“Si se calla el cantor calla la vida, porque la vida misma es todo un canto.” (Horacio Guarany) No tenemos una agradable voz para hacer la competencia a un cantor, pero tenemos la suficiente para no callar lo que disfrutamos y vemos en la montaña porque eso, como la vida misma, es todo un canto.
Hemos venido al valle de la Valldigna para realizar una entretenida ruta cuya mejor cualidad son las excelentes vistas que tenemos durante buena parte de nuestro recorrido y que hacen de ella una ruta recomendable. Nuestro objetivo principal es subir al castillo de Marinyén, de Alfandec o popularmente el castillo de la Reina Mora. Esta última denominación procede de una leyenda que habla de una mujer que se lanzó al vacío con su hijo para evitar caer en manos de los guerreros cristianos que sitiaban el castillo. Es de origen árabe con posteriores construcciones cristianas. Tiene tres recintos. En nuestro caso únicamente recorreremos un tramo del primer recinto (la albacara) al que accedemos después de una empinada y zigzagueante senda a través de un arco que aún se mantiene en pie. En esta parte del castillo se aprecian los restos del poblado en el que vivían sus moradores.
Antes de las ocho estábamos en la histórica puerta del Real Monasterio de Nuestra Señora de la Valldigna.
Por cierto, a nuestra llegada nos sorprendió ver que se iba a celebrar un trail, lo que nos obligó a buscar otro aparcamiento que no era el previsto.
Un amable policía municipal de los que iban a participar en la organización del trail nos hizo la foto de inicio. Emilio Romero (der. de la foto) y un servidor. (foto de Emilio Romero)
Comenzamos a caminar buscando el camino de la Fontarda, que pasa junto al polideportivo municipal.
Salimos de Simat junto a los muros del monasterio y llegamos a este cruce presidido por una cruz. Seguimos por la carretera que vemos de frente que lleva a la Fontarda.
Poco más adelante, una acequia que nos pone sobre aviso de la importancia del agua en este fértil valle.
"Mi sombra va silenciosa
por el agua de la acequia.
Por mi sombra están las ranas
privadas de las estrellas.
La sombra manda a mi cuerpo
reflejos de cosas quietas."
por el agua de la acequia.
Por mi sombra están las ranas
privadas de las estrellas.
La sombra manda a mi cuerpo
reflejos de cosas quietas."
Federico García Lorca
Apenas unos centenares de metros recorridos damos un vistazo hacia atrás y obtenemos esta imagen del monasterio.
También disfrutamos de esta imagen de Benifairó de la Valldigna con la Sierra de les Agulles detrás.
El camino transcurre básicamente entre naranjos.
"Cuando yo me muera,
enterradme con mi guitarra
bajo la arena.
Cuando yo me muera,
entre los naranjos
y la hierbabuena.
Cuando yo me muera,
enterradme si queréis
en una veleta.
¡Cuando yo me muera!
García Lorca
Llegamos al paraje de la fuente de la Fontarda.
Llegamos a la fuente, donde este panel nos informa de las característica y uso de esta fuente.
Éste es el manantial natural de la Fontarda.
"A veces uno es
manantial entre rocas
y otras veces un árbol
con las últimas hojas"
Mario Benedetti
Estos pozos anexos al manantial sirven para recoger el excedente de agua para utilizar en el riego.
En el cielo alguna pequeña rapaz sobrevolaba nuestro camino.
Poco después llegamos a este cruce que nos dirige a la base del castillo de la Reina Mora, nuestro objetivo de hoy.
Una carretera nos lleva hasta la base del montículo en el que se asienta la inexpugnable fortaleza.
En este punto, junto a esta caseta de información que está inservible porque está roto el panel, comienza una empinada y zigzagueante senda que nos llevará al castillo.
El sendero, aunque tiene desnivel, se sube relativamente cómodo porque está bien trazado y su sinuosidad suaviza la pendiente.
Aunque el cerro en el que se ubica el castillo no es excesivamente alto (no llega a los 300 m. sobre el nivel del mar) destaca sobre la llanura del valle y apenas hemos empezado a subir ya tenemos unas buenas vistas del valle. En la foto, Simat desde el sendero del castillo.
A medida que nos acercamos podemos observar algunos restos de edificios que aún quedan en pie.
(foto de Emilio Romero)
El castillo es una fortaleza de origen árabe construido a finales del S. XI, con posteriores reformas cristianas realizadas por los monjes del monasterio de la Valldigna. El barranco se encuentra enclavado en un cerro flanqueado por dos barrancos, el del Raboser y el del Castillo.
En el castillo podemos distinguir tres recintos a diferentes alturas. Al primer recinto se entra por esta puerta con arco rebajado de mampostería, que por lo visto estaba flanqueada por dos torres que han desaparecido. Por aquí entramos al primer recinto, la albacara. (foto de Emilio Romero)
Aquí el panel informativo está en perfectas condiciones y nos permite leer su historia.
Entramos por la puerta de la albacara y encontramos esta señal que nos marca el camino a seguir.
En este primer recinto podemos ver las viviendas que constituían el poblado.
(foto de Emilio Romero)
El sendero asciende paralelo a la muralla que rodea este primer recinto del castillo, de gruesos muros. (foto de Emilio Romero)
A medida que avanzamos vemos restos del recinto superior del castillo ubicados en la parte más alta del castillo.
Desde aquí tenemos amplias vistas del vall de la Valldigna, con Simat (a la izquierda) y Benifarió (a la derecha).
Seguimos subiendo bordeando la parte baja del castillo.
Llegamos al punto en el que hemos de decidir si subimos a la parte superior del castillo, el tercer recinto. Pero decidimos seguir la ruta y conformarnos con los restos que vemos desde aquí.
Seguimos la senda, que sale del recinto del castillo y que emprende una ligera bajada, que enseguida se va a convertir en una senda en subida.
Algo alejados del Castillo tenemos una bonita e impresionante visión del castillo.
"Monstruo de piedra, elévase el castillo
rodeado de coposos limoneros,
que sombrean los húmedos senderos
donde crece aromático el tomillo."
Julián del Casal
En la foto se aprecia la puerta de acceso al recinto superior, el alcazarejo.
En ésta vemos los restos de la capilla gótica.
Además continuamos con las excelentes vistas sobre el valle como podemos ver en la fotos.
Empezamos a ver de manera...dos cimas conocidas: el Peñalba y el Mondúver.
Peñalba ampliado con zoom.
El Mondúver, con sus inconfundibles antenas, también con zoom.
Bonita panorámica caminando hacia el Pla de Cucons y echando un vistazo para atrás.
Encontramos algunas matas de durillo, aún sin florecer.
En estos parajes de amplias vistas hacia lejanos horizontes, el pensamiento se dispara y vuela.
"Desnuda está la tierra,
y el alma aúlla al horizonte pálido
como loba famélica. ¿Qué buscas,
poeta en el ocaso?"
Antonio Machado
¡Mirad qué vistas!
Desde que le vimos aparecer el Mondúver es un referente en este tramo de ruta.
El Monasterio a vista de pájaro.
Benifairó de la Valldigna.
Castillo de la Reina Mora.
Bonita panorámica con los referentes del Peñalva y del Mondúver nuevamente.
Avanzamos por un terreno de vegetación arbustiva y de piedra caliza que resulta incómoda para caminar. (foto de Emilio Romero)
En un terreno algo inhóspito nos conmueve ver pequeñas florecillas como esta coronilla de fraile.
"Orgullo de la enramada,
blanca y leve florecilla,
más que todas delicada,
y más que todas sencilla."
Carolina Coronado
Alcanzamos más o menos aquí el punto más alto del Pla dels Cucons. Ahora os enseñaré las vistas que podemos contemplar desde aquí.
Mirad Cullera.
La montaña de Cullera con su conocida bola.
La playa de Tavernes.
Vistas hacia el Mareny Blau y Mareny de Barraquetes.
El omnipresente Mondúver.
Las matas de palmito se llevan "la palma", priman sobre otras especies arbustivas en el plano.
Avanzamos empezando a bajar y tenemos esta preciosa vista del Montgó y el Mediterráneo.
"En mi verso soy libre: él es mi mar.
Mi mar ancho y desnudo de horizontes..."
Dulce María Loinaz
A medida que bajamos, además de baja vegetación empiezan a aparecer los pinos.
Los romeros en flor aromatizan el ambiente y son también muy abundantes.
"Vámonos al campo por romero,
vámonos, vámonos
por romero y por amor…"
Juan Ramón Jiménez
El sendero sale a una amplia y cómoda pista que seguiremos cómodamente durante tres kilómetros y medio aproximadamente. Se trata del camino de les Foies.(foto de Emilio Romero)
Casi en el inicio de nuestro caminar por la pista nos encontramos con dos cruces coincidentes con dos PR. El PR-CV 51 aquí.
Y el PR-CV 183 aquí.
Y mira por donde, casi a mitad de la ruta, encontramos este solitario banco que nos va a venir de perlas para almorzar, que ya va siendo hora.
Aquí tenéis nuestro sencillo, pero completo, almuerzo.
Y aquí, a nosotros dispuestos a dar buena cuenta de él. (foto de Emilio Romero)
Tras el almuerzo, seguimos por este precioso camino. (foto de Emilio Romero)
Otro cruce con el PR-CV 183.
Con la panza llena también pensamos, hasta tal vez mejor.
"Ni libre soy, ni la prisión me encierra,
veo sin luz, sin voz hablar ansío,
temo sin esperar, sin placer rio,
nada me da valor, nada me aterra."
Gertrudis Gómez de Avellaneda
Extraordinaria vista del Mondúver.
Hacia el norte, la sierra de les Agulles.
Seguimos el largo camino.
"Yo voy soñando caminos
de la tarde. ¡Las colinas
doradas, los verdes pinos,
las polvorientas encinas! ...
¿Adónde el camino irá?
Yo voy cantando, viajero
a lo largo del sendero...
—La tarde cayendo está—."
Antonio Machado
En las proximidades del cruce donde dejaremos la pista y tomaremos un sendero, encontramos este panel informativo en el suelo.
Seguimos ahora pues por el sendero que cogemos aquí. Estas señales del PR-CV 51 son algo más viejas que las que hemos visto hasta aquí. Desde este punto empezamos a ser adelantados por participantes en el trail que se corría hoy.
Bonito sendero el que hemos cogido desde aquí.
Cerca del camino una masía en ruinas, la Casa de Santomé.
Otro cruce, el collado de les Foies, donde conectamos con una nueva ruta: la ruta del agua.
Aún tenemos la altura suficiente para poder disfrutar de las últimas vistas sobre Cullera y el Mediterráneo.
Me encantan las jaras por esa textura de sus pétalos con aspecto de papel pinocho y esos estambres de color amarillo huevo.
“Están
los jarales bajos constelados de sus grandes flores vagas, rosas de humo, de
gasa, de papel de seda, con las cuatro lágrimas de carmín" (“Platero y yo”, Juan Ramón Jiménez)
El sendero adquiere un zigzagueante trazado que facilita la bajada y que confirma que caminamos por un antiguo camino de herradura.
Señales que marcan la ruta del agua.
Durante la bajada tenemos excelentes vistas sobre Simat.
Junto al sendero se encuentra esta fuente de la Escudella, en la misma roca. No vimos manar agua.
Este panel nos informa de su historia y utilidad en tiempos pretéritos.
Y no sé cuántas veces hemos fotografiado el monasterio de Santa María de la Valldigna. Aquí una más mientras descendemos por el bonito sendero.
La presencia de zonas empedradas nos confirma que pisamos piedras con mucha historia, se trata de un camino de herradura. (foto de Emilio Romero)
Simat a vista de pájaro, con su monumento más emblemático en primer plano.
Aproximadamente en el kilómetro 12,7 encontramos el tramo más peliagudo de la ruta. Se trata de una bajada muy técnica de unos doscientos metros que transcurre por un terreno con fuerte desnivel de bajada, terrenos descarnado e irregular que aunque apuntalado con rudimentarios escalones fabricados con tablones, hemos de bajar con sumo cuidado porque es muy fácil resbalar y caer.
La bajada es dura, pero las vistas nos recompensan la tensión del tramo.
Aquí me veis gestionando con cuidado la bajada.(foto de Emilio Romero)
El tramo complicado finaliza junto a este depósito de agua.
Nueva paleta direccional que deberemos seguir dirección Simat, pasando ante por la ermita de Santa Ana o de la Xara.
Nuevamente los campos de naranjos bordean el camino.
Cruzamos esta carretera rural y seguimos de frente por el camino que nos llevará a las cercanías de la ermita de Santa Ana.
A nuestra derecha vemos de lejos el cerro en el que se ubica el castillo de la Reina Mora.
Aquí restos del castillo con zoom.
Ya tenemos a la vista Simat. Estamos realizando nuestros últimos pasos.
Último poste que nos dirige a Simat por un tramo por el que ya pasamos por la mañana, ahora en sentido contrario.
A nuestra derecha queda la ermita de Santa Ana. Se trata de una antigua mezquita del S. XV reconvertida después en templo cristiano. No nos acercamos hasta allí.
Últimos metros de esta interesante ruta. Frente a nosotros, uno de los principales protagonistas de la ruta, el monasterio de Santa María de la Valldigna.
¿Os suena esta cruz?
La vimos esta mañana en la ida. Ahora la volvemos a ver en la vuelta.
"Sobre la cruz del tiempo
clavada estoy."
Alfonsina Storni
Enfilamos la calle que nos dejará en la puerta del monasterio.
Y terminamos donde empezamos a la mañana, ahora con la luz del día y la puerta abierta para las visitas.
Aquí terminamos la ruta de hoy, que nos sirve para elevar nuestro canto y no callar lo que vemos y disfrutamos en la montaña para que el cantor no calle porque si lo hace, muere la rosa, como dice la canción de Horacio Guarany, o la montaña en este caso.
"Si se calla el cantor, muere la rosa.
De qué sirve la rosa sin el canto."
De qué sirve la rosa sin el canto."
Horacio Guarany
Pincha en el enlace si quieres ver las fotos de la ruta.
Debemos disfrutar de la montaña siempre de la manera más segura posible para evitar riesgos y accidentes. Para ello es importante que leas estos consejos sobre "Seguridad en la práctica de senderismo y emergencias en montaña".
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