MONTANEJOS: VÉRTICE DE ROSADA, SENDA DE LA BOJERA (27/8/2023)
“…los seres humanos no nacen para siempre el día en que sus madres los alumbran, sino que la vida los obliga otra vez y muchas veces a parirse a sí mismos.” (“El amor en los tiempos del cólera.” Gabriel García Márquez). La naturaleza no es estática, al contrario, es muy dinámica. Las más de las veces por su esencia; pero en otras ocasiones porque no tiene más remedio debido a causas externas y esto le obliga una y otra vez a comenzar como recién nacida.
Os presento una ruta que ya realicé en julio de 2019. Quería comprobar in situ los efectos del terrible incendio de marzo de 2023 que arrasó la zona y por eso quería repetirla. La naturaleza tiene que comenzar de nuevo, regenerarse, volver a crecer como si acabara de nacer. Y estad seguros que lo hará. A pesar de los nefastos efectos del fuego, es una ruta que vale la pena. Aunque las condiciones no son las mismas el valor de la ruta no ha variado. Nos sigue gustando.
Como es habitual, comienzo a una temprana hora desde la Plaza de España. El silencio, después de una ruidosa noche, ocupa todo el espacio y no seremos nosotros los que lo alteremos.
Subimos por la calle de San José.
Una madrugadora paloma nos sigue un momento.
"Tu nombre
nace de mí, de mi sombra,
amanece por mi piel,
alba de luz somnolienta.
Paloma brava tu nombre,
tímida sobre mi hombro."
Octavio Paz
Seguimos subiendo por la calle San José hasta la CV 195 que cruzamos en este punto para seguir hacia la parte alta del pueblo.
Giramos hacia la calle Campos de Arenoso.
Dejamos las últimas casas del pueblo y salimos a este camino asfaltado que seguimos a la derecha.
Enlazamos aquí con el sendero de la Bojera (SL-CV 105), el PR-VT 126 (Montanejos-Rubielos de Mora), el GR-7 y el Camino del Cid (GR-160).
A los pocos metros encontramos las palas direccionales que vamos a seguir durante un buen tramo.
La tarde de ayer llovió. Durante la noche también lo hizo a ratos. Incluso al levantarme una ligera lluvia caía sobre Montanejos. Nos alegramos porque ese agua es regeneradora y tras el incendio va a ser muy necesaria para que esa regeneración sea efectiva. El cielo estaba cubierto, triste...soplaba ya el viento que en la parte de arriba de Rosada tendría mucha fuerza. Lo bueno de todo esto es que la temperatura era muy agradable para caminar. Creo que algunos incluso dirían que fría.
En la foto, a nuestra izquierda, el cerro del castillo.
Tras el giro, nos encontramos con el viejo depósito de agua reconvertido en Centro Emisor de TDT.
El sendero va ganando altura. En algún tramo conserva aún el empedrado original que nos indica que fue un camino muy transitado. Se trata del antiguo azagador que subía a la loma de Rosada.
"Así es mi vida,
piedra,
como tú. Como tú,
piedra pequeña;
como tú,
piedra ligera..."
León Felipe
Alcanzamos altura relativamente cómodos porque los viejos caminos estaban trazados para salvar los desniveles de la manera más cómoda posible. Aún así, nos detenemos porque aunque de momento no nos hace falta descansar, nos gusta parar para disfrutar del paisaje, de la altura que hemos adquirido y dejarnos llevar un poco por nuestros pensamientos.
El sendero nos deja en un llano que atraviesa una bonita pinada. La carencia de desnivel en este tramo nos devuelve la respiración y el pulso cardíaco a sus niveles normales. Además, disfrutamos de caminar por un paraje tan tranquilo y agradable.
Seguimos caminando y en un claro del bosque, a nuestra derecha, entre las ramas de los pinos, asoma el espolón del Morrón de Campos en el que destaca la caseta del forestal.
Llegamos a esta bifurcación en la que dejaremos el sendero de la Bojera, el GR.7 , el PR-VT 126 y el Camino del Cid , que siguen hacia la derecha. Nosotros seguimos por el sendero que sigue a la izquierda, el antiguo azagador que subía a la loma de Rosada.
El sendero es muy agradable porque también transcurre por el interior de una pinada que nos evita la acción directa del sol. También es un sendero relativamente cómodo y bien trazado.
Entre tanto tono de verde nos ha hecho detenernos este color morado de la flor de este cardo.
No podía faltar la presencia omnipresente del Gegant de Pedra.
Uno chasquidos de ramas y alguna piedra cayendo por la ladera nos puso sobreaviso de que había alguna cabra cerca. Y la había. Aquí la veis, mirando entre sorprendida y curiosa.
Seguimos subiendo y llegamos a un primer collado en el que el sendero cambia de vertiente y nos permite tener buenas vistas hacia el valle del río Montán.
“El alma es un hermoso y delicioso castillo en el cual hemos de ver cómo podemos entrar.” (Santa Teresa de Jesús)
Las vistas hacia el valle del río Montán muestran una gran superficie quemada en el incendio de marzo de 2023 que llegó a cruzar la carretera. Menos más que aquí se detuvo porque sino la catástrofe habría sido mucho mayor.
Seguimos subiendo hacia la ladera de la Rosada.
Mientras vamos subiendo, vamos viendo la ladera de la Rosada. Tal vez el nombre le venga de esa tonalidad que le confiere el tipo de roca de que está formada.
Curiosa estampa del Peñagolosa tapado por la nubes.
Ya hemos dejado muy abajo Montanejos.
También podemos distinguir algunas casas de la cercana Arañuel.
Enfilamos el último tramo de subida a la loma de Rosada. Aquí empezamos a ver con claridad los efectos del incendio.
Alcanzamos la loma de Rosada donde encontramos este poste. El sol pelea por asomar entre las nubes que se van abriendo. Sopla muy fuerte el viento y la temperatura es agradable aunque el viento haga que la sensación térmica sea más baja.
Desde aquí echamos un vistazo al Morrón.
Pero vamos a separarnos unos metros del sendero para asomarnos al mirador más espectacular de Montanejos para disfrutar de las que son indudablemente las mejores vistas de los alrededores: Castillejos, Morrón de Campos, Estrecho de Chillapájaros.
Mientras contemplábamos el espectacular paisaje y tratábamos de guardar el equilibrio y que el viento no nos tirara, vimos salir de las verticales paredes dos majestuosos buitres que apenas pudimos fotografiar. Esta borrosa imagen es lo único que pude obtener.
Aquí podemos apreciar que la vistas, a pesar de los gris del día y la falta de luz, es magnífica. Las paredes de los Castillejos en primer plano. Detrás, el estrecho de Chillapájaros.
El estrecho ampliado con zoom.
Y también ampliada con zoom, la caseta forestal del Morrón de Campos.
También podemos disfrutar de vistas hacia la sierra de Gúdar, de la que podemos distinguir dos de sus cimas más conocidas: Peñacalva y Cabezo de las Cruces.
Me haré pesado, pero es que es omnipresente.
Con este escenario de fondo uno no puede evitar intentar formar parte, aunque de manera artificiosa, de esta belleza natural para intentar fundirse en ella y formar un todo armónico, sencillo, majestuoso, pero sin pretensiones de ningún tipo; simplemente, ser un elemento más de esta naturaleza espectacular y grandiosa.
“Hoy, antes del alba, subí a las colinas,
miré los cielos apretados de luminarias
y le dije a mi espíritu: cuando
conozcamos todos estos mundos y el placer y la sabiduría
de todas las cosas que contienen,
¿estamos tranquilos y satisfechos?
Y mi espíritu dijo: No,
ganaremos esas alturas sólo para seguir adelante.” (Walt Whitman)
Tras esos instantes majestuosos, en silencio que únicamente rompía el silbido feroz del fuerte viento, seguimos por una ancha pista a la derecha, que en cómodo y tranquilo caminar nos llevará hasta el corral de los Navarros y luego a enlazar con el GR-7.
A partir de aquí veremos con más claridad los efectos devastadores del pavoroso incendio.
Nuevamente la flor de un cardo pone una nota de color. Ahora no sólo entre los tonos de verde sino también de negros y grises.
"No podrá con la pena mi persona
rodeada de penas y de cardos:
¡cuánto penar para morirse uno!
Miguel Hernández
Paisaje desolador. Tardará años en volver a ser lo que fue.
En la parte alta del camino, a nuestra derecha, encontramos un corral en ruinas: el corral de los Tarazonas.
Misma foto tomada en 2019.
Desoladoras imágenes del bosque quemado. Una gran tristeza nos invade siempre ante escenarios tan funestos.
Santa Bárbara de Pina es otra de las montañas de la provincia de Castellón que es reconocible fácilmente por sus antenas y por su soledad: ninguna otra cima alrededor le hace sombra, ademàs de que su altura (1404 msnm) no es nada desdeñable.
Misma foto en 2019. La diferencia es evidente.
Hasta completamente quemado, el árbol es bello. Mas solo que nunca, más triste que nunca...
“El arte, la gloria, la libertad se marchitan, pero la
Naturaleza siempre permanece bella.” (Lord Byron)
El camino también pasa junto al corral de los Navarros.
Foto tomada en 2019.
Al fondo, entre los pinos quemados, el Alto de las Palomas.
Seguimos el camino hasta llegar a un cruce donde enlazamos con el GR 7. La ceniza cubre tramos de la pista.
El camino desemboca en esta pista donde conectamos con el GR-7. A la izquierda, nos iríamos a Montán. Nosotros nos dirigimos a la derecha.
El mismo cruce en 2019.
Seguimos unos doscientos metros hasta que llegamos a ...
...un collado en el que vemos un poste direccional. En 2019 había un hito. Nos marca el inicio del camino que nos lleva en poco tiempo al vértice geodésico de Rosada.
En 2019 el sendero se marcaba fácilmente entre la vegetación, además de estar marcado con señales blancas. Después del incendio no es fácil seguir porque tanto la senda como las marcas han desaparecido.
Una brizna de optimismo nos hace albergar esperanzas de que la naturaleza es fuerte y se sabe sobreponer a las desgracias y renace una y otra vez cuando las circunstancias lo requieren. Aquí vemos surgir entre las cenizas algunos brotes verdes.
Ya vemos al fondo el vértice de Rosada. El camino hasta allí todo quemado como podéis ver.
Llegamos al vértice de Rosada (950 msnm).
Posamos junto a él algo serios.
En 2019 también me hice una foto. El escenario era diferente.
Ahora seguiremos por un sendero que continuaba por detrás del vértice, pero a raíz del incendio y quemarse la vegetación el sendero no es tan evidente.
Mirad, en 2019 el sendero estaba marcado. Ahora, como se ve en la foto anterior, ya no está tan claro.
Al faltar vegetación la visión es más amplia. Por ejemplo, hacia la sierra de Espadán podemos distinguir la Rápita en primer plano y el Espadán detrás.
El Alto del Pinar también es reconocible.
El sendero nos lleva unos quinientos metros por una meseta ahora calcinada.
De nuevo Santa Bárbara de Pina.
“Donde quiera que paro, Platero, me parece que paro bajo el pino de la Corona. A donde quiera que llego-ciudad, amor, gloria-me parece que llego a su plenitud verde y derramada bajo el gran cielo azul de nubes blancas.” (“Platero y yo”, Juan Ramón Jiménez)
¿Qué pensaría Juan Ramón Jiménez si viera su pino de la Corona como el pino de la foto?
Tras recorrer la meseta, el sendero desciende con cierta inclinación y un terreno descompuesto que nos hace tomar precauciones para no resbalar. Al suelo deteriorado se le suma el fuerte viento que nos hace tambalearnos de vez en cuando.
Desde el sendero de bajada podemos ver algunas casas de las afueras de Los Calpes.
El sendero desemboca en un collado, el collado del Tío Eliseo. Nosotros nos desviaremos por la derecha intentando seguir un sendero poco evidente que desemboca en un arrastre de pinos y va a parar a una pista que nos llevaría a Los Calpes o a Montanejos según elijamos.
El collado del Tío Eliseo en 2019.
Junto a estos carteles de coto, empezaremos a ir bajando poco a poco más o menos intuitivamente.
La vaguada por la que bajamos está quemada como se aprecia en la foto.
A pesar de lo quemado podemos ver alguna flor valiente, como ésta de zanahoria silvestre, que da color a la vegetación quemada que le rodea.
“Esta flor vivirá
pocos días, Platero, aunque su recuerdo podrá ser eterno. Será su vivir como un
día de tu primavera, como una primavera de mi vida.” (J. R. Jiménez, “Platero y
yo”)
Esta solitaria flor de achicoria nos llama la atención sobre el hecho de que la belleza puede estar en el lugar más insospechado y menos habitual. La naturaleza nos sorprende siempre con su poder y su capacidad de maravillarnos. Recuerdo que en 2019 también vi flores de achicoria.
"Para ti mi pensamiento,
para ti mi corazón;
para ti, flor de tormento,
mi pasión."
Arturo Borja
Hay tramos en los que adivinamos mejor el sendero. Si en 2019 la vegetación y los árboles caídos nos impedían avanzar con comodidad, ahora tal vegetación no existe pero quedan los restos tiznados de árboles y arbustos que también nos molestan a la hora de avanzar.
Foto de 2019. La diferencia es evidente.
En 2019 encontramos algún hito que pudimos seguir.
Éste por ejemplo nos deriva hacia la derecha.
Mirad, éste es el mismo hito pero hace cuatro años.
Esta zona está muy castigada por el fuego.
El senderillo que seguimos desemboca en lo que parece un arrastre de pinos que nos deja en una pista.
El sendero nos deja en una ancha pista. Ahora caminaremos más relajados. El tramo que acabamos de hacer ha sido el más pesado de la ruta, pero si quieres algo de aventura, esto es ideal.
En 2019 debido a la cerrada vegetación acabamos con las piernas llenas de arañazos.
En 2023 las piernas acabaron tiznadas.
“Un paisaje se
conquista con las suelas del zapato, no con las ruedas del automóvil.” (William
Faulkner)
Seguimos ahora con tranquilidad por la pista y vadeamos una primera vez el cauce del Maimona.
"El arroyo está cantando
porque me has mirado tú
y en el sol de tu mirada
toda el agua se hace azul."
Jaime Torres Bodet
“Me gusta el viento. No sé por qué, pero cuando
camino contra el viento, parece que me borra cosas. Quiero decir: cosas que
quiero borrar.” (Gabriela en “Primavera con una esquina rota” de Mario Benedetti)
Seguimos la pista y enlazamos en este punto con esta otra pista.
A la izquierda continuaríamos hacia los Calpes. Nosotros seguimos hacia la derecha.
Volvemos a vadear una segunda vez el Maimona.
En 2019 al río pasaba por encima del puente.
En este tramo el río lleva agua. Más abajo en muchas zonas el cauce está seco.
"En mi patria hay un monte.
En mi patria hay un río.
Ven conmigo.
La noche al monte sube.
El hambre baja al río.
Ven conmigo."
Pablo Neruda
Seguimos la pista que irá ascendiendo poco a poco, siempre entre pinos, por lo que es un paseo agradable, a pesar de los restos del incendio.
Hay zonas más afectadas que otras por las llamas.
Llegamos a este enlace marcado con unas palas direccionales. A la izquierda nos bajaríamos hacia el barranco y lo remontaríamos hasta llegar al Colladillo desde donde podríamos volver a Montanejos por el sendero oficial o por los Castillejos que sería una posibilidad muy recomendable. Pero nosotros nos dirigiremos a la derecha para seguir subiendo hasta enlazar con el GR-7.
“La conversación enriquece la
comprensión, pero la soledad es la escuela del genio.” (Edward Gibbon)
La pista es amplia, cómoda, va subiendo con progresión aunque tiene algún repecho que nos hará ponernos las pilas. Lo bueno es que al transcurrir por una bonita pinada a pesar del incendio, tenemos asegurada la protección contra el sol.
Podemos ver Peñagolosa ya sin nubes que la tapen, entre las ramas de los pinos.
Llegamos a este otro enlace con una bien nutrida pala direccional, donde enlazamos con el GR 7 que viene por nuestra derecha procedente de Montán. Aquí dejamos la pista y cogemos el sendero de la Bojera que nos llevará a Montanejos.
Este festón blanco es la única mariposa que pude fotografiar.
"¿No eres tú, mariposa,
el alma de estas sierras solitarias,
de sus barrancos hondos
y de sus cumbres agrias?"
Antonio Machado
Apenas iniciado el sendero, encontramos este buzón de firmas. No nos entretuvimos en mirar lo que había dentro.
Este tramo que hemos iniciado es uno de los más espectaculares de Montanejos ya que transcurre a gran altura sobre el barranco de la Maimona lo que nos hará disfrutar de lo lindo.
En una gran roca, que tenemos localizada desde hace tiempo, encontramos esta ramita de poleo de monte, aromático a más no poder. Su infusión no tiene nada que ver con la de bolsita que estamos acostumbrados a tomar en bares, restaurantes o en casa.
En esta vertical pared se encuentran algunas vías de escalada.
En todo el sendero encontramos arbustos de boj, que hacen que este bonito sendero tome el nombre de "La bojera".
A lo largo de todo el barranco se construyeron varios diques como el de la foto para contener las avenidas del Maimona.
En esta foto se aprecia la línea del colgado sendero por el que transcurriremos dentro de un momento.
El Morrón de Campos en todo su esplendor.
El sendero tiene rincones con encanto.
Nos tocaba pegar un bocado y nos detuvimos aquí para hacerlo, rodeados de esta espléndida naturaleza.
Ésta es la vista mientras almuerzo.
Algún desprendimiento tapa el sendero. Cruzaremos con precaución.
Pero no sólo encontramos altura hacia abajo mirando el fondo del barranco.
Si levantamos la cabeza, también observamos altos paredones que también nos impresionan. En la punta que veis en la pared de la foto, estuvimos esta mañana asomados disfrutando de una excepcional vista de toda la zona.
Ésta es la punta y esto lo que veíamos desde ella.
Ahora pasaremos por el tramo del sendero en el que tendremos que extremar las precauciones para evitar un susto que podría ser fatal. Mirad la caída a nuestra izquierda.
Aquí podéis ver también la inclinación de la pared y la estrechez de la senda.
La elevadísimas paredes que flanquean el barranco nos harán disfrutar de lo lindo de este hermoso paraje natural.
El sendero da un giro a la derecha y tenemos vistas a la vertiente este. En el valle, las Alquerías de Montanejos.
Nuevamente, frente a nosotros, el cerro del castillo.
Ahora el sendero ya desciende por terreno algo descompuesto y con piedra suelta que nos hará bajar con cuidado.
Llegamos al cruce donde nos desviamos a la mañana. Ahora lo seguimos a la izquierda.
Ya sólo nos queda enfilar el último tramo de la ruta. Pasamos por una bonita pinada donde caminamos por terreno llano.
Ya avistamos Montanejos. Lo que queda es coser y cantar.
“En el recogimiento pacífico y rendido de los crepúsculos del pueblo, ¡qué poesía cobra la adivinación de lo lejano, el confuso recuerdo de lo apenas conocido! (“Platero y yo”, J. Ramón Jiménez).
Y, finalmente, entramos por la parte alta del pueblo.
Descendemos por la calle San José que nos dejará en la plaza de España, donde empezamos esta bonita ruta.
Aquí finalizamos nuestra ruta, en la que hemos disfrutado como lo hacemos siempre que salimos a la montaña. Aunque la ruta haya sufrido las graves consecuencias de un incendio nuestra actitud no cambia y nos sigue gustando aunque las circunstancias sean diferentes.
“Es que el bosque tiene ruidos
extraños, modulaciones misteriosas que a veces semejan llanto de niños, a veces
risotadas de muchachas que anduvieran volando entre el ramaje.” (Conde de Laín
en “El abuelo”, Benito Pérez Galdós). Hoy he vuelto a repetir la ruta después del pavoroso incendio que asoló la zona y he oído esos ruidos extraños, esas modulaciones misteriosas como el llanto de niños o esas risotadas de muchachas. Pero no eran sonidos alegres, eran sonidos que reflejaban una profunda tristeza por ver ese bosque quemado. Volveremos más adelante para ver si esos ruidos recuperan esa alegría perdida.
Hola Emilio, bonita ruta la realizada que ya conocerás de memoria; qué pena se encuentre algo mermada por los incendios, pero hay que saborear la naturaleza mejor en su estado espléndido pero sino... pues lo que haya. Un abrazo.
¡Hola, Emilio! Efectivamente conozco bien la ruta, pero quería ver los efectos del pavoroso incendio de marzo y la verdad que da mucha pena, pero confó en el poder de regeneración de la naturaleza, aunque tarde. Un abrazo.
Hola Emilio, bonita ruta la realizada que ya conocerás de memoria; qué pena se encuentre algo mermada por los incendios, pero hay que saborear la naturaleza mejor en su estado espléndido pero sino... pues lo que haya. Un abrazo.
ResponderEliminar¡Hola, Emilio! Efectivamente conozco bien la ruta, pero quería ver los efectos del pavoroso incendio de marzo y la verdad que da mucha pena, pero confó en el poder de regeneración de la naturaleza, aunque tarde.
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