TUÉJAR: ALTO DEL GAMONAL, PICO BUENA LECHE (6/5/2023)
Decía Jacinto Benavente que “La felicidad no existe en la vida. Sólo existen momentos
felices.” Creo que la mayoría de la gente suscribiría esta idea. Yo también la suscribo. Y digo esto porque, para mí, uno de esos momentos felices, se produce cuando voy a la montaña. Una semana más hemos salido al monte para buscar uno de esos momentos felices que nos proporcione algún instante de satisfacción.
Hemos vuelto esta semana a Tuéjar cinco años después de la anterior ruta por estos lares. En esta ocasión lo hacemos para subir dos cimas que superan los mil metros. Se trata del Alto del Gamonal (1005 m.) y la Buena Leche (1021 m.).
A primerísima hora de la mañana, ahora que la luz nos permite salir más pronto que en invierno, nos encontrábamos en el punto de inicio de la ruta. Se trata de una zona de aparcamiento situada a un kilómetro aproximadamente del aparcamiento del azud de Tuéjar.
Antes de iniciar nos disponemos a realizar la habitual foto de grupo. En esta ocasión posan para la posteridad de derecha a izquierda mi tocayo Emilio Romero, Ana Romero y un servidor.
Iniciamos la ruta, con una fresca temperatura de diez grados, por una pista que vamos a seguir durante cuatro kilómetros.
Apenas a quinientos metros del inicio encontramos el desvío para subir al abrigo que alberga las pinturas rupestres de los corrales de Silla. En esta ocasión no nos acercamos a verlas porque lo hicimos la vez anterior que estuvimos por aquí.
Estos son restos de los corrales que dan nombre a estas pinturas rupestres.
Este panel nos da información sobre el descubrimiento de las pinturas y su origen.
Esta foto corresponde a la visita que hicimos a las pinturas en la ruta que realizamos en 2018.
Es difícil ver las pinturas en el techo. Ésta es una de las pinturas del techo, poco definida. Esta fotografía también fue captada en la ruta que hicimos en 2018.
La pista transcurre paralela a la rambla de Arquela, flanqueada de pinos.
Cruzamos la rambla en diferentes ocasiones. El cauce de la rambla está totalmente seco.
Junto al camino, el cobijo forestal Andariel.
En esta bifurcación seguimos el ramal de la izquierda, que sigue el PR-CV 458 hacia el barranco del Fraile. Según la página de la FEMECV el sendero se encuentra en proceso de homologación. Nosotros lo seguiremos apenas unos quinientos metros.
El recorrido, aunque es por pista, tiene bonitos rincones.
Desde la pista podemos ver con claridad meridiana el vertical sendero al que nos vamos a enfrentar en breve. (foto de Emilio Romero)
"Un caminejo torcido y pedregoso subirá por una montaña sin árboles, matizada de rastreras plantas olorosas. El romero, el tomillo, el cantueso, el hinojo, llenarán de un sutil y penetrante aroma el ambiente. De raro en raro, quizá haya un macizo de pinos olorosos, henchidos de resina, que susurran a ratos al blando viento. Desde lo alto de la montaña se divisará el panorama extenso, magnífico, de una vega." (Azorín, “El paisaje de España visto por los españoles”)
En un recodo aparecen los resaltes rocosos de La Lacaba.
Y aproximadamente a los cuatro kilómetros, nace la vertical senda que nos llevará hasta la cima del Alto del Gamonal. Podemos dividir la subida en dos tramos, el primero más complicado y el segundo más llevadero. El primer tramo más complicado de realizar, de unos quinientos metros, nos sacará de nuevo a la pista que ahora dejamos, por lo que podríamos evitarlo siguiendo la pista hasta enlazar con el otro tramo de subida más llevadero. Pero de esta manera acortaremos un buen trecho. Eso sí, lo pasaremos algo mal teniendo mucho cuidado de no resbalar por la presencia de piedra suelta, suelo descarnado y una fuerte inclinación de la senda que nos hará pasar momentos delicados. Recomendable un calzado con un buen agarre.
Y allá que nos disponemos a subir con mucho ánimo.
“Un
largo viaje empieza con un primer y sencillo paso.” (Lao Tse)
Es necesario hacer paradas para retomar fuerzas y asumir lo que nos queda por delante todavía.
En la foto no se aprecia bien la verticalidad y dificultad de la subida. Con paciencia y poco a poco vamos subiendo. Como se suele decir...sin prisas, pero en este caso, con alguna pausa.
La dificultad y el esfuerzo de la subida nos lo va recompensando el paisaje que a medida que subimos es más espectacular.
En este punto el sendero cruza la pista que dejamos más abajo. Por eso dije que el tramo que acabamos de hacer lo podemos evitar siguiendo la pista hasta llegar a este punto (eso sí, recorriendo una mayor distancia) y enlazar aquí con este segundo tramo de subida, que aún teniendo también una buena inclinación y desnivel, se hace sin más dificultad que la capacidad física que cada uno tenga. Este segundo tramo nos dejará en el Alto del Gamonal, primer objetivo del día.
Un pequeño descanso y a hacernos a la idea de lo que aún nos queda por subir. (foto de Emilio Romero)
Seguimos ascendiendo. Excelentes vistas hacia el este. Éste segundo tramo se sube mejor que el anterior.
“Son
las doce de la mañana; el campo es pedregoso; flota en el ambiente cálido de la
primavera naciente un grato olor de romero, de tomillo y de savia.” (Azorín, “La ruta de Don Quijote”)
El último tramo de subida hasta el alto transcurre junto a los pinos.
Y en el Alto del Gamonal encontramos un sencillo hito marcando la cima.
Desde el alto nos entretenemos mirando el paisaje que nos rodea. Acertamos a ver las antenas del chelvano Pico del Remedio que visitamos allá por febrero de 2014.
Tras la conquista de la cima, la foto que certifica la hazaña.
Ahora seguiremos un amplio y ondulante camino, el camino de la Buena Leche al Gamonal, que nos dejará en el cima del segundo objetivo del día. (Foto de Emilio Romero)
“Un paisaje se
conquista con las suelas del zapato, no con las ruedas del automóvil.” (William
Faulkner)
Acortamos el camino con algún atajo.
La sombra de mi alma
huye por un ocaso de alfabetos,
niebla de libros
y palabras.
¡La sombra de mi alma!
García Lorca
Tras una loma, a lo lejos, asoma el vértice geodésico de la Buena Leche y la caseta forestal que acercamos con el zoom de la cámara.
Algún pino destaca entre sus congéneres y reclama nuestra atención.
Hacia el oeste, al fondo, la Sierra de Mira con su emblemático pico Ranera que también visitamos en una estupenda ruta que hicimos en 2013.
Muchas mariposas revoloteaban a nuestro alrededor. Para algunas de ellas nuestra presencia pasó totalmente desapercibida. Estaban entretenidas en otros menesteres. ¡Ay, el amor!
Y yo, que voy andando hacia el poniente,
siento llegar maravillosamente,
como esa mariposa, una ilusión;
pero en mi otoño de melancolía,
mariposa de amor, al fin del día,
qué tarde llegas a mi corazón...
José Ángel Buesa
Bonito y cómodo paseo hacia la Buena Leche.
Hemos visto pocas florecillas, pero aún así hemos disfrutado de algunas.
Santa florecita, celestial renuevo,
que hiciste mi alma una primavera,
y cuyo perfume para siempre llevo:
¿cuándo en mi camino te hallaré de nuevo?
Amado Nervo
Y llegamos al segundo objetivo del día, la cima de la Buena Leche con 1021 m. según el mapa del IGN, y 1018 según la placa con la posición y altitud de la caseta forestal. En cualquier caso, eso es lo de menos.
Vértice geodésico de la Buena Leche.
“Además estoy seguro de que la cumbre es solo un segundo, un breve segundo, un destello instantáneo, y no hay derecho a prórroga.” (Martín Santomé en “La Tregua”,Mario Benedetti)
Nueva conquista, nueva foto de los conquistadores.
Estas campanillas mecidas por el viento, con un suave son nos dieron la bienvenida.
Cuando yo os oigo tocar,
campanitas, campanitas,
sin querer torno a llorar.
Rosalía de Castro
A pocos metros del vértice, un monumento en recuerdo de un vigilante forestal.
Ahora toca descansar un poco y recuperar fuerzas.
Las vistas desde la Buena Leche son en 360º. Mirando hacia el sur, otro perfil conocido que destaca por su puntiagudo pico. Se trata del Ropé, en Chera. Visitamos su cima en 2013.
“Lo repetiremos: el paisaje somos nosotros; el
paisaje es nuestro espíritu, sus melancolías, sus placideces, sus anhelos, sus
tártagos. (Azorín,
“El paisaje de España visto por los españoles”)
Preciosa, sencilla, nada pretenciosa...esta campanilla está siendo cortejada por los insectos, que buscan alimentarse con el néctar que les da la vida.
“Esta flor vivirá
pocos días, Platero, aunque su recuerdo podrá ser eterno. Será su vivir como un
día de tu primavera, como una primavera de mi vida.” (J. R. Jiménez, “Platero y
yo”)
Desde la cima de la Buena Leche, y en diferentes direcciones, podemos divisar varias poblaciones.
En la foto, Titaguas.
“Cuando he estado en lo alto me he sentado y me
he dispuesto a contemplar largamente el panorama. Se descubría una porción
inmensa de terreno. Desde aquí veo las piezas de labranza y los viñedos. Los
caminos, los viejos caminos, hacen revueltas y eses entre los bancales. Viejos
caminos, caminos angostos y amarillentos ¿cuántas veces nos han llevado de niños
por vosotros?¿Cuántas veces, ya hombres, hemos ido por vosotros, y por vosotros
hemos llevado nuestra tristeza, nuestras ansias y nuestros desengaños? (Azorín, "Castilla")
Hacia el suroeste, Sinarcas.
Diminutas, sencillas, pero muy vistosas y llamativas esta mata de junquillo azul pone una nota de color que destaca entre los ocres, marrones y verdes que predominan en esta meseta.
Tras el almuerzo, retomamos el camino. Hemos de volver a Tuéjar.
Tras un tramo de camino, hacemos un giro a la izquierda en este punto que nos conducirá por bonitas sendas en su mayor parte entre pinos, hasta el punto de inicio.
Caminamos entre pinos que nos proporcionan una agradable sombra. Algún pino presenta esta curiosa deformidad que podemos ver en algunos pinos que consiste en una masa densa de brotes similar a un nido y que se conoce como escoba de bruja.
Prácticamente este último tramo de unos cinco kilómetros que nos quedan hasta el final es de bajada.
Otro giro a la izquierda.
Pasamos junto a la casa Llovera.
En los alrededores de la casa Llovera encontramos algún campo como éste de olivos.
"Los olivos grises,
los caminos blancos.
El sol ha sorbido
la color del campo;
y hasta tu recuerdo
me lo va secando
este alma de polvo
de los días malos."
Antonio Machado
Muy tiernas y jóvenes estas lechetreznas que luchaban por crecer entre las otras hierbas que parecen querer impedirselo.
Encontramos más pinos de gran porte que como siempre nos llaman la atención. Éste, por ejemplo, curioso y espectacular por estos dos troncos.
Al bosque me llevó mi fantasía,
y en su fondo erizado de retamas.
hallé un gigante pino, cuyas ramas
eclipsaban la luz del medio dia.
Manuel del Palacio
La señal nos indica que caminamos por un PR. No he localizado de qué PR se trata. (foto de Emilio Romero)
"El
buen compañerismo consiste muchas veces en callar, en respetar el laconismo del
otro, en comprender que eso es lo que el otro necesita en esa precisa y oscura
jornada, y entonces arroparlo con nuestro silencio, o dejar que él nos arrope
con el suyo, pero, y este pero es fundamental, sin que ninguno de los dos lo
pida ni lo exija, sino que el otro lo comprenda por sí mismo en una espontánea
solidaridad.” (Santiago, Mario Benedetti, “Primavera con una esquina rota”)
La pinada es densa en todo el recorrido.
Y en esta foto podéis ver cómo están nuestros montes, llenos de pinos caídos en el temporal de enero de 2017, resecos y fácilmente combustibles a los que cualquier chispa puede incendiar y provocar una verdadera catástrofe. Un serio problema al que habría que poner solución.
Además de los pinos encontramos enebros, fresnos, sabinas como la de la foto...
“Al
aroma de los pinos se mezcla el aroma de las sabinas, del espliego, del romero,
del enebro. En este aire sutil y fuerte de los paisajes levantinos y
castellanos, los aromas se expanden con toda su libertad, todo el paisaje es
aroma, todas las cosas que pasan por el monte, nuestras ropas, nuestros pies,
se impregnan de un sentido olor.” (Azorín, “Castilla”)
Y en algún recodo del sendero, entre los pinos, acertamos a ver Tuéjar. Al fondo, a la derecha, destaca el pico Ropé.
Y también vemos de nuevo el pico del Remedio.
En algún tramo el sendero tiene algo de pendiente y obliga a nuestras rodillas, tobillos y caderas.
Ya estamos en el final de la ruta. Ya vemos frente a nosotros la zona donde aparcamos el coche a la mañana.
Cruzaremos el puente sobre la seca rambla de Arquela...
...y accedemos al aparcamiento donde dejamos el coche.
Y aquí terminamos esta bonita ruta que nos ha proporcionado unas horas de felicidad, uno de esos pequeños momentos felices que tenemos en la vida.
“Ahora, después de una vida impetuosa y febril,
lo que gravita sobre mí dulcemente son dos vocablos: sosiego y reposo. No cabe
confundirlos. No son similares. El sosiego es una cosa y el reposo otra. Pero
las dos implican idea de quietud y de meditación." (Azorín, "Valencia")
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