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jueves, 22 de junio de 2023

AL MONTÍ DESDE ARTESA (17/6/2023)

Santiago, protagonista de El Alquimista de Claudio Coelho, decía “Soy un aventurero en busca de un tesoro.”. Es lo que sentimos que somos nosotros, unos aventureros en búsqueda de un tesoro, lo que nos lleva semana tras semana, ruta tras ruta, a encontrarlo en la montaña. Ese tesoro es tal vez incierto e indefinido, pero nos incita a buscarlo una y otra vez. Quizá esa búsqueda sea el verdadero tesoro.

En esta ocasión buscamos el tesoro volviendo al Montí, después de algo más de cuatro años. Pero en esta ocasión subiremos desde Artesa en lugar de Tales. Se trata de una bonita y algo dura ruta circular en las estribaciones de la Sierra de Espadán que nos lleva desde Artesa hasta la cima del emblemático Montí (612 m) pasando antes por el paraje de la caseta de Marimón desde donde podremos disfrutar de excepcionales vistas que nos harán olvidar la dura subida hasta aquí. Desde aquí nos dirigiremos a la cima del Montí Menor adornado con sus banderas estilo tibetano. Después subiremos al Montí, nuestro objetivo de hoy. Una vez allí, donde no se disfruta de las vistas por su arbolado, descenderemos también por un sendero con tramos técnicos que nos hará poner nuestros cinco sentidos para evitar un resbalón o una caída. Una vez abajo del monte, la proximidad de Tales nos hizo acercarnos a la población con idea de almorzar en el bar Las Piscinas. Después de un buen almuerzo, sólo nos quedan dos kilómetros y medio llanos para volver al punto de inicio.


Artesa es una pedanía de Onda y se encuentra a dos kilómetros aproximadamente de ella. Llegamos a Artesa prontísimo para terminar antes y así evitar las horas de más calor. Desde la Plaza del Carmen comenzamos nuestra ruta. Un gran silencio flota en el ya cálido ambiente.


Callejeamos por Artesa respetando el silencio buscando salir del pueblo.


En los primeros compases de la ruta acertamos a ver las ruinas de la ermita de Santa Bárbara, que visitamos en la anterior ocasión, pero por donde no pasaremos esta vez.


A tan primeras horas de la mañana el sol ya luce en toda su intensidad.


Buscamos el cauce del río Sonella.


Un camino entre campos nos aproxima al río.


Se nota la presencia de agua en la exuberante vegetación que hay en la zona.

“El hombre no es más que una caña, el ser más débil de la naturaleza. Pero es una caña que piensa.” (Blaise Pascal)


Las adelfas lucen sus mejores galas.

"Me miré en tus ojos
pensando en tu alma.
Adelfa blanca.
Me miré en tus ojos
pensando en tu boca.
Adelfa roja.
Me miré en tus ojos.
¡Pero estabas muerta!
Adelfa negra."

            Federico García Lorca

Apenas unos centenares de metros de camino nos ofrece esta perspectiva de Artesa.


Entre tanta vegetación algunas plantas nos llaman más la atención como este trébol hediondo (bituminaria bituminosa), que pese a ese nombre tan poco amable, nos parece bella.


Los primeros compases de la ruta están marcados por la exuberante vegetación. Parece que caminamos por una selva.

"¡Oh follaje de estío,
Amor, rumor, verdor, plenitud tan ligera:
Quien, alado, te diera
Voz sonada en las hojas, murmullo de ribera,
El acorde de estío!"

                                                                                                                         Jorge Guillén



Dejamos el tramo de más vegetación para salir a un camino más amplio que transcurre entre campos de cultivo y casas de campo.


El rojo fruto del aladierno destaca entre el color verdegay.


Los campos de naranjos son los más abundantes en en este tramo.

Por el perfume de azahar difuso,
el naranjo escondido se revela;

Marcelino Menéndez y Pelayo


La cercanía a Onda es evidente. Aquí vemos el edificio del Convento de los Carmelitas, donde se ubica el Santuario de Ntra. Sra. de la Esperanza y el museo de Ciencias Naturales.


Este primer tramo transcurre entre campos de naranjos y casas de campo.


Recorremos también  tramos protegidos por la sombra de los pinos.


Encontramos una bifurcación con paletas direccionales de dos sendero locales, el SL-CV 106 y SL-CV 107, que obviamos.


También distinguimos entre las ramas de los pinos la silueta del castillo de Onda.


Nos gusta ver animales en nuestras rutas, aunque sean domésticos.

"Galopa, caballo cuatralbo,
jinete del pueblo,
que la tierra es tuya.
¡A galopar,
a galopar,
hasta enterrarlos en el mar!"

                       Rafael Alberti


Seguimos nuestro camino y el Montí se nos aparece como claro referente. Las ruinas de la ermita de Santa Bárbara aparecen también en el altozano donde se ubica.


Otro enlace donde coinciden varios senderos: PR-CV 161.1, PR-CV 360, SL-CV 107. Aquí giramos a la derecha y pasaremos por la urbanización "Riu de Sonella". Será el último tramo humanizado antes de coger un sendero ya en plena montaña.


En esta recta, a uno y otro lado, las casas de la urbanización que termina en un sendero que se adentra ya en pleno bosque.


Más adelfas, ahora blancas, adornando la valla de una casa.

"¡qué blanco tu corazón
y qué blanco tu mirar!"

                   Rafael Alberti


Ha terminado el asfalto de la urbanización y seguimos por este camino que acaba convertido en senda en pocos metros.


Preciosa campanilla. Nos llama siempre la atención la presencia de flores tan bellas, sencillas, solitarias...en medio de la maraña de hierbas, arbustos y árboles.

“Esta flor vivirá pocos días, Platero, aunque su recuerdo podrá ser eterno. Será su vivir como un día de tu primavera, como una primavera de mi vida.” (J. R. Jiménez, “Platero y yo”)


El sendero que hemos tomado recorre ahora una
tupida pinada.

Empezamos a encontrar postes de madera de la que en el senderismo de esta zona conocemos como "Senda de Marimón o de los Pepes" y que nos llevará hasta el paraje de Marimón en una fuerte subida.


A pesar de transcurrir por una pinada, en tramos aparece mi compañera fiel y seguidora incansable de mis pasos allá donde vaya, aunque a veces no sea visible.

"Sombra, irás a la sombra que te aguarda
fatal en el confín de tu jornada;
piensa que de algún modo ya estás muerto."

                                                                                                                  Jorge Luis Borges


Vamos ascendiendo con esfuerzo y constancia por la ladera del Montí.


Vamos alcanzando altura y adivinamos el mar entre las copas de los pinos y aunque la visión no es nada nítida el sol se refleja en el agua y nos permite tener constancia de que es el mar lo que vemos.


Más postes en las bifurcaciones nos conducen a Marimón.


Llegamos a un pequeño llano poblado de alcornoques...


...que los Pepes bautizaron como "Plaza de le sureres".


El sendero sigue en ascenso entre pinos y alcornoques.


Y llegamos a la caseta de Marimón, No era la primera vez que estuvimos aquí. Estuvimos aquí hace ya la friolera de diez años (¡cómo pasa el tiempo" y parece que fue ayer) cuando realizamos la ruta del V Encuentro Bloggersenderista.


Tanto la senda de acceso como todo el enclave ha sido limpiado y habilitado por los Pepes, en principio fueron dos los componentes así llamados que comenzaron con esta loable labor, aunque posteriormente se han ido añadiendo más miembros. Recientemente (2018) faltó uno de los Pepes fundador del grupo. Pepe Peris. Es de agradecer iniciativas de este tipo que ponen en valor elementos naturales y culturales de una determinada zona, en este caso del término municipal de Onda.

Os muestro ahora algunas instantáneas del recinto.




Miembros del colectivo "Los Pepes", artífices de este enclave lítico del Montí.


Como no nos habíamos hecho la foto de grupo al inicio, nos pareció pertinente hacerlo en este emblemático lugar. Rafa Lafuente y servidor.


Las vistas desde Marimón son excepcionales. Lástima que una engorrosa neblina matizara el día e impidiera que las vistas fueran nítidas. Pero aún así, intentamos obtener algunas instantáneas. (foto de Rafa Lafuente)

“¡Qué hermoso día!...Aire manso y tibio; cielo claro; las nubes replegadas sobre el horizonte; el mar, azul, tendido, adormilado…, el bosque en silencio. ¡Qué solemne tranquilidad! El paso del hombre no ensucia este cuadro grandioso y puro.” (Conde de Laín en “El abuelo”, Benito Pérez Galdós)


Una ramita de conejitos decoraba involuntariamente un rincón del recinto.


Un algarrobo mostraba sus frutos aún verdes.


El recinto tiene mesas de piedra donde poder comer o simplemente sentarse a descansar y disfrutar de las vistas. 


Vale la pena entretenerse y disfrutar de las vistas. Esto recompensa el esfuerzo de haber subido hasta aquí. (foto de Rafa Lafuente)

“La mitad de la belleza depende del paisaje y la otra mitad del hombre que lo mira.” (Lyn Yutang)


Nuevos elementos han ido apareciendo en el recinto que no estaban la vez anterior que estuvimos por aquí.


Placa en memoria de Pepe Peris fundador del grupo.


Onda vista desde Marimòn.


Castillo de Onda desde Marimón.


Por encima de la caseta de Marimón aún tenemos varias terrazas con zonas muy originales para sentarse. La piedra lo domina todo.


Como hemos subido un poco más, las vistas mejoran.


Tras disfrutar un rato de Marimón y sus vistas, continuamos nuestro camino dirección al Montí, aunque antes pasaremos por el Montí menor.


Pasamos junto a este hito, que marca la divisoria de los términos municipales de Onda y Tales.


La subida al Montí Menor nos proporciona también otras buenas vistas hacia Espadán. En la imagen la Peña Pastor, a la izquierda, y el cordal que nos llevaría hasta el Pico Espadán.


En esta otra, los órganos de Benitandús en el centro de la imagen y la Rápita al fondo.


Seguimos en nuestra marcha hacia el Montí Menor, con buenas rampas que nos hacen esforzarnos.


Pero nos encontramos con pequeños detalles que nos hacen olvidar la fatiga, aunque sea por breves instantes. Nuevamente, nos quedamos absortos ante la belleza sencilla y natural de esta flor de lino. No la buscábamos, pero nos hemos encontrado con ella de manera inesperada y nos ha atrapado totalmente, nos ha embrujado sin posibilidad de deshacernos del hechizo. A la hormiga le habrá pasado lo mismo, 
¿un amor imposible?
"La violeta enamorada,
la retama encaramada,
la madreselva mezclada,
la flor de lino celosa.
¿Cuál es la más hermosa?"

             Tirso de Molina


Otra cima relevante de Espadán en su parte más oriental es el pico Font de Cabres.


Bonitos tramos de senda más horizontales nos ayudan a recuperar el aliento.


También vemos a Sueras. Como telón de fondo, el Alto del Pinar (Villamalur) y el Pinar o Alto de la Santa (Torralba del Pinar.



Hacia la izquierda de Sueras, encaramado en un peñón inexpugnable, el castillo de Mauz. Lo veremos más veces en lo que nos queda de ruta hasta Tales. Para mí, sin duda, el más espectacular de toda la sierra.


Y seguimos disfrutando del bosque, donde ahora también encontramos buenos ejemplares de alcornoques.


Y aparecemos en la segunda cima del Montí, el denominado Montí Menor (577 msnm), con este aspecto de cima del Himalaya que le dan las banderitas que penden del poste. 


Y desde esta atalaya del Montí Menor, vistas que ya hemos comentado antes, pero ahora desde mayor altitud y más amplias: Peña Pastor y el cordal hasta el Espadán.


Los órganos de Benitandús y la Rápita al fondo.


Vislumbramos también las antenas del Puntal del Aljub.


Y de nuevo el castillo de Mauz ahora desde un poco más arriba.

Tras disfrutar de las vistas desde el Montí Menor y recuperar la respiración, nos vamos a por el objetivo principal de la ruta de hoy: el Montí.


Aún nos queda algún repecho antes de alcanzar la cima.


Y no podía faltar la imagen prácticamente obligada en cualquier ruta de Castellón del Peñagolosa. Aquú le tenéis. Aparentemente lejano, no es así. Siempre cercano a nosotros, en nuestra cabeza, en nuestro corazón; emblema, santo y seña de nuestras emociones, ilusiones y esperanzas.


Nos encanta caminar por el bosque. Tiene algo de mágico, algo que nos atrae fuertemente, inexplicable a veces, pero real. (foto Rafa Lafuente)

“Es que el bosque tiene ruidos extraños, modulaciones misteriosas que a veces semejan llanto de niños, a veces risotadas de muchachas que anduvieran volando entre el ramaje.” (Conde de Laín en “El abuelo”, Benito Pérez Galdós)


Y llegamos a la cima del Montí (612 m). Es una cima poco agradecida porque no tiene vistas debido a estar completamente arbolada. Esta simple tabla de madera nos marca la cima y su altitud.



Este hito también marca la máxima altura de la ruta de hoy.


Tras coronar la cima, buscamos la senda que nos bajará hasta Tales. Junto a la senda, esta mesa y estos taburetes de piedra improvisados para tomar un bocado si fuera necesario.


El sendero tiene bastante pendiente y mucha piedra suelta, como pasa habitualmente en la sierra de Espadán, Por lo que extremaremos las precauciones para no resbalar. Pero mientras bajamos, podremos disfrutar de buenas vistas, como ésta de la foto, con Tales, en primer plano y detrás, Sueras.


O los ya citados varias veces Órganos de Benitandús y la Rápita.


Seguimos nuestra bajada concentrados y poniendo los cinco sentido en cada paso, lo que nos hace ir con más tensión de lo normal. Cada vez estamos más cerca de Tales. Captamos en este claro del bosque el cementerio de Tales.

"De aquí al cementerio, todo
es azul, dorado, límpido.
Cuatro pasos y los muertos.
Cuatro pasos y los vivos."

                                                                                                Miguel Hernández



Tales nos espera.


La inevitable presencia del Peñagolosa.


Tupida vegetación que estrecha la senda en varios tramos, pero que nos evita el sol directo.


El sendero desemboca en el camino de Tales. En este punto, podríamos seguir por la derecha y en poco más de kilómetro y medio regresaríamos a Artesa. Pero la proximidad a Tales nos hizo aprovechar para almorzar allí.


El camino es ancho y plácido. Transcurre entre campos de cultivo.


Las florecillas visten las orillas del camino y nos entretenienen por su belleza natural, nada artificiosa.

"Voy camino de la tarde
entre flores de la huerta,
dejando sobre el camino
el agua de mi tristeza."

Federico García Lorca


El camino pasa delante del convento de las Hermanas Carmelitas de la Divina Providencia.


¡Y qué decir de estas dos campanillas! Seguro que en su sencillez y en su situación son muy felices. No necesitan de nada especial.


Pocos metros antes de entrar en Tales nos paramos en esta fuente para refrescarnos y beber un poco. Nos vino muy bien.


Y entramos en la población de Tales.


Pasamos por delante del edificio de la Mancomunidad Espadán-Mijares, donde hemos estado varias veces.

Y junto a la Mancomunidad se encuentra el Bar Las piscinas, donde decidimos parar a almorzar.


                            
Almorzando en la montaña disfrutamos mucho, pero de vez en cuando no está mal almorzar en un bar.


Tras el almuerzo volvemos sobre nuestros pasos para regresar a Artesa.


El Montí de donde venimos.
Siempre que tenemos ocasión de ver desde lejos la cima desde la que venimos, nos viene el mismo pensamiento: ¿De allí venimos? El esfuerzo siempre tiene recompensa y gracias a él podemos conseguir hazañas que pudieran parecer imposibles o difíciles.


El camino a Artesa es cómodo, llano, tranquilo...


Pasamos por una encrucijada de senderos. Pasamos de largo.


Y recorremos tranquilamente los últimos metros.


Enseguida tenemos Artesa a nuestro alcance.


Y cruzamos el río Sonella por este badén. 


Entramos a Artesa paseando entre las huertas del pueblo.


A las uvas de esta parra aún le quedan algunas semanas para madurar.

"A la sombra fresca de la vieja parra,
un mozo moreno rasguea la guitarra...
Cantares...
Algo que acaricia y algo que desgarra.

                                                Manuel Machado


Y a esta higuera le pasa lo mismo. Tiene gran cantidad de higos, pero aún estaban verdes.

Al higo de la higuera un picotero
le comió el corazón;
y ahora, sin querer, el higo negro
se parece a una flor.

                                 José Pedroni


Pasamos por el antiguo lavadero antes de entrar en las primeras calles del pueblo.


Y terminamos en el punto donde iniciamos nuestra ruta de hoy. 
Como aventureros que somos buscamos hoy nuestro tesoro. No sé si lo hemos encontrado o no, pero buscándolo hemos disfrutado de la ruta. Seguiremos buscándolo. Tal vez algún día lo encontremos.

Debemos disfrutar de la montaña siempre de la manera más segura posible para evitar riesgos y accidentes. Para ello es importante que leas estos consejos sobre "Seguridad en la práctica de senderismo y emergencias en montaña"
 

La ruta en el mapa


 La ruta en Wikiloc

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Película

2 comentarios:

  1. Hola Emilio.

    Me atrevería a afirmar, que junto al Pipa, el Montí es la montaña castellonense con más senderos en sus laderas y alrededores, lo cual permite hacer numerosas y atractivas combinaciones para subir a su cima, como esta que hicisteis Rafa y tú, en la que sufristeis/disfrutasteis de uno de los denominadores comunes de todas esas subidas al Montí, la dureza. Pero vale la pena el esfuerzo con tal de disfrutar de las excelentes vistas desde el Montí Menor, y un poco más tarde de ese excelente bosque de pino rodeno que puebla la cima del Montí. Y luego, además de ambas cimas pudisteis disfrutar de todo lo bueno que hay alrededor de la montaña fetiche de los onderos, ya sea natural, rural o histórico, y por supuesto esa ya emblemática Caseta de Marimón que, madre mía, ¿ya han pasado 10 años desde aquel encuentro blogger?, el tiempo pasa muy deprisa.

    Un abrazo.

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    1. ¡Hola, Dani! Efectivamente, tú conoces bien la zona, el Montí es abordable desde diferentes senderos. Es la tercera vez que he subido y en cada una de ellas lo hice por una senda diferente. Cualquiera de ellas es interesante y se disfruta mucho. Y, efectivamente, el tiempo pasa volando y esta percepción, con los años, aumenta y aún da la impresión que pasan más rápido todavía. Pero lo importante es que van pasando y los vamos contando.
      Un abrazo.

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