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martes, 1 de julio de 2025

ONDA: CUEVA DE STA. BÁRBARA, AZUD DE TALES, COVES GELADES (28/6/2025)

 

“Tal vez para ser un artista genial hay que estar un poco loco, ¿no te parece?” (Fernando Navales en “Mil ojos esconde la noche” de Juan Manuel de Prada). Quizá para ser un apasionado de la montaña también hay que estar un poco loco. Madrugar para estar pronto en el lugar de inicio, cansarse, pasar frío, calor, accidentarse, lesionarse a veces, tal vez morir… Al menos, para muchos, es una especie de locura que no entienden. Nosotros tampoco, pero es nuestra pasión.

Esta semana presento una ruta que transcurre por el término de Onda y toca un poco el de Tales y que nos lleva desde la Avenida del Montí a la cueva de Santa Bárbara, desde aquí hasta el azud de Tales y ya de vuelta a Onda, pasamos por el paraje conocido como "les coves gelades". Gran parte del recorrido atraviesa bosques de pinos y alcornoques, lo que evitó que el calor nos afectara de pleno. Una ruta sencilla y sin pretensiones pero entretenida y con el encanto de los tramos de bosque y los ejemplares monumentales de alcornoques que podremos ver en el bosque cercano a Tales.



Dejamos nuestro vehículo en la avenida del Montí. Desde allí vemos esta emblemática cima frente a nosotros. Está bien puesto el nombre de la avenida, ¿verdad?

Con estas vistas empezamos a caminar. Se aprecia en la atmósfera que el día va a ser pesado porque a pesar de la pronta hora, ya notamos un sol inclemente.

Caminamos dirección al río Sonella o río Seco. En la bajada encontramos esta paleta direccional que señala la dirección de varios senderos homologados. Nosotros no seguiremos ninguno de ellos aunque en algún tramo coincidamos en algún tramo; SL-CV 106 (cancelado temporalmente), SL-CV 107 (sin revisión actualizada), PR-CV 161.1, (dado de baja), PR-CV 360.1 (sin revisión actualizada)


Cruzamos en este punto el río Sonella, río Seco, o río Veo, o río Anna 
(foto de Emilio Romero)


Vemos el escaso caudal que lleva el río en este punto.


Seguimos por el camino rural asfaltado.


A los pocos metros nos apartamos unos metros hacia la izquierda para asomarnos a un punto que denominamos mirador sobre Onda. Tenemos una panorámica de la población de Onda en la que destaca su castillo en lo alto del cerro dominando la población.


Más a la izquierda, en el fondo de la imagen muy difuminado por la calima, asoma la cima del inconfundible Penyagolosa.

“Una montaña que se ve en el horizonte, sobre el cielo límpido, es una imagen que se graba en nuestra alma y que en ella reposa durante tiempo y tiempo.” (Azorín, “España”)


En estos primero metros, también es inevitable la vista del Montí, verdadero centinela del término de Onda. 

En la ladera se levantan las ruinas de la ermita de Santa Bárbara.

“El ambiente es de una limpidez soberbia. Allá en la inmensidad remota, ¿no se ve pura, limpia, destacándose en el cielo, la ermita puesta sobre un cerrillo?"  (Azorín, “Castilla”)


Nueva paleta direccional con marcas de los sederos homologados de la población, aunque como he dicho, nosotros no vamos a seguir ninguno en concreto.


A un kilómetro y medio del inicio dejamos el camino rural para seguir este sendero que sale a nuestra derecha y que se interna en el bosque. (foto de Emilio Romero)


Los primeros pasos por el sendero me llevan a una reflexión, como es costumbre en nuestro caminar.

“Yo no he ambicionado nunca, como otros muchachos, ser general u obispo; mi tormento ha sido -y es- no tener un alma multiforme y ubicua para poder vivir muchas vidas vulgares e ignoradas.” (Azorín, “Las confesiones de un pequeño filósofo”).


El sendero tiene rincones verdaderamente exuberantes, preciosos...


Al adquirir altura y al abrirse algún claro tenemos vistas sobre la ciudad de Onda.


Tras algún claro nuevamente caminamos entre pinos.


Hay rincones verdaderamente selváticos e impenetrables como el de la foto.
(foto de Emilio Romero)


Aproximadamente a los dos kilómetros y medio llegamos a la boca de la cueva de Santa Bárbara.


Este poste marca la situación de la cueva y señala que este punto formaba parte de un itinerario realizado por esta plataforma "Caminant per Onda.


No se puede acceder al interior de la cueva. Tampoco teníamos intención de hacerlo. 
(foto de Emilio Romero)


Esta foto da idea del tamaño de la boca.


Como no nos habíamos hecho la habitual foto de grupo al inicio de la ruta aprovechamos este punto emblemático y  la sombra para hacérnosla. De izq. a der. Rafa Lafuente, servidor y Emilio Romero.

Tras la foto y echar un trago de agua, seguimos el camino. Nos detenemos unos instantes en esta gigantesca higuera. En esta parte del recorrido hay muchas y algunas de gran porte.

"Como la higuera joven
de los barrancos eras.
Y cuando yo pasaba
sonabas en la sierra.
Como la higuera joven,
resplandeciente y ciega.
Como la higuera eres.
Como la higuera vieja.
Y paso, y me saludan
silencio y hojas secas.
Como la higuera eres
que el rayo envejeciera."

        Miguel Hernández


En otro claro del bosque apreciamos otro de los parajes monumentales de Onda. Se trata del Santuario de Ntra. Sra. de la Esperanza, el convento de los Padres Carmelitas y el museo de Ciencias Naturales del Carmen.


A unos metros del camino encontramos este curioso marco a modo de ventana de madera con vistas hacia Onda.


En este mirador tan particular se le ocurrió a Rafa Lafuente hacernos una foto aquí, dado que, según palabras suyas, éste era un "marco incomparable" para hacerla.


Otro elemento muy habitual en esta zona y ejemplo de la humanización del paisaje son las construcciones de piedra en seco de la que aquí tenemos un ejemplo.
(foto de Emilio Romero)


Un claro más en nuestro recorrido y vemos aparecer la pedanía de Artesa.


Es habitual en nuestras rutas ver insectos de todas clases, reptiles, pájaros, algún mamífero...pero no siempre podemos captarlos con la cámara porque por regla general y natural los animales suelen ser desconfiados y esquivos. En este caso, con zoom, tuve la oportunidad de captar esta libélula posada en un palitroque.


Ahora con más claridad somos capaces de ver el santuario de Ntra. Sra. de la Esperanza, el convento de los Padres Carmelitas y el museo de Ciencias Naturales del Carmen.


Nuevamente el "gegant de pedra".


Gratamente sorprendido por la gran tirada de sendero entre los pinos.


Las centáureas con su belleza, sencillez y colorido ponen una nota alegre en la frondosidad del bosque.


Artesa de nuevo.


Nos pasa lo mismo con las mariposas. Revolotean con nosotros acompañando nuestro caminar pero son muy reacias a dejarse fotografiar. Pero siempre solemos pillar alguna.

"¿No eres tú, mariposa,
el alma de estas sierras solitarias,
de sus barrancos hondos
y de sus cumbres agrias?"

           Antonio Machado


“Mi sombra está en la infancia, en unos árboles que se movían mientras cantaba mi madre. Es una historia de las que no tienen arreglo, por mucho que se lo busques. Andar sin sombra da vértigo.” (Mónica, Carmen Martín Gaite, “La Reina de las Nieves”) 


Un aliciente, así como una necesidad perentoria en las rutas, es el almuerzo. Se busca un lugar adecuado para tal menester y lo hacemos.
Aquí veis nuestra mesa.


Tras el almuerzo, proseguimos nuestro camino. Vamos hacia el azud de Tales.


Hongos yesqueros en la corteza de un alcornoque.


Nos vamos a adentrar en esta fase de la ruta en un precioso bosque de alcornoques.
Ante esta eventualidad las neuronas se disparan.

“Y el día de hoy, mi señor don Quijote, antes se toma el pulso al haber que al saber: un asno cubierto de oro parece mejor que un caballo enalbardado.” ("Don Quijote de la Mancha", Miguel de Cervantes)


Adentrarnos en los bosques de alcornoque de Espadán es una experiencia casi "religiosa", como reza el título de alguna canción. Apenas explicable con palabras.


La verdad es que ante ejemplares tan monumentales, la veneración es máxima. En la foto, uno de esos ejemplares mágicos de alcornoque, junto a otros dos al lado, que no lo son  tanto. La foto de Rafa Lafuente refleja perfectamente la monumentalidad de este alcornoque.


Y junto a este otro ejemplar también majestuoso, otro alcornoque menor.

“Por lo general el viento era suave y quizá por eso los grandes árboles no discutían, sino simplemente intercambiaban comentarios, cabeceaban con buen humor, me hacían señales de complicidad. A veces me apoyaba en alguno de los más viejos y la corteza rugosa me transmitía una comprensión casi paternal."
(Santiago en “Primavera con una esquina rota”, Mario Benedetti,)


No fueron uno, ni dos, ni tres. Una maravilla de ejemplares de alcornoque.


El sendero entre el bosque desemboca en el camino antiguo de Onda a Tales (o viceversa).


Seguimos hacia la izquierda ahora por ancho camino.


En el kilómetro cinco, llegamos hasta el azud de Tales en el río Sonella. Tenía bastante caudal y encontramos el paraje bastante verde.


Mirad el azud en diciembre de 2013. Hay una pequeña diferencia.
 

Estupendo que hoy presente este aspecto.


Seguimos unos metros por el camino.


A unos doscientos metros del azud encontramos esta paleta que marca una senda que nace a la izquierda.


Este umbrío sendero, afortunadamente, nos vuelve a introducir en el interior del bosque de alcornoques.


Es una maravilla caminar entre alcornoques. Nos da la impresión de que nos vigilan pequeños pobladores de este mágico bosque que siguen nuestros pasos entre curiosos y precavidos.


Agradecemos que la mayor parte de la ruta transcurra por el interior del bosque, lo que ayuda a minimizar el efecto del calor.

El bosque siempre nos anima a la reflexión.

"Érase un verde bosque de eterna primavera,
y érase un niño iluso que vagaba al azar...
El niño entró en el bosque siguiendo una quimera;
entró en el bosque... Y nadie lo ha visto regresar."

                                          José Ángel Buesa


Me encanta captar estas imágenes de las mariposas libando las flores. Me da la impresión de que se trata de un cortejo amoroso en el que la belleza de la flor ha cautivado a la también bella mariposa que no se puede escapar a su belleza.


Multitud de semillas de dientes de león pueblan el sustrato del bosque. Su perfecta esfericidad nos llama la atención y nos detenemos para captar su imagen.


Como estamos volviendo prácticamente por un tramo que hicimos antes, tenemos las mismas vistas.
En la foto, la población de Artesa.


Y de nuevo este emblemático paraje de Onda: Santuario de Ntra. Sra. de la Esperanza, convento de Padres Carmelitas y Museo de Ciencias Naturales del Carmen.


Seguimos nuestro regreso por el tramo común de ida y vuelta.


La mariposas siguen revoloteando a nuestro alrededor y se van posando aquí y allá en un cortejo constante intentando captar la atención de las scabiosas.

"Tras una mariposa,
cual zagalejo simple,
corriendo por el valle
la senda a perder vine."

 Juan Menéndez Valdés


Nueva vista de Artesa antes de dejar el tramo común de ida y vuelta.


En esta encrucijada termina el tramo de ida y vuelta común. A la mañana vinimos por el ramal de la derecha. Ahora vamos a seguir por el ramal que vemos a la izquierda.


Vemos el Montí de nuevo.


Este tramo también transcurre en gran parte por el bosque de pinos.


El sendero se aproxima al cauce del río Sonella, que como vemos, lleva algo de agua.
(foto de Rafa Lafuente)

"La cristalina corriente
de este caudaloso río,
lleva ya el llanto mío."

      Mariano Melgar


Un tramo de senda transcurre paralela a una acequia.


Junto a la senda, en una pared rocosa, vemos este abrigo preludio de lo que vamos a ver enseguida.


Pasamos  por debajo de este frondoso tramo.
(foto de Emilio Romero)


A la otra parte nos topamos con esta tosca y desvencijada escalera que no nos ofrece ninguna seguridad. (foto de Emilio Romero)


Subida la escalera nos encontramos una corta pasarela de madera pegada a la roca sobre el cauce del río Sonella.


El río Sonella desde la pasarela de madera.

Pasada la pasarela, accedemos al paraje de les "coves gelades", abrigos en la roca similares al que vimos metros atrás. En las siguientes fotos podéis verlos.


Coves gelades.


Seguimos un corto tramo paralelos al cauce.


Salimos a este camino rural en donde somos recibidos por una sinfonía de ladridos procedentes de varias casas de campo.


Tenemos el placer de pasar junto a un olivar con varios olivos centenarios que da gusto poder admirar.

"En lo alto de aquel monte
hay un arbolillo verde.
Pastor que vas,
pastor que vienes.
Olivares soñolientos
bajan al llano caliente.
Pastor que vas,
pastor que vienes."

Federico García Lorca

Avistamos el castillo de Onda, presentimos ya el final de la ruta.


De nuevo cruzamos el cauce del río Sonella por el mismo paso que esta mañana. Ahora aprieta el sol de lo lindo. Menos mal que ya estamos acabando.


Nuevamente el poste direccional.


Y, finalmente, cerramos el círculo en la avenida del Montí, con el Montí de fondo como no podía ser de otra manera.

Tal vez seamos o estemos un poco locos, pero viva esta locura que nos ayuda a sobrellevar el día a día.

Pincha en el enlace para ver las fotos de la ruta.

Debemos disfrutar de la montaña siempre de la manera más segura posible para evitar riesgos y accidentes. Para ello es importante que leas estos consejos sobre "Seguridad en la práctica de senderismo y emergencias en montaña".

La ruta en el mapa


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