UN PASEO POR EL TORO (11/2/2023)

 

“Yo creo que le debo contar al lector, punto por punto, sin omisiones, sin efectos, sin lirismos, todo cuanto hago y veo. “(Azorín, “La ruta de Don Quijote”). Con esa idea es con la que os voy a contar la experiencia de nuestra última "ruta", aunque no fue tal ruta en el pleno sentido de la palabra.

Nuestra idea era ver y pisar nieve ya que eso es poco habitual en estas latitudes. Tras barajar varias posibilidades, decidimos dirigirnos hacia El Toro para realizar un tramo de una ruta que hicimos en enero de 2020 ("Pozo Junco, Alto del Baile"). No la haríamos entera porque teníamos un segundo objetivo: almorzar en El Toro, con lo cual no podríamos realizar la ruta en su totalidad. De esta manera se gestó el "paseo" que ahora os paso a contar, que aunque no sea una ruta como tal, tiene los mismos atractivos que cualquier otra ruta, más el aliciente de ver, sentir y pisar el blanco elemento. Aprovecharemos esta circunstancia para incluir en mi descripción de la ruta algunos versos en los que la nieve es la protagonista.

A muy temprana hora, como es habitual, nos encontrábamos en el punto de inicio. La incipiente salida del sol no impedía que notáramos el frío que se puede sentir a -5º. Por ello, nos abrigamos un poco.(foto de Rafa Lafuente)

Iniciamos el recorrido a unos tres kilómetros de El Toro saliendo por la calle principal que atraviesa el pueblo y tras pasar por dos corrales junto a la carretera, a pocos metros a la derecha, encontramos una buena explanada para dejar el coche.

Justo donde dejamos el coche ya pudimos pisar nieve. No parecía que fuera a haber en cantidad, pero al menos algo veríamos. Nos hicimos pues la preceptiva foto de inicio pisando ya el blanco elemento y recibiendo los tímidos rayos de sol que irían a más. A la izquierda Rafa Lafuente; a su lado, un servidor.

Comenzamos a caminar por pista y aunque no en demasía, íbamos viendo rincones con nieve.

"Te vi llegar a mí como un conjuro,
como el prodigio de un encantamiento,
como la dulce aparición de un cuento:
blanca de nieve y blonda de oro puro."

                          Luis Gonzaga Urbina

La luna rivalizaba con el incipiente sol y aún nos acompañaría durante toda la mañana.

¡Como el alma tiene
su música oculta,
parece que el alma
llora con la luna!...

        Jaime Torres Bodet

“El cielo está limpio, diáfano; no aparece ni la más tenue nubecilla en la infinita y elevada bóveda de azul pálido.” (Azorín, "La ruta de Don Quijote")

La pista va en ascenso. Vamos encontrando nieve en el camino.

A medida que ganamos altura también aumenta la cantidad de nieve que pisamos. Procuramos no pisar el hielo que nos podría hacer resbalar.

"Ha bajado la nieve, divina criatura,
el valle a conocer.
Ha bajado la nieve, mejor que las estrellas.
¡Mirémosla caer!"

                                   Gabriela Mistral

Vemos en la nieve infinidad de huellas, tanto de marcas de neumáticos como de animales.

Nos alegra comprobar que la nieve va en aumento. En muchas zonas se conserva en cantidad. En las zonas en sombra además se siente más el frío.

Y la luna siempre presente en el nítido azul del cielo, reivindicando que ella también es blanca como la nieve: ¿serán celos?

"El sendero se ha dormido

hoy no volverá ya nadie…

La luna dorada vela

la tristeza de los valles."

          Juan Ramón Jiménez

Agradecemos los tramos en los que el sol nos da de pleno.

En el camino no sólo vamos a disfrutar de la nieve. También tendremos la compañía de sabinas blancas, típicas de la sierra del Toro. A las sabinas le acompañaban también encinas y algunos pinos.

La nieve iba en aumento y nuestro paso se ralentizaba. Caminar por la nieve no es cómodo.

Tras un buen trecho caminando y subiendo, comprobamos que la nieve viste árboles y arbustos que soportan en sus ramas y en sus hojas la blanca y fría nieve. 

Encontramos un rincón virgen, sin pisar, y nos inmortalizamos con una foto.(foto de Rafa Lafuente)

¡Ahora sí que la nieve lo ocupa casi todo!

En alguna zona la nieve no cubre el suelo y permite ver la sombra que siempre viene conmigo.

 “El hombre no es más que un soplo y una sombra.” (Sófocles de Colona)

No estamos acostumbrados a caminar por nieve y hacerlo nos provoca una extraña sensación.

"Y a mi torre de nieve,
a mi guarida negra
te llevo y sola vives,
y te llenas de plumas
y vuelas sobre el mundo,
inmóvil, en la altura."

                    Pablo Neruda

La luna no nos deja ni un solo momento y permanece tenuemente colgada en el cielo.

Hay tramos plenos de nieve. No esperábamos ver tanta.

Ya hace un buen rato que no sentimos frío. La subida caminando por la nieve y el frío seco hace que llevemos bien la baja temperatura. (foto de Rafa Lafuente)

"El frío que yo siento

lo llevo en el alma;

y el frío de la nieve

más duro no es."

      Manuel María Flores

Ante tanta nieve algodonando las ramas de los árboles nos preguntamos si sentirán el frío que esa nieve les puede producir.

En este collado donde encontramos el poste direccional que marca 2,5 km al Paraje Natural Municipal del Pozo Junco decidimos volver sobre nuestros pasos para llegar a El Toro a una hora prudencial para almorzar. Llevamos poco más de cinco kilómetros y estamos a 1436 m. de altitud.

Antes de volver sobre nuestros pasos disfrutamos del blanco impoluto que todo lo cubre. Una maravilla poder disfrutar de paisajes blancos.

"Siempre habrá nieve altanera
que vista el monte de armiño
y agua humilde que trabaje
en la presa del molino.
Y siempre habrá un sol también
un sol verdugo y amigo
que trueque en llanto la nieve
y en nube el agua del río."

                          León Felipe

Los bastones también descansan.

Volvemos sobre nuestros pasos y, contrariamente a lo que se pueda pensar, la vuelta no se nos vuelve repetitiva porque el punto de vista es diferente al de la subida lo que hace que parezca que seguimos la ruta por otro sitio.

Ahora, por ejemplo, podemos ver frente a nosotros y dada la altura a la que nos encontramos el paisaje que en la subida teníamos a nuestras espaldas. En la foto el alto de Santa Bárbara de Pina.

Y el Penyagolosa con nieve también en sus alrededores.

"La nieve borra los caminos; ella
nos llevará hacia ti que nunca duermes;
su luz alumbrará los pies inermes,
su resplandor nos servirá de estrella."

                                     Luis Rosales

La nieve que se derrite de las ramas gotea y el frío del ambiente las congela formando carámbanos.

“El paisaje se hace más amplio, se dilata, se pierde en una sucesión inacabable de altibajos plomizos. Hay en esta campiña bravía, salvaje, nunca rota, una fuerza, una hosquedad, una dureza, una autoridad indómita que nos hace pensar en los conquistadores, en los guerreros, en los místicos, en las almas, en fin, solitarias y alucinadas, tremendas, de los tiempos lejanos.” (Azorín, "La ruta de Don Quijote")

“Una montaña que se ve en el horizonte, sobre el cielo límpido, es una imagen que se graba en nuestra alma y que en ella reposa durante tiempo y tiempo.” (Azorín, “España”)

El silencio y la pureza del blanco de la nieve acompaña nuestros helados pasos en el descenso hasta el punto de inicio.

Llegamos al cruce de la majada del Puerco y seguimos de frente.

Ahora sucede lo contrario que nos ocurrió en la ida: cada vez vemos menos cantidad de nieve.

"Se van los años cada vez más breves,
con rosas primavera, con los trigos
el verano, el otoño con los higos
y el negro invierno con las blancas nieves."

                                       Miguel de Unamuno

La sierra de Gúdar frente a nosotros. En la foto Peñacalva y el Cabezo de las Cruces.

“Yo veo las llanuras dilatadas, inmensas, con una lejanía de cielo radiante y una línea azul, tenuemente azul, de una cordillera de montañas. Nada turba el silencio de la llanada, tal vez en el horizonte aparece un pueblecillo, con su campanario, con sus techumbres pardas. Una columna de humo sube lentamente.” (Azorín, “España”)

No se nos escapa tampoco el perfil de Peñascabia.

Impagable las vistas sobre Penyagolosa. 

¿Veis como la vuelta es diferente a la ida a pesar de ser el mismo camino?

Agradecemos el sol que atempera la sensación de frío. 

La nieve también nos invita a la reflexión: el blanco de la nieve, el silencio y el frío ambiente ayudan a ello.

“Saber envejecer es la obra maestra de la vida, y una de las cosas más difíciles en el dificilísimo arte de la vida” (Henri-Fréderic Amiel)

Los charcos que encontramos en el camino están helados completamente. Es posible clavar los bastones en la placa de hielo de un par de centímetros.

Emprendemos ya los últimos metros de nuestra ruta especial de esta semana donde la nieve deja de ser protagonista y se limita a pequeños rodales en las zonas de sombra preferentemente.

En este último tramo los pinos abundan más que las sabinas y las encinas.

Y llegamos, después de once kilómetros, al punto de inicio. 

Aquí ponemos el punto y final a la original y diferente ruta de esta semana.

                                                         Y como comenté al principio, almorzamos en el restaurante Suizo de El Toro, al calor de una chimenea. A la vista está que lo disfrutamos mucho. 

   

“…y compró un pasaje eterno en un tren que nunca acababa de viajar.” (Álvaro en “Cien años de soledad”, Gabriel García Márquez). Seguimos viajando con ese pasaje eterno. ¡Hasta una nueva estación lectores!

La ruta en el mapa

La ruta en Wikiloc 

                  

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