Seguidores

lunes, 25 de agosto de 2014

CAMINO DE SANTIAGO. CAMINO VASCO DEL INTERIOR. 7ª ETAPA: LA PUEBLA DE ARGANZÓN-HARO(21/7/2014)


Penúltima etapa del Camino Vasco del interior que se va a caracterizar por dos cosas: por lo maratoniano de su distancia y porque al poco de iniciarse nos dejaría Gorka, que seguiría su camino hacia Burgos, en lugar de Santo Domingo de la Calzada. Este tramo me queda pendiente para otra ocasión. Ahora, disfrutemos de esta etapa.

7ª ETAPA: LA PUEBLA DE ARGANZÓN-HARO (32 Km, 8 horas y media).

Localidades de paso: La Puebla de Arganzón, Burgueta, Estavillo, Berantevilla, Zambrana, Salinillas de Buradón, Briñas y Haro.

Como siempre, madrugamos y desayunamos en el albergue. Por la noche compramos lo necesario para que no nos sucediera lo de días anteriores y nos fuéramos sin desayunar. A las 6 de la mañana ya estábamos en marcha. La temperatura ha sido siempre muy agradable a pesar de la hora y nos ha ayudado mucho a la hora de caminar más cómodamente.


Abandonamos La Puebla de Arganzón por la calle de Santiago, cuando el silencio aún reina en la población y la oscuridad se opone aún a dejar paso a la luz del día.



Este monolito recibe y despide a los peregrinos: 
"Al que venga, Dios le traiga. Al que parta, con Dios vaya".



La primera población a la que llegamos hoy es Burgueta. En ella pasamos junto a la parroquia de San Martín de la que vemos aquí el pórtico de entrada y ligeramente el arco de su portada.


A continuación una fuente nos puede ayudar a cargar agua.


Saliendo de Burgueta encontramos el azulejo con la vieira y el poste de la Asociación de Amigos del Camino de Álava.



                  A la salida de Burgueta este monolito nos recuerda la distancia hasta Santiago.
         Burgueta es la última población del Enclave de Treviño. Volvemos a entrar pues en Álava.



Tras dejar Burgueta y entrar de nuevo en Álava, seguimos avanzando entre tierras de labor.
El amanecer es ya evidente.



Estavillo aparece frente a nosotros. Empezamos a descender hacia él.



El camino deja a un lado la localidad, pasando cerca. 
Su parroquia de San Martín destaca sobre la población.


Según lo que había leído, a la salida de Estavillo se encuentra la bifurcación de caminos. Por una parte, el que va a Burgos por Miranda de Ebro, Pancorbo, Briviesca y Monasterio de Rodilla (esta era mi idea original). Por otra, el que íbamos a seguir nosotros por La Rioja, hacia Haro y Santo Domingo de la Calzada. En ambos casos, se enlaza después con el Camino Francés. Al parecer había que estar atento porque este punto no estaba indicado, pero hoy día no es el caso. Como veis en la foto, en la señal junto a la carretera está bien claro.


Y aquí es donde nuestro amigo Gorka nos dejaba para seguir dirección Burgos. Su idea primigenia era ir a Santo Domingo de la Calzada para desde allí continuar hasta Santiago. Le sugerí de que lo más lógico era ir dirección Burgos, porque se adelantaba terreno. Y así lo hizo. En este punto (7,30 de la mañana) nuestros destinos se separaron. Queda como recuerdo del momento esta foto de grupo. De izquierda a derecha: Juan, Alberto, Gorka y su perrilla y servidor. Buen Camino, Gorka.


Esta otra señal más moderna y adecuada, también nos marca la bifurcación. No tiene pérdida.



Seguimos pues nosotros dirección Haro, entre caminos agrícolas, rodeados de cereal y girasoles, atravesando un terreno de suaves ondulaciones.


El día aún no acababa de apuntar, pero los girasoles ya estaban dispuestos para empezar su trabajo buscando la dirección del sol.



Afrontamos el repecho del Alto de Lezana, coronado por un repetidor de telefonía.


Después, vamos descendiendo suavemente por caminos dibujados por las onduladas colinas que marcan este bonito paisaje.



Alberto subiendo una de esas ondulaciones, que de bajada no notamos, pero cuando hay que subir una tras otra, el desnivel va sumando.



Ya vemos en las proximidades la localidad de Berantevilla. La torre de la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción destaca sobre los tejados del caserío. Detrás la sierra del Portillo.



Atravesando inmensos campos de cereal nos vamos acercando a la población.




Berantevilla cada vez más cerca.



La localidad está bañada por el río Ayuda, cuyo puente cruzamos.



El camino deja la localidad a la izquierda sin entrar en ella.




Pasa junto a este crucero y se dirige al cementerio.



Pasado el cementerio giramos a la izquierda. En la pared del cementerio la vieira nos indica el camino.




De nuevo, pistas parcelarias nos llevan poco a poco, paso a paso hacia nuestra meta.



Vista atrás sobre Berantevilla.



Alcanzamos un alto sin excesivo desnivel. 
En la parte superior encontramos este campo de espigados almendros.



A partir de aquí, descendemos por una bajada con bastante pendiente, dirección a Zambrana.



Juan contemplando Zambrana, a donde nos dirigimos.



Entramos en Zambrana rodeando el cementerio.  
En el tejado de la iglesia vemos este nido de cigüeñas.



Iglesia de Santa Lucía. 
En ella te sellan la credencial. Si está cerrada, en la casa de enfrente llamas y te la sellan amablemente.



Aprovechamos para descansar y comer algo en el banco que se encontraba en su fachada.



Nuevamente la vieira que nos aparece para indicarnos que vamos por buen camino.



Foto de grupo tras el descanso. 
Aún nos queda la mitad de recorrido.



Las casas son una verdadera monada. Tienen muchos detalles de gusto. En este caso, unas enormes matas de lavanda adornan y aromatizan la entrada.



Salimos de Zambrana por una pista asfaltada y pasamos frente a otro sencillo crucero.



Nuevamente vemos coincidir el Camino de Santiago con otro camino, en este caso el GR 99 o Camino del Ebro, otro de los Caminos naturales.



El riego por aspersión es el típico de estas llanas tierras. Las amapolas se entremezclan con las hierbas de este campo.



Pasamos por las ruinas de la Venta del Río o del Molino, junto al río Inglares.


Enseguida salimos al arcén de la N-124, por la que discurriremos durante 2 largos kilómetros que se hacen eternos y peligrosos por el tráfico que tiene la carretera y la velocidad de vehículos y camiones que por ella circulan.


Caminamos por esta peligrosa carretera N-124. Menos mal que tiene un arcén ancho que nos permite arrimarnos a la izquierda.



La carretera transcurre en paralelo en este tramo al poderoso río Ebro, que podemos ver en la foto.



En este punto, dejamos definitivamente la carretera para ir ascendiendo por un camino entre viñas. Unos metros atrás, el camino nos saca de la carretera a la altura de una antigua Yesería y transcurre escasos 300 metros por la carretera vieja para luego volver a la que llevamos. No vale la pena hacer esto. Seguimos esos 300 metros por donde venimos y nos desviamos a la izquierda por aquí.



Las viñas nos anuncian la proximidad de La Rioja.


Y ya estamos en las cercanías de Salinillas de Buradón, último pueblo de la provincia de Álava en el Camino. Al fondo, la sierra de Toloño

En una sombra del camino, de las escasas que había, decidimos para un poco y tomar algo. De un campo contiguo a la carretera, un huertano nos comentó que unos metros más adelante, de un tubo bajaba agua de una fuente que no estaba clorada. Él había bebido siempre y nunca le pasó nada. El tubo de macarrón salía casi a nivel de la cuneta, pero tenía un agua fresca y buena que nos supo a gloria y con las que llenamos las botellas. Aún nos quedaban casi 10 km hasta Haro.




El camino no entra en Salinillas, aunque las guías recomiendan hacerlo para visitar esta villa amurallada y medieval. Nosotros nos conformamos con ver esta "Puerta de arriba" en la muralla.




Y, cómo no, el lavadero municipal.


Ahora venía la guinda del pastel. El desnivel más fuerte de la etapa, subir el Alto de la Lobera, a casi 700 m de altitud.



La pendiente se las trae y más después de 6 días y los 20 km de hoy.




Salinillas desde las alturas. Ya sabéis, para mi colección. En muy poco, hemos ascendido mucho.


Las vistas hacia atrás son excelentes.



Son casi 2 km de ascenso entre vegetación de tipo mediterráneo que me recordaba a la que encontramos en tierras valencianas: coscoja, romero, carrascas...




Por fin, llegamos al Alto de la Lobera. Un pequeño descanso para reponer líquidos.
 Lo peor ya ha pasado.



Un vistazo atrás antes de pasar al otro lado y vemos a lo lejos el castillo de Ocio o de Lanos, encaramado en una colina que domina la población de Ocio.



Y por fin, cambiamos de vertiente. La Rioja se abre a nuestros ojos. Una señal nos avisa del fuerte desnivel de la bajada, con un terreno pedregoso y resbaladizo.




Pero las vistas son preciosas. Ya vemos cerca el final de la etapa. Briñas, en primer término, con el Ebro y el puente medieval cruzándolo; y Haro detrás. Al fondo, la sierra de la Demanda. La vista engaña y aunque parece cercano el fin de etapa, aún nos quedan unos 8 km que se nos van a hacer muy largos.



En el descenso, justo en el punto en el que encontramos esta señal con un croquis del Camino a seguir hasta Santo Domingo de la Calzada, se encuentra el límite provincial entre Álava y La Rioja.



Y mirando atrás, vemos la pendiente que hemos descendido.



A medida que descendemos, el matorral va dejando lugar a las vides.

Antes de llegar a Briñas encontramos una bifurcación que nos puede llevar a confusión. Las flechas nos marcan por dos direcciones diferentes la continuidad del Camino. ambas son válidas y nos llevan hasta Briñas, la de la izquierda de una forma más directa. La de la derecha, coincidente con el GR-99, da un poco más de vuelta. Yo recomiendo la que continúa por la izquierda.


Y entramos en Briñas.



Pasamos delante de este humilladero. Según la página del Ayuntamiento de Briñas:
"Era el lugar de confesión de los reos, antes de subir al Cadalso que estaba constituido por una cruz que acogía una horca, dónde era colgado el reo. En el humilladero, el reo confesaba sus penas y se encomendaba al Cristo de los Desamparados. Su construcción se data en 1669, está construido sobre una roca y mide 2 x 1 metro. Abovedado en medio cañón, en su interior se venera un Cristo de mediados del XVII".



Y avanzamos dirección a la plaza de la iglesia.



Ascendemos por estas escaleras hasta la plaza de la iglesia.



La plaza tiene bonitos y cuidados rincones.



Fachada de la Iglesia de la Asunción (S. XVI-XVII), que sustituyó a una anterior de estilo románico.



Robusta torre de la iglesia de la Asunción.


A los pies de la torre encontramos una fuente. 
Por supuesto, nos refrescamos un poco.



Salimos de Briñas por la calle Solana y recorreremos un bonito paseo que transcurre junto al río Ebro hasta el puente medieval de Briñas, durante unos 2 km.



Acompañamos al río, jalonado de chopos en la ribera.




Avanza el Ebro con gran caudal. Sin duda, es un gran río.



Por fin llegamos al puente medieval de Briñas, que cruza en este punto el Ebro. Se encuentra totalmente restaurado.




El Ebro desde el puente de Briñas.



No podía faltar la foto del trío en uno de los machones de este excepcional monumento.



El Ebro desde la otra cara del puente.



Vista general de este bonito puente medieval.



Por una pista asfaltada, llegamos a las inmediaciones de Haro.



Entramos en Haro por una barriada que está llena de bodegas. En muchas de ellas se observan visitas. No en vano, Haro es la capital del vino de Rioja.



Cruzamos bajo las vías del tren por este puente y seguimos la dirección de Centro Urbano.



Nos dirigimos al centro de la ciudad cruzando este puente sobre el río Tirón, afluente del Ebro que vierte sus aguas en él escasamente un kilómetro más abajo.


El río Tirón.




La verdad es que el Camino señalado te hace dar una vuelta un poco tonta, pero te sirve para ver la ciudad. Aunque cuando uno va cansado no le hace mucha gracia. Plaza de la Paz, centro neurálgico de la villa. El Ayuntamiento al fondo.


En Haro, los peregrinos nos guiamos por estas vieiras doradas en las losas.



Pasamos por la Basílica de Nuestra Señora de la Vega, patrona de Haro.




Y seguimos hasta la avenida Juan Carlos I donde se encuentra el albergue, que está ubicado en un antiguo adosado y que funciona desde 2007.


Eran las 2,30 de la tarde. No habíamos comido. Llevábamos más de 8 horas caminando. Queríamos ducharnos y comer. El albergue estaba cerrado. En la puerta de la verja había un número de teléfono. Llamé al mismo y me contestó la encargada del albergue. En principio me dijo que no me podía atender, que tenía prisa porque se iba de viaje. Al momento me volvió a llamar diciendo que aunque con prisa, acudiría a abrirnos. Fue nuestra salvación porque si no hubiéramos tenido que esperar al menos una hora más en la calle. Agradezco desde aquí el detalle de la encargada del albergue que accedió a darnos la llave y enseñarnos las instalaciones. Estuvimos solos en el albergue. Su precio, 5 euros.

Interior del albergue. 



                                          Nuestra habitación, con vistas a un pequeño jardín.


Después de la ducha, comimos en un bar cercano un bocadillo de chorizo y volvimos al albergue a hacer la colada y echarnos una siesta. A la tarde tocaría hacer algo de compra para el desayuno y el almuerzo del día siguiente. Luego un paseo por Haro y disfrutar de la villa. El casco antiguo de Haro fue declarado Conjunto histórico-Artístico en 1975 e íbamos a poder comprobarlo personalmente.





Entre los muchos palacios que tiene Haro, pasamos por éste: el Palacio de la plaza de la Cruz (S. XVIII).




Y también por el Palacio de Tejada (S. XVIII. Estilo rococó).


Junto a la iglesia de Santo Tomás Apóstol se encuentra el Palacio de los Condes de Salazar, de fachada barroca como se puede apreciar.



Soportales en la Plaza de la Paz.


Calle de Santo Tomás que nos conduce a la iglesia parroquial de Santo Tomás Apóstol.
Tiene bares y tascas donde degustar buen vino y buenas tapas.



Iglesia de Santo Tomás Apóstol.



Posando en la portada plateresca de la iglesia de Santo Tomás Apóstol.



  Y de nuevo en la Plaza de la Paz. Aquí el edificio del Ayuntamiento (S. XVIII, estilo neoclásico).
 Los toneles de los arcos representan las bodegas de la localidad.


Otra calle del casco antiguo de Haro.


Repartidas por toda la ciudad podemos ver esculturas en bronce de diferentes autores que representan antiguos oficios. Aquí poso en una escultura callejera de Santiago de Santiago que representa a un limpiabotas.



Y esta original pintura mural en un edificio de la Plaza de la Paz, frente al Ayuntamiento, representa las consecuencias de excederse en el consumo de vino, elemento, por otra parte, fundamental en la economía de la villa.



Y para acabar el día, qué mejor que probar en un restaurante,  la gastronomía típica de la zona: Un buen plato de patatas a la riojana y un bacalao a la riojana. Todo ello bañado con un Rioja de la zona que nos supo a gloria. Con esta cena quien no se acuesta y duerme de un tirón.

Tras la cena, de vuelta al albergue y a dormir. Mañana nos espera la última etapa de este bonito camino que es el Camino Vasco del Interior. 

Entradas relacionadas:


La ruta en el mapa.


La ruta en wikiloc.






Película.


2 comentarios:

  1. Hola Emilio
    Que bien sienta una fuente de esas por sencilla que sea cuando vas con sed y con calor de verdad.
    Otra etapa del camino muy bien detallada, me llama la atención que los albergues de esa zona los veo en muy buen estado y siempre vacíos....que tranquilidad.

    Un abrazo
    Jose
    TROTASENDES BENICALAP

    ResponderEliminar
  2. Hola Emilio.
    La verdad es que marathoniana etapa,como tu comentas,pero con buen ritmo....y viendo la buenísima cena en Haro y el paseo histórico por la ciudad,bien vale los casi 32 kms.Saludos.

    ResponderEliminar