Seguidores

martes, 30 de junio de 2020

SERRA: PORTACOELI, COLLADO DEL ESPARTAL, FUENTE DEL MARGE (27/6/2020).

"Soy contento de esperar que ría el alba, aunque yo llore lo que ella tardare en venir" ("Don Quijote de la Mancha", Miguel de Cervantes). Este es el caso que nos acontece. El alba ha llegado en forma de compañía de mi hijo en una ruta, aunque yo lamente que haya tardado tanto en venir. No es lo habitual, de ahí que esta sencilla ruta se convirtiera en todo un acontecimiento para mí.

Se trata de una asequible ruta (ideal para mi hijo no acostumbrado a estos menesteres y a mi estado físico actual que no está para tirar cohetes) que nos entretendrá durante poco más de tres horas y en la que recorreremos alguna senda que no conocíamos y otras varias veces recorridas. Desde la cercanía de la cartuja de Portacoeli, ascenderemos por un barranco que bordea el Rodeno de Inés y nos lleva al collado del Espartal. Desde aquí, por un tramo de GR-10 llegaremos a la fuente del Marge y tras un sencillo y breve almuerzo en este paraje, volveremos al punto de partida, cerrando el círculo y completando una entretenida ruta.

 Nuestro recorrido comienza centenares de metros después de pasar la entrada a la Cartuja y tras haber superado el acueducto que llevaba agua a la misma, en un punto donde se ensancha el camino (si lo deseamos podemos empezar la ruta en la puerta de la Cartuja, aumentando en casi un Kilómetro la distancia final recorrida). 

Antes de las ocho ya estábamos en le punto de inicio. En esta época se debe empezar muy pronto para tratar de evitar en lo posible las horas de más calor.

Como dije en la introducción, la sencillez de la ruta fue sólo aparente, porque se convirtió en una cinco estrellas por la compañía de mi hijo.
Aquí posando para la foto de grupo: Borja y un servidor.


"Hay que sembrar un árbol, una ansia, un sueño, un hijo.
Porque la vida es eso: ¡sembrar, sembrar, sembrar!" 

                                                 José Ángel Buesa


Antes de iniciar la ruta, un vistazo atrás para ver el acueducto gótico que abastecía de agua a la cartuja.


Apenas llevamos unos metros por la pista, estamos atentos a este senderillo que sale a nuestra derecha y que nos baja al cauce del barranco de Portacoeli.


Cruzamos sin problemas el cauce del barranco por el que apenas corre un hilo de agua.Lo hacemos atravesando un tupido cañaveral.


A continuación comenzaremos una subida, lo más duro de la ruta que nos ocupa, que nos llevará hasta el collado del Espartal.


En el camino nos vamos encontrando con infinidad de especies vegetales que vamos repasando: romero, coscoja, jara blanca y negra, espinos, madroños, tomillo, lentisco, brezo, alguna carrasca, pino blanco...y multitud de florecillas silvestres de todas las formas y colores que llaman nuestra atención.


Hacia el norte, el cerro de la Mata (que visité hace algo más de seis años) con su torre de incendios destacando sobre su cima.


También en algún claro entre las copas de los pinos, acertamos a ver algún edifico de la preciosa y bien conservada cartuja.


El sendero, en algunos tramos, está bastante descompuesto y con bastante piedra suelta, pero no supone ningún problema.


Vamos bordeando la montaña que aparece en el mapa del IGN como Rodeno de Santa Agnés (Rodeno de Santa Inés). Levantamos la cabeza y logramos localizar la boca de la cueva donde vivió de forma anacoreta, la venerable Inés de Moncada allá por el S.XIV.


Acercamos con el zoom la cueva. 
Su historia resumida viene a ser... la venerable Inés de Moncada vivíó en el S. XIV en esta cueva como una anacoreta al no poder ingresar en la Cartuja por ser mujer y tras haberlo intentado disfrazada de varón y haber sido descubierta.


Si nos apeteciera acercarnos a visitar esta cueva-santuario, tenemos marcado el camino con este hito que vemos en la foto.


La originalidad, el colorido...de esta lechetrezna hace inevitable que nos fijemos en ella.

Algún tramo es algo más empinado y nos tenemos que esforzar un poco más, pero no nos importa cansarnos. Forma parte de la ruta.


Borja en pleno esfuerzo. 




La delicadeza y la sencillez  convertidas en belleza natural. Parecen pequeñas estrellas con iluminación led, ¿no os parece?


En poco tiempo hemos alcanzado una considerable altura que nos abre el panorama hacia el horizonte sobre la comarca del Camp de Túria.


En todo momento vamos por una tupida sombra. Los pinos hacen de sombrilla.


"Pinar, tengo miedo
de pensar contigo;
miedo de acordarme,
pinar, de que vivo."

             Gabriela Mistral


Benaguacil, con la ermita de la Virgen de Montiel.


Y algo más a la derecha aparece Llíria, con San Miguel en lo alto de la colina que domina la población.


A ambos lados de la vaguada que vamos subiendo, encontramos laderas con buena pendiente.


Un último esfuerzo y nos clavamos en el collado del espartal.


El Camp de Túria en el horizonte.


Y llegamos al collado del Espartal. Varias alternativas se nos abren desde aquí.
Podríamos haber ido a Serra por dos caminos...


...o desde aquí podemos subir, por ejemplo, a la Gorrisa .
Pero no es nuestro caso.


Nosotros seguimos por un camino a la izquierda que nos enlazará con el GR-10 en su variante de Serra. Los claros dejan al descubierto siluetas que nos son familiares, como el castillo de Serra o la Mola de Segart al fondo.




Algunos edificios de Serra también se dejan ver. Con la Mola de Segart al fondo y el Montcúdio.


Justo en el punto en el que enlazamos con el GR-10 encontramos este bebedero de animales de reciente construcción.


Seguiremos por el GR aproximadamente unos dos kilómetros.


Estas florecillas (clematis flammula) se conoce vulgarmente con diferentes nombres. Uno de ellos es el de "gata rabiosa".



Las higueras también forman parte del paisaje vegetal de la zona. Sus frutos aún están en fase de maduración.

"Se van los años cada vez más breves
con rosas primavera, con los trigos
el verano, el otoño con los higos
y el negro invierno con las blancas nieves."


                         Miguel de Unamuno
      

Es evidente que vamos por un GR.


Con vistas al este la Mola de Segart se vuelve a mostrar clara y concisa. Es notorio que tiene una acentuada personalidad.


En esta bifurcación, el camino que se insinúa  a la derecha nos subiría a Rebalsadors. Hoy tampoco subiremos allí. 
También nos sirve de mirador sobre el Camp de Túria.


Benaguacil (izquierda) y Llíria (derecha) en el mismo plano.


Marines Nuevo.


Y esta excelente panorámica de la Cartuja de Portacoeli.

La finca de la Pobleta también es visible desde aquí. En esta finca, antaño perteneciente a la cartuja y en la actualidad privada, estuvo alojado unos meses en 1937 Manuel Azaña, cuando el gobierno de la República se trasladó a Valencia.


Esta torre, también en la Pobleta, es un elemento fácilmente visible y reconocible de esta conocida finca.


Muy visible también el edificio del Hospital del Doctor Moliner, sobresaliendo en medio de la pinada.


Bétera.


Vista sobre la cartuja y el llano del Camp de Túria.




"Canta en la punta del pino
un pájaro detenido,
trémulo, sobre su trino."

                       Octavio Paz


Y de nuevo, nuestra presencia es controlada por la torre forestal del cerro de la Mata.


Preciosa panorámica de la cartuja de Portacoeli.


El  GR desemboca es esta amplia pista y sigue por la derecha. Nosotros lo abandonaremos aquí y seguiremos la pista a la izquierda.


Desde aquí hasta terminar la ruta, nos quedan algo más de tres kilómetros y medio por esta ancha pista. Es el tramo más monótono de la misma y también más despoblado de vegetación. Tenemos la suerte de que aún no aprieta el sol y un ligera brisa refresca el ambiente.


Perseguimos a nuestras sombras. 
Hasta en las sombras apreciamos la diferencia de edad. ¿A que sí?
Y tanto para el padre como para el hijo...


"Cada día que pasa,
cada día,
es más corto el camino
de regreso."
                   Meira Delmar

Ya he dicho en varias ocasiones, que llega un momento en que te da lo mismo caminar por sendero, campo a través, pista forestal, camino, carretera...lo que te importa es caminar consciente de que lo esencial no es por dónde, sino poder hacerlo en condiciones. Por eso, esta monotonía de la pista nos gusta casi igual.
"Ahora, con sesenta y cuatro años, lo único que sé de los hombres es que recuerdan, que tienen miedo y que mueren" (Arturo Pérez Reverte, "La piel del tambor").


A medida que la pista desciende, vemos más cercanos los edificios de la Pobleta.


Llegados a este cruce nos desviaremos un centenar de metros para ir a la fuente del Marge.


Por este camino accedemos al paraje de la fuente del Marge, repleto de eucaliptus que oxigenan el lugar y le proporcionan una sombra y un frescor muy agradables.


La fuente del Marge. Sitio ideal para entretenernos a almorzar con tranquilidad.


Aprovechamos el fresco paraje  para almorzar, después de refrescarnos con el agua generosa de la fuente. El almuerzo es uno de los momentos más esperados de las rutas. Pero en esta ocasión aún lo es más por la compañía.


"Oye, hijo mío, el silencio.
Es un silencio ondulado,
un silencio,
donde resbalan valles y ecos
y que inclina las frentes
hacia el suelo."

            Federico García Lorca.




"Dice la monotonía
del agua clara al caer:
un día es como otro día;
hoy es lo mismo que ayer."

                         Antonio Machado


Estas balsitas recogen el agua sobrante de la fuente y sirven de bebedero a la fauna del lugar.


Tras el frugal almuerzo, retomamos el camino que nos llevará indeflectivamente a nuestro destino.


Pasamos, poco antes del final, por la puerta de la finca de la Pobleta.


Hacemos una última foto del edificio principal medio oculto por la frondosa pinada que lo circunda.


En el último tramo agradecemos la sombra que producen los pinos que bordean el camino.


Y aquí terminamos nuestra ruta de hoy. Entretenida, breve y con matices y elementos poco habituales, que han hecho de ella una magnífica excursión.


La ruta en el mapa.





La ruta en wikiloc.


Powered by Wikiloc



Película.


6 comentarios:

  1. ¡Hola Emilio!

    Que sorpresa ver a Borja acompañándote en una ruta, creo que solo faltaba él en aparecer, ya que Mari Carmen de forma más asidua y Emilio de forma esporádica, ya habían aparecido en el blog.

    En cuanto a la ruta, perfecta para volver a coger el tono en las piernas después de este parón forzoso, además se trata de una ruta bonita donde se mezclan la caliza con pinceladas de rodeno en un entorno de un verdor espectacular.

    Un abrazo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. ¡Hola, David! Toda una excelente sorpresa. No se lo pensó y me acompañó a la ruta. Yo creó que disfrutó. Es posible que no haya salido en ninguna. Ya están los tres en alguna. En cuanto a la ruta, sencilla pero con encanto. Ideal para él y para mí, que no ando muy bien de mis caderas y mi espalda. Pero en la ruta se me quitaron los dolores (ja,ja,ja...)
      Un abrazo.

      Eliminar
  2. Bonita ruta Emilio en una zona que tiene multitud de recorridos posibles. Satisfacción completa disfrutando de los paisajes y de la grata compañía con tu hijo Borja. A ver si se prodiga mas a menudo pues la dinastía montañera tiene que tener continuidad con las jóvenes promesas. Un abrazo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. ¡Hola, Emilio! Las variantes en la Calderona son casi infinitas. Cada día descubres cosas nuevas que no habías visto. ¡Y mira que hemos venido veces! Y en este caso, con Borja, una grata sorpresa que me gustaría volver a repetir.
      Un abrazo.

      Eliminar
  3. Hola Emilio.

    ¿Se le puede pedir más a una mañana?, tu pasión el senderismo y la montaña, en la siempre agradecida Calderona y encima en compañía de tu hijo. Felicidad.

    Un abrazo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. ¡Hola,Dani! Parecerá una tontería, pero fue una mañana espectacular, muy bonita y entrañable. Disfrutamos los dos. En todos los sentidos.
      Un abrazo.

      Eliminar