"Los caminos, los viejos caminos, hacen revueltas y eses entre los bancales. Viejos caminos, caminos angostos y amarillentos ¿cuántas veces nos han llevado de niños por vosotros?¿Cuántas veces, ya hombres, hemos ido por vosotros, y por vosotros hemos llevado nuestra tristeza, nuestras ansias y nuestros desengaños?"(Azorín, “Castilla”).Volvemos a Espadán para recorrer esos viejos caminos que tanto significan para nosotros. Iremos de Veo hasta Aín recorriendo antiguas sendas por las que tantos transitaron y ahora casi nadie pisa.
Os voy a describir una preciosa ruta que desde Veo, pedanía de Alcudia de Veo, nos lleva hasta Aín por los corrales de la Basseta y el camino del Mallol y nos devuelve a Veo por el GR-36, antiguo camino de Aín a Veo. Bonita ruta que nos hará disfrutar de los bosques típicos de la Sierra de Espadán.
Un madrugón más para estar a primera hora en el punto de inicio. La noche siempre nos hace reflexionar.
"De noche, el oro
es plata.
Plata muda el silencio
de oro de mi alma."
Juan Ramón Jiménez
A primerísima hora nos encontramos en el silencioso, dormido y tranquilo Veo, pedanía de Alcudia de Veo en la que había un trail de montaña y mucha más animación que aquí.
Antes de empezar, la clásica foto de "dúo". A la izq. mi compañero y, sin embargo amigo, Rafa. A la derecha, un servidor.
Caminamos unos metros por la carretera dirección Benitandús y la abandonamos por un camino a la derecha que baja.
Nos encontramos con el sencillo y restaurado lavadero municipal.
El camino transcurre entre huertas y apenas bajamos unos metros más nos encontramos esta balsa de riego bien llena que espejeaba ofreciendo esta imagen. Un lugareño nos comenta que antes era la piscina del pueblo. Ahora disponen de una más moderna situada justo donde aparcamos.
“Habrá en la huerta –como siempre- anchas y pomposas acequias que bullirán de agua corredora, que acá y allá se espejará brillantemente entre la verdura al recibir los rayos vívidos del sol. (Azorín, “El paisaje de España visto por los españoles”)
Los granados ya muestras sus frutos maduros.
"Debajo del granado
de mi pasión
amor, amor he llorado
¡ay de mi corazón!
Al fondo del granado
de mi pasión
el fruto se ha desangrado
¡ay de mi corazón!"
Miguel Hernández
Caminamos prácticamente por encima de una acequia.
En un punto, una rama rota de un caqui nos interrumpe el paso y lo sorteamos por debajo.
Nos alegra comprobar que hay huertas cultivadas. Como ejemplo, esta calabaza en una de ellas.
"Con el verano se desnudan los árboles,
se seca la tierra con sus calabazas.
Pero volverán las lluvias
y de nuevo nacerán las hojas
y los pequeños grillos de las praderas
bajo el soplo de una misteriosa nostalgia del mundo."
Vicente Gerbasi
En las numerosas matas, lucían preciosas las amarillas flores de las matas de calabaza.
"-¿Por qué te miro así tan abatida,
pobre flor?
¿En dónde están las galas de tu vida
y el color?"
Manuel Acuña
El camino vuelve a salir a la carretera para volverla a abandonar por esta senda a la derecha después de unos cien metros.
La senda nos llevará hasta el cauce del río Veo, que vemos que lleva agua.
Nos encontramos enseguida con este poste direccional en un cruce. Dejaremos el GR 333 que hemos seguido escasamente y nos iremos a la derecha siguiendo el PR-CV 140 que coincide también con un tramo del PR-CV 161.
La proximidad del río es evidente por la exuberante vegetación.
Cruzamos el río Veo sin demasiados problemas por estas piedras. De llevar más agua tal vez habríamos tenido que descalzarnos.
"¡Oh soledad! ¡Oh murmurante río,
a cuya margen espontáneos crecen
los árboles frondosos, que el otoño
despoja ya de su hojarasca verde!"
Carlos Guido y Spano
Tras cruzar el río el sendero asciende básicamente entre campos de almendros y olivos.
El sol empieza a alumbrar las cimas de las montañas que rodean el valle. En este caso, vemos los "órganos de Benitandús" iluminados por el naciente sol.
"El tenue resplandor del sol naciente
poco a poco los cielos ilumina,
y al fresco soplo de vital ambiente
va huyendo presurosa la neblina."
Miguel Ángel Corral
Además de almendros y olivos encontramos buenos ejemplares de algarrobos.
Y como sucede en los antiguos caminos, el empedrado nos acompaña en nuestro pisar en muchos tramos.
La senda desemboca en una pista en el collado de la Basseta.
Encontramos esta pala direccional que marca la ruta del Camino de la Peña Negra que sale de Tales y que realizamos la semana pasada.
Pasamos junto a las ruinas de los corrales de la Basseta, restos de un pasado no muy lejano que ya no volverá.
Seguimos un tramo de unos trescientos metros de SL-CV 140 hacia Aín...
...y estaremos atentos al comienzo de un sendero a nuestra izquierda que nos puede pasar desapercibido, como nos pasó a nosotros.
Se supone que caminamos por un SL, pero por las marcas podemos imaginar que está descatalogado.
El sendero tiene una buena pendiente y nos obliga a esforzarnos bastante.
En un tramo la vegetación se cierra bastante y ciega casi totalmente el sendero. Avanzamos entre coscojas y alguna aliaga los que nos produce algún que otro arañazo.
"El camino fue largo, muy largo,
fue malo también:
los tropiezos que en él abundaban
lo hacían difícil, cansaban los pies."
Vicenta Castro Cambón
Hemos alcanzado una buena altura. Vemos ahora a nuestra altura los órganos de Benitandús.
Pasamos junto a un aljibe sin agua.
Avanzamos subiendo entre los bancales de un campo de almendros, que está dominado por una casa de aperos en la parte superior del mismo.
Desde la altura que hemos alcanzado tenemos muy buenas vistas: Peñagolosa.
"No hay ningún estrépito que turbe el silencio. Este sosiego, o mejor, esta seguridad en el sosiego, esta certidumbre de que nuestra paz y la paz del paisaje no será turbada, ¿no vale más que todos los placeres que pueden ofrecernos las ciudades? (Azorín,
“Castilla”)
Junto a la casa de aperos salimos a un camino que llanea y permite recuperarnos de la fuerte subida.
Los órganos de Benitandús nos siguen acompañando.
"Te invito, sombra, al
aire.
Sombra de veinte
siglos,
a la verdad del aire,
del aire, aire, aire."
Rafael Alberti
Caminamos por pista en busca del camino del Mallol. Cada vez estamos más cerca de Aín. La Peña Pastor así nos lo indica.
Abandonamos la pista para coger la senda del Mallol, un precioso camino que nos va a llevar hasta el paraje de la fuente de la Basseta por un precioso bosque de alcornoques.
Otra señal de que ya queda menos para llegar a Aín es esta imagen de algunas casas del pueblo. Aunque vemos que el sendero va a dar un buen rodeo antes de llegar. Pero va a valer la pena.
El camino del Mallol transcurre por campos de olivos y almendros abandonados que los pinos han invadido.
Ribazos en escalera muestran los aprovechada que estaba la ladera norte del Mallol.
En varios puntos del camino encontramos pequeños troncos de pino amontonados preparados para ser utilizados como leña.
Y empezamos a ver bellos ejemplares de alcornoques.
Por fin vemos con nitidez Aín, vigilado por la Peña Pastor. Estuvimos la semana pasada, pero nos gusta igual. De hecho la vista desde este ángulo es nueva para nosotros.
"Cada horizonte visto, al volver a subir es diferente y diferente la visión con que lo vemos. Y diferente el horizonte de bajada con lo visto en el de subida. Escalador de la montaña más alta ¿cuál es tu último horizonte?" (Juan Ramón Jiménez, “Cuentos de antología”)
“Lo repetiremos: el paisaje somos nosotros; el paisaje es nuestro espíritu, sus melancolías, sus placideces, sus anhelos, sus tártagos. Un estético moderno ha sostenido que el paisaje no existe hasta que el artista lo lleva a la pintura o a las letras." (Azorín, “El paisaje de España visto por los españoles”).
Pero no vemos únicamente Aín. Hacia el sur también disfrutamos de las vistas de Eslida resbalando a los pies de la montaña.
Caminamos entre alcornoques como dos alcornoques más que somos.
La umbría muestra muchas zonas con verde musgo. Aunque algo de lluvia seguro que no les viene mal.
"Con su fresco algodón venda la piedra
el musgo trepador.
También es como el musgo tu ternura
en mi piedra interior."
José Pedroni
Un gigantesco tronco partido de alcornoque corta el camino.
"¡Ay, no es posible
que un muro viejo
dé brillos nuevos;
que un seco tronco
(abra otras hojas)
abra otros ojos
que estos, que quieren
mirar alegres
y miran tristes!
¡Ay, no es posible!"
Juan Ramón Jiménez
Pequeños helechos pueblan también el suelo de esta umbría que tan a gusto estamos recorriendo.
Vemos numerosos alcornoques a los que se les ha sacado el corcho muy recientemente, dejando al descubierto ese tono rojizo del tronco desnudo tan llamativo.
“A
mí me gusta más la sombra de los árboles, porque tiene manchitas de sol y
además se mueve.” (Beatriz en “Primavera con una esquina rota”, Mario Benedetti)
El corcho extraído espera amontonado a ser recogido.
“Por lo general el viento era suave y quizá por
eso los grandes árboles no discutían, sino simplemente intercambiaban
comentarios, cabeceaban con buen humor, me hacían señales de complicidad. A
veces me apoyaba en alguno de los más viejos y la corteza rugosa me transmitía
una comprensión casi paternal." (Santiago en “Primavera con una esquina rota”, de Matio Benedetti)
Muy llamativo el color rojo de los troncos desvestidos de su corteza.
"Y ya que estamos hablando de colores:
el interior de este silencio es rojo
como un corazón arado."
Jorge Riechmann
Una delicia para el espíritu caminar por bosques tan mágicos.
"Mi ser fluye en tu música,
bosque dormido en el tiempo,
rendido a la nostalgia de los lagos del cielo."
Vicente Gerbasi
El último tramo de bosque transcurre por el interior del barranco, que no llevaba agua.
El sendero desemboca en el paraje de la fuente de la Basseta, que mana un hilillo de agua, eso sí, muy fresca.
En el paraje, un horno de cal reconstruido.
Y este rústico panel que explica la utilización del horno.
Un camino con barandilla de madera nos llevas hasta la carretera.
Cruzamos la CV-223 y tenemos enfrente el mirador de Aín, en el que nos entretenemos un instante. No podemos leer el panel porque está ilegible.
Seguimos ahora la carretera dirección contraria a Aín unos metros para buscar este camino que nos baja hasta el cauce del barranco de Eslida.
Apenas hemos descendido por el camino, este viejo poste nos dirige a la derecha.
El camino transcurre entre campos, muchos de ellos abandonados. Al menos crecen en los borde algunas matas de sampedros que alegran la marcha.
El cauce del barranco de Eslida está completamente seco. Hace falta que llueva.
Ahora nos toca subir hasta el pueblo por un camino cementado.
Un gato nos recibió con unos maullidos lastimeros y el rabo levantado, buscando tal vez compañía y atención.
Éste sin embargo estuvo algo más huidizo.
Y entramos en el precioso Aín. El silencio, la tranquilidad reinante, nos embelesa, nos hechiza.
"La vejez en los pueblos.
El corazón sin dueño.
El amor sin objeto.
La hierba, el polvo, el cuervo.
¿Y la juventud?
En el ataúd."
Miguel Hernández
Cualquier rincón nos seduce.
Otro rincón más que afianza nuestra predilección por Aín como el pueblo más bonito de la sierra de Espadán.
Por supuesto una vez aquí tocaba reponer fuerzas y eso es lo que hicimos en el bar de la plaza.
Tras el almuerzo que se alargó un poco más de lo deseable por un error del camarero, emprendimos de nuevo la marcha. Ahora seguiríamos el antiguo camino de Aín a Veo que coincide íntegramente con el GR-36.
Salimos a la carretera dirección Eslida.
Tras unos doscientos metros por la carretera, la dejamos para coger este sendero a la izquierda que sube hasta los corrales de Aín.
Subimos hacia los corrales, casi todos en ruinas.
Ya hemos alcanzado cierta altura y distancia con respecto a Aín.
Hemos recorrido tantas veces este camino en una dirección o en otra y seguimos disfrutando igual de él. Cualquier detalle nos entretiene, como este olivo centenario, obra de arte natural al aire libre.
"Los olivos grises,
los caminos blancos.
El sol ha sorbido
la color del campo;
y hasta tu recuerdo
me lo va secando
este alma de polvo
de los días malos."
Antonio Machado
"Nadie envidiará tus galas
ni tu existencia dichosa,
pero yo sé, mariposa,
que alguien envidia tus alas..."
Vicenta Castro Cambón
Otro precioso olivo, este más solitario, nos hace detener.
En mis pagos hay un árbol,
que del olvido se llama,
al que van a despenarse, vidalita,
los moribundos del alma.
Fernán Silva Valdés
"Como la higuera eres.
Como la higuera vieja.
Y paso, y me saludan
silencio y hojas secas."
Miguel Hernández
Llegamos a este cruce señalizado. ¿Será por señales? Seguiremos el GR 36 que se solapa ahora con el GR 333 que nos lleva hasta Veo de nuevo.
Ahora vamos en subida de nuevo hasta el collado de Veo.
En el collado de Veo nuestro camino gira a la izquierda.
Ascendemos de nuevo y el Montí se deja ver.
Viejas piedras que tantas vidas e historias han pisado reciben ahora nuestros pasos, añadiendo nuestra historia a las que ya tienen acumuladas. Nos viene a la memoria este bello poema de León Felipe que ya he citado en otras ocasiones.
"Así es mi vida,
piedra,
como tú. Como tú,
piedra pequeña;
como tú,
piedra ligera;
como tú,
canto que ruedas
por las calzadas
y por las veredas;
como tú,
guijarro humilde de las carreteras;
como tú,
que en días de tormenta
te hundes
en el cieno de la tierra
y luego
centelleas
bajo los cascos
y bajo las ruedas;
como tú, que no has servido
para ser ni piedra
de una lonja,
ni piedra de una audiencia,
ni piedra de un palacio,
ni piedra de una iglesia;
como tú,
piedra aventurera;
como tú,
que tal vez estás hecha
sólo para una honda,
piedra pequeña
y
ligera..."
Ya vemos Veo. Un último esfuerzo nos llevará hasta allí.
Una preciosa margarita silvestre (Bellis perennis) nos ha llamado. Sí, nos ha llamado, la hemos oído sisearnos. Y la hemos escuchado.
¿Te quiere?
¿No te quiere?
¡Dichoso el tiempo de saberlo siempre!
Vicente Aleixandre
Un precioso camino de herradura que nunca nos cansa, nos dejará en Veo de nuevo.
Un bonito camino, donde los huertos son protagonistas.
Uña de gato (sedum sediforme).
Se adapta bien a la sequía ya que almacena agua en sus hojas.
Precioso camino empedrado.
El camino sale a la carretera. Seguiremos hacia la derecha unos cien metros hasta llegar al punto de inicio.
"El alma vuela y vuela
buscándote a lo lejos,
rosa tú, melancólica
rosa de mi recuerdo."
NicolásGuillén
Bonitos rincones también en Veo. Como en todos los pueblos de la Mancomunidad, un panel cerámico nos informa del nombre del municipio.
Último tramo de esta preciosa etapa por la sierra de Espadán.
Y de nuevo el punto de inicio. En veo también el silencio y la tranquilidad se respiran en el ambiente, como en todos los pueblos de esta preciosa sierra. Ellos nos serena el espíritu y nos llena de paz.
“Los
esplendores del verano son un hito en la vida; el año del espíritu no es el de
los almanaques. El otoño que comienza, pasadas las solturas y expansiones del
verano, marca la nueva jornada en nuestro vivir. Otra vez vamos a levantar
hacia la altura este peñasco de los afanes y trabajos que continuamente nos
esforzamos en llevar a la cumbre. ¿Qué guardará para nosotros el invierno?
(Azorín, “El paisaje de España visto por los españoles”)
Exquisita ruta de una zona que tan gratos recuerdos me trae. Y es que el Espadán por donde quiera que camines , no defrauda. A seguir disfrutando. Anotada me queda para hacerla en cuanto se pueda. Un abrazo.
Exquisita ruta de una zona que tan gratos recuerdos me trae. Y es que el Espadán por donde quiera que camines , no defrauda. A seguir disfrutando. Anotada me queda para hacerla en cuanto se pueda. Un abrazo.
ResponderEliminar¡Hola, Emilio! Muy interesante por lo que cuando puedas hacrl, la haremos contigo para disfrutarla otra vez.
EliminarUn abrazo.