino transcurre a una cota de altitud que nos ofrece algunas vistas, como ésta de Játiva a los pies de la sierra del castillo y de la sierra de Vernissa. Delante la montaña del Puig.


Hemos tomado el camino de las Casas de Don Bernardo y ya la vemos frente a nosotros.


Con el selfie, un momento de reflexión...“Un instante más y habrás olvidado todo; otro, y todos te habrán olvidado.” (Marco Aurelio). La vida es efímera y nosotros estamos de paso por ella.



Hacia el sureste se nos hace fácilmente reconocible la "antenada" cima del Mondúver.


Y ya cercana la Casa de don Bernardo.


Vemos el edificio en completa ruina y encintado para impedir el acceso ante la posibilidad de algún derrumbe.

"Soberbias torres, altos edificios,
que ya cubristes siete excelsos montes,
y agora en descubiertos horizontes
apenas de haber sido dais indicios."

                                       Lope  de Vega


Seguimos nuestro camino. Queda atrás la casa de Don Bernardo. También quedaron atrás sus mejores momentos.


Mirando hacia el este, distinguimos el Mondúver y ahora además vemos también el Peñalva. Ambos los visitamos en una ruta que subía a las dos cimas.


Y nuestro caminar sigue por la monótona meseta del Realenc. Apenas destaca nada por el camino...


...alguna mata de esparto...

...o florecilla solitaria que demanda nuestra atención, como esta manzanilla de pastor (Aster Sedifolius)...

"Orgullo de la enramada,
blanca y leve florecilla,
más que todas delicada,
y más que todas sencilla."

                      Carolina Coronado


...o esta margarita cimarrona (Erigeron Karvinskianus)...

"En mi pequeño huerto
Brilla la sonrosada margarita,
Tan fecunda y humilde,
Como agreste y sencilla."

                        Rosalía de Castro


Pequeños invertebrados también llaman nuestra atención. En este caso una babosa y un milpiés parecen mantener una amena conversación que nos es ajena por desconocimiento de su lenguaje.


Y tras entretenernos en estos pequeños detalles, pero que amenizan el monótono camino, seguimos caminando por la pelada planicie.


Hacia el sur, muy borrosa, distinguimos en el centro la ermita de Ntra. Sra. del Puig. Algo detrás muy difuminado, el castillo de Játiva y la sierra Vernissa.


Y no dejamos de ver tampoco el Cavall Bernat y la Creu del Cardenal.


Aquí la Creu con zoom.


Y el Cavall Bernat con  la canal por la que ascendimos en su día.


Y el Mondúver y el Peñalva ahora más visibles.


Y una babosa más.


Alguna mata de margaritas rompe con sus colores blanco y amarillo la supremacía del verde de la mayor parte de la flora del terreno.


Tampoco se nos escaparon las siluetas del Benicadell...


...y del Montcabrer.


Nos desviaremos uno metros de nuestro camino para acercarnos a la Cueva del Agua.

Esta es la entrada a la cueva.


Descendemos unos metros para entrar en esta sala.


Aquí vemos una columna de estalagmitas que han sido mutiladas por algún energúmeno.


La boca de la cueva desde el interior.

No profundizamos más por precaución y falta de linternas. Tampoco era nuestro objetivo. Con esta visita estábamos más que satisfechos.


Volvemos sobre nuestros pasos y retomamos el snedero.


Vistas hacia la sierra de Corbera con su estandarte el Cavall Bernat.


Seguimos nuestro camino y encontramos alguna otra sima, ésta por ejemplo de muy difícil acceso.

Como se aprecia, el sendero no tiene mayor encanto.


Antes vimos una solitaria flor de manzanilla de pastor. Ahora vemos una buena mata. Esto nos hace pensar si la que vimos había dejado el ramillete por rebeldía y había iniciado una nueva vida independiente.


A pesar del día gris, hemos podido ver el mar aunque de manera difuminada, concretamente en la playa de Xeraco.


Nuestro camino va buscando la bajada por una senda que nos llevará de nuevo a la parte alta del barranco de la Falzia. Aquí lo tenemos siguiendo por la izquierda.


Desde la altura de la meseta, antes de ir descendiendo, vemos las poblaciones de Carcaixent (izquierda) y Alzira (derecha).


Y La Barraca de Aguas Vivas.


El sendero de bajada está muy cerrado lo que dificulta mucho avanzar. Una pena que no tenga un mantenimiento.


Mientras nos arañamos y pinchamos, vamos disfrutando de las formaciones rocosas de las paredes del barranco de la Falzia.


Seguimos recorriendo el tramo de barranco que no hicimos antes de manera más o menos penosa.


Pero el barranco, a pesar de los pesares, tiene bonitos rincones.


Y el mirto nos sigue acompañando.


El tramo final se nos hace eterno porque es complicado avanzar.


Hacemos el último tramo de bajada y enlazamos con el desvío que tomamos por la mañana donde dejamos el barranco para subir hasta el Realenc.


El sendero se nos está haciendo pesado por lo cerrado que se encuentra y lo costoso de seguir por él, además de los pinchazos y arañazos que hay que aguantar.


Cruzamos el barranco de la Falzia.


Y enfilamos ya sin problemas el camino que nos devuelve a La barraca de Aguas Vivas.


Ahora nos entretuvimos leyendo la información del panel.


Pasamos de nuevo por el lavadero que ahora veíamos mejor.


De nuevo, la calle Font de la Falzia, que nos conduce al final de la ruta.


Pasamos por la parroquia de Aguas Vivas 


Y terminamos donde empezamos horas antes esta ruta algo gris como el día que hemos tenido.
 
La ruta en el mapa



La ruta en Wikiloc.

Powered by Wikiloc

4 comentarios:

  1. Hola Emilio.

    Como bien indicas, el placer de caminar. No siempre tienen que ser lugares espectaculares, a veces, el simple hecho de dar una vuelta por el monte, es más que satisfactorio, a mí me relaja.

    Salud y montaña.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. ¡Hola, Eduardo! Aunque esta ruta no es de las mejores que he realizado, es evidente que siempre le sacas algún partido. Ya solo el mero hecho de haber podido realizarla es para mí aliciente suficiente. Caminar, siempre caminar.
      Saludos.

      Eliminar
  2. Hola Emilio:
    Ha supuesto para mi "encontrar" este blog . Aunque conocia tu larga trayectoria en este campo con los amigos que compartimos. Gracias por la informaciób
    Llorenç

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. ¡Hola, Llorenç! Me alegro que hayas dado con mi blog.
      Un saludo.

      Eliminar