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miércoles, 13 de julio de 2022

CALLES: RUTA DEL AGUA (9/7/2022).

 
“Porque la experiencia es buena cuando viene de la mano del vigor; después, cuando el vigor se va, uno pasa a ser una decorosa pieza de museo, cuyo único valor es ser un recuerdo de lo que se fue. La experiencia y el vigor son coetáneos por muy poco tiempo.Yo estoy ahora en ese poco tiempo.", decía Martín Santomé en “La Tregua” (Mario Benedetti). Como estamos ahora en ese poco tiempo, vamos a aprovechar el poco vigor que nos pueda quedar para seguir aumentando nuestra experiencia senderista.

Nuevamente un río es el protagonista de la sencilla ruta que os presento. Se trata del Tuéjar, afluente del Turia y junto al que realizaremos un bonito y exuberante recorrido desde la población de Calles hasta La Playeta, en la vecina Chelva a través de la denominada "Ruta del Agua". Recorrido cómodo y para todos los públicos que disfrutaremos mucho ya que cuando no vemos el río a nuestro lado, oímos su rumor a pocos metros.


“Sea moderado tu sueño; que el que no madruga con el sol, no goza del día.” ( Miguel de Cervantes)
Somos moderados en nuestro sueño porque nos gusta gozar del día. Por eso, a primera hora, ganando al sol, nos preparamos para iniciar la jornada.

Y antes de que el sol aparezca por el horizonte, nos encontramos ya en el punto de partida.
Río Tuéjar, a su paso por Calles.


El río nos saluda silencioso pero en ningún momento detiene su camino.


En esta explanada hemos dejado el coche.


La pronta hora hace que el silencio reine en el paraje, aunque apreciamos el cortés saludo que las casas de Calles nos prodigan a nuestra llegada.

“Las cosas son del que las mira y las sabe apreciar y las entiende y es capaz hasta de hablar con ellas.“ (Casilda Iriarte en “La Reina de las Nieves”, Carmen Martín Gaite)


Posamos para la posteridad antes de iniciar la marcha.


Y empezamos por el tramo más monótono, con asfalto: la avenida Serranía.


Pasamos junto a un panel informativo con sugerencias de lugares para visitar en la Serranía, pero que no nos motiva a mirar por el mal estado de conservación que presenta. No le vendría mal un buen mantenimiento.


Seguimos por asfalto, pero ya el arbolado es abundante y el verde le da color al camino haciéndolo más atractivo a pesar del asfalto.


A nuestra derecha no se nos escapa la imponente figura del pico del Remedio, tibiamente iluminado por el sol, que lo hace más evidente.


Y ahora el Tuéjar se hace visible a nuestro ojos. 


La ruta no tiene pérdida puesto que somos guiados en todo momento por postes como el de la foto o similares.


Disfrutamos con el porte de algunos árboles, como este precioso chopo.


La flora es muy variada, pero siempre hay elementos que nos resultan más atractivos, como esta flor de zanahoria silvestre (Daucus carota).


Y el río que nos hace compañía en todo momento, dándole encanto y atractivo a la ruta.


El sol pugna por asomarse, pero aún no lo hace del todo y produce contraluces.


Ni por tamaño ni por lugar este ciprés es como el literario ciprés de Silos, pero su soledad nos recordó a él y lo evocamos con este fragmento del poema que Gerardo Diego le dedicó.

"Cuando te vi señero, dulce, firme,
qué ansiedades sentí de diluirme
y ascender como tú, vuelto en cristales,
como tú, negra torre de arduos filos,
ejemplo de delirios verticales,
mudo ciprés en el fervor de Silos."


El río, aguas abajo. Nosotros, aguas arriba.


Nadie pensaría que las flores de la gata rabiosa (Clematis flammula) , con su sencilla belleza, fueran capaces de producir bambollas en la piel. De ahí el adjetivo que ostenta.


Caminamos ya por camino de tierra y el imponente perfil del Remedio sigue haciéndose de notar.


En un punto, el camino desciende por unos escalones hasta un nivel inferior.


Ahora caminamos ya por sendero, entre altas paredes.


Hacia el sur, distinguimos la silueta del pico Ropé, enclavado en el Parque Natural Chera-Sot de Chera.


Aquí aumentado con zoom, el Ropé, con sus 1140 msnm.


Un cruce, pero sin pérdida por donde seguir por la paleta que nos lo indica claramente.


Y otro más. Es una ruta sin problemas para seguirla.


Al cardo corredor también le prestamos atención. No por llevar espinas le hemos de menospreciar.


En el recorrido encontramos algunos bancos rústicos como el de la foto. No parece que se utilicen mucho.

"¡Sólo, a veces, se enciende la llama de una rosa,
o el oro polvoriento de una naranja brilla!
mas, dentro de este otoño, hay tanta primavera
en gérmenes; y es todo tan dulce y apacible,
que antes de abandonarlo, mi corazón quisiera,
oyendo el melodioso suspirar de la fuente
y soñando con una lindaraja imposible,
sobre este viejo banco dormir eternamente..."

                                 Francisco Villaespesa


El camino no presenta ninguna dificultad digna de mención, pero siempre te puedes encontrar algún obstáculo imprevisto que normalmente es fácil de salvar.


En algún punto, encontramos escalones que facilitan el camino.


Y en todo momento, disfrutamos del sendero con mucha vegetación y agradable y cómodo de pasear.


Es una delicia caminar por senderos tan exuberantes.


Estamos llegando al paraje de la Fuente de la Luz. Vemos el edificio en ruinas entre los árboles.


Los ailantos crecen a sus anchas en este bosque de ribera, de esta manera hacen honor a su calificativo de especie invasora, por su rápido crecimiento y su facilidad de crecer en cualquier lugar.


Y llegamos a la Fábrica de Luz. Como en muchos otros ríos, estas fábricas de luz aprovechaban el agua de los ríos para generar energía eléctrica.


Tras su abandono, la naturaleza no perdona y recupera el terreno que se le había arrebatado.


La hiedra abraza a este chopo. Hay amores que oprimen.


En algún tramo el sendero atraviesa zonas más estrechas con paredes con formas caprichosas.


Este chinche galantea a la bonita y vistosa flor del gordolobo.
 ¿A quién no le atrae tan preciosa flor?


Bonitos rincones hacen que nos detengamos unos momentos o que salgamos unos metros de la senda para disfrutar de la presencia del río.


En algunos puntos el río presenta bonitas cascadas.


Un joven chopo nos regala con estas hojas con ese colorido y textura tan particular que denota su juventud.


Llegamos a un tramo equipado con escalones y barandillas de escaleras. Se trata del tramo con mayor desnivel de la ruta, pero no supone ningún esfuerzo especial.


Subiendo en pleno esfuerzo (foto de Rafa Lafuente).


En la subida, a la otra parte del río,vemos unas oquedades en las paredes. Se trata de las denominadas "Cuevas del Montecico".


Y pocos metros más arriba, encontramos el "mirador de las cuevas del Montecico". En él encontramos este panel con indicaciones de lo que vemos frente a nosotros y diferentes explicaciones sobre ellas.


Desde el mirador podemos ver parcialmente, la población de Chelva...


...la Torrecilla...


...el omnipresente pico del Remedio, verdaderamente imponente...


...y las cuevas del Montecico.

Todos estos elementos del paisaje se encuentran explicados en el panel informativo.


Nos vamos acercando a la población de Chelva, que desde la senda ofrece esta típica estampa.

“El cielo está limpio, diáfano; no aparece ni la más tenue nubecilla en la infinita y elevada bóveda de azul pálido.” (Azorín, "La ruta de Don Quijote")


Es una buena ruta incluso en épocas de calor no solamente por la presencia del río y la oportunidad de tomar un baño, sino también por la sombra que tenemos a lo largo de todo el recorrido.


Un madroño muestra sus aún verdes frutos.


Cruzamos varias veces por puentes 


En algún tramo con más pendiente, el río baja más rápido...


...en otros, sus aguas se remansan y bajan con menos velocidad.

"Corre, corre, manso río
corre y dile que la adoro,
que estoy pálido y sombrío,
que por sus desdenes lloro,
y dile que es mi tesoro;
pero, corre, manso río."

                                 Julio Flórez

En el recorrido encontramos también muchos eucaliptos, algunos de gran tamaño como el de la foto. Rafa abraza a uno de ellos. ¿Será amor?

"Repasar la corteza de un árbol experimentado es como acariciar la crin de un caballo que uno monta a diario. Se establece una comunicación muy sobria (no empalagosa, como suele ser la relación con un perro insoportablemente fiel) pero lo bastante intensa como para que después uno la eche de menos cuando vuelve al trajín de la ciudad.” (Santiago en “Primavera con una esquina rota” de Mario Benedetti,



"No vas tú por el río:
es el río el que anda
detrás de ti, buscando en ti,
el reflejo, mirándose en tu espalda.
Si vas deprisa, el río se apresura.
 Si vas despacio, el agua se remansa."

                                  Ángel González


Los eucaliptus flanquean algunos tramos del camino.


Una buena mata de culantrillo adorna una zona húmeda.


El agua es el protagonista de la ruta. Por cualquier rincón asoma.


En algunos puntos el río parece que se rebela y sus aguas parecen enfurecidas por algo que desconocemos. ¿Qué le afligirá?


Llegamos al bonito puente del Realillo.


Cruzamos el puente que da acceso al área recreativa de Molino Puerto.


Aquí encontramos un área recreativa Molino Puerto, con mesas de picnic por si deseamos pasar el día en un paraje tan singular.


Pasamos el área recreativa y seguimos por el bonito y cómodo camino.


El río espejea en zonas como ésta.



"En mi patria hay un monte.
En mi patria hay un río.
Ven conmigo.
La noche al monte sube.
El hambre baja al río.
Ven conmigo."

             Pablo Neruda


Nuestra sombra no quiso perderse el espectáculo y también se vino con nosotros.


Y llegamos al final de la ruta. Se trata del paraje de la Playeta, zona de baño de la población de Chelva.


Paraje de la Playeta, que en este tramo viene encajonado.


Y posamos nuevamente en este singular paraje.

Tras disfrutar unos minutos en este tranquilo lugar a esta temprana hora del día (más tarde será otra cosa) volvemos sobre nuestros pasos para regresar a Calles. Ya conocemos el camino, pero seguro que en sentido contrario vamos a seguir disfrutando del sendero.


Las zarzaparrillas son también muy abundantes. La presencia del agua favorece su crecimiento y expansión.


Como he dicho antes, la vuelta no desmerece para nada. Vemos de nuevo lo visto antes pero con una perspectiva diferente.


La presencia del río es un plus en cualquier ruta. En épocas de calor, más aún.


En este tramo encontramos, a modo de jardín botánico, paneles con especies vegetales que encontramos en la ribera del río.


Por ejemplo, las sargas, especie que crece cerca de los ríos y barrancos ya que requiere de zonas húmedas.


O los álamos blancos, que vemos siempre flanqueando ríos y corrientes de agua.


Los paneles necesitarían de alguna actuación para arreglarlos un poco.


Bonita vista del río al pasar por debajo del puente del Realillo. Esta vista no la tuvimos a la ida. Por eso, aunque volvamos por el mismo camino, lo disfrutamos como si fuera diferente.


Nos alegramos también de ver un joven olmo. La grafiosis los ha hecho desaparecer casi en su totalidad por lo que se puede considerar una especie en peligro de extinción.


Sin embargo, vimos que prácticamente sus hojas están todas agujereadas.


Y seguimos a orillas del río, cuyo rumor nos sigue acompañando y que agradecemos.


"No te entretengas en arrancar flores para guardarlas; sigue caminando y las flores alegrarán tu camino." (Rabindranth Tagore)


Las higueras también están presentes en todo el recorrido. Ésta ya presentaba muchos higos.


Estas arañas han tejido sus redes de cazar paralelas. Pero no es una competencia desleal.



"Noche de soledad. Rumor confuso
hace el viento surgir de la arboleda,
donde su red de transparente seda
grisácea araña entre las hojas puso."

                     Julián del Casal

También pudimos ver caballitos del diablo, como el de la foto.


Caminar junto a la orilla de un río es siempre un privilegio.


Nuevamente, esta típica y turística imagen de Chelva, ahora a la vuelta.


Vimos también bastantes matas de clavelito común, cuyas flores presentan este desgarbado aspecto, pero no por ello pierden sencillez y belleza.


Los escalones que antes subimos, ahora nos toca bajarlos.(foto de Rafa Lafuente)
La luz del sol, más alta que horas antes, platea las aguas del río.


Una preciosa campanilla blanca (correhuela mayor) nos ha hecho detenernos unos instantes. La verdad es que vale la pena.

"Tu vida es un gran río, va caudalosamente,
a su orilla, invisible, yo broto dulcemente.
Soy esa flor perdida entre juncos y achiras
que piadoso alimentas, pero acaso ni miras."

                                           Alfonsina Storni


Antes de salir al tramo de asfalto disfrutamos de bonitos tramos de sombra como éste de la foto.


A la vuelta nos vuelve a llamar la atención la silueta tan particular del pico Ropé.


A los algarrobos no les solemos prestar la atención que merecen. En esta ocasión lo hacemos porque están llenos a rebosar de algarrobas y eso es un espectáculo natural que conviene disfrutar.


Subimos ahora al nivel superior por los escalones que bajamos antes.


Ya vemos algunas casas de Calles. El objetivo cada vez está más cerca.


Con el zoom pudimos captar esta preciosa imagen de este caballito del diablo. En la foto un ejemplar  de Calopteryx haemorroidalis o comunmente demoiselle de cobre.


Emprendemos el último tramo de la ruta que nos llevará hasta el punto de inicio.


Llegamos al tramo asfaltado y sólo nos queda un suspiro para terminar.


Y terminamos donde empezó este bonito recorrido. En este caso, tenemos la suerte que enfrente del aparcamiento se encuentra el merendero Marina. Nos va a venir de perlas para almorzar.


Y aquí veis que almorzamos bien. Nos gusta almorzar en ruta, pero de vez en cuando no nos importa hacerlo en un bar.

La ruta en el mapa.



La ruta en Wikiloc.

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Película.

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