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miércoles, 22 de junio de 2022

CHELLA: PLAYA SALVAJE, FTE. DEL ABRULLADOR, EL SALTO (15/6/2022)

“…aunque nunca supe el nombre de aquel río del cuento, lo que sí sabía es que las aguas de todos los del mundo vienen a dar al mar y arrastran con ellas las lágrimas de quien llora en su orilla.” (Leonardo en “La Reina de las Nieves”, Carmen Martín Gaite ). En nuestro caso, sí que conocíamos el nombre del río que íbamos a visitar, el Sellent, para disfrutar del salto de veinticinco metros de altura que hace a su paso por la población de Chella. Y también estábamos seguros de que arrastraba en su camino hacia el Júcar y con mucha fuerza, muchas lágrimas de los que han llorado en su orilla. 

En esta ocasión nos desplazamos hasta Chella parq realizar una ruta siguiendo parcialmente el PR-CV 113, que nos lleva a tres parajes del término municipal: la Playa Salvaje, la fuente del Abrullador y el Salto. Se trata de una ruta muy desigual en la que yo distinguiría tres partes. La primera que nos lleva hasta la fuente del Abrullador, entretenida y por bonitos tramos de senda. La segunda monótona y sin ningún aliciente particular, por caminos rurales y tramos de sendero prácticamente abandonados. La tercera parte transcurre en el entorno del paraje del Salto, en el que primero bajaremos hasta el cauce del río Sellent para ver desde allí el imponente salto que hace el río en este punto y que se asemeja a una selva tropical que ha engullido construcciones humanas (Fábrica de luz). Después subiremos hasta un mirador que nos permitirá ver el Salto desde la parte superior. Únicamente veo de interés el paraje de la fuente del Abrullador y el del Salto. El resto de la ruta no tiene mucho interés.

Nosotros iniciamos nuestros recorrido junto al campo de fútbol municipal. El inicio del PR no está aquí, pero para nuestros intereses, nos viene mejor.


Salimos fuera del casco urbano, donde predominan las plantas bajas y encontramos este simpático cartel en una puerta.


Dejamos atrás las últimas casas del pueblo y encontramos ya un poste que nos marca el PR.


 Nos faltaba la foto de grupo y nos la hacemos antes de seguir más adelante. De izq. a der. Emilio Romero, Rafa Lafuente, Ricardo Vivó y un servidor.


Y aunque como comenté arriba no fue una ruta espectacular, nosotros siempre sacamos partido de todo lo que vemos mientras caminamos. Disfrutamos de cualquier camino, porque lo importante es caminar. Por ejemplo esta colorista y preciosa flor de gordolobo sinuado (verbascum sinuatum).


El primer tramo de camino no tiene mucho encanto como puede apreciarse.


Pero nos sale al camino otro bonito ejemplar de la achicoria silvestre, con ese azul pálido y esos pétalos dentados tan particulares.


Hacia el norte, la cercana Bolbaite.


Dejamos la aridez de los solares que rodean Chella y entramos ya en lo que nos gusta: las sendas y si tienen vegetación, mejor.


Las zarzaparrillas crecen desmesuradamente por las condiciones de sombra y humedad de la zona.


Y llegamos al primer punto de interés.: la Playa Salvaje. Se trata de una balsa concebida para el riego que recoge las aguas de la Fuente del Abrullador que visitaremos luego y que llegan hasta aquí recorriendo el cauce del barranco que lleva el nombre de la fuente: barranco del Abrullador.


En el paraje, encontramos también esta fuente.


A estas tempranas horas de la mañana, el estanque presenta el aspecto de un espejo que refleja lo que el agua ve, produciendo esta simetría natural.

"No sé cuál es la cara que me mira
cuando miro la cara del espejo;
no sé qué anciano acecha en su reflejo
con silenciosa y ya cansada ira."

                           Jorge Luis Borges

En sus aguas vimos algún cangrejo  de río y también a esta culebrilla de agua tomando el baño a tan temprana hora.

Aguas del barranco del Abrullador hacia el estanque de la Playa Salvaje, raudas y alegres en pos de llegar a su destino, las aguas de otro río, el Sellent.


Seguimos nuestro camino. Encontramos un poste que nos indica la dirección a seguir y un panel que nos informa de la Playa Salvaje que acabamos de visitar.


Llegamos al paraje de los Molinicos. Se trata de dos molinos hidráulicos (en la foto uno de ellos) que aprovechaban la fuerza motriz de dos saltos de agua aprovechando el paso de la Acequia Madre.


Este panel nos da esa información.


Las sencillas, leves y vistosas centauras nos saludan a nuestro paso.


Entramos en un bonito tramo que nos adentra en un bosque, con alguna ligera subida.


Encontramos también numerosas matas de cardo corredor.


De nuevo Bolbaite, desde otro ángulo más frontal al que vimos antes.


Las algarrobas aún verdes esperando que el calor del verano las madure.


El camino nos regaló con multitud de mariposas revoloteando ligeras y revoltosas a nuestro alrededor alegrando nuestra marcha e invitándonos a detenernos para fotografiarlas aunque no se dejaban y no era tarea fácil de hacer. Pero aún pudimos fotografiar a estas mariposas saltacercas que cogimos desprevenidas.


Buen tramo de sendero transcurre paralelo a un acequia por la que corría un buen y limpio caudal de agua. (foto de Ricardo Vivó).


Hay tramos verdaderamente bonitos, con mucha sombra que se agradece.


Las adelfas adornan el recorrido haciendo resaltar el colorido de sus flores entre el predominante tono verde de la vegetación.

"Me miré en tus ojos
pensando en tu alma.
Adelfa blanca.

Me miré en tus ojos
pensando en tu boca.
Adelfa roja.

Me miré en tus ojos.
¡Pero estabas muerta!
Adelfa negra."

                Federico García Lorca 


La abundancia de agua hace que veamos gran cantidad de esta especie de caballito del diablo
(Calopteryx haemorroidalis)


Cruzaremos varias veces el barranco del Abrullador por estos vados.


El barranco ofrece rincones bonitos. Llevaba un buen caudal de agua. Es difícil explicar con palabras lo agradable que resulta escuchar el rumor del agua mientras caminas. Eso no se puede apreciar en las fotografías.


Y llegamos hasta el bonito y tranquilo paraje de la Fuente del Abrullador. Este panel nos informa de manantial y el uso al que se destina. El área recreativa dispone de todos los servicios y es un agradable espacio para pasar un buen día de campo.


Esta es la sencilla inscripción que se encuentra junto al manantial del Abrullador.


Este es el manantial del Abrullador. Se trata de una mina de agua, en la que el caudal sale a través de un túnel o mina por la que sale el agua al exterior. Según la inscripción la profundidad del túnel es de 170 m.


Tras la visita a la fuente del Abrullador, volvemos sobre nuestros pasos y vamos a continuar paralelos al barranco durante aproximadamente un kilómetro.


Vamos a seguir disfrutando del rumor del agua y de bonitas zonas.


Otro caballito del diablo, en la foto un ejemplar macho de Calopteryx haemorroidalis o comunmente demoiselle de cobre macho.


El caudal del Abrullador corriendo por el cauce del barranco ofrece parajes de gran belleza, como éste de la foto en el que volvemos a disfrutar del espejo en que se convierten sus aguas.


En el camino, encontramos terrenos de cultivo en forma de terrazas con muros de piedra en seco y otras construcciones levantadas con esta técnica, como los cucos, especie de refugio para los pastores.


Aproximadamente cuando llevamos un kilómetro desde que dejamos el paraje del Abrullador, en este cruce que vemos en la foto, obviamos seguir el PR. Vista la experiencia tal vez recomendaría seguirlo y no realizar la variante que realizamos.

Este tramo hasta el paraje del Salto de Chella, no tiene ningún interés prácticamente, ya que son caminos rurales entre campos.


Se trata de un tramo muy monótono y sin encanto que intentamos hacer lo más rápido posible.


Otro de los inconvenientes de esta variante que hemos realizado es el hecho de tener que realizar un corto tramo por el barranco de Miguel, muy cerrado y con exuberante vegetación que hace difícil transitar por él y cuyo acceso nos costó también encontrar.


Como se aprecia, el barranco está muy cerrado y en algún punto casi impracticable.


Saliendo ya del barranco pasamos junto a este pequeño azud que recoge las aguas del barranco de Miguel.
 
Salimos del barranco junto a las instalaciones de una granja. Aquí volvemos a enlazar con el PR.


Caminamos hacia Chella por caminos sin encanto.


Me encantan las achicorias silvestres. Su color, su sencillez, su perfección...


Las campanillas no se quedan atrás.
Como veréis, a pesar de la monotonía del camino y de su escaso interés, encontramos motivos para disfrutar aunque sea de cosas sencillas y ¿simples?. No, simples no...bellas.


Deberíamos cruzar la CV-580 por debajo del puente pero no se podía porque estaba inundado. Por eso cruzamos por arriba.


Esto es lo que nos encontramos al cruzar la carretera, un camino prácticamente cubierto por maleza que denota que el PR no se mantiene. Es una pena que no se mantengan los senderos homologados.


Pero a pesar del poco cuidado camino, seguimos encontrando elementos que nos emocionan.
El color de la amapola, es din duda, un elemento muy llamativo.

"Era ardiente porque daba
calores de rojo hogar,
y era sol porque alumbraba
y porque hacía llorar."

                     Antonio Machado


Cruzamos este vado sobre el barranco del Abrullador en la cercanía de su desembocadura en el río Sellent.


Y llegamos al parque de La Fuente, donde encontramos otro panel informativo del PR-CV que vamos recorriendo.

Vemos las aguas del río Sellent.


Pero antes de proseguir, nos detenemos a almorzar.


Y aquí preparados para el ataque.


El parque toma su nombre de esta fuente, la fuente de los Chopos
. (foto de Emilio Romero)


También podemos ver este lavadero tradicional.


Y tras el sencillo pero completo almuerzo retomamos el camino por este arbolado paseo.


Ya vemos el río correr raudo hacia el Salto.


Llegaremos hasta este puente de tres ojos. 


Desde su barandilla nos asomamos a ver la caída desde aquí.


Pero vamos a bajar hasta el cauce del río para ver la espectacularidad del Salto. Lo haremos por un sendero que cogeremos pasando las ruinas de este edificio.


“Por lo general el viento era suave y quizá por eso los grandes árboles no discutían, sino simplemente intercambiaban comentarios, cabeceaban con buen humor, me hacían señales de complicidad."

                                             "Santiago en "Primavera con una esquina rota" de Mario Benedetti."


Nos da la impresión de estar en medio de una selva tropical por la exuberante y variada vegetación y la gran humedad del ambiente.


La vegetación se ha comido, como en una selva americana o asiática algunos edificios en ruina que pertenecieron a una fábrica de luz.


Desde abajo vemos mejor los veinticinco metros de caída del Salto. ¡Espectacular!


Tras disfrutar del salto del río Sellent desde abajo, volvemos a atravesar esa "selva tropical", pero ahora de subida. Volvemos a ver las ruinas de la fábrica de luz tragadas por la vegetación.


Las flores del ojo de buey (Pallenis spinosa) semejan girasoles pero de mucho menor tamaño.


Seguimos subiendo por la frondosa selva por la que hemos bajado hasta el cauce del río Sellente. Ahora lo disfrutamos subiéndo.


Las campanillas azules destacan por el contraste que su intenso color morado ofrece entre las mil y una tonalidades de verde de la selva en la que se encuentra.


Y volvemos de nuevo al camino.


Ahora subiremos por un empinado sendero hasta un mirador que nos permitirá ver el Salto desde arriba. (foto de Emilio Romero).


Ya en el mirador nos entretenemos en leer este panel informativo sobre lo que vemos desde aquí.


Y ésta es la imagen que obtenemos cuando nos asomamos al mirador. Igual de espectacular que vista desde abajo.


Tras disfrutar de las vistas, sólo no queda regresar al punto de inicio. 
Callejeamos por las empinadas calles de Chella.


Un bonito rincón de Chella con esta fuente y una pintura con la imagen del paraje del Salto, emblema de la población.


La iglesia parroquial de la Virgen de Gracia al fondo de la calle Nueva.


Y finalmente, llegamos de nuevo al punto de partida, justo cuando el calor ya empieza a apretar.


Para evitar una posible deshidratación no tuvimos más remedio que tomar preventivamente una cerveza. La salud ante todo, ¿verdad? (foto de Emilio Romero)

Y aquí termina la descripción de esta ruta, que aunque no ha sido una de las que más nos ha hecho disfrutar, podemos decir como decía Casilda Iriarte, personaje de "La Reina de las Nieves" (Carmen Martín Gaite) que “Las historias, Mauricio, es inútil intentar contarlas completas, porque nunca lo están, ni siquiera para el que las ha vivido. Y tampoco se cierran con la muerte.”

La ruta en el mapa.



 La ruta en Wikiloc.

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