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miércoles, 26 de junio de 2019

SANT JOAN DE MORÓ: RECORRIDO POR EL TÉRMINO (22/6/2019)

Nos desplazamos esta semana a Sant Joan de Moró (Castellón). Nunca había estado en esta zona. Me gusta conocer zonas nuevas. Aprender y conocer cosas nuevas siempre enriquece y ayuda a valorar y respetar la variedad. Todo suma en positivo y añade nuevos matices a lo que ya conocías. En este caso realizaremos un recorrido circular que nos llevará al tossal Blanc y a dos fuentes de su término, la del Buitre y la de Ros; esta última en un bonito paraje con zona de picnic cercana a una moderna ermita, la de San Vicente Ferrer de reciente construcción (2007). Todo ello conformó una entretenida ruta que paso a contaros.





Como viene siendo habitual, madrugamos para estar en el punto de inicio lo más pronto posible.
Aparcamos delante del pabellón polideportivo de Sant Joan para empezar nuestra ruta.


La luna aún se mantenía en el cielo y nos saludó a nuestra llegada. Pero todos tenemos una luna que no siempre nos saluda. A veces ni siquiera nos es visible y nos hace sufrir.


Posamos (¡menudo cuarteto!) para la posteridad de esta guisa.
De izq. a der. mi tocayo Emilio Romero, Rafa Lafuente, Rafa Sornosa y un servidor.
¡Para enmarcar!



Empezamos la ruta siguiendo la carretera por la que accedimos al polideportivo.


Pasamos junto a campos de almendros y olivos que será la tónica de muchos tramos del recorrido.


Y salimos a la rotonda de la circunvalación de Sant Joan que lleva a Vilafamés.
La bordeamos por la izquierda para coger un camino agrícola a la izquierda.


Primero caminaremos por asfalto.


Cogemos muy poca altura pero ya somos capaces de ver la industrial y azulejera Alcora, localidad muy cercana a Sant Joan de Moró.







Encontramos preciosos ejemplares de algarrobos, como este de la foto.


Llegamos a esta casa y damos un giro de 90º a la derecha.


Este burro nos mira ¿con pena? Me refiero no a que él tenga pena sino que nosotros le damos pena porque a él le vemos muy tranquilo.¿Será consciente de la infelicidad que a veces tenemos los humanos?


El asfalto se ha convertido ahora en tierra. El terreno va ascendiendo de manera suave.


Miramos hacia el norte y su dominio y majestuosidad se hace patente.
Es el "Gegant de Pedra".

"Penyagolosa, gegant de pedra,
la teua testa plena de neu.
Penyagolosa, Penyagolosa,
a la tempesta, al sol i al vent."


(Paco Muñoz)




Encontramos tramos cementados que evitan que se erosione la pista.


Las florecillas iluminan el campo, los senderos, nuestras vidas...Estas centauras nos han alegrado la vista, son haces de luz en terrenos monótonos. Con su colorido alegran nuestro caminar.


Dejamos el cemento y empezamos un bonito sendero justo en el lugar que veis en la foto.


En un ribazo vemos este agujero que nos parece una fuente, aunque en su interior no había agua.


Seguimos por el sendero.


Estas piedras no indican que fue un camino de herradura. Los indicios no engañan.
En la vida sucede lo mismo: hay señales que si las sabemos leer, nos llevan a realidades evidentes.
Aprendamos a leer los indicios.


Vemos más trazas del antiguo empedrado que nos vuelven a confirmar que se trata de un camino de herradura.


Además, su trazado en zig-zag lo hace aún más evidente.



Ahora sí que hemos adquirido altura. Vemos con mayor amplitud el valle de la Rambla de la Viuda.


Caminamos entre pinos y eso es muy de agradecer. 



Multitud de mariposas revolotean a nuestro alrededor, cruzan el camino aquí y allá, se posan en una piedra, en una rama, en una flor, se asustan ante nuestra presencia y huyen. Gracias al zoom de la cámara podemos captar con detalle la belleza de esta mariposa de perfecta simetría que sin querer está posando para nosotros.
Nos recuerdan las mariposas lo efímero de la vida. También que la vida presenta muchas fases y pasamos por todas antes del adiós final.

A riesgo de cansaros porque tal vez éste no sea el lugar más adecuado, os dejo esta poesía de Federico García Lorca (aunque cualquier lugar es bueno para la poesía).


Mariposa del aire
 ¡qué hermosa eres!
 Mariposa del aire
 dorada y verde.

Luz de candil…
 Mariposa del aire,
quédate ahí, ahí, ahí.

No te quieres parar,
pararte no quieres…
Mariposa del aire,
dorada y verde.

Luz de candil…
Mariposa del aire,
¡quédate ahí, ahí, ahí!
¡Quédate ahí! 
Mariposa ¿estás ahí?



Y nosotros no nos paramos, seguimos nuestro camino. 


En otro ribazo encontramos otra gran oquedad también sin agua. Nos inclinamos por pensar que sea bien un aljibe o bien una fuente.


Hemos alcanzado altura  y se nos hacen evidentes algunas poblaciones, como Lucena.


O Costur.


L'Alcora, por supuesto.


El sendero es entretenido. Transcurre entre vegetación y por la umbría, lo cual nos favorece y nos alegra.



El sendero nos permite hacer descansos con excelentes vistas sobre el valle. Aprovechamos y mientras descansamos, disfrutamos de un bonito paisaje.



Sant Joan de Moró en primer término. L'Alcora detrás haciéndole siempre la sombra.


Más lejos el zoom de la cámara nos permite reconocer la proa de Peña Saganta.


Y la redondeada meseta del Turio. Tal vez la Rápita al fondo.



Estas centaureas nos recuerdan a pequeñas estrellas de mar, salidas de allí para embellecer la montaña y ser más visibles que en los fondos marinos.


Entre los pinos asoma el tossal de Mollet que ha atraído nuestra atención y que presto anoto en mi agenda de pendientes para otra ocasión. Como dije al principio, cuanto más conoces, más te falta por conocer. Eso haremos, ampliar nuestros conocimientos.


La ruta. en las zonas más llanas, nos permite un cómodo y distendido avance.



La naturaleza siempre nos sorprende y nos maravilla. La bonita y amarilla flor del diente de león se transforma en esta bola de pelusa que se desprende con el viento llevando las semillas de la planta a otros lugares para que germinen.


El trío siguiéndome. ¡Uf! no me los quito de encima.


Nos desviamos unos metros del camino para bajar a visitar la fuente del Buitre.



Aquí la tenéis. Algo de agua había en su interior.


Salimos de nuevo a la pista que llevábamos y encontramos este poste en el que seguiremos la dirección al mirador de la Serra.


Seguimos hacia la fuente de Ros.


Apreciamos a ver la Peña del Corn, que ya habíamos visto cuando estuvimos en Vilafames.


El Tossal de Mollet nos ha cautivado. Seguro que volvemos.
Una de las rutas de la localidad nos lleva hasta allí.


En este punto nos desviamos hacia la ermita de San Vicente como se aprecia en la señal.


En apenas quinientos metros veremos la ermita.


Pero poco antes de llegar hasta la ermita, bajamos al paraje de la fuente de Ros.
En un enclave tranquilo, con mesas de madera para poder comer cómodamente.


El agua de la fuente se recoge en un pequeño estanque frente a ella.
Aprovechamos para hacernos otra foto de grupo.


El paraje es ideal para almorzar. Nos disponemos a ello. Hace horas que salimos de casa y ya empezamos a tener hambre. Procuramos que no falte de nada, aunque a veces algo nos falta.



Una densa vegetación rodea la fuente. Encontramos carteles informando de las especies vegetales que podemos encontrar en el paraje a modo de jardín botánico. En la foto unas granadas en proceso de maduración.



Disponiendo la mesa. Acabaremos poniendo mantel y todo.


Otra foto para celebrar el evento. Sin duda, uno de los importantes de todas las rutas.
Como yo les digo siempre, voy a las rutas por los almuerzos.


Retomamos el camino y salimos a la explanada delante de la ermita de San Vicente Ferrer.
Con gran alegría para alguno, había una tirolina y la quisieron probar. Momentos lúdicos también hay en las rutas.


Y esta es la ermita de San Vicente Ferrer.


Desde la ermita seguimos un sendero que nos llevará hasta el tossal Blanc.


En el sendero disfrutamos de algún bonito ejemplar de alcornoque.




El sendero pica para arriba y nos toca poner primera.


Alcanzamos altura y disfrutamos a medias de las vistas porque una especie de calima nos impide ver con claridad el horizonte.


Llegamos a una meseta donde el desnivel se suaviza y permite un caminar más sosegado.




El tossal de Mollet ha estado presente durante prácticamente toda la ruta. Nos ha instado con su presencia a volver para conocerlo más a fondo. Le damos nuestra palabra de que volveremos a visitarlo.


Lástima de una visión tan turbia del Penyagolosa. 


Tal vez podríamos compararnos con el saltamontes (el de la foto es un "pequeño saltamontes", recordad la serie Kung Fu de los años setenta) por su gracia para caminar por la montaña saltando de piedra en piedra, como hacemos nosotros habitualmente.



Confidencias, ilusiones, proyectos, chascarrillos...todo tiene cabida caminando.



Este hito es el punto más alto de la ruta de hoy. Se trata del hito que marca los términos de Borriol y Sant Joan de Moró.


En días más claros tendríamos un horizonte más nítido. Pero nos tendremos que conformar con lo que vemos. Desde luego, las antenas del Bartolo no se pueden esconder.



Lástima que esta neblina nos impidiera disfrutar al cien por cien de las vistas.



Desde el hito hemos avanzado por una bonita cresta con buenas vistas.


Un gran cantera de arcilla se ha comido media montaña. Son las necesidades de la industria azulejera de toda esta zona que obtienen materia prima para sus productos de canteras como ésta.


Tras la cresta, comenzamos un descenso entretenido.


También por una senda bastante bonita.


En algún tramo bajamos con cuidado de no resbalar.


Nos gusta caminar por senderos, nos gusta sentir el suelo, la hierba, el sol, la sombra de los árboles, el viento, el piar de los pájaros, el silencio total en ocasiones...Todo esto sólo lo conseguimos en la montaña. Por eso nos gusta volver.


Otra flor de diente de león. Casi una esfera perfecta. Increíble la naturaleza que crea formas inverosímiles, casi siempre con una intención o función determinada.


Algún tramo lo bajamos atentos a nos resbalar. Siempre la prudencia por delante, aunque ni eso a veces nos asegura que no podamos resbalar.


Siga la flecha.


Menos mal que podemos disfrutar de tramos de senda protegidos por la sombra de los pinos.



Embalse de María Cristina.

Pasamos por los restos de lo que sería un mas. Según el mapa, parece ser que se llamaba el Mas de Moró. Ahora os muestro algunas de las ruinas de sus casas.






Esta es tal vez la mejor conservada de todas.


Ninguna flor tan sencilla y natural como el geranio. No le hace falta nada más para tener esa belleza, ese colorido tan intenso y esa elegancia que apreciamos en la foto.



Nuevos campos de cultivo nos van a acompañar en este último tramo del recorrido. En algunos campos convivían los olivos y los almendros.


Esta variedad de olivo, con las ramas caídas hacia abajo, llamó nuestra atención. 
Desconocemos si se ha conseguido esta variedad así para facilitar la recogida de la aceituna.


Los finales de rutas suelen ser distendidos. Se huele el final y se anhelan las cervezas frescas.


Y eso hace también que se camine más ligero.



Dos preciosas campanillas conviven juntas e inamovibles en este punto. ¿Serán igualmente felices que si fueran capaces de moverse donde quisieran?¿ O deben ser conscientes de su limitación y ser felices dentro de ella?. Preguntas que también podríamos hacernos nosotros.



Esta vez no llegaremos hasta la rotonda, nos meteremos por el túnel que pasa por debajo de la carretera y adelantaremos un poco.


De nuevo en el punto de inicio. Sigue habiendo el mismo silencio que cuando llegamos. Ponemos punto final a la ruta.


Después de la ruta, comimos en Villarreal para recuperar las fuerzas perdidas, aunque más tarde, perderíamos todavía más. Pero eso ya es otro cantar.


La ruta en el mapa.




La ruta en Wikiloc.


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5 comentarios:

  1. Hermosa y calurosa mañana, menos mal que las zonas boscosas nos protegió del sol, suavizando su agresividad. Lástima la calima que nos privó de bonitas vistas a lo lejos que en los días claros son espectaculares. Me zumban los oidos, presto atención y finalmente logro descifrar sus sonidos, su mensaje: Es el Tossal del Mollet que impaciente dice nos aguarda, nos invita para conocernos y nosotros a él, pide que no tardemos demasiado.

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  2. Hermosa y calurosa mañana, menos mal que las zonas boscosas nos protegió del sol, suavizando su agresividad. Lástima la calima que nos privó de bonitas vistas a lo lejos que en los días claros son espectaculares. Me zumban los oidos, presto atención y finalmente logro descifrar sus sonidos, su mensaje: Es el Tossal del Mollet que impaciente dice nos aguarda, nos invita para conocernos y nosotros a él, pide que no tardemos demasiado.

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    1. ¡Hola, Emiliete! Me has enviado dos veces el comentario, pero yo sólo te voy a responder a uno, ¿vale? En líneas generales le damos un bien a la ruta y además disfrutamos de lo lindo en una zona que tenemos poco visitada y que casi no conocemos. Nos gusta conocer nuevas zonas. Volveremos.
      Un abrazo, tocayo.

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  3. Hola Emilio...
    Una primera parte por asfalto,que siempre es por donde menos nos gusta caminar,da paso a magnificas sendas y con mucha y buena sombra.
    La neblina limito algo las vistas,pero sin duda se tienen muy buenas.Buen punto para el almuerzo,momento que todos esperamos con impaciencia en todas las rutas...jejeje.
    Tomo nota de esta bonita ruta,otra zona que no conozco y como apuntas,hay que conocer zonas nuevas,apuntada queda.
    Buen final de ruta en Villarreal...

    Un abrazo.

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  4. ¡Hola,Juane! Siempre nos gusta conocer nuevas rutas y nos sorprende agradablemente ver como en todas partes tenemos bellos rincones que conocer y recorrer. Apunta pues una más en tu ya nutrida agenda montañera.
    Un abrazo.

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