VALL DE ALMONACID: CASTILLO DE ALMONECIR, ALTO DE BELLIDO (21/2/2023)
“Era el óxido de la rutina, tan denigrado y tan temido, pero que a él lo había protegido de la conciencia de la edad.” (“El amor en los tiempos del cólera”, Gabriel García Márquez). Un sábado más la rutina nos lleva a una nueva ruta. Esa rutina, un sábado tras otro cumpliendo un sueño, nos protege de nuestra conciencia de que cada vez somos más mayores porque, mientras nuestras piernas nos permitan seguir haciéndolo, eso nos hace olvidar esa evidencia.
Volvemos una vez más a la sierra de Espadán, concretamente a Vall de Almonacid, para realizar una ruta que conocíamos en parte y que aúna naturaleza y cultura a partes iguales. El recorrido nos lleva primero a la parte histórica y cultural del recorrido visitando los restos del impresionante castillo de Almonecir. Desde allí bajaremos hasta el antiguo camino de Algimia a Almedíjar que seguiremos hasta el collado del Cascalbar para desde allí, por un bonito cordal que recorre el lomo del Alto de Bellido, volver a Vall de Almonacid terminando nuestra entretenida ruta.
Madrugadores compulsivos, casi al mismo tiempo que cantaban los gallos, nos encontrábamos ya en el punto de inicio de la ruta. Como es habitual dada la hora, el silencio nos recibe y nosotros procuramos no romperlo.
"Despertaba el día,
y, a su albor primero,
con sus mil ruidos,
despertaba el pueblo.
Gustavo Adolfo Bécquer
Junto al punto en el que hemos aparcado encontramos este panel que muestra el itinerario interpretativo "El castillo de Almonecir", del que realizaremos un tramo.
Empezamos a caminar buscando la bajada al cauce del río Chico.
La casa con fachada de color rojo es la Casa Palacio, uno de los monumentos civiles de la población.
La calle Cequiola nos bajará hasta el río.
Río Chico.
"Soy vuestro padre el río. Mis cabellos
son de la luna pálidos destellos,
cristal mis ojos del cerúleo manto."
Manuel José Othón
Seguimos por el camino cementado hacia el Restaurante la Palanca (se encontraba cerrado)
Por el cauce del río los patos navegaban a sus anchas, tranquilamente, ajenos a nuestra presencia, lo que permitió fotografiarlos sin problemas.
Amanecía tímidamente ofreciendo este contraluz del Bellido.
Ante nosotros no tardó en asomar el perfil de la Rápita que nos iba a acompañar en gran parte de la ruta.
Bifurcación que seguimos por la derecha en dirección hacia el castillo.
Se trata de un camino entre campos de olivos y almendros básicamente.
Llegamos enseguida a la Balsa de la Fuente con un nutrido grupo de patos nadando de aquí para allá desfilando ante nosotros.
"¡Mi vida es como un lago taciturno!
yo he sabido formar, gota por gota,
mi fondo azul de ver el universo.
Cada nuevo rumor me dio su nota,
cada matiz diverso
me dio su ritmo y me enseñó su verso.
Mi vida es como un lago taciturno...."
Salvador Novo
Un panel nos informa sobre la vida y costumbres de los patos de la balsa.
Y como no nos habíamos hecho la foto de inicio, decidimos hacérnosla aquí.
Rafa Lafuente a la izquierda y a su lado, servidor.
Seguimos dejando a los patos disfrutar de la tranquilidad que gozan en el agua de esta balsa.
Pocos metros después nos encontramos con la Fuente Larga.
Otro panel nos ilustra sobre el uso y la historia de esta fuente.
Los olivos son una de las señas de identidad de la Sierra de Espadán y de las poblaciones que alberga. No en vano la calidad de su aceite tiene una merecida fama.
"Los olivos grises,
los caminos blancos.
El sol ha sorbido
la color del campo;
y hasta tu recuerdo
me lo va secando
este alma de polvo
de los días malos."
Antonio Machado
Nuevo desvío que nos guía de manera clara hacia el castillo.
El primer tramo de subida se encuentra empedrado.
No tardamos en encontrar otro panel que nos habla del castillo al que llegaremos en breve.
El empedrado deja lugar a un camino de tierra que va ascendiendo haciendo eses.
Alcanzada cierta altura una vuelta atrás nos muestra Vall de Almonacid.
Para evitar el deterioro de la senda escalones de madera jalonan la subida, aunque a pesar de eso hay tramos algo descompuestos por el arrastre del agua.
Ante nosotros la imponente estampa del castillo de Almonecir.
“El alma es un hermoso y delicioso castillo en el cual hemos
de ver cómo podemos entrar.” (Santa Teresa de Jesús)
Antes de conquistar el castillo nos toca inmortalizar la gesta con una foto ante nuestro objetivo.
La imponente, reformada y esbelta torre del homenaje impresiona por su altura.
Accedemos al castillo por esta rampa. Nadie nos salió al paso. Habíamos logrado conquistar el castillo sin derramamiento de sangre.
Vamos recorriendo el recinto visitando diferentes zonas. En cada una de ellas encontramos paneles que nos ayudan a conocer cada rincón, su utilidad y nos acercan a la época ayudándonos a entenderla mejor.
Este panel, por ejemplo, nos ilustra sobre la etimología y evolución del nombre del castillo.
En este panel podemos hacernos una idea más o menos fiel de lo que fue este importante castillo. Nos ilustra con una reconstrucción de lo que fue el recinto fortificado y sus diferentes zonas.
El castillo era realmente un monasterio/fortaleza o Ribat (Rábida: tal vez provenga de aquí el nombre del pico Rápita) , habitado por monjes guerreros, los Muràbitin.
El patio de armas es de grandes proporciones. Está dominado por la presencia de la torre del homenaje.
Este es el tramo de muralla mejor conservado.
En un extremo del castillo llegamos a este punto que domina todo el valle con este panel cerámico ilustrativo de lo que vemos desde aquí.
Vistas sobre el lugar donde aparcamos esta mañana.
Pozo reconstruido que se encuentra encima del aljibe, que también está reconstruido.
"…Y yo me iré. Y se quedarán los pájaros
cantando;
y se quedará mi huerto, con su verde árbol,
y con su pozo blanco.
Juan Ramón Jiménez
Nos despedimos del castillo admirando la reconstruida torre del homenaje.
"Ni la derrota en mi valor rehuyo…
Mas, antes de rendirme fatigado,
me encerraré en la torre de mi orgullo,
y en sus escombros moriré aplastado!..."
Francisco Villaespesa
Tras recorrer los restos del castillo, seguimos nuestra ruta bajando por este camino que nos tiene que llevar hasta el antiguo camino de Algimia a Almedíjar.
Mientras bajamos, tenemos esta vista lejana de Algimia de Almonacid con la Lastra al fondo.
El camino baja entre campos de olivos. Ya estamos a nivel de Algimia.
En este cruce enlazamos con el antiguo camino de Algimia a Almedíjar. Seguiremos por la derecha siguiendo el PR CV 63.5. Desde este punto hasta el collado del Cascalbar es el tramo que no conocíamos de la ruta.
Tomamos contacto con el barranco de la Rodana, que iremos acompañando hasta el collado del Cascalbar. Aquí vemos que no lleva agua.
Marca del PR CV 63.5
El camino, aunque básicamente transcurre entre campos de olivos, deja entrever en algún claro algún alcornoque de grandes dimensiones preludio de lo que veremos poco más adelante.
Los almendros lucen un aspecto inmejorable. Sus bellas flores ponen una bonita nota en el campo anunciando la incipiente primavera.
"Pues repítelo, ingrata, cada día;
que el cierzo frío es tu rigor injusto,
y el triste almendro, la esperanza mía."
Juan Bautista Arriaza
"Orgullo de la enramada,
blanca y leve florecilla,
más que todas delicada,
y más que todas sencilla."
Carolina Coronado
Y seguimos viendo alcornoques con curiosas formas.
Con olivares tan cuidados y arreglados no nos extraña la gran calidad del aceite de Espadán.
"Levántate, olivo cano,
dijeron al pie del viento.
Y el olivo alzó una mano
poderosa de cimiento."
Miguel Hernández
El camino nos lleva hasta la fuente de La Rodana. De aquí se lleva el agua hasta Vall de Almonacid.
En este panel se cuenta la historia del aprovechamiento de esta fuente y cómo se condujo el agua hasta la población.
Junto a la caseta de la fuente donde termina el camino empezamos un precioso sendero entre un bosque de alcornoques al más puro estilo de Espadán. Y lo hace en una fuerte subida que va a exigir lo mejor de nosotros mismos.
Un duro pero bonito sendero que nos hará disfrutar mucho.
“Por lo general el viento era suave y quizá por
eso los grandes árboles no discutían, sino simplemente intercambiaban
comentarios, cabeceaban con buen humor, me hacían señales de complicidad. A
veces me apoyaba en alguno de los más viejos y la corteza rugosa me transmitía
una comprensión casi paternal." (Santiago en “Primavera con una esquina rota”,Mario Benedetti)
Las aliagas con sus espinas no parece ser una planta muy apreciada, pero lo cierto es que sus llamativas flores dan un bonito colorido al monte. Podemos deducir por ello que todas las plantas tienen su encanto y no debemos despreciar a nada ni nadie por su aspecto.
“Todo es relativo en la vida. El clavel es mucho más bello
que un repollo, pero probad a hacer una sopa con un clavel.” (Puck)
El sendero transcurre más o menos paralelo al barranco. En algún punto nos asomamos y vemos su cauce seco.
Grupos de helechos tapizan el suelo y muestran que nos encontramos en un terreno con humedad.
Encontramos un bonito tramo donde un verde musgo tapiza las piedras dando un bonito y mágico aspecto al entorno.
"Es de musgo mi barba trasparente,
ópalos desleídos son mi frente
y risa de las náyades mi canto."
Manuel José Othón
Cauce seco del barranco.
Original y retorcido tronco de alcornoque, forrado de musgo a modo de silla de montar.
Encontramos excelentes ejemplares de alcornoque que nos dejan anonadados.
Caminamos en fuerte subida por el interior de un bosque mágico y encantado. Notábamos la presencia invisible de delfos, ninfas, gnomos...y otras criaturas habitantes de los bosques.
“La riqueza consiste mucho más en el disfrute que en la
posesión.” (Aristóteles)
Es una maravilla para los sentidos subir el sendero escoltados a uno y otro lado por estos gigantes.
Tras una dura y exigente subida, salimos al collado del Cascalbar. Un senderillo a la derecha nos lleva a rodear el monte del Cascalbar hasta un campo de almendros.
Seguimos disfrutando de la floración de los almendros que vamos encontrando en el camino.
"Orgullo de la enramada,
blanca y leve florecilla,
más que todas delicada,
y más que todas sencilla."
Carolina Coronado
El sendero que rodea el Cascalbar tiene bonitas vistas. La Rápita asomando tras una loma.
El valle del Palancia también es visible desde el sendero que rodea el Cascalbar.
En la foto Jérica y Viver.
Y llegamos hasta el campo de almendros donde haremos un giro a la derecha. El color rosado de los almendros y la inclinación del terreno hace de este campo un ...muy original.
"Almendros en flor.
La primavera
se acerca."
José María Hinojosa
Ahora claramente visible la Lastra (izquierda) y la Rápita (derecha).
Vemos desde el sendero, el cordal que vamos a recorrer en breve.
Al fondo, Algimia de Almonacid.
De nuevo, vista hacia el valle del Palancia con Jérica y Viver en la imagen, difuminados por la neblina o calima que enturbia la atmósfera.
En el borde del campo de almendros encontramos el sendero que hemos de bajar para recorrer el cordal del Bellido. Este sendero de bajada lo haremos con precaución porque tiene bastante pendiente y piedra suelta.
"Suele tal vez, venciendo los rigores
del crudo invierno y la opresión del hielo,
un tierno almendro desplegar al cielo
la bella copa engalanada en flores."
Juan Bautista Arriaza
Primer tramo de bajada.
Tras salvar esta bajada seguiremos el cordal en un contínuo sube y baja.
El camino por el cordal nos permite vistas hacia las dos vertientes, lo que nos hará disfrutar mucho de este tramo.
Vistas hacia la vertiente norte: el valle del Palancia. En la foto, la población de Altura.
Y, por supuesto, la Calderona en toda su extensión con sus cimas más relevantes...
Mirad desde la distancia el campo de almendros floridos por donde nos desviamos para realizar el cordal. Bonito contraste de una mancha rosada entre los tonos de verde.
"Almendro de la gracia sorprendida,
regalo de un invierno;
almendro que haces puente esta mañana
entre mi alma y lo eterno."
Antonio López Baeza
Hacia el norte, vemos la otra vertiente que mira hacia la sierra de Espadán: la Lastra (izq.) y la Rápita (der,).
En un bloque de rocas de rodeno, con excelentes vistas, decidimos hacer la parada del almuerzo.
Con estas excelentes vistas nos disponemos a almorzar.
No hay muchos bares que ofrezcan este extraordinario paisaje.
Almuerzo sencillo pero completo. No falta de nada.
“Lo mejor es salir de la vida como de una fiesta, ni
sediento ni bebido.” (Aristóteles)
Tras el almuerzo retomamos el camino. Esto es lo que tenemos por delante.
Pasamos junto a este bebedero de animales.
Junto a la charca, encontramos este panel con una curios información sobre un invertebrado, los triops, que vive en el agua de estas charcas y que al parecer son tan antiguos como los dinosaurios.
Pocos metros después de la charca, llegamos al corral de Bellido, en ruinas, aunque conserva algunos elementos originales como esas arcadas típicas de estas edificaciones para el ganado que tanto abundan en esta sierra.
Junto a las ruinas del corral, este panel que hace tres años no encontramos y que nos explica que su pasado uso para el ganado, ha sido sustituido como morada de las lechuzas. El cartel reza: "Tu pasado es mi hogar.".
En ese nido moran, se supone, las lechuzas.
Seguimos por el camino. Se trata de un antiguo camino ganadero (colada) por donde venía ganado procedente de la transhumancia, de ahí los corrales que nos vamos encontrando.
Nos detuvimos junto a este original enebro que parece que tenga una nariz.
Rafa en un tramo del camino interrogándose de cual sería el pueblo que veíamos abajo en el valle.
“La
mitad de la belleza depende del paisaje y la otra mitad del hombre que lo
mira.” (Lyn Yutang)
La respuesta es...la populosa Segorbe.
Otro bebedero que demuestra que este camino es paso de animales.
Y ya vemos cercano Vall de Almonacid.
Pasamos junto a un nuevo corral. Se trata del corral del Alto.
Como explica este panel, la transhumancia venida desde Teruel en busca de pastos utilizaba estos corrales para resguardo del ganado. Al dejar de realizarse esta actividad, los corrales dejaron de usarse y sobrevino el abandono y la ruina de los mismos. Ahora son sólo vestigios mudos de un pasado no muy lejano e irreversible.
Interior del corral del Alto.
Junto al corral, este florido campo de almendros.
"Mar del mediodía
almendros en flor
velas extendidas."
Antonio López Baeza
Desde el camino acercamos con el zoom el camposanto de Vall de Almonacid. ¡Qué lugar tan tranquilo para el descanso eterno!
"Lleno yo de fastidio y de quebranto,
sin fuerza ya contra la suerte lidio,
y muerto para el mundo, sólo envidio
a los muertos que guarda el camposanto."
Antonio Plaza Llamas
Vall de Almonacid, Detrás la Costalata.
Nos desviamos unos metros para acercarnos al punto que en mapa del Instituto Geográfico Nacional está marcado como "Alto de Bellido". Allí encontramos este campo de almendros. Esperábamos otra cosa.
Aunque arrimados al borde del campo, tenemos vistas sobre el valle del Palancia.
Y sobre Vall de almonacid.
Hoy no habíamos prestado todavía atención a las sutiles, sencillas y pequeñas florecillas del romero. Pues llegó su momento.
"Vámonos al campo por romero,
vámonos, vámonos
por romero y por amor…"
Juan Ramón Jiménez
Nos queremos acercar hasta el borde del cordal que hemos recorrido y que hemos entendido desde siempre que era el Alto de Bellido, para asomarnos cual balcón hacia el valle.
Un sendero fácil de segujir recorre la loma hasta el extremo.
Desde el borde, tenemos unas fabulosas vistas. Nos queda bajar hasta Vall de Almonacid para terminar la ruta.
Desde aquí podemos ver asomar la parte superior de la torre del homenaje del castillo de Almonecir.
Tras disfrutar de las vistas, volvemos al punto donde dejamos el sendero para desviarnos y lo retomamos para bajar hasta Vall de Almonacid.
Este hito nos marca el punto exacto que tomamos para bajar.
Esta bajada, no excesivamente larga, la haremos con precaución y es otro punto "delicado" por la posibilidad de resbalar, dada la inclinación y piedras sueltas.
El sendero baja arrimado a las paredes del Bellido.
(foto de Rafa Lafuente)
"Hemos andado despacio, sin acabar nunca.
Salimos una madrugada, hace mucho, oh, si, hace
muchísimo
Hemos andado caminos, estepas, trochas, llanazos.
Las sienes grises azotadas por vientos largos. Los
cabellos enredados en polvo, en espinas, en
ramas, a veces en flores."
Vicente Aleixandre
Encontramos un tramo algo más vertical con un cable delgado que nos facilita la bajada. Recuerdo que la vez pasada que estuvimos por aquí, hicimos el recorrido en sentido contrario y de subida el cable no nos pareció tan útil. Pero para bajar se agradece.
Éste es el tramo equipado con el cable.
El sendero se pega a las paredes del Bellido, junto a las cuevas del Niño.
A partir de aquí el sendero se dulcifica y es más cómodo de bajar. Aún estamos altos y disfrutamos de buenas vistas.
Ya volvemos a tener frente a nosotros el castillo.
Debió ser imponente en su época.
"Monstruo de piedra, elévase el castillo
rodeado de coposos limoneros,
que sombrean los húmedos senderos
donde crece aromático el tomillo."
Julian del Casal
El sendero vuelve al camino de subida que nos llevó hasta el castillo y que ahora bajaremos para volver a Vall de Almonacid.
De nuevo entre olivos hacemos el regreso hasta el pueblo.
Pasamos nuevamente por la Balsa de la Fuente...
...con sus bonitos patos.
"La oca está arrepentida de ser pato,
el gorrión de ser profesor de lengua china,
el gallo de ser hombre,
yo de tener talento y admirar lo desgraciada
que suele ser en el invierno la suela de un zapato."
Rafael Alberti
Ya únicamente nos queda un corto y cómodo paseo hasta el pueblo.
No vimos a la vuelta los patos que en el río Chico vimos por la mañana.
Subimos por la calle Cequiola.
Salimos a la carretera y volvemos a ver la Casa Palacio.
"Oh, calles de los pueblos.
A su vera duermen las niñas.
Tienen los ojos azules.
Tienen el cuerpo moreno.
Oh... Muros de los pueblos."
Liber Falco
Y por último, llegamos hasta el punto de inicio, donde terminamos una nueva ruta.
“Vamos a partir. ¿Adónde vamos? No lo sé: éste es el mayor
encanto de los viajes…” (Azorín, “Las confesiones de un pequeño filósofo”)
Entretenida ruta por bellos y agrestes paisajes, que por más que visitemos, nunca acabaremos de conocer. Gracias por tu detallado reportaje. La pongo en la lista de próximas actividades. Un saludo. ¡Deseamos viajar sin vapor y sin velas! Para ahuyentar el tedio de nuestras prisiones, Haced desfilar nuestros espíritus, tensos como un lienzo, Vuestros recuerdos enmarcados por horizontes. Charles Baudelaire
Entretenida ruta por bellos y agrestes paisajes, que por más que visitemos, nunca acabaremos de conocer. Gracias por tu detallado reportaje. La pongo en la lista de próximas actividades.
ResponderEliminarUn saludo.
¡Deseamos viajar sin vapor y sin velas!
Para ahuyentar el tedio de nuestras prisiones,
Haced desfilar nuestros espíritus, tensos como un lienzo,
Vuestros recuerdos enmarcados por horizontes.
Charles Baudelaire
¡Hola, Manolo! Muy entretenida y disfrutona, con grandes vistas. Lo pasamos muy bien. Muy recomendable.
EliminarUn saludo.