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viernes, 16 de septiembre de 2022

ESLIDA, CHÓVAR, ESLIDA (7/9/2022).


Aplicando a la montaña el pensamiento de André Maurois de que “El arte de leer es, en gran parte, el arte de volver a encontrar la vida en los libros y, gracias a ellos, de comprenderla mejor.” , podríamos decir que el placer del senderismo es, en gran parte, el arte de volver a encontrar la vida en la Naturaleza y, gracias a ella, de comprenderla mejor.
Volvemos en esta ocasión de nuevo a la extraordinaria Sierra de Espadán, a disfrutar de sus mágicos bosques, llenos de encanto y misterio. Se trata de una ruta circular en el sentido de las agujas del reloj que nos lleva desde Eslida hasta Chóvar por el precioso barranco de Ajuez y retorna a Eslida por el barranco de Chóvar, algo menos espectacular. Ruta dura por sus desniveles pero ya sabéis..."sarna con gusto no pica". Nos va la marcha.

Como siempre, toca madrugar. En verano más aún, pero se nota que su final ya está más cerca porque al inicio del mismo, a la misma hora que me encontraba aquí esperando a que me recogieran, ya era de día. Ahora, las sombras de la noche aún ocupan la ciudad.

“Sea moderado tu sueño; que el que no madruga con el sol, no goza del día.” ( Miguel de Cervantes)


A primerísima hora de la mañana nos encontrábamos en Eslida para iniciar la ruta.

"Despertaba el día,
y, a su albor primero,
con sus mil ruidos,
despertaba el pueblo."

                 Gustavo Adolfo Bécquer


Empezamos la ruta a la salida de Eslida por la carretera de Chóvar (CV-219) debajo prácticamente de los restos del castillo justo al lado de una caseta en el desvío hacia la fuente de Matilde. Junto a la caseta, encontramos este panel con información de lugares interesantes que podemos visitar en Eslida.

Empezamos la ruta y justo al lado de la caseta tenemos el desvío a la fuente de Matilde, que vamos a seguir. Recorreremos un tramo del PR-CV 384 "Ruta de las Fuentes", que dejaremos prácticamente en la fuente de Matilde.


Como ocurre en muchas ocasiones, grandes peligros nos acechan en nuestras rutas. En esta ocasión un fiero tigre cruzó en nuestro camino. Tuvimos suerte que el feroz felino no se percató de nuestra presencia.


Bajamos por la calle Camino de Chóvar, en busca de la fuente de Matilde.


Vemos alguna marca del PR-CV 384 que seguiremos fugazmente.


La vegetación es exuberante. En ella abundan los alcornoques, el árbol rey de esta sierra de Espadán.


La carretera transcurre paralela al barranco de Chóvar, que no lleva mucha agua.


Llegamos a este área recreativa que antecede a la fuente. El paraje cuenta con paelleros, aunque imagino que en esta época estará prohibido hacer fuego.


Podemos leer las características de la fuente y su historia.


Aquí tenemos la fuente de Matilde, con fresca y riquísima agua. Aprovechamos para echarle un trago.

"Está la fuente muda,
y está marchito el huerto.
Hoy sólo quedan lágrimas
para llorar. No hay que llorar, ¡silencio!"

                                         Antonio Machado

Junto a la fuente, sale un sendero con barandilla de madera que seguimos en subida.


Aprovechamos el inicio del sendero para hacernos la foto de dúo.
A la izquierda, Rafa Lafuente; a la derecha, servidor. Dos alcornoques más que sumar a los que vamos a ver hoy en la ruta.


Subimos por un sendero aún sombrío porque el sol no le alcanza aún.


Y tenemos adelantos de lo que vamos a ir viendo durante la ruta.


Hemos alcanzado altura porque el sendero es bastante empinado y entre las ramas vemos los restos del castillo de Eslida.


Salimos a la carretera a Chóvar (CV-219) que seguimos a la izquierda apenas unas decenas de metros para volver a dejarla.


Dejamos la carretera y seguimos este sendero por la derecha también en fuerte ascenso.


Y de nuevo somos conscientes de la altura que hemos alcanzado porque vemos Eslida a vista de pájaro.


Una paloma paseaba delante de nosotros por la senda, sin ninguna prisa ni temor.

"Se equivocó la paloma,
se equivocaba.
Por ir al norte fue al sur,
creyó que el trigo era el agua.
Creyó que el mar era el cielo
que la noche la mañana.
Que las estrellas rocío,
que la calor la nevada.
Que tu falda era tu blusa,
que tu corazón su casa.
(Ella se durmió en la orilla,
tú en la cumbre de una rama.)"

                              Rafael Alberti


Lo que más disfrutamos es la cantidad de alcornoques de gran porte que encontramos sobre todo camino de Chóvar.


Saldremos de nuevo a la carretera que cruzaremos para seguir de frente por el sendero que vemos.
Como los anteriores tramos, el empinado sendero nos hará ponernos las pilas.


En un punto del sendero podemos observar las antenas del puntal del Aljub.


Caminar por estos senderos es una experiencia inolvidable y muy recomendable.

En la umbría de la montaña, el barrio de la Costera.


Y no podía faltar la omnipresente presencia del Penyagolosa.


Hemos alcanzado la cota de los 600 m. y tenemos esta vista de Eslida a los pies de la torre de su castillo.

El sendero bordea el monte del Sastre y desemboca en el collado de la Malladeta. Seguimos a la derecha haciendo caso al poste dirección Chóvar.


Caminaremos ahora por una ancha pista durante aproximadamente un kilómetro y medio.


El tránsito por la pista nos permite visualizar en el horizonte la sierra Calderona. 


Con zoom el Pico del Águila en Gátova.


En este cruce seguiremos la pista por la izquierda por el camino de las minas del Hembrar.


Asoma también el pico Bellota que vemos al fondo.


Seguimos el cómodo paseo por la amplia pista que transcurre por la umbría.


En una pronunciada curva, encontramos las ruinas de la casa de Miguel Ten.


En este punto de la pista, la dejaremos para entrar de lleno en el barranco de Ajuez, una verdadera joya de la sierra de Espadán.


Ya desde el inicio nos percatamos de lo que vamos a disfrutar caminando por este sendero que transcurre por el interior del barranco.


El sendero va descendiendo sinuosamente. A la vista aparece ya una de las joyas del barranco: la peña del Castellet.


Aquí la vemos más cercana.


Evidentemente no podemos evitar captar la imagen con nuestra cámara. En este caso, al cazador lo han cazado (foto de Rafa Lafuente).

"Estoy completo de naturaleza,

en plena tarde de áurea madurez,
alto viento en lo verde traspasado.
Rico fruto recóndito, contengo
lo grande elemental en mí (la tierra,
el fuego, el agua, el aire) el infinito."

                          Juan Ramón Jiménez


En la foto anterior, al fondo detrás de la Peña del Castellet, distinguimos algunas cimas de la Calderona que también captamos con el zoom. En la foto, El Sierro.


O el Alt del Pi con sus inconfundibles antenas.


Y seguimos por el precioso sendero. En esta bifurcación, podemos desviarnos si lo deseamos a la derecha para ver la mina del Socavón de donde se extraía cinabrio y que estuvo en funcionamiento hasta 1966 . Pero en nuestro caso, como ya hemos estado en otras ocasiones, lo obviamos. Os pongo un par de fotos para que lo veáis.


Mina del Sacavón (año 2011).


Raíles y vagonetas utilizadas para el transporte del mineral (año 2017)


Seguimos nuestro camino por el interior del barranco. En tramos vemos las torrenteras completamente secas.


Y nos encontramos en la base del Castellet, peña de volumen cónico casi perfecto y totalmente mimetizada con el medio en el que se encuentra, de manera que parece estar recubierta de corcho como lo están los alcornoques que pueblan el bosque que lo circunda.¡Espectacular!


Cruzamos esta pedrera, como muchas de las que encontramos en toda esta sierra.



"La gracia cenicienta de la encina,
hondamente celeste y castellana,
remansa su hermosura cotidiana
en la paz otoñal de la colina."

                     Leopoldo Panero

La presencia de helechos en un tramo del recorrido es señal inequívoca de que tenemos mucha humedad y por lo tanto, una fuente cerca.



Algo escondida, encontramos la fuente Fresca. La fuente manando de la tierra sin aditivos, colorantes ni conservantes, es decir, pura y natural.

"A la fuente del amor,
piedra vieja entre altas rocas
-cita eterna, tarde roja-,
vengo con mi corazón."

             J.R. Jiménez

Es difícil explicar con palabras las sensaciones, reflexiones, emociones, la música que te suena en la cabeza...que nos produce caminar por este bosque encantado. Sucede como en la vida que nos cuesta muchas veces hacernos entender.


Durante todo el sendero podemos disfrutar de ejemplares monumentales, de gran porte, que causan nuestra admiración. Sería imposible detenernos en todos y cada uno de ellos. Pero hay algunos en los que la parada es inevitable.

“Sabe Platero que, al llegar al pino de la Corona, me gusta acercarme a su tronco y acariciárselo, y mirar el cielo a través de su enorme y clara copa…” (“Platero y yo”, J. R. Jiménez)


Frente al enorme alcornoque encontramos enfrente un pino también de gran porte, con un enorme hongo yesquero en el tronco.


¡Y otro más! ya perdí la cuenta.

"Oiremos cómo el bosque se puebla de rumores,
de misteriosos cantos y de voces extrañas;
y veremos cuál tejen las pacientes arañas
sus telas impalpables con los siete colores."

                               Enrique González Martínez


El último tramo del sendero se abre y transcurre por un ancho camino entre algún campo de cultivo.


Antes de llegar a Chóvar nos encontramos con esta obra hidráulica: el embalse de Ajuez, que recoge las aguas que descienden por el barranco. 


El embalse es muy pequeño, pero cumple su función, aunque lo vemos con poca agua.


Para entrar en Chóvar seguimos por el camino de la izquierda.



Y entramos en Chóvar, que nos recibe con esta adornada casa, preludio de lo cuidado que está el pueblo.


Callejeamos por sus silenciosas calles buscando el bar, porque tenemos ganas de recuperar fuerzas.



"Oh, calles de los pueblos.
A su vera duermen las niñas.
Tienen los ojos azules.
Tienen el cuerpo moreno.
Oh... Muros de los pueblos."

                           Liber Falco



Y almorzamos en el bar Cooperativa El Porvenir, donde efectivamente recuperamos las fuerzas y...¡cómo lo hicimos!

Tras el almuerzo, tenemos que seguir nuestro camino. Callejeamos ahora buscando la salida del pueblo.

"Por las calles voy dejando
algo que voy recogiendo:
pedazos de vida mía
venidos desde muy lejos."

              Miguel Hernández


Salimos a la CV-219 y la cruzamos para seguir por el camino del Pozo de la Rocha.


Vemos por esta paleta que hay muchas opciones a seguir caminando por este camino. Lo seguiremos unos doscientos metros para dejarlo por una senda a la derecha en ascenso.


Caminamos entre campos de cultivo de secano y encontramos este granado que empieza a tener las granadas casi maduras.

"Debajo del granado
de mi pasión
amor, amor he llorado
¡ay de mi corazón!
Al fondo del granado
de mi pasión
el fruto se ha desangrado
¡ay de mi corazón!"

                Miguel Hernández


Cruzamos este puente sobre el barranco del Carbón.


No sabemos si nuestra sombra se cansa como nosotros, disfruta como nosotros, sufre como nosotros...sólo sabemos que siempre nos acompaña.

Yo soy un sueño, un imposible,
vano fantasma de niebla y luz;
soy incorpórea, soy intangible:
no puedo amarte.
—¡Oh ven, ven tú!

                      Gustavo Adolfo Bécquer


Seguimos el camino desvestido de alcornoques, a pleno sol.


Un alcornorque "herido por el rayo y en su mitad podrido".
 La muerte presente siempre en la naturaleza.


Y en este punto dejamos el amplio camino por este sendero en ascenso.


Una buena pendiente nos hace subir en poco tiempo y la altura nos regala con esta visión de Chóvar.


La subida se hace dura y más después de almorzar.


Las antenas del Puntal del Aljub sobresalen por la colina.


De nuevo, en una de las paradas para recuperarnos del resuello, nos volvemos hacia el sur y la Calderona se nos muestra en su sector occidental. En la foto el pico del Águila...


...y el Gorgo.


El sendero sale a una pista que seguimos a la izquierda.


La mayor altura alcanzada nos permite ver Chóvar casi a vista de pájaro.


El Bellota tiene su estética. Es una bella montaña que siempre nos ha gustado y de la que guardamos muy buenos recuerdos.


Y más hongos yesqueros en un tronco muerto.


La subida se va notando en las piernas.
 Las antenas del Puntal del Aljub quedan lejos. Menos mal que hoy no vamos a subir allí.


La senda nos deja en el collado del Pinaret o de los Muertos. 
Seguimos por la pista que sale por la derecha.


Seguimos unos trescientos metros la pista...


...y la dejamos a la izquierda para buscar la pista del barranco de Chóvar.


Ahora solo queda seguir el camino del barranco de Chóvar que en un primer tramo transcurre por la solana del barranco y en un segundo tramo, se introduce de lleno en le barranco, cerrándose el camino.


Junto al camino, nos acercamos a la cueva de Blavet.


Y nos enfilamos hacia Eslida. Desde aquí vemos la torre del castillo. Ya nos queda menos.


Dejamos el camino por este sendero que sigue descendiendo y que se introduce de lleno en el barranco de Chóvar.


Este barranco no ofrece la espectacularidad del de Ajuez, pero lo hacemos con las mismas ganas.


Los rojos frutos de la zarzaparrilla resaltan entre tanto verde.


En estos escalones, nace un tubo que recoge las aguas de este barranco. El tubo va enterrado por el sendero que seguimos.


El sendero desemboca en la CV-219 que seguimos hacia la izquierda para encontrarnos en el punto en el que dejamos el coche.


Ya vemos algunos tejados de las primeras casas de Eslida. Al fondo la montaña de la Costera.


La carretera pasa por la base del cerro donde se encuentran las ruinas del castillo de Eslida, de la que apenas queda en pie su torre del homenaje.

"La fortaleza nombrada
está en los altos alcores
de una cuesta,
sobre una peña tajada,
maciza toda de amores."

                  Jorge Manrique


Y de nuevo, llegamos hasta el punto de inicio, que también es el punto y final.

Terminamos aquí otra espectacular ruta por la sierra de Espadán, que nunca defrauda y cumple con creces nuestras expectativas. Volveremos una y mil veces.

La ruta en el mapa.
 

La ruta en Wikiloc.

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Película.


2 comentarios:

  1. Respuestas
    1. ¡Hola,mcafmenfaura! Gracias. Me alegro que te guste leerme. Es un aliciente para seguir describiendo rutas.
      Un saludo.

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