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miércoles, 29 de noviembre de 2023

ESLIDA: ALTOS DE LA COSTERA POR SL-CV 101 (25/11/2023)

La sabiduría popular dice que “Donde hay queso siempre hay ratones.”. Mucho queso debe tener la Sierra de Espadán y mucho nos debe gustar a nosotros el queso para volver una y otra vez allí en busca de…no sé:  ¿belleza?, ¿paz?, ¿aire puro?, ¿olvido?, ¿ejercicio?, ¿naturaleza?... ¿vida?

Preciosa ruta en la sierra de Espadán que desde Eslida nos lleva hasta los Altos de la Costera siguiendo el sendero local SL-CV 101. Éste termina en una pista, pasando antes por el coll Roig. Finalizado el SL enlazaremos con el GR 36 y el PR-CV 138 por donde volveremos a Eslida pasando antes por la fuente de Castro que no manaba agua.


Llegamos a primerísima hora a Eslida como solemos hacer. El silencio y la falta de vecinos nos habla de lo pronto de la hora.

“Soy contento de esperar que ría el alba, aunque yo llore lo que ella tardare en venir.” (Don Quijote)


Nos entretenemos en tomar una primera instantánea de la población en la que destacan el campanario de la iglesia de El Salvador y dominando la población desde un cerro, los restos de su castillo, que por los andamiajes que vemos suponemos que se está restaurando. De fondo, el Puntal del Aljub.


Este poste direccional nos va a marcar el inicio de esta ruta, la cual conocemos en su mitad, en el tramo de vuelta a Eslida desde el coll Roig. Seguiremos el PR-CV 101 que nos subirá hasta el cordal de La Costera, en un bonito tramo entre pinos y alcornoques y con una subida con una buena pendiente que se acentuará entre los kilómetros cuatro y cinco.


Junto al poste encontramos un panel que nos informa de las diferentes rutas homolgadas que podemos hacer en Eslida.


Callejeamos buscando la plaza del Maestro Arnau, donde a estas primeras horas del día estaban montando el mercadillo.
 

Giramos a la izquierda por la Calle Cervantes, silenciosa y solitaria.


Al final de la calle se nos abre la visión y vemos nuestro objetivo de hoy: los Altos de La Costera.


A nuestra derecha, junto a un parque infantil, el restaurado edificio del lavadero municipal.


Aprovechamos el emblemático edificio como telón de fondo para hacernos la foto de grupo.
De derecha a izquierda Emilio Romero, Jaime y un servidor.


Seguimos por un camino entre campos de cultivo. Vemos en el muro los colores de las marcas de diferentes senderos homologados que se solapan durante un tramo (SL-CV 101, PR-CV 138, GR 36).

Una mirada hacia atrás nos ofrece esta imagen de Eslida.


Preciosa flor que nos saluda a nuestro paso. Se trata de una Bidens aurea, "aceitilla".

"Voy camino de la tarde
entre flores de la huerta,
dejando sobre el camino
el agua de mi tristeza."

        Federico García Lorca


Los postes y las marcas nos van guiando. Aquí el camino se estrecha y se convierte en senda.


Olivos, nogales, almendros...ocupan los campos a ambos márgenes del camino.


Eslida desde el mirador de les Eretes.


Un bonito nogal perdiendo aún sus hojas antes del descanso invernal.


De nuevo los Altos de la Costera, en cuya base podemos ver la urbanización de La Costera por donde pasaremos en breve.

Nuevo poste, nuevo cambio de dirección.


Nuestro camino se dirige hacia la urbanización La Costera.


Entramos en un bonito bosque. Un corto tramo está equipado con escalones de madera. (foto Emilio Romero)


La hojarasca cubre el suelo y crepita bajo nuestras pisadas.


Y, como no podía ser de otra manera, empezamos a disfrutar de la presencia de bonitos ejemplares de alcornoques.


Entre los pinos asoman las antenas del Puntal del Aljub.


Y también, Eslida.


Este primer tramo de bosque que transcurre a los pies de la urbanización de La Costera está muy arreglado. Se nota que han aclarado y limpiado el bosque, tal vez pensando en un posible incendio que pudiera suceder.

"En los bosques, perdido, corté una rama oscura
y a los labios, sediento, levanté su susurro:
era tal vez la voz de la lluvia llorando,
una campana rota o un corazón cortado."

                                           Pablo Neruda


Entre los pinos conviven los alcornoques, alguno tan espectacular como el de la foto.


Aquí lo vemos mejor.


En algún tramo más claro aparece Eslida de manera más nítida.


Pasamos por la parte inferior de la urbanización de La Costera.


Seguiremos unos metros por la pista que lleva a la urbanización para abandonarla por una senda sin llegar a tocar las casas.


Enseguida dejamos la pista para enfrentar esta senda que aparece ante nosotros y que ya apreciamos que nos va a proporcionar bellos parajes.


Los grandes alcornoques nos acompañarán durante este tramo hasta los altos de La Costera.


El sendero no tiene desperdicio. Hasta el kilómetro cuatro aproximadamente la subida será bastante progresiva, sin estridencias.


Como la subida aún no requiere nuestro esfuerzo máximo podemos entretenernos disfrutando de pequeños y bellos detalles que siempre nos gusta encontrar en nuestras rutas, como por ejemplo esta florecilla solitaria, de amarillo chillón que resalta sin querer en un terreno donde predomina el verde.

"Santa florecita, celestial renuevo,
que hiciste mi alma una primavera,
y cuyo perfume para siempre llevo:
¿cuándo en mi camino te hallaré de nuevo?"

                                              Amado Nervo

A veces cuesta describir lo que sentimos caminando por el interior del bosque. Es una experiencia para ser vivida mejor que explicarla.


El sendero va ganando altura poco a poco, además de cambiar de vertiente, lo que nos permite obtener esta imagen de Artana.


Con el zoom acercamos a ver las ruinas del castillo de Artana.

"Monstruo de piedra, elévase el castillo
rodeado de coposos limoneros,
que sombrean los húmedos senderos
donde crece aromático el tomillo."

                                   Julián del Casal 


No se nos escapa tampoco la imagen de la ermita de Santa Cristina.

"¡Clara mañana de mi historia
de amor, tu rosa deshojada,
en los limbos de mi memoria
perfuma una ermita dorada!"

                                     Valle Inclán
                                                                                                                                                                                                                 
A partir del kilómetro cuatro y hasta los altos de La Costera, un kilómetro aproximadamente, el sendero zigzaguea y coge mayor desnivel, lo que nos obligará a realizar un mayor esfuerzo.


La verdad es que hay rincones que bien merecen la pena el esfuerzo, al menos para nosotros.


En la montaña, como en la vida, siempre hay escollos que salvar. Unas veces mayores, otras menores.
(foto de Emilio Romero)


A medida que alcanzamos altura, el horizonte. Por eso siempre me ha gustado ver las cosas desde arriba porque la visión es más amplia ("Caminando hacia las alturas"). De manera algo neblinosa distinguimos a la izquierda el Bartolo y más hacia la derecha la cresta de las agujas de Santa Águeda.


El brezo también adornaba la senda con sus pequeñas y bellas flores.

"Mi corazón alegras
con tu flor diminuta y tu silencio.
¡Cómo llenas las horas en abismo
de mi pasar sediento!"

                          Antonio López Baeza


Pasamos por alguna pedrera, habituales en las montañas de esta sierra.


No sólo encontramos alcornoques espectaculares, también algunos pino son originales y presentan extrañas formas.


Apenas se me aprecia en la foto, un minúsculo punto rojo. Eso somos, un pequeñísimo punto en medio de la inmensidad del universo. Pero hay quien se cree Dios y se arroga el derecho de decirnos cómo hemos de ser y vivir. (foto de Emilio Romero)

Encontramos en el sendero postes nuevos con paletas más modernas que a las que estamos acostumbrados.


Amplios horizontes sobre el valle y la Plana Baja. 
Artana en el centro de la imagen.


Lo que tiene valor, cuesta esfuerzo.


Artana desde las alturas.


Pasamos junto a los restos de una construcción, tal vez relacionada con la guerra civil.


Y seguimos subiendo. Entre las montañas que vemos, encontramos la parte superior de los órganos de Benitandús.


Y, por supuesto, el Gegant de Pedra.


Un poco más arriba de la anterior construcción, encontramos otra que nos va a servir como barra de bar para nuestro almuerzo.


Como habitualmente, almuerzo sencillo pero al que no le falta casi nada.


Tras el almuerzo, toca seguir y en unos pocos metros alcanzamos un primer alto en La Costera. La altura nos permite vislumbrar entre los árboles, la ya tantas veces vista Artana. Tras esta cima ahora seguiremos un bonito cordal con vistas a ambas vertientes.


Hacia el oeste distinguimos el Puntal del Aljub...


...el pico Batalla...


... y la Rápita, casi en línea.


Encontramos enseguida otra cima de La Costera. En este punto alcanzamos la máxima altura de esta ruta. Todo el cordal que estamos recorriendo transcurre por la línea que separa los términos de Artana y Eslida.

Los 741 m. alcanzados nos permiten esta amplia panorámica sobre la Plana, con la ciudad de Castellón al fondo.

Seguimos disfrutando de este bonito cordal, de cada rincón por el que pasamos, de cada árbol, de cada arbusto...


... y ¡cómo no! de las montañas que nos rodean.


Poder contemplar tal belleza es un privilegio que hemos de disfrutar mientras podamos, siendo conscientes de que cada vez está más cerca el momento en el que esto no será posible. Siendo conscientes de eso, se disfruta más cada uno de estos instantes. 
(foto de Emilio Romero)

"Ir haciendo caminos sobre un yermo de abrojos
mordidos sobre el áspid de la desilusión,
con la sed en los labios, la fatiga en los ojos
y una espina dorada dentro del corazón."

                          Ernesto Novoa y Caamaño


Tras recorrer el cordal, el sendero coge una pronunciada pendiente que nos dejará en el coll Roig.


Antes de llegar al collado, habremos de sortear esta gran pino caído.


Llegamos a esta emblemática encrucijada, el coll Roig. Desde aquí podemos ir a la Vilavella siguiendo el GR 36, o a Alfondeguilla o Chóvar siguiendo el PR-CV 138. Y, por supuesto, volver a Eslida siguiendo el GR 36 y el PR- CV 138 que se solapan hasta allí.

Nosotros seguimos por el GR 36 dirección a Eslida. El empedrado del sendero nos dice que se trata de un antiguo camino. Efectivamente, se trata del camino viejo de Alfondeguilla.


Desemboca el sendero en una pista que viene de la urbanización de la Costera por donde pasamos por la mañana. Aquí termina el SL- CV101 que hemos estado siguiendo desde Eslida.


Seguimos escasos cien metros la pista para abandonarla y continuar por la izquierda por el sendero. Siguiendo la pista también llegaríamos a Eslida, pero preferimos hacerlo por el sendero.


El sendero que seguimos sigue así desde la pista que hemos dejado.
(foto de Emilio Romero)


Hemos transitado varias veces por este tramo de senda, pero siempre de subida. Al bajarlo ahora, la perspectiva es diferente, pero la belleza y el disfrute es el mismo.
(foto de Emilio Romero)


De vuelta a Eslida, seguimos disfrutando de las montañas que la rodean: Puntal del Aljub en primer término y detrás el Batalla.


Nos encanta pisar el secular empedrado de los viejos caminos que tantas gentes vieron pasar a lo largo del tiempo.


El sendero finaliza en este amplio camino rural que nos llevará hasta Eslida.


Pasamos antes por el paraje de la fuente de Castro, que no mana agua. La sequía se nota en las fuentes y en el suelo.


Aunque transitamos por el camino, disfrutamos igualmente del entorno.


Refugio para cuando llueve incrustado en la pared de este ribazo.


Y nos vamos despidiendo de La Costera, bonito tramo de sierra que hemos recorrido esta mañana.


De nuevo fotografiamos Eslida desde el mirador de Les Eretes.


Ampliamos con zoom para acercar el Molino del Aire que visitamos en noviembre de 2021, hace dos años.

Callejeamos por Eslida y nos detenemos ante una ventana. Siempre nos vienen a la cabeza las historias que pueden haber detrás de una ventana.

Yo no sé lo que tiene esta pequeña ventana; si hablara de dolores, de sollozos y de lágrimas, tal vez al concretarla, no expresaría mi emoción con exactitud; porque el misterio de estas ventanas está en algo vago, algo latente, algo como un presentimiento o como un recuerdo de no sabemos qué cosas…(Azorín, “Las confesiones de un pequeño filósofo”)



También nos gustó este reloj de sol. Era una manera de medir el tiempo más serena, con menos prisas. Nos dio la impresión de que no estaba bien orientado porque no marcaba bien la hora. A veces a la belleza le puede faltar la utilidad.


Seguimos callejeando por Eslida. A pesar de la hora, sus calles aún están silenciosas y vacías.


Antes de finalizar, tuvimos la suerte de pasar por un bar, "La Terreta", y no tuvimos más remedio que tomarnos una cerveza.

Y tras el breve receso, llegamos al punto de inicio que también es el punto final de la ruta de hoy. Ahora sí que nos despedimos de La Costera, pero no para siempre. Eso nunca debe decirse. Seguro que volvemos. Allá donde hemos sido felices y hemos disfrutado es muy probable que volvamos.


¡Qué mejor despedida de Eslida que este bello ramillete de jazmín azul!

"Nazca de un gran jazmín una víbora blanca
Que dulce, dulcemente, me pique el corazón."

                                            Alfonsina Storni

Volveremos a Espadán a por más queso.

Debemos disfrutar de la montaña siempre de la manera más segura posible para evitar riesgos y accidentes. Para ello es importante que leas estos consejos sobre "Seguridad en la práctica de senderismo y emergencias en montaña"

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