Esta semana nos marchamos al frío. Teníamos ganas de experimentar esa sensación que en Valencia tenemos tan pocas veces. Y la verdad es que lo encontramos. Nos marchamos a El Toro, en la comarca del Alto Palancia, en tierras ya limítrofes con la fría Teruel. Allí realizamos una entretenida ruta, disfrutando de ese paisaje tan especial de esa zona. Primero visitamos el pozo Junco, un ejemplo de aprovechamiento del agua. A continuación, nos dirigimos al vértice geodésico del Alto del Baile (1537 msnm). Volveríamos al punto de inicio a través de la rambla de las Maricas. Lo dicho, una bonita ruta que nos dejó un buen sabor de boca.
El punto de inicio está a unos tres kilómetros saliendo de El Toro.
Dejamos los vehículos y toca abrigarnos porque los termómetros marcan unos gélidos tres grados bajo cero.
Dejamos los vehículos y toca abrigarnos porque los termómetros marcan unos gélidos tres grados bajo cero.
Hacemos la foto de grupo bien abrigados. ¡Faltaría más!
De izq. a der. Emilio Romero, Rafa Lafuente, Pedro, Rafa Sornosa, Ricardo y servidor.
De izq. a der. Emilio Romero, Rafa Lafuente, Pedro, Rafa Sornosa, Ricardo y servidor.
No suelo sacar las tomas falsas en mis entradas. Pero de vez en cuando, no viene mal. Producen momentos de verdadera risa: cámaras que no se disparan, caídas mientras se corre al sitio, caída de la cámara...
Prácticamente la totalidad de la ruta transcurre por pista forestal, menos un tramo que va desde el Alto del Baile y transcurre por la rambla de las Maricas hasta que vuelve a salir a la pista para terminar el recorrido. Pero no nos importa caminar por pista cuando los paisajes que nos rodean tienen un encanto tan especial.
Comenzamos subiendo por zona de umbría, lo que acentúa nuestra sensación de frío, aunque caminando y subiendo vamos entrando pronto en calor.
"...el frío que yo siento
lo llevo en el alma;
y el frío de la nieve
más duro no es."
lo llevo en el alma;
y el frío de la nieve
más duro no es."
Manuel María Flores
Aquí podéis comprobar lo que os decía de que no nos importa caminar por pista si podemos disfrutar de estos paisajes que veis en la foto.
Imponente Penyagolosa.
Imponente Penyagolosa.
El frío no sólo lo sufrimos nosotros. En estas alturas, todos lo seres vivos que viven aquí sufren los rigores de los inviernos y la escarchas nocturnas. Aquí veis un ejemplo de ello.
"Ahí va la loca,
soñando
con la eterna primavera de la vida y de los
campos,
y ya bien pronto, bien pronto, tendrá los cabellos canos,
y ve temblando, aterida, que cubre la escarcha el prado."
y ve temblando, aterida, que cubre la escarcha el prado."
Rosalía de Castro
Prosigue el camino. No puede ser menos. Seguir, seguir, seguir...
Ahora, a la imponente presencia del Penyagolosa se suma la más modesta presencia del pico de Santa Bárbara de Pina. Su protagonismo también es grande por sus 1404 m y por el hecho de no tener alrededor ninguna cima que le haga sombra.
Ahora, a la imponente presencia del Penyagolosa se suma la más modesta presencia del pico de Santa Bárbara de Pina. Su protagonismo también es grande por sus 1404 m y por el hecho de no tener alrededor ninguna cima que le haga sombra.
Un recodo del camino, otro, otro, un nuevo giro en subida. Uno a izquierda, otro a derecha...Así vamos avanzando, como en la vida.
Nuestro primer objetivo del día de hoy es el pozo Junco. Encontramos la paleta que nos dirige y nos informa de que llevamos el camino adecuado. Dos kilómetros y medio nos separan de nuestro objetivo.
Nos detenemos ante algún bonito ejemplar de pino negral, aunque como se aprecia en la foto, ni los más grandes están exentos de estar enfermos. La procesionaria hace de las suyas.
Alcanzamos la cota 1559 m y en lo alto de una colina encontramos restos de trincheras de la guerra civil.
Hacia el este, con zoom, alcanzamos a ver la cima de la Salada, con las instalaciones abandonadas de la base de comunicaciones del ejército de Tierra que allí hubo.
También un fuerte reflejo hacia el este nos confirma lo que pensábamos: el Mediterráneo se ve desde aquí (foto de Ricardo Vivó).
También un fuerte reflejo hacia el este nos confirma lo que pensábamos: el Mediterráneo se ve desde aquí (foto de Ricardo Vivó).
"En mi verso soy
libre: él es mi mar.
Mi mar ancho y desnudo de horizontes..."
Mi mar ancho y desnudo de horizontes..."
Dulce María Loynaz
Buenas vistas sobre el Alto Palancia.
Y el Cabezo de las Cruces.
Tampoco nos pasa desapercibido el pico del Buitre (1956 m) en Javalambre con su observatorio astrofísico.
Ahora el sol es bien recibido. Su calor nos reconforta. Pero también necesitamos reconfortar nuestro estómago. Madrugamos mucho y a las horas que son, ya nos pide gasolina.
¡Viva el sol de la mañana!
¡Viva el sol!,
grita el pájaro en la rama.
Rafael Alberti
No faltó de nada en el almuerzo, os lo aseguro. Hasta un brindis con cava por futuras rutas.
¡Viva el sol de la mañana!
¡Viva el sol!,
grita el pájaro en la rama.
Rafael Alberti
No faltó de nada en el almuerzo, os lo aseguro. Hasta un brindis con cava por futuras rutas.
Tras el almuerzo, al que dedicamos nuestro tiempo, seguimos en busca del pozo Junco.
El paraje está marcado con esta caseta que veis en la foto.
Este panel explicativo nos informa del porqué el tipo de vegetación especial que vemos. Esta vegetación es debida a la altura del paraje que hace que el frío y el fuerte viento que azota estos lares propicie esta vegetación. También informa de la fauna de la zona y de la funcionalidad del pozo-abrevadero como nombra al pozo Junco que vamos a ver en unos momentos.
Escasos metros después del panel, nos encontramos con el pozo Junco. Otro panel nos vuelve a informar de su utilidad, fundamentalmente utilizado para abrevar animales.
El pozo Junco, con su pozal y todo.
Abrevadero original de madera.
La modernidad ha sustituido la madera por el cemento para hacer el abrevadero nuevo.
Como se ve, la temperatura durante la noche ha sido muy baja. El agua está congelada.
Como se ve, la temperatura durante la noche ha sido muy baja. El agua está congelada.
Rafa rompe la capa de hielo para que los animales puedan beber. Al hacerlo, se puede apreciar el grosor que alcanza la capa de hielo de unos tres centímetros.
¿En dónde está
el que con su amor me envuelva?
Ha de traer su gran verdad sabida...
Hielo y más hielo recogí en la vida:
Yo necesito un sol que me disuelva.
Ha de traer su gran verdad sabida...
Hielo y más hielo recogí en la vida:
Yo necesito un sol que me disuelva.
Alfonsina Storni
A escasos metros del pozo, la balsa del pozo Junco. La vemos con algo de agua. A veces está seca del todo. También está congelada.
Y continuamos disfrutando de las vistas inmensas, infinitas, eternas...
Penyagolosa. ¿Alguien no lo conoce?
Otra de mis fotos hacia atrás sin mirar. No salen mal del todo para asombro de Ricardo.
Los pinos en estas latitudes adquieren una belleza especial. La dureza de condiciones en la que viven los hacen muy particulares y muestran con sus troncos retorcidos y moldeados por el viento la dureza a la que se ven sometidos y su fuerza a ser dominados
Y tenemos delante de nosotros el próximo objetivo: el Alto del Baile. Detrás Santa Bárbara de Pina. No sé si observáis el vértice geodésico. Lo amplio debajo con el zoom.
Aquí se ve mejor. Allá vamos.
No todos aguantan los rigores de este clima tan extremo, pero su belleza sigue intacta. O al menos para mí.
Poco antes del vértice pasamos junto al corral del Baile.
Alto del Baile (1537 msnm).
¡Cuántas veces,
Don Quijote, por esa misma llanura,
en horas de desaliento así te miro pasar!
¡Y cuántas veces te grito: Hazme un sitio en tu montura
y llévame a tu lugar;
hazme un sitio en tu montura,
caballero derrotado, hazme un sitio en tu montura
que yo también voy cargado
de amargura
y no puedo batallar!
en horas de desaliento así te miro pasar!
¡Y cuántas veces te grito: Hazme un sitio en tu montura
y llévame a tu lugar;
hazme un sitio en tu montura,
caballero derrotado, hazme un sitio en tu montura
que yo también voy cargado
de amargura
y no puedo batallar!
León Felipe
Panorámica desde el Alto del Baile. Vale la pena acercarse a "bailar".
El Toro desde las alturas.
Nuevamente Espadán: la Rápita a la derecha, la Rastra a la izquierda.
Tras disfrutar de la llanura inmensa y solitaria y de hacer las fotos de rigor, iniciamos la parte de la ruta que no trasncurre por pista. Bajamos campo a través del Alto del Baile hasta buscar un camino que nos enlazaría con la rambla de las Maricas.
Al ser monte bajo, no encontramos excesiva dificultad en bajar campo a través.
Enlazamos con el sendero que nos lleva al corral de la Canaleta, antes de enlazar con la rambla de las Maricas.
Este es el corral de la Canaleta.
Enlazamos con el sendero que nos lleva al corral de la Canaleta, antes de enlazar con la rambla de las Maricas.
Este es el corral de la Canaleta.
Un corto y bonito sendero desde aquí nos lleva a la rambla de las Maricas.
Sin apenas darnos cuenta, enlazamos con la rambla por cuyo interior vamos a realizar un bonito recorrido pasando por zonas más cerradas y zonas más anchas.
Pasamos por este estrecho paso donde el sol no llega y encontramos este charco completamente helado.
César Vallejo
Me siento bien.
Ahora
brilla un estoico hielo
en mí.
brilla un estoico hielo
en mí.
César Vallejo
Encontramos tramos encajonados donde apenas penetra la luz del sol.
Consecuencia de ello son zonas donde minúsculas bolitas de hielo se mantienen en perfecto estado porque la temperatura en estas punto de umbría varían poco de las nocturnas al no llegar la luz del sol.
Lo cierto es que es un tramo que disfrutamos mucho.
Hacia la zona por la que vamos a salir de nuevo a la pista que nos llevará a los coches, la rambla se ensancha.
En la subida al pozo Junco nos cruzamos con unos cazadores que iban a realizar una batida de jabalí. Afortunadamente, no coincidimos durante la mayor parte del recorrido. Únicamente, en este punto de la rambla nos encontramos con ellos y su jauría de perros (foto de Ricardo Vivó).
En la subida al pozo Junco nos cruzamos con unos cazadores que iban a realizar una batida de jabalí. Afortunadamente, no coincidimos durante la mayor parte del recorrido. Únicamente, en este punto de la rambla nos encontramos con ellos y su jauría de perros (foto de Ricardo Vivó).
Este es el resultado de la cacería.
Proseguimos por el tramo más abierto de la rambla.
Y la abandonamos aquí para salir a la pista de inicio de la ruta.
Ahora solo nos queda retornar cómodamente a los coches, pero lo hacemos con una temperatura que no tiene nada que ver con la que salimos por la mañana.
Últimos y briosos pasos antes de dar por finalizada la ruta. Ésta creo que también es una foto hecha a mi estilo, o sea, hacia atrás sin mirar.
Y de nuevo los coches, no se los ha llevado la grúa.
Aquí ponemos punto y final a esta preciosa ruta.
Tras el esfuerzo viene la recompensa. Volvimos a El Toro y comimos en el restaurante Suizo, en la C/ Colón.
Hola Emilio.
ResponderEliminarSi hay algo que siempre garantiza esta Sierra del Toro es soledad... y frío calador en invierno jejeje. A parte de los puntos de interés del recorrido (el Pozo Junco, el Baile y la Rambla de las Maricas) otro aspecto a destacar de la excursión son sus vistas, una ruta muy panorámica en todo momento, en donde no escapan a la vista ni las más altas montañas turolenses ni el más lejano Mediterráneo.
Un abrazo.
¡Hola, Dani! Una sierra que sólo conocíamos por referencias y entradas de diferentes blogs y que hemos tenido ocasión de conocer en vivo y nos ha encantado. Tal vez lo que más nos ha encantado haya sido esa soledad que comentas y que nos gusta notar muchas veces. Seguro que volvemos por aquí.
EliminarUn abrazo.
¡Hola Emilio!
ResponderEliminarQue bonita ruta que nos has mostrado, ¡y fría!
Las vistas en todo momento han sido preciosas, con el mediterráneo bien cerca y el omnipresente Penyagolosa, que bien seguro que está ahora repleto de nieve.
Un abrazo.
¡Hola, David! Muy entretenida ruta en una sierra que no conocíamos y que nos ha encantado. Repetiremos zona. Vale la pena.
EliminarUn abrazo.
Hola Emilio...
ResponderEliminarUna ruta que en su momento,también nos sorprendió a nosotros y que como bien apuntas,aunque transita en gran parte por pista,las panorámicas que se tienen son impresionantes.
Curioso ese Pozo Junco y por supuesto,las vistas desde el Cerro del Baile,son magníficas.
Personalmente me gusto mucho esa Rambla de las Maricas,aunque en vuestro caso,tuvisteis un encuentro menos agradable con esos cazadores.
Sin duda esa Sierra del Toro tiene muchas sorpresas para ofrecer.
Un abrazo
¡Hola, Juane!
EliminarEfectivamente, tú conoces bien la ruta. El track que usamos fue el tuyo. Muy entretenida y una bonita y solitaria sierra que nos ha gustado y a la que volveremos seguro.
Un abrazo.