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miércoles, 11 de septiembre de 2019

MONTANEJOS: ROSADA, MORRÓN DE CAMPOS, LA COPA (22/8/2019)

Y para el final, la ruta de las rutas que os presento en Montanejos. Se trata de una ruta cinco estrellas de gran dureza, pero a su vez de gran belleza que nos llenará plenamente, capaz de quitarnos hasta las penas más grandes. Es una ruta de algo más de veintiocho kilómetros que une, en un recorrido circular, tres de las cimas más elevadas del término: Rosada (950 msnm), Morrón de Campos (964 msnm) y la Copa (843 mnsm). 



Al ser una ruta de gran recorrido nos llevará mucho tiempo su realización. En mi caso, fueron siete en movimiento y algo menos de diez en total, por lo que habremos de tenerlo en cuenta a la hora de planificar la ruta para llevar comida y agua suficiente para todo el camino.


En rutas tan largas y en verano es imprescindible madrugar. En la plaza de España, nuestro punto de inicio, el silencio ocupa toda la plaza.


Antes de iniciar la ruta, nos hacemos la foto de grupo, como habitualmente.


Salimos hacia la parte alta del pueblo. Cruzamos la carretera y seguimos buscando las últimas casas.


Dejamos unos metros atrás las últimas casas y salimos a esta pista que seguimos a la derecha.


La pista nos deja en este poste direccional (todos los caminos llevan a Roma, aunque si seguimos por aquí, no llegaremos esta vez).


El antiguo azagador de Rosada nos muestra su sello presentando su empedrado original en algún tramo, donde se conserva en buen estado.


El sendero, bien trazado, nos va subiendo escalonadamente  hacia la loma de Rosada. Al tomar altitud, disfrutamos de mejores vistas. Por ejemplo, de Montanejos, que apenas empieza a despertarse a esta temprana hora de la mañana.


En el bosque, al contrario que en el pueblo, algunos de sus moradores sí que madrugan y comienzan su actividad a horas muy tempranas.


A primeras horas de la mañana es fácil que nos encontremos a cabras montesas en el camino. Aunque se sorprendan un poco, guardan cierta distancia de seguridad, nos miran con cierta extrañeza, pero se dejan fotografiar.


Dejamos a la derecha el sendero de la Bojera y seguimos de frente por el antiguo azagador que sube a la loma de Rosada.


Grata subida por un bonito bosque en su parte inicial y más tarde, nos dejará en la loma tras trazar unas eses en la ladera que nos suben con un moderado esfuerzo hasta arriba.


De subida iremos disfrutando del paisaje, aunque a esta temprana hora de la mañana la neblina nos quita nitidez. A pesar de ello, hay cimas inconfundibles.


La pinada va dejando paso al matorral y la piedra. Vemos la ladera de Rosada.


Llegamos a un collado. Seguiremos por la derecha para seguir subiendo, pero antes nos detendremos para disfrutar de la otra vertiente hacia el valle del río Montán.


Lo primero en lo que nos fijamos es en el cerro del castillo.


Pero el resto del valle no nos es ajeno a nuestra mirada.


Montanejos en el fondo del valle envuelto en una neblina. ¿No os pasa a vosotros que a veces parece que una neblina os envuelve y no os deja ver las cosas claras?


Accedemos a lo alto de la loma de Rosada y antes de seguir nos asomamos al precipicio para disfrutar del majestuoso paisaje que se extiende ante nuestros ojos. Sin duda, la mejor vista de Montanejos.


¿A quién no le gusta formar parte de tan grandioso espectáculo, aunque sea como un pegote que casi estropea la belleza natural del paisaje? Aunque bien mirado, somos naturaleza.


La cámara me pedía una y otra vez ponerse en funcionamiento. Guiaba mi mano para que apretara el botón e hiciera mil y una fotografías. No se cansaba de tomar instantáneas.


Pero debemos seguir hacia adelante, siempre hacia adelante. El pasado no vuelve y nada nos puede traer. Lo único, aprender de lo vivido. De él nada podemos esperar, por eso, volver al pasado en demasía no es práctico. Seguimos pues nuestro camino ahora por una ancha pista que llanea por la loma de Rosada.


Y nos damos cuenta por primera vez en la ruta que vamos los tres. 
Apareció mi sombra. La soledad ya venía conmigo.

"Sombra, irás a la sombra que te aguarda
fatal en el confín de tu jornada;
piensa que de algún modo ya estás muerto."


                                            Jorge Luís Borges


No nos importa el llaneo por este paisaje ahora silencioso, solitario, mudo, olvidado, sereno...


Caminamos por la cota 850 m aproximadamente y tenemos buena visión, pero Santa Bárbara de Pina nos supera con sus 1404 msnm, inconfundible y aislado sin otra cima que le haga sombra.


Precisamente la altura por la que caminamos nos deja reconocer en el horizonte, hacia el norte, la población de Fuentes de Rubielos. Detrás el Peñarroya y en el extremo izquierdo del cordal, la ermita de Santa Isabel.


Y hacia el sur, recordamos gratamente la cercana ascensión al Puntal de la Atalaya, anhelada durante mucho tiempo y que disfruté en solitario muchísimo.


Pasamos por detrás del corral de los Navarros, escoltado detrás por el Puntal de la Atalaya y más al fondo por el Alto de las Palomas.


También mirando hacia el norte, no se nos escapan de nuestra mirada la inconfundible Peñacalva y más a la derecha el Cabezo de las Cruces.


Salimos al camino de Montán, coincidente con el GR-7 y lo seguimos hacia la derecha.


Las pista asciende unos centenares de metros hasta alcanzar un collado donde un hito y un incipiente sendero nos señalan la subida al vértice de Rosada.


Seguimos por el más que evidente sendero ahora sí. La primera vez que lo pisamos no era tan evidente. Ahora incluso vemos marcas blancas para seguirlo.


Desde el sendero de subida, también nos detenemos a contemplar el ancho y lejano horizonte.
Delante de nosotros vemos la loma del Morrón de Campos, al que subiremos más tarde.


Aquí acercamos con el zoom el extremo de la loma donde se asienta la caseta forestal.


Y alcanzamos el primer objetivo de la maratoniana jornada, el vértice de Rosada (950 msnm).


Posamos en la primera cima de la jornada para dejar constancia de nuestro paso por este primer objetivo.


Desde el vértice, omnipresentes durante este tramo, el puntal de la Atalaya y al fondo el Alto de las Palomas, actúan de testigos de mi paso por esta primera cumbre del día.


De detrás del vértice nace una senda que tras llanear unos centenares de metros comienza a descender por un bonito y retorcido sendero  en el que discurriremos con prudencia porque a su desnivel le tenemos que añadír mucha piedra suelta y un piso deslizante en algunos tramos que hace muy factible que un resbalón  nos lleve al suelo.


El sendero, nos deja en un collado. Vemos que de frente, subiendo la colina, parece continuar. Sabemos también que a la izquierda llegaríamos a Montán pasando por la fuente Amarilla. Pero nosotros nos vamos por la derecha por un sendero del que no vemos de manera clara su inicio. Como en otros temas de la vida, nos cuesta encontrar el principio de las cosas. Luego vemos que el camino se evidencia más, aunque vamos encontrando pinos caídos que dificultan el avance, aunque los podemos esquivar sin mayor dificultad y con una buena dosis de determinación.


Aunque no se vea bien, aquí encontramos el inicio de la senda que buscamos y que derivará en un arrastre de pinos que nos dejará en una pista.


Mientras bajamos y vamos pinchándonos y esquivando pinos, vamos disfrutando de lo que vemos delante de nosotros: Penyagolosa.


Sierra de Gúdar: Peñacalva, y Cabezo de las Cruces.


Como dije más arriba, algunos pinos nos cortan el camino, pero es relativamente fácil evitarlos.


Salimos muy de mañana, aún es pronto y la luna no se ha marchado. La pereza la domina y no la deja irse. Aprovechamos para disfrutarla.

"Luna mía de ayer, hoy de mi olvido,
ven esta noche a mí, baja a la tierra,
y en vez de ser hoy luna de la guerra,
sélo tan sólo de mi amor dormido."


                                        Rafael Alberti.



Encontramos algún quejigo o rebollo (roble valenciano) en el que vemos las agallas (malformaciones debidas a la reacción del árbol ante la puesta de huevos de insectos, artrópodos, etc. que producen esta reacción de defensa del rebollo) ya crecidas.


Y mientras, camino y camino pensando, disfrutando, sintiendo, recuperando sensaciones de antaño y viejos sueños, rememorando tiempos pretéritos en los que la vida asomaba y te comías el mundo. Ahora, tal vez el mundo te come a ti. Pero seguimos caminando, quizás buscando el punto y final, que sin duda encontraremos más tarde o más temprano.


El  sendero que hemos llevado acaba por ensancharse en lo que parece un arrastre de pinos.
Este tramo tiene una buena pendiente y es fácil resbalar en él. Extrememos las precauciones.


Salimos a una ancha pista que seguimos a la derecha.


Llegaremos enseguida al cauce del río Maimona que vadearemos por encima de un paso cementado que en esta ocasión estaba desbordado por el agua.


Y llegamos a este cruce, donde nuestro camino se cruza con el PR-VT 126 y el Camino del Cid (GR-160) .
Por la derecha tendríamos varias posibilidades y volver a Montanejos. Pero nosotros seguimos a la izquierda, dirección a Los Calpes.


 La pista asciende suavemente.
 Pasamos junto a los restos de un corral en ruinas.


Apenas pasado el corral, nos encontramos con esta paleta señalizadora que nos indica este sendero que nos llevaría a Los Calpes.


Este tramo del PR-VT 126 quedó bastante estropeado debido a la múltiple caída de pinos en enero de 2017 debido a un fuerte temporal. El sendero quedó impracticable. Ahora, poco más de dos años después, y habiendo sido limpiado casi en su totalidad, aún queda un corto tramo de doscientos o trescientos metros en los que encontramos aún pinos caídos.


Aquí veis un ejemplo de lo que os digo. Pero vemos que debido al paso de unos y otros, se han creado senderillos alternativos que rodean o salvan estos pinos caídos facilitando el paso, cosa que hacemos sin excesiva dificultad.


Tras salvar este corto tramo, ya no nos encontraremos con mayores dificultades. Salimos en este punto a una pista que seguimos a la izquierda.


Pasamos junto a este refugio.



La naturaleza no para de asombrarnos. Nos preguntamos qué hizo que este pino se retorciera de esta manera tan tortuosa; qué disgusto sufriría para adquirir esta forma tan singular y complicada.


Salimos del precioso bosque y se nos abre la visión. A nuestra izquierda enseguida notamos la presencia de la cima de Santa Bárbara de Pina, que domina toda esta comarca.


También vemos a lo lejos el caserío de Fuente la Reina.


Y llegamos a un cruce de caminos. De frente, llegaríamos en escasos minutos a Los Calpes.
Pero nosotros no nos dirigiremos hacia allí. Seguiremos por la derecha siguiendo una amplia pista.


Esta pala marca este cruce de caminos, pero nosotros dejamos aquí el PR-VT-126 y seguiremos nuestro camino.


Subimos por la pista. Pasamos junto a una casa y apenas pasada, hacemos un giro a la derecha en este punto que vemos en la foto.





Apenas unos metros después de haber girado a la derecha, dejaremos la pista para subir por una senda que veremos a la izquierda junto a una pequeña explanada.



Subimos una empinada senda. Nos paramos a descansar y disfrutar de la altura que hemos alcanzado: Los Calpes.



La senda no es muy larga, pero tiene una buena pendiente que nos va a dejar en una bonita loma.


Desde esta privilegiada loma vemos enfrente la Rosada en toda su extensión.


Reconocemos también de nuevo el Puntal de la Atalaya.


Y mientras, seguimos paseando por este bonito camino, notando la brisa que nos golpea el rostro, sintiendo los olores de las aromáticas, escuchando el leve piar de algún pajarillo que llama a sus compañeros, impregnándonos del intenso color azul del cielo de agosto, conscientes de que un día no muy lejano estas sensaciones serán historia porque no podremos vivirlas en directo y serán sólo un vívido recuerdo. 


Nos gusta recrearnos con todo lo que vemos. Las juguetonas y revoltosas mariposas son de lo que más atención nos llama. Su ir y venir alrededor nuestro nos hace fijarnos en ellas. Su juego sencillo y malabarista hace que nuestra mirada intente seguirlas para ver dónde se posan y poder fotografiarlas. 

Y yo, que voy andando hacia el poniente,
siento llegar maravillosamente,
como esa mariposa, una ilusión.

                          José Ángel Buesa



El ancho camino se convertirá en senda, preciosa senda en la que seguiremos sintiendo las mismas sensaciones y disfrutaremos de la belleza que los árboles confieren a sendas, caminos, veredas...

Saldremos a la pista del Morrón. En esta ocasión, accederemos a su extremo recorriendo la loma por esta pista hacia la derecha.


La pista es cómoda, va ascendiendo pero con muy poco desnivel.



Llegamos a la cima del Morrón. Junto a la vieja caseta de cristal, una nueva de madera corona la cima.


Justo delante se encuentra este vértice geodésico de cuarto orden.
En el catálogo de vértices geodésicos aparece con el nombre de Frontón con 966,5268 msnm.


Nos encontramos, pues, en el segundo objetivo del día: el Morrón de Campos o Frontón como aparece en el mapa del IGN. 


Vale la pena entretenerse un buen rato extasiándose con todo lo que podemos ver a nuestro alrededor. Vistas espectaculares en ciento ochenta grados nos esperan. Vistas que nos hacen evocar multitud de sentimientos, situaciones, hechos importantes, anhelos, proyectos...Pero además, el disfrute puramente estético ante el medio natural está presente siempre. Es una sensación a veces difícil de explicar con palabras. Recomiendo vivirlo.


Este panel nos ayuda a reconocer lo que tenemos enfrente.
Demos un somero repaso a lo que podemos ver.



En el horizonte, el inevitable Penyagolosa.


San Vicente de Piedrahita.


El Cantón en primer término. Detrás Peñacalva (izq. y Cabezo de las Cruces (der.).


Arañuel.


Montanejos.


La Copa.


El chorro del aliviadero del pantano.


Cortes de Arenoso.


El castillo de la Viñaza.


Hemos llegado sobre las doce y media y ya es hora de pegar un bocado. Buscamos una sombra y almorzamos como pocas veces podemos hacer. En ningún bar que conozco se puede almorzar tan bien. Es una gozada almorzar en lugares así.


¿En qué lugar puedes almorzar con este paisaje enfrente?
"Ya no digo que me lo mejores, digo que me lo iguales"



Tras el almuerzo, toca reemprender la marcha. Bajamos por la pista apenas unos metros y la dejamos para seguir este sendero que vemos aparecer a la derecha. Por él vamos a disfrutar de un bonito bosque, con un tramo con robles y preciosos pinos, con vistas extraordinarias sobre el embalse de Arenoso cuando caminemos junto al precipicio...en definitiva un precioso sendero.



Una de las primeras imágenes vistosas del embalse desde la senda que hemos cogido.



Y esta maravilla también la podemos disfrutar desde el borde del precipicio.


Las paredes del Morrón están llenas de vías de escalada. Pero como vemos en el cartel, esta actividad está prohibida los seis primeros meses del año para preservar la anidación y cría de los buitres y otras rapaces que pudieran tener sus nidos en sus paredes.


Bonitos ejemplares de carrascas encontramos en todo el recorrido.



También encontramos rebollos concentrados en una pequeña área.


Varios buitres merodeaban por las inmediaciones. Es muy difícil captarlos en movimiento pero a veces tenemos suerte y podemos hacerlo. Majestuoso su vuelo cuya visión nos tuvo entretenidos un buen rato disfrutando de su vuelo armónico y sencillo, gastando el mínimo esfuerzo para conseguir la máxima eficiencia. Un ejemplo a aplicar a todos los actos de nuestra vida.


Con zoom también pudimos captar en una pequeña isla del embalse, la presencia de piragüistas. Es ésta una de las actividades que las diferentes empresas de multiaventura de la zona ofrecen al público.


Durante un tramo, podemos disfrutar de manera continuada del embalse en toda su plenitud.


Precioso ejemplar de carrasca.


Abandonamos el sendero en un ancho camino que seguiremos a la izquierda.



Casi al final del camino que llevamos y antes de volver a salir a la pista de subida la Morrón, lo abandonamos por un sendero marcado con un pequeño hito que puede pasarnos desapercibido y con un comienzo titubeante pero que a pocos metros de su inicio se reafirma totalmente y es fácil de seguir. Este sendero nos irá descendiendo poco a poco.


Y nos lleva hasta esta balsa de incendios  en donde giraremos bruscamente a la derecha...


...para seguir el camino de Los Calpes al desparecido Campos de Arenoso. Por ello, en algunos tramos encontramos el antiguo empedrado del camino bastante bien conservados.


Seguiremos en descenso, con algún tramo donde extremaremos  la prudencia para no resbalar. Hemos de estar atento, porque tenemos que dejar el camino de Campos a Los Calpes justo en este punto donde dos grandes rocas a modo de puerta, nos marca el punto en el que nos desviaremos a la derecha para seguir por un precioso sendero que transcurre por el interior de un silencioso bosque.


Es una delicia caminar por esta senda. El silencio, la paz que se respira, nos envuelve y nos transporta a otro mundo, a otra realidad, ¿a otro tiempo?


Caminamos por la ladera de la cara norte del Morrón. Si disfrutamos caminando por su borde, también lo hacemos cuando levantamos la vista y vemos los altos paredones por encima de nosotros.


A nuestra izquierda, el embalse de Arenoso nos muestra una versión poco habitual.


Aunque la mayor parte de la senda está limpia y no le afectó en demasía el temporal de 2017, encontramos este punto donde unos pinos nos cortan el paso. Los esquivamos por nuestra derecha.


Y nos encontramos en este tramo algunos de los edificios que estuvieron en funcionamiento cuando la cantera de la que se extrajeron los bloques de piedra para la construcción del dique de la presa estuvo abierta.


Y llegamos a la antigua cantera, que ha dejado un enorme boquete en la ladera del Morrón. Ahora el silencio ocupa todo el espacio donde antaño el ruido estridente de las excavadoras y el estallido de la dinamita eran los dueños de este espacio.


Apenas hemos salido de la antigua cantera, encontramos este paso en el que lo más fácil es resbalar, hasta el punto que lo mejor es poner el culo en tierra y bajar con cuidado. 


El sendero se abre en algún punto y nos permite observar el monstruoso dique de grandes bloques de piedra que se sacaron de la cantera que hemos acabado de visitar.


El sendero tiene tramos verdaderamente encantadores.


El chorro del embalse con algo de zoom. Dentro de nada pasaremos por su base.


Y llegamos a este cruce. La pala señalizadora se cayó y se sujeta apoyada sobre la roca. En este punto, enlazaremos con la senda de los Estrechos. De frente podríamos volver a Montanejos. Pero nosotros queremos subir a La Copa y nos tenemos que ir a la izquierda. Así en la vida, hemos de saber hacia dónde queremos ir para tomar uno u otro camino.



Apenas giramos a nuestra izquierda nos espera una bajada corta pero de gran pendiente y piedra suelta en la que bajaremos con cuidado de no resbalar. 


Luego la senda transcurre por una zona rocosa en la que estaremos atentos para no perder las señales blancas que marcan esta senda. 


Antes de que la senda nos deje en la CV-20, nos separamos un instante del camino para acercarnos a ver desde un mirador natural el chorro del aliviadero del embalse desde arriba. Enseguida lo veremos desde abajo.


Bajamos a la carretera junto a un túnel y seguimos hacia la derecha.


Un centenar de metros y encontramos otro poste que nos hace bajar un poco más.


Nos dirigimos hacia el chorro del aliviadero. Tenemos el baño casi asegurado. Aunque he de decir que he pasado en muchas ocasiones por él y ha habido de todo: mojarse hasta los calzoncillos, apenas mojarse y no mojarse nada. Es cuestión de suerte. 


El chorro del embalse una vez pasado. En esta ocasión apenas nos hemos mojado. Además, el calor hace que sea agradable el hecho de habernos mojado un poquito.


Tras pasar el chorro, seguimos por una ancha pista paralela al cauce del río.


¿Y ella? ¿Se ha mojado? ¿O nuestras sombras son inmunes a nuestras alegrías y sufrimientos?


Si hemos estado en la Fuente de Baños, hemos observado un río tranquilo, sosegado, sin fuerza, como adormilado y sin prisas. Pocos se imaginan que unos kilómetros más arriba encontramos un Mijares bravo, rápido, veloz, como furioso y con prisas de llegar al mar.

Pasamos junto a un medidor de aforo.


Y disfrutamos de la fuerza, la belleza y la bravura del Mijares en este tramo que hace que las empresas de multiaventura ofrezcan actividades de rafting en este tramo del río.


Llegamos a un puente de madera que cruza el río.


Vemos con cierta preocupación que algunas traviesas del suelo se están rompiendo. Sería muy interesante que, a quien corresponda, le hicieran un mantenimiento para que el mal no vaya a más.


El río presenta aquí una imagen que nos sorprende y que no tiene nada que ver con la que vemos aguas abajo. Una bella imagen realmente.


Tras cruzar el puente de madera nos espera una fuerte subida, pero que la belleza de la senda, la vegetación que la rodea y las eses que traza la subida, nos dulcificará el esfuerzo que habremos de realizar y más si tenemos en cuenta los veintiún kilómetros que llevamos en nuestras piernas y las casi siete horas de marcha.


La punta del Morrón donde estuvimos hace unas horas.


La senda se empina, pero nos encanta y apenas nos damos cuenta que estamos subiendo.


Alcanzamos una gran altura que tiene su máxima cota justo encima del Estrecho de Chillapájaros. Estamos encima del Estrecho y desde aquí podemos ver las dos bocas a modo de balcón excavadas en la roca del túnel que se asoman al estrecho.


Muy poco más adelante, el embalse de Cirat. Mucho más pequeño y más antiguo que el de Arenoso, recoge el agua y la entuba para transportarla a la estación hidroeléctrica de Cirat.


Una vez alcanzada la máxima altura, el sendero desciende unos pocos metros y sale a una pista por la que llanearemos un rato y disfrutaremos de buenas vistas y nos permitirá descansar las piernas del esfuerzo realizado en la subida. En la foto, Montanejos. 


Y frente a nosotros, La Copa, nuestro próximo objetivo. Llevamos muchos kilómetros y muchas horas de ruta. Nuestra cabeza ve la cima y piensa...¿Aún tengo que subir hasta allá arriba? Si nos dejamos llevar por el sentido común diríamos que lo dejamos para otro día, pero el objetivo es el objetivo. Nos propusimos hacer las tres cimas y eso es lo que haremos, no hay excusa. Cueste lo que cueste, nuestra determinación es llevar a cabo lo que ambicionamos hacer.


Ahora vemos muy lejano el Morrón de Campos.


Llegamos a este poste que nos indica el sendero de subida hasta La Copa. Aquí también conectamos con el GR-7.



También nos espera una buena subida y esperamos que nuestras piernas no se quejen y nos den problemas.


Llegamos al Plano Gimeno y dejaremos aquí el GR-7 que se dirige a San Vicente de Piedrahita y nosotros nos vamos a la derecha para alcanzar el mirador de la Copa.


Desde el sendero de aproximación a la Copa también tenemos buenas vistas: Penaygolosa.


Este hito lleva años igual. Siempre lo he conocido así. Nos encontramos cerca del mirador.


Cirat.


Este poste nos marca la vuelta a Montanejos por la izquierda y el camino al mirador si seguimos de frente.
Vamos al mirador.


Este es el mirador de La Copa (843 msnm).
 Este renovado panel informativo nos será muy útil para reconocer distintos puntos observables desde aquí.


La Fuente de Baños.


Y posando en el tercer y último objetivo de esta ambiciosa ruta que tenía en mente hace tiempo y que hoy he visto realizada. Ha sido una gozada. Eran sobre las cuatro de la tarde y tocaba comer un poco. Hicimos la parada obligada para recuperar fuerzas. Mientras comíamos, nos deleitábamos con el excelente paisaje que teníamos enfrente.


Los Castillejos y detrás la Rosada.


El embalse de Arenoso



El castillo de la Viñaza.


Foto clásica de Montanejos.


También visible el morrón de Olba.



Tras el descanso y la comida, toca descender y regresar a casa. El sendero de bajada nos proporciona vista excepcionales de Montanejos en diferentes puntos.


Pasamos por la fuente de los Tres Hermanos, siempre con agua con la que podremos refrescarnos, pero no recomendable para beber.


Una y otra vez Montanejos va apareciendo en diferentes ángulos, siempre estirado como escurriéndose por la ladera de la montaña hacia el río.


El sendero desemboca en esta pista que seguimos a la izquierda.




La pista va a desembocar en la CV-195 (carretera a Zucaina).


Cruzaremos la carretera y bajaremos por este camino que vemos en la fotografía. Yo lo llamo cariñosamente "el caminito".



El camino nos deja en el río Mijares en el punto que en el pueblo denominan "el Machón" por encontrarse aquí este elemento de un antiguo puente. Yo lo llamo "el pontet".


Cruzamos pues el río por el "pontet". 


Salimos a la carretera y cruzamos para subir.


Seguimos por la Avenida de la Fuente de Baños.


Y acabamos en la Plaza de España, donde empezamos hace casi diez horas. Ha sido un gran día. Un maravilloso día que ha colmado mis inquietudes montañeras y ver realizado un proyecto que tenía en mente hacía tiempo. Un día para recordar. Han sido algo más de veintiocho kilómetros y casi diez horas de ruta, pero el esfuerzo ha valido la pena. No nos importa cansarnos porque obtenemos grandes recompensas de nuestro esfuerzo. Apliquemos esto a  nuestra vida diaria que nos hará llegar muy lejos.


La ruta en el mapa.





La ruta en Wikiloc.


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Película.


6 comentarios:

  1. Hola Emilio...
    Creo que con esta ruta,bueno con este rutón,nos has mostrado toda la esencia que encierra ese privilegiado término de Montanejos,para los senderistas.
    Como bien has comentado en otra entrada,"no todo es la Fuente de los Baños".
    Exigente,larga,pero impresionante ruta,que creo que ha colmado por lo que comentas,plenamente tus expectativas y más si era un proyecto que tenías en mente desde hace tiempo.
    Solo me queda darte la enhorabuena por esta extraordinaria Integral por Montanejos que ha sido un placer leer y ver...

    Un abrazo.

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    1. ¡Hola, Juane! Gracias por tus palabras. Efectivamente, esta ruta es el culmen de lo que podemos encontrar en Montanejos en cuanto a senderismo se refiere. Una gran cantidad de posibilidades, a cual mejor, se nos ofrece en esta zona de la Comunidad Valenciana que hace de ella un lugar privilegiado para la práctica de nuestra afición favorita. La disfruté muchísimo y cumplí además con un objetivo que llevaba en mente hacía ya un tiempo.
      Un abrazo.

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  2. Hola Emilio,

    Vaya tute te estás dando este verano por Montanejos, si es que no paras.
    Muy bonita ruta la que nos muestras, subiendo a tres cimas emblemáticas de la zona.
    Me recuerda a la ruta que hice con Javi hace unos años, que subía estas y Castillejos pero de forma más directa al Morrón por la canal.
    A ver si un día de cara a Junio del año que viene podemos hacer una ruta que hace tiempo que tengo en mente que une todas las cimas de Montanejos en una circular.

    Un abrazo.

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    1. ¡Hola, David! Pues efectivamente, la ruta es parecida a la que hiciste con Javi, lo único que no subí a los Castillejos y para bajar de Rosada y subir al Morrón utilicé otras sendas. Por lo demás, una ruta excelente y muy completa. Y a ver si hacemos la que tienes en mente.
      Un abrazo.

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  3. Hola Emilio.

    Utilizando un símil ciclista, en tu particular "Tour" veraniego por Montanejos, esta fue la etapa reina. Menuda ruta os marcasteis la Sole, tu sombra y tú, espectacular a la par de dura, pues 28 kilómetros con casi 1500+ no son cualquier cosa. Nada tiene que envidiar esta ruta a cualquiera de las que podrías haber hecho en una de tus habituales travesías pirenaicas. Todo el entorno paisajístico de la ruta es precioso, pero sin duda me quedo con esas vistas del embalse cuando bajamos del Morrón, tuve la suerte de recorrer ese sendero hace unos años y me pareció una pasada.
    Enhorabuena por haber completado esta exigente y gran ruta que une tres de los gigantes de Montanejos. Seguro que esa noche dormiste como un lirón jejeje.

    Un abrazo.

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    1. ¡Hola, Dani! Efectivamente, ésta fue la etapa reina de este particular tour veraniego que este verano me ha tocado realizar (y del que estoy muy contento, por cierto). Su distancia(algo inesperada), su desnivel y su belleza paisajística hace de ella toda una etapa reina. Una preciosa ruta para disfrutar de Montanejos. Evidentemente, poco tiene que envidiar a alguna ruta pirenaica por dureza distancia y belleza. Nos gustan ambas posibilidades. Cada una cuando es posible. En esta ocasión, Pirineos no ha sido posible, pues nos buscamos rutas en Montanejos. Desde luego, comparto contigo la preferencia por las vistas del embalse desde la cornisa del Morrón. Son impresionantes. Vistas inigualables por las que vale la pena el pequeño esfuerzo de hacer esta preciosa ruta.
      Un abrazo, Dani.

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