No hay ruta tan mala que no tenga
algún elemento de interés. Hay rutas más exuberantes y divertidas, otras más
áridas y monótonas. En estas últimas, a pesar de todo, siempre encontraremos
algo que nos llame la atención. Con esta
mentalidad acometemos la ruta de esta semana. Se trata de una ruta dura, que
requiere buena preparación física, que transcurre por senderos pedregosos e
incómodos, con contínuas subidas y bajadas que pondrán a prueba nuestras fuerzas y con escasa
vegetación. Pero a pesar de ello, disfrutamos de una buena mañana que paso a
contaros a continuación.
Volvemos a Bugarra después de más de tres años (Bugarra: un paseo por su término) para realizar una ruta incómoda e ingrata por los desniveles tanto de subida y bajada, así como por la naturaleza de los senderos con mucha piedra suelta y descarnados. La ruta recorre el PR-CV 468 "Cuevas y cimas de Bugarra", homologado en julio de 2021 y que al parecer sustituye a un sendero local anterior que ha debido modificarse porque en un punto del recorrido se ha creado una zona de cultivo de naranjos que impide que el sendero original se pueda seguir, es por eso que lo recorremos parcialmente haciendo algunas modificaciones y que seguimos en el sentido contrario al que marca la descripción del mismo. Además recorreremos un tramo de otro sendero local "Ruta de la Loma de la Pinada", que nos devolverá a Bugarra. Recorremos parcialmente el PR porque nuestro objetivo exclusivo es subir hasta el Alto del Aliagar para disfrutar de los vistas en 360º si el día es favorable. Tampoco teníamos como objetivo visitar las dos cuevas que se encuentran en el recorrido.
Llegamos al punto de inicio, como es habitualmente, a primerísima hora de la mañana, recién puestas las carreteras.
Nos dirigimos hasta el panel que marca el inicio del PR-CV 468, que se encuentra en la playa fluvial de Bugarra.
Antes de iniciar nuestra ruta, nos inmortalizamos como también hacemos habitualmente, con una foto de grupo. De derecha a izquierda: Rafa Lafuente, Jaime y un servidor.
En las orillas del río encontramos diferentes aves acuáticas, como vimos también en nuestra anterior ruta por aquí.
Algún graznido de los patos criollos (patos verrugosos) y alguno silvestre, junto con el rumor del agua eran los únicos sonidos que rompían levemente el silencio del paraje, en el que se respiraba paz y sosiego.
Este tríptico en la página web de Bugarra nos muestra cuatro rutas marcadas que podemos realizar en el término. Nosotros nos dispusimos a realizar la que vemos en color rojo "Ruta de las cuevas y el Alto del Aliagar". También haremos un tramo de la morada "Ruta de la Loma de la Pinada", que nos devolverá a Bugarra para evitar volver por el mismo sitio.
En el panel, vemos la información del PR-CV 468. Este sendero se homologó en julio de 2021 y vemos que coincide en gran parte con el que nosotros queremos hacer, con alguna pequeña modificación y un tramo que alarga la que nosotros vamos a realizar. Realizando la ruta, comprendimos el motivo de una modificación en el PR con respecto al antiguo: un campo de naranjos de reciente creación hizo que tuviera que modificarse el trazado.
Empezamos siguiendo la orilla del Turia hasta cruzar un puente sobre sus aguas que tenemos más adelante.
“Un largo viaje empieza con un primer y sencillo
paso.” (Lao Tse)
Acompañábamos al río en su discurrir hacia su inexorable destino en el mar.
“A veces es imposible detener el río de la vida.” (El Alquimista, Claudio Coelho)
Llegamos al puente sobre el río y lo cruzamos.
El Turia llevaba bastante caudal. nos sentimos muy identificados con los ríos. Son un claro símil de lo que es la vida.
“…aunque
nunca supe el nombre de aquel río del cuento, lo que sí sabía es que las aguas
de todos los del mundo vienen a dar al mar y arrastran con ellas las lágrimas de
quien llora en su orilla.” (Leonardo en “La Reina de las
Nieves”,Carmen Martín Gaite)
Apenas cruzado el puente seguimos cien metros hacia la derecha hasta encontrar esta bifurcación con un poste que nos indica que hemos de seguir hacia la izquierda.
Seguiremos este camino en contínua subida que nos llevará sin descanso hasta la Loma de la Pinada.
Con poco tramo recorrido ya hemos cogido la altura suficiente para tener una visión general de Bugarra, con la Peña Roja detrás.
En los primeros metros de ruta pasamos junto a campos de cultivo, principalmente algarrobos.
Luego el sendero se hará muy duro e incómodo por su desnivel y lo pedregoso y descarnado. Muchos tramos también discurren por roca.
“Ascender por pendientes empinadas requiere paso corto al
principio.” (Willian Shakespeare)
En todo el recorrido únicamente veremos especies de monte bajo (brezo, romero, tomillo, coscoja, baladre, lentisco, aliagas...) también algunos pinos pero todavía muy pequeños que apenas destacan en altura sobre las demás especies.
Esta incipiente flor de brezo nos hizo detener por resaltar de la monotonía que le rodeaba.
"Mi corazón alegras
con tu flor diminuta y tu silencio.
¡Cómo llenas las horas en abismo
de mi pasar sediento!"
Antonio López Baeza
Un dormido caracol esperaría seguramente la lluvia para desperezarse.
"Las cochinillas de humedad,
las mariquitas de san antón,
también vagaba la lombriz
y patinaba el caracol."
Rafael Alberti
El sendero no nos da tregua y es muy exigente. Necesitamos de toda nuestra preparación física para subir. En la foto podemos ver el desnivel subido en un kilómetro y medio de ruta.
Llegamos hasta la Loma de la Pinada marcada con este pilón. Por cierto, ni un solo pino en muchísimos metros a la redonda, salvo algún pimpollo como comenté antes. Esta zona ha sufrido varios incendios que han diezmado las especies vegetales.
Nos detenemos unos minutos a recuperar el aliento tras la fuerte subida y para disfrutar también de las vistas.
Reconocemos el Pico Ropé en Chera, que visitamos en marzo de 2013.
También reconocimos medio escondida, la población de Gestalgar.
Tras recuperarnos del esfuerzo, el sendero muy incómodo, sigue un cordal, por terreno pedregoso, que nos irá bajando hasta el barranco de las Hoces.
El caminar se hace pesado por la cantidad de piedra suelta y el cuidado y concentración que hemos de tener en los tramos de bajada para no tropezar en la multitud de piedras. Pero en contrapartida, vamos fijándonos en lo que el paisaje nos ofrece, como son las vistas hacia la Calderona, donde reconocemos algunas de sus cimas más emblemáticas.
El sendero nos permite disfrutar de vistas hacia Bugarra. (foto Rafa Lafuente)
"En mi patria hay un monte.
En mi patria hay un río.
Ven conmigo.
La noche al monte sube.
El hambre baja al río.
Ven conmigo."
Pablo Neruda
Si además de las piedras y la falta de árboles, le sumamos la bajada con buena pendiente, el esfuerzo se acentúa.
El sendero nos baja hasta el cauce del barranco de las Hoces.
El barranco no lleva caudal y lo cruzamos sin dificultad para seguir por la derecha.
El sendero nos lleva a un campo de naranjos, con ejemplares relativamente jóvenes. En teoría, según el recorrido que vimos en el tríptico del ayuntamiento, la ruta lo cruzaría perpendicularmente. No lo cruzamos y decidimos bordearlo para continuar la ruta. Éste sería el motivo por el cual, en el nuevo PR-CV 468 el recorrido está modificado.
"Por el perfume de azahar difuso,
el naranjo escondido se revela."
Marcelino Menéndez y Pelayo
Bordeamos el campo de naranjos e intentamos buscar la continuidad del antiguo sendero...
Encontramos esta subida que nos ayuda a salvar el talud y continuar nuestro camino.
Subimos el talud y nos deja en este campo de algarrobos, que cruzamos para seguir un sendero evidente que vemos frente a nosotros.
Desde el campo de algarrobos realizaremos otro duro tramo de unos tres kilómetros de subida en un recorrido rompepiernas y la senda con la misma tónica de lo realizado hasta aquí: gran cantidad de piedra suelta y fuerte desnivel. Nuestra preparación física de nuevo a prueba.
Pasamos junto a esta casa de campo algo solitaria: "Mi cabaña".
El sendero sube enseguida y nos deja ver el campo de naranjos que hemos bordeado y que ha hecho modificar el recorrido del PR.
Nuevo cruce. Hacia la derecha visitaríamos la cueva Colomera, pero nos hemos de desviar para verla y luego volver hasta aquí para continuar, pero las cuevas no son nuestro objetivo de hoy. En el primitivo recorrido se podía acceder por la zona del campo de naranjos que hemos bordeado. Ahora eso ya no es posible. Seguimos pues hacia la izquierda dirección El Hocino, aunque al Hocino no llegaremos.
En una roca fotografiamos lo que nos parecen restos fósiles.
Aquí podéis ver un tramo de subida a sumar a lo que ya llevamos detrás. Requiere de nuestro máximo esfuerzo.
"El camino fue largo, muy largo,
fue malo también:
los tropiezos que en él abundaban
lo hacían difícil, cansaban los pies."
Vicenta Castro Cambón
Mientras subimos, vamos echando vistazos a lo que nos rodea. En la foto, Pedralba.
Y tras una bajada, una nueva subida. Una dura ruta, pero es lo que tenemos y no nos quejamos. Con esfuerzo, pero lo vamos a hacer.
“El que quiere en esta vida todas las cosas a su gusto,
tendrá muchos disgustos en la vida.” (Francisco de Quevedo)
A nuestra izquierda, acercamos con el zoom el vértice geodésico del Alto del Aliagar, al que nos dirigimos.
Y llegamos al cruce que nos llevará hasta allí.
Mirad lo que nos queda hasta llegar a la cima, una buena bajada y la dura subida que veis enfrente. El cansancio va haciendo mella en nuestro organismo, pero no nos arredramos y llegaremos a la cima.
“Del mundo de los sentidos proceden el calor y el frío, el
placer y el dolor: unos y otros son efímeros y accidentales, van y
vienen…Sobreponte a ellos con valentía” (Baghavad Gita, texto sagrado
hinduísta)
Vértice geodésico del Aliagar.
Hemos tenido mucha suerte de que el cielo ha estado cubierto y gracias a ello el sol no nos ha castigado de lo lindo. Pero eso también ha impedido que la visibilidad fuera todo lo nítida que nos gustaría. Aún así, tenemos buenas vistas en 360º.
"El viento me ha traído
tu nombre en la mañana;
el eco de tus pasos
repite la montaña..."
Antonio Machado
No podía faltar la foto que certifica nuestro objetivo logrado.
Una vez aquí, tocaba parar a recobrar fuerzas y mientras comíamos, echábamos un vistazo a nuestro alrededor.
Vemos Higueruelas, hacia el norte, donde estuvimos la pasada semana.
Tras disfrutar de las vistas, nosotros no seguimos el PR, que sigue hasta el Hocino y volvemos por donde vinimos al Alto del Aliagar. De nuevo una bajada y otra fuerte subida hasta la Loma de la Pinada que nos va a seguir cansando. (foto Rafa Lafuente)
“He cruzado muchas
veces estas arenas-dijo un camellero cierta noche-.Pero el desierto es tan
grande y los horizontes tan lejanos que hacen que uno se sienta pequeño y
permanezca en silencio.” (El Alquimista, Claudio
Coelho)
Junto a la Loma de la Pinada, se encuentran las ruinas del corral de Vázquez.
Desde aquí iniciaremos el tramo del otro sendero local que vamos a recorrer en parte "Ruta de la Loma de la Pinada", y que nos devolverá hasta Bugarra, evitando la vuelta por el sendero de subida que hicimos por la mañana.
A doscientos metros del corral de Vázquez, encontramos otro corral en ruinas.
Acortamos en esta bifurcación el sendero de la "Loma de la Pinada" yéndonos por la derecha para evitar una vuelta más larga. Desde aquí la pendiente se acentúa y seguiremos bajando extremando las precauciones.
La bajada nos hará también emplearnos a fondo.
Al poco de ir bajando, en un recodo del sendero, ya tenemos a la vista Bugarra. Aún nos queda un trecho y las nubes que cubrían el cielo se han disipado y ahora el calor empieza a apretar.
Poco a poco nos vamos acercando a nuestro destino.
El sendero nos deja en un camino rural entre campos de algarrobos. Dos kilómetros y habremos terminado nuestra ruta.
Junto a algarrobos de gran porte, encontramos otros muy jóvenes.
Las paletas nos van guiando hasta el final, aunque la intuición nos llevaría igual al punto de destino.
La proximidad al río hace que los tonos verdes debido a la mayor humedad se vean salpicados por el rosa de las flores de las adelfas, dando una bonita nota de color.
De nuevo nos encontramos junto al Turia. Después de la aridez de toda la ruta que hemos realizado, la ribera del río es un verdadero oasis.
"Corre, corre, manso río
corre y dile que la adoro,
que estoy pálido y sombrío,
que por sus desdenes lloro,
y dile que es mi tesoro;
pero, corre, manso río."
Julio Flórez
La simple visión del agua basta para tener una sensación de frescor que agradecemos.
Hubiéramos podido darnos un chapuzón, pero no estaba en el programa.
“Los ríos
profundos corren en silencio, los arroyos son ruidosos.” (Proverbio hindú)
La corriente del río, su dirección, su inexorable destino, del que no puede escapar aunque lo deseara, nos lleva a recordar los célebres versos de Jorge Manrique y a relacionar inevitablemente su paralelismo con nuestro destino.
"Nuestras vidas son los ríos
que van a dar en la mar,
que es el morir;allí van los señoríos,
derechos a se acabar
y consumir;
allí los ríos caudales,
allí los otros medianos
y más chicos;
y llegados, son iguales
los que viven por sus manos
y los ricos."
No quisimos irnos sin hacernos una foto con el Turia detrás nuestro. Su destino y el nuestro son inexorables. En cierto modo nos parecemos. Fluimos y caminamos inevitablemente hacia el final.
Me siento identificado con los ríos.
Un amable paseante nos inmortalizó para la posteridad.
De nuevo nos encontramos junto al panel donde se inicia el PR, junto a la orilla del río. Nos despedimos de sus aguas hasta otra ocasión.
¡Chopos del camino blanco, álamos de la ribera,
espuma de la montaña
ante la azul lejanía,
sol del día, claro día!
¡Hermosa tierra de España!
Antonio Machado
Y de nuevo, en el punto en el que aparcamos a la mañana cinco horas después. Aquí ponemos fin a esta ruta, que aunque no figurará entre nuestras favoritas, hemos disfrutado de ella en la medida de lo posible. Ha sido una ruta en la que la preparación física es fundamental y requiere un extra de fuerza para su realización. En ese sentido sería una ruta que deberíamos estimar por lo que nos ha costado realizar, porque como decía Cervantes en el Quijote “También se suele decir que lo que cuesta poco se estima en menos.” y a nosotros esta ruta nos ha costado bastante.
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