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jueves, 17 de agosto de 2023

MONTANEJOS: SL-CV 105 SENDERO DE LA BOJERA (13/8/2023)

 “He cruzado muchas veces estas arenas. Pero el desierto es tan grande y los horizontes tan lejanos que hacen que uno se sienta pequeño y permanezca en silencio.” (El Alquimista, Claudio Coelho) Yo he caminado muchas veces el sendero de la Bojera, en uno y otro sentido. Pero su belleza y majestuosidad es tanta que siempre han hecho que ante esta grandeza me sienta pequeño y enmudezca cada vez que lo recorro.

Una vez más y ya perdí la cuenta de las que llevo, realizamos una ruta clásica de Montanejos. Se trata del SL-CV 105 sendero de la Bojera. Sin duda, la ruta más espectacular de Montanejos y tal vez de las más espectaculares de la Comunidad Valenciana en mi modesta opinión. La espectacularidad de la ruta está garantizada ya que vamos a tener una visión aérea del barranco de la Maimona en su tramo final antes de desembocar en el Mijares.


Como es preceptivo en verano, hemos de madrugar para evitar las horas de mayor calor.
Montanejos aún dormía profundamente. El silencio inundaba la plaza.

“Sea moderado tu sueño; que el que no madruga con el sol, no goza del día.” ( Miguel de Cervantes)


Antes de empezar, nos hacemos la preceptiva foto de inicio para la posteridad.


Callejeamos buscando la salida del pueblo dirección a la Fuente de Baños.


Pasamos junto a la "fuente del León", que así bauticé hace años.


Salimos de la localidad buscando la carretera CV-20 que lleva a la Puebla de Arenoso.


Cruzamos el puente sobre el río Maimona, que en este punto desemboca en el Mijares y lleva algo de agua. Más arriba veremos que prácticamente no lleva agua.

"Mi corazón oye bien
la letra de tu cariño.
El agua lo va temblando
entre los juncos del río,
lo va extendiendo la niebla,
lo están meciendo los pinos
(y la luna opaca) y el
corazón de tu destino..."

            Juan Ramón Jiménez

   
Seguimos cruzando el puente y vemos a nuestra derecha, la Copa.


Seguimos la carretera dirección a la Fuente de Baños.


A nuestra izquierda, aproximadamente a trescientos metros de la salida del pueblo, encontramos esta paleta direccional que nos marca el lugar por el que seguir.


Enfilamos la senda en subida... 


...y a veinte metros encontramos otra paleta que seguiremos hacia la derecha. Por la izquierda nos iríamos hacia los Castillejos que no es nuestro objetivo de hoy.


El sendero sigue entre pinos.


Hacía tiempo que no realizábamos una ruta en solitario. De vez en cuando viene bien.

“…pero de vez en cuando no viene mal estar solo. Puedo reflexionar mejor.” (Mario Benedetti, “Primavera con una esquina rota”)


El sendero aún conserva algún tramo empedrado. Caminamos por el antiguo camino a Campos. Ante estos antiguos caminos uno se detiene a pensar la de pasos y pies que lo han hollado y lo poco transitados que están en la actualidad. Del abandono al olvido hay un paso nada más.


Hace unos años, a raíz de la señalización de un sendero local que denominaron sendero familiar, que comparte tramos con el que llevamos nosotros, se instalaron paneles informativos sobre la flora y la fauna que podemos encontrarnos en nuestro paseo. Alguno de estos paneles están algo deteriorados. Suele pasar que la falta de mantenimiento estropea lo que fue una buena iniciativa.


El sendero va cogiendo altura de manera suave. En un punto nos sitúa enfrente del paraje de la Fuente de Baños, que aparece entre las copas de los pinos y que a esta temprana hora aún está tranquilo.


Frente a nosotros, la emblemática silueta del Morrón de Campos, en cuyas laderas podemos ver zonas con pinos quemados en el pavoroso incendio de marzo de 2023 que quemó más de cuatro mil hectáreas desde Villanueva de Viver hasta Montán.


Junto al sendero encontramos esta pala que nos invita a subir a visitar la cueva Negra. Subir y bajar nos puede llevar diez o quince minutos, pero tampoco era nuestro objetivo. 


Seguimos nuestro camino y empezamos a ver las secuelas del terrible incendio de marzo y además de entristecernos nos detenemos a pensar en que aún podía haber sido mucho peor de no haberse detenido.


Nos parece un milagro que el fuego no arrasara con todo y no nos explicamos cómo hay zonas calcinadas y alrededor no se ha quemado nada.


LLegamos a estas paletas que seguiremos hacia la izquierda. Por la derecha seguiríamos el sendero Familiar que comenté antes.


Caminaba tranquilamente por el sendero cuando a mi derecha oí lo que me pareció un fuerte grito que me hizo girar la cabeza. Era una cabra que avisaba a sus congéneres ante mi presencia. Se alejó unos metros de mí y aún pude fotografiarla. Dio otro grito algo más flojo y siguió ladera abajo.


Nosotros seguimos subiendo y contemplando a nuestro alrededor las consecuencias del fuego. A pesar de los meses transcurridos, aún notábamos un ligero olor a quemado en el ambiente.


Llegamos al Colladillo, punto de confluencia de senderos. Hacia la derecha, el sendero de los Estrechos. Nuestro camino sigue por la izquierda.


Pocos metros después tenemos el desvío a la derecha que nos llevaría a la cima del Morrón por su tramo más directo. O bien a la izquierda que nos llevaría a los Castillejos. Pero ninguno de los dos destinos eran nuestro objetivo de hoy. Nosotros seguiríamos de frente.


Justo en este punto oí un crujir de ramas y alguna piedra suelta que rodaba ladera abajo. No me equivocaba y levanté mi vista y pude observar otra cabra que pacía tranquilamente ajena a mí. 


Seguimos nuestro camino, en descenso, hacia el cauce del barranco. Entre las copas quemadas de algunos pinos, otro viejo conocido: el pico de Santa Bárbara de Pina. Antes del incendio, su visión pasaba desapercibida debido a la vegetación.


En el descenso hacia el barranco, pudimos observar grandes rodales de pinos quemados.
Nuestro corazón se encogía por momentos ante la magnitud de la tragedia.


Pero ante tanta desolación siempre aparece una ligera luz que nos hace albergar esperanzas de regeneración. Brotes tiernos, de un intenso y bonito color verde, se abren a la vida resurgiendo de las cenizas. Y es que nada puede con la fuerza de la Naturaleza.


Seguimos en descenso por zonas con pinos quemados y otras con pinos intactos.


En las proximidades del punto donde hemos de cruzar el barranco, ya podemos ver que el cauce del río Maimona baja seco. Podemos ver los grandes bloques de piedra que ocupan su cauce.


Aquí veis el punto donde hemos de cruzar. Ni gota de agua. Lo cruzamos sin ningún problema.


¡Mirad la diferencia de caudal con respecto al 2017!


Una vez cruzado el río el sendero asciende con una buena pendiente que nos hace emplearnos con algo más de esfuerzo. 

Seguimos entre pinos, por unas zonas donde se nota más lo quemado y otras menos.


El sendero se va ensanchando poco a poco.


Entre tanto negro de la madera quemada, entre tanto gris de la ceniza una solitaria y bella escabiosa resiste pone una nota de belleza que enternece. Tanta desolación alrededor y sin embargo es posible la belleza. 

"Orgullo de la enramada,
blanca y leve florecilla,
más que todas delicada,
y más que todas sencilla."

       Carolina Coronado



Otro caso similar esta preciosa centaura. Sencilla, valiente, resiliente, luchadora...todo un ejemplo a seguir. Tras la muerte, la vida vuelve a surgir.

"Flor de un día es lo más grande
al pie de lo más pequeño.
Flor de la luz el relámpago,
y flor del instante el tiempo."

               Miguel Hernández


Ahora el sendero es cómodo y ha reducido su desnivel. Aunque hay pinos quemados, nuestra impresión no es mala del todo. Es un contraste raro.


Nos alegra ver cómo hasta la flor más delicada surge de nuevo con fuerza donde hasta ahora sólo hubo cenizas. 

"Para ti mi pensamiento,
para ti mi corazón;
para ti, flor de tormento,
mi pasión."

               Arturo Borja


En nuestro camino, podemos comprobar los estragos del fuego en la pinada de la ladera del Morrón.


Tras una buena subida, llegamos a este nuevo cruce de senderos. Aquí conectamos con el PR-VT 126 que va a Rubielos de Mora (por la derecha) y con el Camino del Cid (GR-160). Seguimos a la izquierda dirección a Montanejos. Apenas cinco kilómetros nos separan de allí.


Ahora avanzamos por una amplia pista, flanqueada de pinos a ambos lados, nos proporciona una excelente protección del sol, por lo que no sufrimos en exceso sus inclemencias.

“Hay veredas escurridizas, otras cuajadas de espinos y otras secas, como las hay más verdes pero más largas o menos pronunciadas pero que exigen más tiempo para recorrerlas. Toma la que se avenga contigo y no desfallezcas. Si estás tratando de llegar, a cada momento ya estás en la meta. Como le denominemos a esa meta también es lo mismo, es irrelevante.” (Ramiro Calle, “Los mejores aforismos y parábolas de Oriente.”)


Muchos ejemplares de pinos presentaban quemada la parte de abajo nada más. Sus copas seguían vivas, seguían verdes.


La pista avanza siempre en ascenso con algún repecho algo más fuerte y nos deja en este cruce, donde se enlaza con el GR-7 en dirección a Montán. Nosotros dejaremos la pista hacia Montán y seguiremos en dirección a Montanejos comenzando aquí el espectacular sendero de la Bojera.


Este cruce tal vez sea el que más señales tenga de todo el Alto Mijares.


Iniciamos el sendero que desciende en un primer momento suavemente y luego transcurre por un tramo más llano.

Pasamos junto a este buzón de firmas y comentarios. No lo abrimos en esta ocasión.


Una gran tristezas nos embarga ante los tramos quemados. Pero nos damos cuenta que la naturaleza a pesar de todo, se vuelve a abrir paso y vuelve a resurgir.


Además de arbustos de boj, que dan nombre a esta bonita senda, encontramos otras especies vegetales singulares, como arces de Montpellier, carrascas, etc. En la foto, preciosas hojas de un arce de Montpellier.


Ya asoma el Morrón de Campos, que nos va a acompañar en este tramo, el más espectacular del recorrido.


Siempre que pasamos junto a esta roca junto al sendero, nos fijamos en esta mata de poleo de monte, inaccesible de todas todas.

Imponente por todas sus vertientes el Morrón de Campos.


En un recodo del camino, acercamos con zoom uno de los varios diques que se encuentran a lo largo del barranco de la Maimona y que sirven para contener las avenidas  Éste es el último antes de que el Maimona desemboque en el Mijares.


Desde aquí también podemos ver el fondo del barranco y cómo el cauce está seco.


El sendero, durante un buen tramo, transcurre colgado sobre el barranco de la Maimona, con espectaculares vistas sobre el mismo. Aquí apreciamos la línea que marca el sendero que transcurre por la ladera de la montaña.

¡Impresionante! Como dije en la presentación, en estos momento uno se siente muy pequeño, insignificante...ante tal magnificencia y he de permanecer en silencio.
“El espectáculo de lo que es bello, en cualquier forma que sea presentado, eleva la mente a nobles aspiraciones” (G. A. Bécquer)


Esta carrasca está apenas sujeta en el borde del sendero, amenazada de caer al vacío en cualquier momento.

Esta pedrera lleva años tapando el sendero. El desnivel que crea sus desprendimientos es cada vez mayor.

Las personas con problemas de vértigo pueden pasarlo mal en un tramo donde el sendero es sumamente estrecho y a nuestra izquierda, un canchal con gran inclinación nos avisa de que un mal paso podría ser fatal. Observad en la foto la inclinación de la pared. En este tramo hemos de extremar las precauciones y no distraernos con nada para mirar bien donde pisamos.


Tramo espectacular con vistas hacia los Castillejos.


La Copa también nos saluda. Es otra vieja conocida de la zona.


Acercando con el zoom su cima, podemos distinguir la valla que encontramos en su cima.


Otra instantánea que muestra la inclinación de la ladera y que hace que tengamos que tener mucha precaución en este tramo.


También, desde aquí, nos gusta hacer zoom sobre la cima del Morrón de Campos. La caseta de vigilancia forestal claramente visible.

El sendero hace un giro de noventa grados y cambiamos de vertiente.




Entre la calima, vemos el caserío de las Alquerías.


El cerro del castillo también es inconfundible.


Un saltamontes se cruzó delante de nosotros y nos costó distinguirlo entre las piedras. Se encontraba perfectamente mimetizado con el medio.

El sendero de bajada hacia Montanejos está algo descompuesto y con mucha piedra suelta que nos puede hacer resbalar. Tendremos también precaución mientras bajamos.


“Soy un aventurero en busca de un tesoro.” (Santiago en El Alquimista, Claudio Coelho) Llevo años en su busca. Parece que se resiste. A veces pienso si el verdadero tesoro es todo lo que aprendo y lo que vivo intentado encontrarlo.


El sendero en descenso llega a este cruce. 


Se trata del enlace con el sendero de la Rosada. Aquí enlazamos con el antiguo camino que lleva a Rosada. Nosotros seguimos hacia la izquierda dirección Montanejos.


El sendero atraviesa una bonita pinada.


En esta ocasión, multitud de mariposas se me cruzaron, pero todas me fueron esquivas a pesar de mis intentos por captarlas. Pero el que la sigue, la consigue y antes de finalizar la ruta pude tomar esta foto de este festón blanco (Hipparchia fidia).

"Así en la llama de mi amor celosa,
pretende nombre mi abrasada vida,
y el alma en esos ojos encendida,
la fama de atrevida mariposa."

                       Lope de Vega

Como antiguo camino de herradura, el camino de Rosada también conserva algún tramo empedrado.


En una roca saliente, junto al camino, nos asomamos para captar Montanejos a vista de pájaro.


Y las Alquerías, también visibles desde este mismo mirador.


Última paleta direccional que encontramos en el recorrido.


Entramos por la parte de arriba de Montanejos y descendemos por sus aún tranquilas calles dirección a la plaza de España.


Y por fin, llegamos a la plaza de España.
Aquí ponemos punto y final a esta sencilla, bonita, entretenida y espectacular ruta que una vez más nos hizo sentir minúsculos y nos hizo enmudecer ante la grandeza de la naturaleza, que alcanza en el barranco de la Maimona su máxima expresión.

“…y una obra sólo está completa cuando se alcanza el objetivo.” (El Alquimista, Claudio Coelho)

Debemos disfrutar de la montaña siempre de la manera más segura posible para evitar riesgos y accidentes. Para ello es importante que leas estos consejos sobre "Seguridad en la práctica de senderismo y emergencias en montaña"

La ruta en el mapa

La ruta en Wikiloc



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Aprovecho la ruta para recordar el episodio que Casiaventurilla me dedicó de su serie "Mountain bloggers", de cuya grabación guardo un gran recuerdo.


2 comentarios:

  1. Hola Emilio.

    Hay rutas, o en este caso sendas, que no importa recorrer las veces que haga falta, y el Sendero de la Bojera es uno de esos casos. Yo me tendría que aplicar el cuento y acercarme a Montanejos y volver a recorrerlo, pues aunque parezca mentira solo lo he he hecho una vez... Guardo un gran recuerdo de aquel día (hice la misma ruta que tu nos muestras aquí), pues un fuerte viento echó para atrás a todo el mundo, y ese domingo de febrero, de 2015!! en Montanejos no había ni moteros, ni ciclistas, ni escaladores, ni senderistas, por lo que Laia y yo disfrutamos de este excelente recorrido en la más exclusiva soledad... Quien lo diría en estos tiempos, eh?
    Y sobre el tema de repetir rutas... Tu y yo lo hemos comentado muchas veces en nuestros respectivos blogs, que aunque el recorrido haya sido clavado, nosotros mismos no somos la misma persona que lo hicimos en la ocasión anterior, siempre ha sucedido algún cambio en nuestra vida que hace que veamos, y sintamos, la ruta de una manera diferente. En este caso que nos muestras, por desgracia, la que no es la misma, es la propia montaña, pues quedan bien patentes los efectos del devastador, y prematuro, incendio de esta primavera, y que nos tuvo en vilo, a todos los que amamos esta comarca del Alto Mijares, durante unos cuantos días... Pero como tu dices poco a poco la naturaleza irá abriéndose camino de nuevo. Ahora somos nosotros, los humanos, los que deberíamos aprender, y evitar que desastres como este (qué podría haber sido muchísimo peor) se vuelvan a repetir en el futuro.

    Un abrazo.

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  2. ¡Hola, Dani! Efectivamente, la senda de la Bojera es una de esas sendas que repitas las veces que sean, te va a impresionar como si fuera la primera vez. Tú has ido una sola vez, yo he perdido la cuenta. Piensa que llevo más de treinta años veraneando en Montanejos y diecisiete que tengo casa allí. Calcula mínimo una vez en verano y luego alguna que otra vez en vacaciones de semana santa, o Navidades, o fines de semana...pues se pierde la cuenta. Pero lo dicho, da igual el número de veces que la hagas porque la grandeza es tal que enmudeces como la primera vez. Y por supuesto, cada vez es distinta de la anterior por muchos motivos: circunstancias personales, detalles que te pasaron desapercibidos en anteriores veces o incendios como en este caso. Todo ello hace que la senda de la Bojera sea para mí una de las rutas más espectaculares de la Comunidad.
    Un abrazo.

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