CAÑÓN DEL JÚCAR (28/12/2011)

El Cañón del Júcar era una de las rutas que llevaba en mente realizar desde hacía tiempo y qué mejor momento que el día de los inocentes. Pues dicho y hecho. Hablé con mi amigo Paco Bayarri y decidimos realizar la ruta junto con Daniel Ferrer, Paco Álvarez y Paco Juliá  con vistas a convocar una macro salida de las que venimos realizando últimamente, dado el alto poder de convocatoria que están teniendo.

La ruta es un recorrido lineal de unos 10 km ida y vuelta aproximadamente. No presenta dificultades de desniveles  y es adecuada  prácticamente para cualquier persona. El recorrido nos costó unas 4 horas con paradas para el almuerzo y las lógicas fotografías. La principal dificultad de esta ruta es encontrar su comienzo. Una vez en el lugar de inicio, no hay posibilidad de error. El recorrido transcurre por un camino abierto para la construcción de un canal para conducción de agua proveniente de la presa del Molinar.Este camino nos va a permitir contemplar esta maravilla de la naturaleza esculpida por el Júcar a través de los siglos.

Este fabuloso cañón que íbamos a visitar, ha sido labrado en la roca por el Júcar, río que nace en la Muela de San Felipe (Tragacete,Cuenca) y que entra en tierras valencianas precisamente aquí, en término de Jalance, hasta su desembocadura en Cullera, recorriendo en total unos 500 Km. Su curso está hoy en día totalmente regulado con tres embalses: Alarcón, Contreras y Tous, que controlan un cauce en otro tiempo devastador por sus consecuencias cuando iba crecido.

Para llegar hasta aquí, fuimos hasta Requena por la A 3, se toma la salida 291 en dirección Requena Este. Desde aquí continuaremos un breve tramo por la N 322 a Albacete y enseguida veremos el desvío hacia la izquierda para coger la N 330 dirección Almansa. Una vez pasada la entrada a la nuclear de Cofrentes y atravesado el río Júcar por el puente, encontramos el desvío a Jalance que hemos de coger. Enseguida, a unos 20 m. tenemos otro desvío a la derecha que es el que hemos de seguir hasta nuestro inicio de ruta. Este camino estrecho y asfaltado, cruza un viejo puente sobre el Júcar. Nada más pasarlo hemos de tomar la carretera hacia la izquierda y no desviarnos de ella hasta que lleguemos a un cruce en forma de Y. Hacia la derecha nos llevaría hasta el Balneario Los Hervideros y hacia la izquierda marca Río arriba, que es la dirección que hemos de seguir. Luego, tras recorrer unos 2-3 km llegamos a un punto en el que vemos una pista a la derecha que es el comienzo de la ruta y donde deberemos dejar el coche. Si nos la pasamos y seguimos, habremos de parar unos 300 m. adelante porque ya no podremos seguir, al acabarse allí la carretera. Indefectiblemente tendremos que volver y encontraremos la pista de inicio, ahora a la izquierda.

Bueno, después de esta farragosa introducción viene lo más bonito: la descripción de la ruta y la visión de las fotos.

Posando al inicio de la ruta (de izq. a dr.) Paco Álvarez, Paco Juliá, Paco Bayarri (el mundo está lleno de Pacos), un servidor y Daniel Ferrer.

Aunque en el comienzo del recorrido vemos las típicas aspas de camino erróneo de PR, no debemos hacer caso. Se corresponden con un sendero que no es el nuestro. Esta ruta no está marcada como PR.

 Inicio de la pista. Aunque vemos el aspa, no le hacemos caso.

La ruta comienza con un ligero ascenso, hasta alcanzar una altura media sobre las paredes del cañón.

             

La ruta  transcurre por un camino a media altura de las altas paredes que conforman este fabuloso cañón. En su recorrido atravesaremos tres cortos túneles. El de la foto siguiente es el primero.

Éste es el primer túnel de los tres que tendremos que atravesar.

A la salida del túnel ya empezamos a vislumbrar la belleza del recorrido que nos espera.

Preciosa vista del inicio del cañón.

En la foto apreciamos el perfil del camino tallado en la roca a media altura.

Al fondo, a nuestra izquierda, el río serpenteando con sus cristalinas y azuladas aguas.

En algún tramo el camino transcurre bajo la roca misma.

Si volvemos la vista atrás de vez en cuando, podemos ver la altura por la que transcurre la senda, así como lo cerca que está del borde, aunque su ancho suficiente evita la sensación de vértigo.

En este tramo encontramos esta hoz que nos recuerda a alguna de las vistas en el Cabriel la pasada semana.

El inevitable y necesario momento del almuerzo. En este caso nos supo mejor que en otras ocasiones dado el panorama que teníamos ante nuestros ojos.

En ocasiones las rocas parecen amenazar con desprenderse.

A nuestra izquierda, seguimos disfrutando de la altura sobre la serpiente azulada.

Éste es el segundo túnel que atravesamos durante el recorrido.

Un poco después de pasar el 2º túnel, el camino se estrecha un poco y se convierte en senda. Además en algunos tramos, debido a desprendimientos, el camino se ha tapado, por lo que es necesario buscar entre los desprendimientos, el paso más apropiado para seguir, sin que esto suponga un gran trastorno para la marcha. También en este segundo tramo, al ser el camino más estrecho, encontramos, en algún punto, la senda en el mismo borde del cortado, lo que puede producir algo de vértigo en las personas que lo sufran, aunque también es fácilmente superable puesto que son tramos cortos.

Si miramos hacia arriba, también el vértigo nos puede dominar, pero esta vez debido a la altura que alcanzan las paredes sobre nuestras cabezas.

El cañón nos sigue fascinando a medida que avanzamos sobre él.

Finalmente llegamos al último túnel que marca el final del recorrido y el inicio del retorno sobre nuestros pasos.

Fin del recorrido.

A la salida del tercer túnel, a la derecha, encontramos una pared de cemento con unos peldaños de varillas metálicas que conducen al hueco por el que se canaliza el agua de la presa del Molinar que ha dado origen a la construcción de este precioso recorrido sobre las paredes de este espectacular cañón.

Por aquí baja la canalización que trae el agua desde el embalse del Molinar.

Ahora nos tocaba regresar por el mismo lugar. Lo que en otras rutas lineales habría sido un pequeño inconveniente por regresar por el mismo sitio, en este caso sucede al contrario: la vuelta por el mismo camino nos iba a permitir seguir disfrutando de un recorrido espectacular, pero ahora contemplado desde otra perspectiva diferente.

Enfrente también podíamos contemplar espectaculares recodos como este de la foto.

A la vuelta, volvimos a sortear las rocas caídas por desprendimientos en algunas zonas.

Otra roca desprendida del techo al medio del camino.

La impresionante pared ahora vista desde otro ángulo.

Y el valle al fondo, ahora a nuestra derecha.

Restos de lo que parecen estalactitas, en esta pared. Tal vez en un pasado lejano formaron parte del interior de una cueva.

En distintos puntos del recorrido encontramos los restos de lo que serían las viviendas de los peones que tallaron el camino en la roca.

Finalmente nuestros pasos nos devolvieron al inicio de la ruta. Aún nos esperaba otra agradable sorpresa. Poco antes de llegar al lugar donde habíamos dejado el coche tuvimos ocasión de comprobar como un rebaño de cabras montesas cruzaba delante de nosotros. Aún tuvimos ocasión de fotografiar algún ejemplar como los que veis en estas fotos.

Esta cabra parece ser una hembra.

Impresionante macho con una cornamenta considerable.

Y como siempre acabamos el día con una buena comida en Jalance, a la sombra de su castillo que corona el cerro donde está situado la población.

Agradable momento de la comida.

Castillo de Jalance.

Y así terminamos otra espectacular ruta que también será la última de este año que se acaba. Los cinco nos despedimos con el deseo de compartir otras muchas el año que viene. Y con ese deseo nos volvimos hacia Valencia. Eran las 4,30 de la tarde.

De vuelta, a través de los cristales del coche, contemplamos este bello recodo de Cofrentes donde confluyen el Júcar y el Cabriel (este último, afluente del primero).Y con esta bella imagen, regresamos encantados por todo lo visto en este fabuloso día de senderismo.

Confluencia de los ríos Cabriel y Júcar en Cofrentes. De este accidente geográfico recibió el nombre  de "Confluentum", por parte de los romanos, sin duda por estar anclado en la confluencia de los ríos Júcar y Cabriel

Galería fotográfica.

Película.