Esta semana volvemos a Gátova para hacer una ruta basada en una que realicé en solitario allá por mayo de 2014: El Gorgo y el pico del Águila. Pero en esta ocasión, en lugar de subir al pico del Águila, lo sustituiríamos por la subida al más modesto pico Tristán que no conocíamos en persona, solo a través de fotografía. Paso a contaros la ruta.
Como los calores ya aprietan, madrugamos más de lo habitual para evitar en lo posible las horas de mayor insolación. Por eso, antes de las siete y media de la mañana estábamos ya en el inicio de la ruta. No nos importa madrugar. Si lo hacemos para trabajar, ¿ cómo no lo vamos a hacer para disfrutar de lo que más nos gusta?
Aparcamos, cogemos los bártulos y nos preparamos para iniciar otra nueva ruta, otra nueva aventura; una más que añadir a nuestra historia personal y a nuestro currículum que esperamos, desde luego, seguir ampliando mientras el cuerpo aguante.
El molino de la Ceja es el punto de inicio de la ruta, al que se accede por una estrecha carreterilla que nace antes de entrar a Gátova por la CV-25.
Nada más bajar del coche, nuestro primer objetivo: El Gorgo, en el que hemos estado varias veces y sin ir más lejos, el pasado mes de abril.
Desde el molino de la Ceja tenemos una excelente vista de Gátova.
En esta temprana hora de la mañana todo es silencio, tranquilidad...
Muchas veces empieza uno el día con malas sensaciones, malos augurios, desilusiones... y parece que las fuerzas le fallen. Pero también suceden milagros, sucesos o hechos inesperados que revierten esas malas sensaciones y te cambia en un segundo el ánimo.
La foto de grupo antes del inicio.
De izq. a der. Emilio Romero, Rafa y servidor.
Seguimos la pista que nace allí una vez que el asfalto se termina. En esta bifurcación nos desviamos a la derecha. Por la izquierda nos llevaría a la masía de Tristán.
Hace una mañana plácida, serena, con una temperatura agradable, caminamos con más ánimo del que esperábamos en un principio.
El camino se va a estrechar y va a ir ascendiendo con un buen desnivel, el esfuerzo lo vamos a ver recompensado por la compañía de excelentes ejemplares de alcornoques como el de la fotografía.
El fuerte desnivel nos hace resoplar. Nos gusta resoplar porque eso significa que estamos vivos, que nos movemos, que vamos hacia adelante, que seguimos un objetivo y buscamos una meta.
Tras una contínua subida, que hemos disfrutado por lo que os he comentado antes, llegamos al collado que separa las dos lomas del Gorgo y donde desemboca la pedrera por la que también se puede acceder hasta aquí. Ahora solo nos queda el último tramo hasta la cima.
Todo el camino hasta aquí ha sido pedregoso. El último tramo no lo es menos, lo que hace que el avance sea algo molesto.
Enseguida encontramos el vértice geodésico.
Y nos inmortalizamos en él.
Emilio y Rafa lo hacen de una manera más informal y lúdica (foto de Emilio Romero).
Las vistas desde el Gorgo, aunque limitadas por los pinos que pueblan su cima, son excelentes. Vamos a repasar algunas vista desde aquí. Por ejemplo, las ruinas del castillo del Real.
Vilamarxant.
Benaguasil y la Virgen de Montiel.
El pico del Águila en primer término y detrás, Santa Bárbara de Pina.
Santa Bárbara de Pina ampliada con zoom.
Éste no os digo cual es.
Tras disfrutar de las vistas, bajamos por el mismo sendero de subida.
Y ahora, nos iremos hacia la derecha para seguir nuestro camino.
Seguiremos unos trescientos metros por el camino y estaremos atentos para desviarnos a la izquierda por una senda, cuyo inicio vemos en la foto.
El sendero nos deja en el collado de Villacampa.
Pero antes de llegar allí, toca disfrutar de lo que nos vamos encontrando en el camino. Por ejemplo, más ejemplares de alcornoques, que siempre nos gusta ver. Precisamente, la esencia de caminar está en darse cuenta de lo que te vas encontrando y disfrutar de ello. El simple hecho de caminar no nos llena. Lo bonito e interesante es ser consciente de lo que vamos viendo a nuestro paso.
Esta jara blanca, al borde del sendero, recibe la visita de un pequeño insecto que tal vez tiene la misma inquietud que nosotros a la hora de conocer y disfrutar de lo que encuentra en su camino.
De la misma manera que nos entretenemos con un gran alcornoque, una pequeña flor también atrae nuestra atención y nuestro interés. Estas cosas son las que hacen interesante el camino. De ahí que nos guste caminar, caminar, caminar...hasta el final.
De la misma manera que nos entretenemos con un gran alcornoque, una pequeña flor también atrae nuestra atención y nuestro interés. Estas cosas son las que hacen interesante el camino. De ahí que nos guste caminar, caminar, caminar...hasta el final.
Desembocamos en el collado de Villacampa.
Giraremos a la izquierda a buscar el camino de Tristán.
Giraremos a la izquierda a buscar el camino de Tristán.
Antes, también disfrutaremos y nos entretendremos con la lectura de este panel que nos explica las características y la importancia de este precioso árbol que es el alcornoque. Crecer en saber también es posible caminando. Que nadie piense que es únicamente un ejercicio físico.
Nos encontramos también junto al camino un ciprés. No estamos habituados a ver este árbol en nuestras rutas. Así nos sorprenden otras cosas en la vida. No las esperamos y aparecen en el lugar más inesperado y atraen nuestra atención.
Llegamos al cruce con el camino de Tristán. Un poste metálico nos indica la dirección hacia la masía de Tristán. Hacemos un giro a la derecha.
Seguimos por el camino de Tristán y seguimos viendo en los lados más cipreses. Nos preguntamos el motivo y lo relacionamos con el hecho de que vamos por el antiguo camino que unía las cartujas de Ara Christi (Altura) y la cartuja de Porta Coeli (Serra). Sabemos que el ciprés tiene en occidente muchas connotaciones religiosas y aparece en cementerios y claustros de monasterios y tal vez, el camino entre ambas cartujas fuera adornado con este "árbol de la vida". Si queréis saber más sobre la simbología de este árbol pinchad en "Ciprés".
Si queréis conocer algo más sobre este camino, pinchad aquí: "Senda de los cartujos".
Si queréis conocer algo más sobre este camino, pinchad aquí: "Senda de los cartujos".
Entre el ramaje de los árboles vemos el pico de Tristán, al que subiremos en breve.
Pero antes llegamos a la Masía de Tristán. Ha sido utilizado como albergue y en la actualidad está cerrado esperando una rehabilitación de sus instalaciones.
Alrededor de la masía encontramos una amplia zona de picnic.
Pasamos el edificio de la masía de Tristán y enseguida encontramos esta bifurcación. Seguimos por la izquierda y encontramos la fuente de Tristán.
Aquí tenéis la fuente de Tristán, compuesta y sin agua.
Y en este paraje, nos sorprendieron los cipreses. Y nos sorprendieron también porque además de verlos en el camino, tuvimos ocasión de verlos con este porte poco habitual con las ramas abiertas que le dan un aspecto diferente al que no estamos acostumbrados (siempre lo hemos visto en forma de llama, con el porte recto). Este porte se corresponde al árbol en estado silvestre.
Acercamos también con el zoom el cerro de la Mata, con su torre vigía, que fue objeto de una ruta en solitario en el año 2013.
Nueva bifurcación. Izquierda.
Aquí claramente el poste metálico nos indica la subida al pico Tristán.
No es muy larga, aunque tiene una buena pendiente.
No es muy larga, aunque tiene una buena pendiente.
En la cima encontramos esta caseta de vigilancia forestal.
El pico Tristán se encuentra en término de Segorbe.
El pico Tristán se encuentra en término de Segorbe.
Unos metros más arriba, este mirador al que nos acercamos.
Unos amables ciclistas nos inmortalizaron aquí.
Como todo buen "mirador" que se precie, éste tenía excelentes vistas que hacían honor a este nombre:
Como todo buen "mirador" que se precie, éste tenía excelentes vistas que hacían honor a este nombre:
Pico del Águila.
Pico del Águila ampliado con zoom.
Segorbe, en el valle del Palancia.
El puntal del Aljub.
Y el molino de Iranzo, hacia el que iremos en un momento.
El castillo de Castro también busca protagonismo.
Panorámica desde el pico Tristán.
Vista la hora, el lugar y consultado nuestro estómago, decidimos que era ahora y aquí el mejor sitio y momento para el importante almuerzo. Aquí nos veis en pleno esfuerzo.
Bajamos de nuevo por el mismo camino por el que subimos.
Y en su inicio, seguimos ahora hacia la derecha.
Triple opción. ¿Lo echamos a suertes? No... por la izquierda.
Caminamos por una amplia pista. Tenemos tramos de sombra que agradecemos. Vamos en busca de nuevo del camino de Tristán.
Mi sombra, compañera fiel de mis andanzas, me mostró esta silueta en el suelo que me recordó a la de un cowboy a punto de desenfundar su pistola. Nada más lejos de la realidad; seríamos incapaces hasta de matar una mosca.
Seguimos nuestro plácido caminar. Hacia abajo y por la sombra vamos muy cómodos y relajados.
Nos podemos hasta entretener disfrutando de la multitud de florecillas silvestres que vamos encontrando.
Salimos de nuevo al camino de Tristán.
Llegamos a este cruce donde encontramos este poste direccional. A la izquierda, nos llevaría a Gátova siguiendo el camino de Tristán. Pero nuestra idea es subir al pico del Águila. Por eso, justo enfrente del poste vemos un sendero que se introduce en el barranco de Agua Amarga. ¡Ojo, que es fácil seguir por la pista de la derecha siguiendo la inercia de marcha que llevamos!
Aquí vemos este sendero, forma parte del GR-10 y lo seguiremos unas veces por el interior del barranco y en otras por fuera.
En algunos puntos el sendero se estrecha.
Flor e insecto, relación casi necesaria. El uno sin el otro no pueden vivir.
Marca blanca y roja que nos indica que vamos por un GR como os he comentado antes.
Tramos por fuera, paralelos al barranco.
Una mariposa de las muchas que vimos, posa ajena a mi cámara. He necesitado varios acercamientos para poder captarla. Ha sido toda una suerte. Estoy muy contento.
Tramos por el interior del barranco en el que a veces hemos de hacer ejercicios de malabarismo para sortear las dificultades.
Estas centauras nos paran el paso para decirnos que están ahí, formando también parte del camino que llevamos. Desde luego, su belleza no nos pasa desapercibida para nada.
Alguna rapaz menos también sobrevuela nuestras cabezas, perfilándose en el azul del cielo. Caminar también significa mirar hacia arriba. No sólo miramos lo que vamos pisando o lo que tenemos enfrente. También miramos al cielo, hacia arriba, buscando lo que nos suele pasar desapercibido porque no levantamos la cabeza. Eso sí, lo haremos con cuidado para no tropezar.
Mirar al cielo, también nos hace crecer, mejorar, cambiar, ver más cosas...
Mirar al cielo, también nos hace crecer, mejorar, cambiar, ver más cosas...
Llegamos a este cruce y seguiremos a la izquierda por el GR 10, dejando el barranco.
Una buena subida nos espera.
Una buena subida nos espera.
¡Vamos para arriba!
El sendero se empina bastante. Hemos de hacer un esfuerzo extra.
Encontramos muchas margaritas silvestres. No siempre de sus consultas hemos sacado respuestas veraces ¿a que no?
"Tus labios escarlatas de púrpura maldita
sorbían el champaña del fino baccarat;
tus dedos deshojaban la blanca margarita,
"Sí...no...sí...no..." ¡y sabías que te adoraba ya!"
(fragmento del poema "Margarita" de Rubén Darío)
"Tus labios escarlatas de púrpura maldita
sorbían el champaña del fino baccarat;
tus dedos deshojaban la blanca margarita,
"Sí...no...sí...no..." ¡y sabías que te adoraba ya!"
(fragmento del poema "Margarita" de Rubén Darío)
Y qué decir de estas campanillas que sobreviven a la aridez del terreno con su mejor imagen y su belleza que nada parece alterar.
El sendero se hace ancho y forma una pista.
Izquierda en este punto.
Izquierda en este punto.
Pasamos junto a este corral en ruinas.
Y como hemos ido alcanzando altura y estamos algo cansados, nos detenemos para tomar aire y disfrutar de las vistas hacia la sierra de Espadán.
El calor ya aprieta y hace que nos cueste más caminar.
Caminar también es saber sufrir cuando las condiciones lo requieren.
No puedes abandonar. Hay que seguir adelante.
Caminar también es saber sufrir cuando las condiciones lo requieren.
No puedes abandonar. Hay que seguir adelante.
Llegamos a un collado. Tenemos el pico del Águila delante de nosotros. Nos gustaría subir para disfrutar de sus vistas. Pero hemos de valorar el tiempo de ida y vuelta teniendo en cuenta que queremos estar en casa a comer. Tomamos la decisión de no ir. Hubiéramos ampliado la ruta en unos cinco kilómetros, algo más de una hora a añadir. Imposible, lo dejaremos para otra ocasión.
Nos desviamos pues a la izquierda por este camino que nos lleva de cabeza al molino de Iranzo.
Y delante de nosotros, el molino de Iranzo. Es el hermano gemelo del de la Ceja.
Interior del molino de Iranzo.
Gátova al fondo.
El Gorgo desde el molino de Iranzo.
Subimos para disfrutar de las vistas (foto de Emilio Romero).
Y foto de grupo en el molino.
Tras entretenernos en el molino y acabar el agua que nos quedaba, continuamos por la senda que nos devolverá al punto de inicio.
Desde cualquier punto de la senda disfrutamos de bonitas perspectivas de Gátova.
Caminar también es detenerse y disfrutar de lo que ves, meditar, pensar, serenar los ánimos, respirar hondo, reponerte...para poder seguir.
El sol ya es abrasador y la falta de agua se hace notar.
Esta ruta no es aconsejable para épocas de calor.
Esta ruta no es aconsejable para épocas de calor.
El sendero, tras serpentear por la ladera a media altura, baja por un tramo bastante descarnado y con piedra suelta. Caminaremos con cuidado.
Salimos a la pista y en unos metros habremos terminado nuestro camino.
De nuevo, el molino de la Ceja.
Punto y final.
Ahora toca la inversa de la mañana.
Nos cambiamos y nos vamos (foto de Emilio Romero).
La ruta en el mapa.
Punto y final.
Ahora toca la inversa de la mañana.
Nos cambiamos y nos vamos (foto de Emilio Romero).
Hemos terminado la ruta, era circular y acabamos donde empezamos. Pero no hemos finalizado nuestro camino. Una semana más saldremos a caminar otra vez, creciendo por dentro, mejorando, intentando ser mejores cada día, disfrutando de lo que la naturaleza nos ofrece, persiguiendo nuestros sueños, avanzando hacia el final sin detenernos.
La ruta en Wikiloc
Hermosa y entretenida ruta la que disfrutamos con buenos paisajes aún cuando la calima desvirtúa el horizonte. No dió tiempo de subir al pico del Aguila pero ya tenemos la excusa para otra incursión. A seguir disfrutando de la naturaleza mientras el cuerpo aguante. Texto magistralmente narrado como nos tienes acostumbrados. Gracias querido Emilio.
ResponderEliminar¡Hola, Emilio! Pasamos una excelente mañana montañera como estamos acostumbrados a hacer. Y también, está claro, que seguiremos disfrutando de todas las que podamos.
EliminarUn abrazo, amigo.
Hola Emilio...
ResponderEliminarBuena kilometrada os pegasteis,para los calores que ya aprietan.Sin duda una buena ruta,pero para cuando el calor no apriete mucho...jejeje.
Recuerdo ese Gorgo y el Pico del Águila,en una ruta en marzo de 2016,en la que el calor apretó y hubo quien se quedo sin agua,mala previsión,creyendo que no iba hacer tanto calor como hizo.Por cierto,en aquella ruta,nos encontramos en el Gorgo con Pablo Once y su grupo,un gratisimo encuentro el que tuvimos.
Lo importante siempre es disfrutar de cada salida,es lo que nos llena de vida.
Un abrazo.
¡Hola, Juane! Ruta apropiada para cuando los calores mengüen,evidentemente. Pero es muy entretenida. La montaña también es un pañuelo y nos solemos encontrar con otros compañeros senderistas, lo cual nos suele alegrar mucho.
EliminarUn abrazo.