Tercera y maratoniana etapa de casi 34 km y cerca de 11 horas de duración que pondrá a prueba nuestras fuerzas, justo antes de la etapa reina de la 4ª etapa que tendrá también un buen desnivel. De todos modos, la afrontamos con decisión y entusiasmo ya que no queda más remedio. Será una etapa similar a la anterior, con poca naturaleza y mucho carril bici , pero muy interesante desde el punto de vista histórico y humano. Es un recorrido con bastantes fuentes en el trayecto, lo que nos tranquiliza un poco a la hora de aprovisionarnos de agua. Además, por si ello fuera poco, pasamos por un Carrefour, que nos permite aprovisionarnos si fuera preciso.
Localidades por las que transcurre la etapa : Tolosa, Alegia, Ikaztegieta, Legorreta, Itsasondo, Ordizia, Beasain, Ihurre, Segura y Zegama.
Puntualizaciones de esta etapa:
- 1ª) Es posible dividir esta etapa en dos: Tolosa-Beasain (18 km) y Beasain-Zegama (16 km). Ello supone alargar un día más el recorrido y depende de cada cual hacerlo o no. Nosotros decidimos hacerla toda en una.
- 2ª) Al salir de Beasain, tenemos la posibilidad de tomar dos caminos. Uno nos lleva por Olaberria e Idiazabal hasta Segura y de aquí a Zerain o Zegama (como queramos), este tal vez sea más pintoresco al llevarnos por caseríos y campos. El otro, más directo, nos lleva por Ihurre hasta Segura y de aquí a Zegama, este más monótono y urbano. En este caso, nosotros tomamos el camino más corto y directo, ahorrándonos unos kms y unos desniveles innecesarios, teniendo en cuenta la longitud de la etapa. Un vecino de Beasain, nos recomendó este segundo trayecto que desconocíamos, aunque posterioremente he podido comprobar que es el que recomiendan en la página de la Asocicación de Amigos de los Caminos de Santiago de Gipuzkoa.
Después de estas puntualizaciones comienzo a describiros esta larguísima etapa.
Salimos sobre las 6,15 de la mañana. Nos toca recorrer el kilómetro y medio que separa el albergue Zuloaga Txiki de Tolosa. Salimos aún de noche, con el sol intentando aparecer por el este sin conseguirlo del todo.
Por el este comenzamos a ver la luz del sol.
Pero en el cielo la Luna aún se resiste a desaparecer.
A estas horas se camina bien.
De nuevo en las calles de Tolosa, como ayer tarde.
Ahora recorremos algunos lugares que ya visitamos ayer, como la Puerta de Castilla (S. XVIII), debajo de la cual pasamos.
Pasamos también frente a la iglesia de San Francisco (S. XVI), con esta fachada tan poco habitual para una iglesia.
Vamos poco a poco saliendo de Tolosa por un paseo junto al margen del río Oria, que queda a nuestra izquierda. Aquí vemos unos de los puentes que cruza el río a lo largo de la localidad.
El paseo junto al río es agradable.
Aún el fresco de la mañana nos permite un caminar cómodo.
Una monumental fuente de Tolosa. A lo largo del recorrido encontraremos otras, aunque más sencillas.
Pasamos también junto al coso taurino de Tolosa, inaugurado en 1903.
Tras pasar la plaza cruzamos un puente sobre el Oria y caminaremos por su orilla izquierda.
Nada más cruzar pasamos por el campo de fútbol, sin clamores a estas tempranas horas de la mañana.
Pasamos por una zona residencial de adosados, el paseo Iurramendi, sumida aún en el silencio del sueño. Apenas nuestros pasos resonaban en la acera. Enfrente un viaducto de la A-1.
Tras una zona ajardinada, encaramos este camino que nos debe llevar a un bidegorri. Un vecino nos ha advertido de que el bidegorri está cortado por obras, pero desconoce el alcance del corte. Ello nos crea incertidumbre porque nos obligaría a buscar una alternativa, que por supuesto desconocemos. En estas ocasiones, has de hacer frente a estos inconvenientes que te pueden surgir y que son imprevisibles.
Mientras tanto seguimos paseando junto al Oria, ya fuera del casco urbano de Tolosa y observamos este puente o acueducto en la otra orilla.
Y como nos habían avisado, llegamos al bidegorri donde aparece el aviso de cortado por obras. En momentos así, te encuentras descolocado. No sabes qué hacer. Además desconoces las alternativas. Hemos visto que un ciclista de la zona, primero dubitativo, decide después pasar. Nosotros también. ¡A ver qué pasa!
El bidegorri transcurre paralelo al río.
Hicimos bien en seguir. Las obras únicamente eran de realizar un tratamiento antideslizante en un puente con traviesas de madera que atravesaba una acequia y ya estaba hecho, por lo que pasamos sin ningún problema.
Sobre las 8 de la mañana llegamos a Alegia.
Es un bonito pueblo, con casas con un tono medieval evidente como la de la foto.
Pasamos junto a la ermita del Santo Cristo, muy relacionada con el Camino de Santiago.
Paseamos por la calle principal de la población. Buscamos una cafetería y la encontramos. Paramos a desayunar. Nos vino de perlas.
Ayuntamiento de Alegia.
Alegia tiene un precioso puente sobre el Oria: el puente viejo Zubizarra.
Iglesia parroquial de San Juan Bautista (s. XVII).
Otra bonita casa medieval de la localidad.
Salimos de Alegia por un bidegorri, junto al río, por el que pasean los vecinos más madrugadores de la población.
Y llegamos a la población de Ikaztegieta.
Cruzaremos el Oria por este puente.
Iglesia parroquial de San Lorenzo (IKaztegieta).
A la salida de IKaztegieta, seguimos por el bidegorri (más de lo mismo). Pasamos por delante de la ermita del Pilar.
Caminar por los bidegorris se nos hace monótono. Eso sí, se agredece más que hacerlo por el andén de la carretera, mucho más peligroso.
Pasamos junto al dique del embalse de Ibiur, de reciente y polémica construcción.
Y más bidegorri.
La señal nos indica que vamos por "buen camino".
Precioso caserío en la entrada de Legorreta.
Aprovechamos una fuente en Legorreta para refrescarnos, beber y sofocar el calor que llevamos.
Pasamos junto a la ermita de Guadalupe.
El Oria a su paso por Legorreta.
También por la iglesia de San Salvador de Legorreta.
Saliendo de la localidad, pasamos junto al humilladero de la Santa Cruz.
A kilómetro y medio de Legorreta, en el barrio de Berostegi, dirección a Itsasondo, encontramos la ermita de Santa Marina (no celebra culto desde 1988).
Y entramos en la localidad de Itsasondo.
Tras Itsasondo, seguimos por bidegorri. Nuestra siguiente población es Ordizia.
Antes de entrar en Ordizia, pasamos frente a la iglesia de San Juan de Letrán, de propiedad privada y en la que podemos ver unas vieiras decorando la fachada.
Y llegamos a Ordizia.
Y, a nuestra izquierda, la vista se nos va, inevitablemente, hacia la afilada punta del Larrunarri, más conocido como Txindoki (1346 m) en la sierra de Aralar. Desde luego, imponente. Lástima que quede tan lejos.
El Oria a la entrada de Ordizia.
El Oria es el eje que vertebra toda esta etapa, así como la anterior.
Ordizia tiene muchos edificios notables, como este palacio de Zabala, que nos llama la atención por este doble arco de la fachada sin apoyo central.
Monumento a Andrés Urdaneta (S. XVI), militar, cosmógrafo, marino, explorador y religioso agustino, faceta ésta que es la que se resalta en este monumento.
Fachada del Ayuntamiento de Ordizia.
A lo largo de la localidad, seguimos el camino gracias a estas vieiras de metal dorado en el suelo.
Siguiendo la calle Urdaneta, nos encontramos con el Oria, que seguimos durante unos centenares de metros. El río gira a la izquierda y nosotros con él. Tras el giro, nos encontramos con las primeras casas de Beasain, que forman casi una unidad con Ordizia, que nos ha costado de atravesar.
Primeras casas de Beasain. Son las 11 de la mañana.
El calor, el cansancio, las horas que llevamos caminando van haciendo mella en nosotros. Precisamos parar a descansar y almorzar. Beasain es un buen lugar para ello, con muchos bares y restaurantes donde elegir.
Tras el almuerzo, continuamos la marcha por esta localidad, donde recibimos muestras de apoyo por parte de varios vecinos de la localidad.
Ayuntamiento de Beasain.
Llegamos así a un precioso rincón de Beasain, el conjunto monumental de Igartza. Pasamos antes por el caserío Dolarea (S. XVII), reconvertido en hotel- restaurante.
Caserío Dolarea (S. XVII). Reconvertido en hotel-restaurante.
Y llegamos al conjunto monumental Igartza, con un puente de piedra, un molino, una herrería y sobre todo el palacio. También, se encuentra integrado en este precioso conjunto, desde junio de 2011, el albergue de peregrinos de Beasain, que hace posible partir esta larga etapa, en dos.
Palacio de Igartza (S. XIII).
Puente medieval.
Molino de Igartza.
Pasamos por este precioso rincón y seguimos la flecha jacobea.
El Oria desde el puente de piedra.
El molino desde el puente.
Y el albergue de peregrinos integrado en este bonito entorno medieval.
A partir de aquí, tuvimos un ligero despiste y Alberto y Juan siguieron su camino mientras yo hacía anotaciones. Al levantar la cabeza no los vi. Seguí las flechas amarillas con la esperanza de encontrarlos más adelante como otras veces. No fue así.
Al cruzar esta pasarela sobre las vías del tren y otra sobre la carretera, me detuve al comprobar que nos habíamos despistado.
A continuación de la pasarela sobre las vías, debemos de cruzar la A-1.
Puesto en contacto con mis dos compañeros para hacerles volver hacia donde yo estaba, esperé un rato. En ese intervalo, un vecino de Beasain me saludó y me preguntó donde iba. Al contestarle que a Zegama, me dijo que había un camino más corto y menos pesado que el que pasaba por Olaberria e Idiazabal. Para ello debería seguir el camino que nacía a la derecha de la pasarela, sin dejarlo, hasta llegar a Carrefour, para desde aquí llegar a una rotonda donde seguiríamos dirección Segura y desde allí hasta Zegama, ahorrándonos unos kilómetros y unos buenos desniveles. Evidentemente, le hicimos caso y acertamos. De no haberlo hecho así hubiéramos acabado mucho más cansados de lo que lo hicimos. El peregrino y caminante en general, va buscando normalmente los lugares más directos y sencillos para llegar a un lugar. Busca lo práctico. No era cuestión de hacer más kilómetros en aras de un paisaje más bonito.
Siguiendo pues las indicaciones de este vecino, pasamos por el barrio de Ihurre.
Estas flechas nos hicieron pensar que este camino alternativo también era válido. Pasamos junto a un polígono y llegamos a Carrefour. Aquí fue inevitable parar a tomarnos unas cervezas. Era la una de la tarde y el calor apretaba de lo lindo. Aún nos quedaban al menos cuatro horas y era preciso descansar e hidratarse.
El río Oria por la parte trasera de un polígono.
Llegamos a otra fuente. Era preciso aprovecharnos de ella. El calor se dejaba notar. No había sombras por el camino.
Pasamos por delante de la ermita de San Ignacio, en las proximidades de Segura.
El bidegorri hasta Segura se nos hacía largo y penoso. Las piernas y pies empezaban a resentirse, haciendo el caminar más lento.
Ahora al menos veíamos un paisaje más reconfortante.
Seguimos resignados hacia Segura.
Pasamos por el polígono industrial de Aizkoeta, antes de llegar a la población de Segura.
Por fin llegamos a Segura. Son casi las tres de la tarde.
Junto a este humilladero a la entrada de Segura, encontramos una fuente y unos bancos. De nuevo era preceptiva una parada.
Desde Segura existe la opción de ir a Zerain, donde hay albergue. O la opción que elegimos nosotros de llegar hasta Zegama sin pasar por Zerain, lo que recomiendo en vistas a la etapa del día siguiente. No es lo mismo comenzarla desde Zegama que hacerlo desde Zerain.
Parada de autobús de Segura y observad las papeleras urbanas, preparadas para el reciclaje. La conciencia del reciclaje está muy extendida en Euskadi.
Y justo, a la entrada de la población, encontramos el conocido como Portal de Zerain. El mejor conservado de los cinco que tuvo la villa.
Siguiendo esta calle a la derecha del portal de Zerain, descendemos por ella.
En la foto, la iglesia de Ntra. Sra. de la Asunción de Segura.
Ahora sólo nos queda seguir un bidegorri hasta Zegama. Este va a ser el tramo más pesado de toda la etapa.
Aunque el verde nos acompaña, la falta de sombra, el calor, la sed y las horas caminando hacen de este último tramo un pequeño calvario.
El río Oria sigue acompañándonos.
Sólo pensamos en llegar. Alberto y Juan en pleno esfuerzo.
Otra forma muy original de proteger los quitamiedos para evitar amputaciones a motoristas y ciclistas.
El camino parece no acabar nunca.
Y más bidegorri.
Por cierto, eran casi las cinco de la tarde y aún no habíamos comido.
Otra fuente junto a un caserío aplaca nuestra sed y esta excelente sombra nos protege del sol. Pero aún no hemos llegado.
Y por fin, tras alguna duda en un cruce, llegamos a Zegama. Ahora toca buscar quien nos entregue las llaves del albergue y el albergue mismo. Será otra pequeña odisea.
Iglesia de San Martín de Tours.
En su interior se encuentra el mausoleo del general carlista Tomás de Zumalacárregui.
Son las cinco de la tarde. Llegamos al centro de Zegama. Estamos ante la iglesia de San Martín de Tours. Estando la Oficina de Turismo cerrada, debemos dirigirnos al bar Ostatu, frente a esta iglesia. Una vecina a la que hemos preguntado nos ha dicho que está cerrado hasta las seis de la tarde, pero que entremos hasta el comedor a ver si hay alguien. En efecto, lo hago así y encuentro a una amable mujer del bar que nos atiende. Nos hace rellenar las fichas y nos entrega unas llaves del albergue. Comenta que la hemos pillado de milagro porque ya se iba y hasta las seis no vuelven a abrir. Preguntamos por la localización del albergue y nos da unas vagas indicaciones. Ahora nos toca buscar el albergue. Por la calle no hay ni un alma a quien preguntar. Tras diferentes vicisitudes, damos con él. Se trata de una casetas metálicas prefabricadas de esas que instalan en las obras. A pleno sol, imaginaros la temperatura que puede haber dentro. Pero aquí no queda la cosa. Ninguna de las llaves que nos han dado abre las puertas. Mi gozo en un pozo. Ahora nos toca esperar hasta las seis para volver a por las llaves. Sobre las seis, vuelvo de nuevo al bar Ostatu y comento lo sucedido. Otra amable camarera me da la llaves verdaderas y ahora sí, tenemos ocasión de poder ducharnos y descansar después de más de 11 horas de camino.
Albergue de Zegama.
He de decir que dentro habría algo más de 40º de temperatura. Pero gracias a que fue utilizado como guardería, estaba dotado de tres aparatos de aire acondicionado, que una vez en funcionamiento refrescaron el lugar. Menos mal.
Interior del albergue.
Decir, que como en todo el camino, ningún otro peregrino apareció por el albergue.
Tras una buena ducha, la colada y una buena siesta, solo quedaba acercarnos al bar a cenar. Así lo hicimos. Cenamos como señores y después de nuevo al albergue, a dormir, que la etapa siguiente era dura.
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La ruta en el mapa.
La ruta en wikiloc.
Película.
Hola Emilio
ResponderEliminarEsta si que es una buena etapa, 35 kms. ya hacen mella en el peregrino, aunque tu estás acostumbrado a esto y a más jajaja.
Menos mal que el "albergue" tenía aire acondicionado porque si no es para seguir andando otros 35 kms. más.
Un abrazo
Jose
TROTASENDES BENICALAP
¡Hola Jose! El kilometraje fue largo, pero es lo que hay. Menos mal que el desnivel no era muy grande. De todos modos, sarna con gusto no pica. Y, desde luego, menos mal que teníamos aire acondicionado, si no hubiéramos tenido que dormir en la calle.
EliminarUn abrazo.
Hola Emilio, después de unas semanas apartado del ordenador, (vacaciones) veo que has estado haciendo el Camino de Santiago y que desde la Puebla te has ido hacia Haro en lugar de continuar por Miranda de Ebro, Pancorbo, Briviesca (ciudad en la que vivo), Monasterio de Rodilla para llegar a Burgos, así que lo tienes pendiente para otra ocasión y poder tomar una caña y saludarnos en persona después de los años haciéndolo a través de los blogs.
ResponderEliminarEspero la etapa del Túnel de San Adrián.
Un abrazo
¡Hola Abi! Pues precisamente, mi idea desde hace tiempo era ir a Burgos, así de paso conocerte en persona, poder saludarte y tomarnos una caña (tú no sabes lo bien que entran haciendo el camino). Pero suponían 3 días más fuera de casa y no podía ser. Así que me queda pendiente para otra ocasión (he pensado que podría ser por ejemplo, Vitoria-Burgos). O sea que tiempo al tiempo.
EliminarSaludos.
Hola Emilio.Vaya etapon,que os marcasteis...Menos mal que tampoco tenia un excesivo desnivel..Saludos.
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