Seguidores

viernes, 17 de diciembre de 2021

DE ESLIDA A AÍN (13/11/2021).

 

"La gente es demasiado estúpida. Sólo sueña con lo que ve en la tele.", decía Tánger, la protagonista femenina de la novela de Arturo Pérez Reverte "La carta esférica". Nosotros, como no vemos la tele, soñamos con otras cosas tal vez más sencillas y accesibles. Por eso, vamos a la montaña todas las semanas en busca de nuestros sueños. Esta semana, os cuento un nuevo sueño hecho realidad: otra bonita ruta por el corazón de Espadán. Acompañadme.

Esta semana intentamos cumplir nuestro sueño acudiendo a la Sierra de Espadán, concretamente a Eslida para realizar una ruta clásica desde esta población hasta Aín pasando por el coll de Barres. En este caso añadiríamos la visita al "molí de l'aire", encaramado en una colina cercana a Eslida.


A temprana hora de la mañana, como nos gusta hacer, nos encontrábamos en Eslida, en plena Sierra de Espadán, en el punto de inicio de la ruta: calle Cortes Valencianas. El día comenzaba a nacer un vez más. 
Apenas aparcamos, aparcó otro vehículo y tuvimos la agradable sorpresa de que uno de los ocupantes era José, de Trotasendes Benicalap, junto con otro amigo que se disponían a sendear también por Espadán. Hacía tiempo que no coincidíamos y fue un encuentro muy grato a pesar de que nuestras rutas no coincidían. 


Tras el cambio de impresiones con José y su compañero, comenzamos nuestra ruta, una clásica de Espadán que lleva de Eslida a Aín por el GR-36 y vuelve de Aín por el bonito sendero SL-CV 28.
Caminamos unos metros desde donde aparcamos y subimos por esta escalera.


Las escaleras dan acceso a un camino empedrado que desemboca en...

...la CV-219, que cruzamos ...

...para seguir por este sendero que nos evitará una curva de la carretera.


El sendero transcurre entre campos abandonados. (foto de Rafa Lafuente)


El otoñó está ya dando sus últimos coletazos y estas hojas nos hablan de ese cercano final.

"Hoja que apenas se mueve
ya se siente desprendida:
voy a seguirte queriendo
todo el día."

                       Jaime Sabines

De nuevo cruzamos la carretera para buscar la subida al cementerio. Desde aquí empezamos el tramo de GR-36 que nos llevará hasta Aín.


Pero antes de seguir por el GR, haremos una visita al molino del Aire, para después volver al camino.


Un tortuoso sendero nos llevará hasta allí.


El sendero asciende por una loma y nos permite ver Eslida a cierta altura.


El sendero asciende rápidamente a la colina.


En la subida, encontramos este pequeño topillo muerto.


Y ya lo tenemos a la vista.


Y llegamos hasta el molino y nos entretenemos en leer su historia. Está parcialmente reconstruido.


Nos hacemos aquí la foto de dúo: Rafa Lafuente (der.) y servidor (izq.).


Y echamos un vistazo al interior.


Tras la visita al molino, echamos un vistazo a restos de trincheras de la guerra civil que hay en los alrededores.


Ahora queremos volver al GR que dejamos  para subir hasta el molino. Avanzamos por las trincheras de manera algo irregular buscando bajar a la pista. Es el único tramo algo complicado de seguir el camino.


Salimos a un campo de olivos que bordeamos por la derecha y encontramos un claro sendero que nos devuelve a la pista.


Aquí enlazamos de nuevo con el GR-36 que transcurre por el camí de l'Oret.


Ahora seguimos por la pista paralela al barranco y que abandonaremos algo más adelante para introducirnos en el lecho del mismo.


Nos sorprende, en el reino del alcornoque, ver este ciprés.

"Encogida a ratos y a saltos después
sangraron mi vida y a sangre maté.
Sé que, ya paloma, pesado ciprés,
o mata florida, lloré y más lloré."

                           Alfonsina Storni
   

Caminamos en silencio, escuchando algún leve canto de los pajarillos y pensando, siempre pensando...y la reflexión muchas veces te lleva a la conclusión de que "la vida es un tránsito; el mundo es una sala de espectáculos; el hombre entra en ella, mira y sale.” (Demócrates)


Frente al verde de las especies perennes, destacan las amarillentas hojas de algún árbol de hoja caduca.


Paralelos al barranco, vemos el cauce en el que los cantos rodados muestran el efecto  poderoso del agua cuando pasa por aquí.


Pasamos junto al corral de l'Oret, donde vemos la marca del GR.


Aproximadamente a los dos kilómetros y medio del inicio, dejamos el camino paralelo al barranco para meternos de lleno en él.


La exuberancia es extraordinaria. Estos helechos son una buena muestra de ello.


Vemos algún punto de agua estancada en el barranco.


Y, por supuesto, preciosos ejemplares de alcornoques que son el alma de esta preciosa sierra.


El musgo es otro ejemplo de la humedad del barranco y de la pureza del aire.


LLegamos a un primer collado, que seguimos a la izquierda.


Pero caminamos muy pocos metros por la pista.


Cogemos enseguida un sendero que nos llevará al coll de Barres.


El sendero se empina a base de bien y nos pondrá a prueba. 


La altura nos permite esta bonita vista hacia atrás.


Y llegamos al coll de Barres. Se trata de una encrucijada que nos llevaría a la izquierda hasta el puntal del Aljub por el PR-CV 352 o, como hacemos en nuestro caso, hasta Aín por la derecha siguiendo el GR-36.


Unos metros de pista...


...para dejarla enseguida a la izquierda por una senda que acorta en mucho el recorrido por la pista, aunque nos devolverá a ella enseguida.


El zigzagueante sendero nos pasa a la otra vertiente.


La vista sobre el corazón de la sierra es espectacular, con la Peña Pastor y el Gurugú o Finestra y el pico Espadán de telón de fondo.


El sendero baja de nuevo a la pista que seguimos dirección a Aín.


El decadente otoño se nos sigue mostrando en algún chopo.

"Sé bien que soy tronco
del árbol de lo eterno.
Sé bien que las estrellas
con mi sangre alimento.
Que son pájaros míos
todos los claros sueños…
Sé bien que cuando el hacha
de la muerte me tale,
se vendrá abajo el firmamento."

                    Juan Ramón Jiménez


Junto al camino, pasamos junto a la fuente de los Noguerales.


Nos entretenemos con esta flor de diente de león que parece que desafíe a las estaciones.


Seguimos por la amplia pista, disfrutando del silencio y del buen día que nos hace.


La flecha nos indica el camino a seguir.


Y algún ejemplar de alcornoque nos sale al paso.


Y más otoño destacando en el verde predominante.


Y más preciosos y descarnados alcornoques adornan nuestro plácido camino.


Enfilamos el último tramo hacia Aín por un camino a la umbría que marcha paralelo al barranco de la Caridad.

Encaramado en un otero, vemos los restos de la enhiesta torre del castillo de Benalí. 

"Mi alma es una princesa en su torre metida,
con cinco ventanitas para mirar la vida.
Es una triste diosa que el cuerpo aprisionó."
 
                                                  Amado Nervo

Pasamos junto a la fuente de la Caridad, que se encuentra totalmente rodeada de rejas que impiden acceder a ella, dado que es la fuente que abastece al pueblo.


Paraje de la fuente de la Caridad.


Seguimos por el bonito camino que nos lleva hasta Aín. 


El agua es protagonista en este tramo.


El agua que fluía por el barranco de la Caridad era aprovechada por varios molinos, alguno de ellos desaparecido. Pero éste es uno de los que aún se conservan. Se trata del molino de Arriba (Molí de Dalt) o molino de Guinza. Ahora es propiedad privada.


Seguimos el camino y lo dejamos por este sendero a la izquierda que nos mete de lleno en el barranco.

Otro bonito tramos que se camina plácidamente.


Cerca del Arquet, el otoño nos muestra algunas luces.


Precioso colorido.


Y éste es el molino del Arco o del Arquet, o de los Blancos, de propiedad privada y en perfecto estado de conservación.

Pasamos por debajo del Arquet, que forma parte de una antigua acequia de aguas de riego. (foto de Rafa Lafuente)


Y de nuevo en el camino con Aín a un tiro de piedra.


Precioso contraste de ese intenso color rojo del cotoneaster.

"Por fuera luz de plata,
por dentro fuego rojo,
como los cuerpos mundos
del eterno tesoro."

          Juan Ramón Jiménez


Bonitos tonos otoñales rodean a Aín.

“Es el otoño. Las arboledas se tiñen de un amarillo pálido; luego, el amarillo es más intenso; luego, el matiz es de oro viejo.” (Azorín. “Pasos quedos”)


Antes de llegar a la población nos desviamos unos escasos metros para subir a la ermita del Cristo, enclavada en este bonito calvario a ambos lados de una hilera de cipreses.


Y entramos en Aín.


Ahora pasearemos por sus pulcras y silenciosas callejuelas, inundadas de blanco y azul.


Aín es un precioso pueblo de la sierra de Espadan, tal vez el más bonito, aunque eso es una apreciación muy subjetiva. Pasear por sus calles es una delicia.


Uno de los alicientes de esta ruta es la posibilidad de almorzar a mitad de camino en Aín, que de vez en cuando no viene mal. Eso es lo que hicimos. 


Y un buen almuerzo ha de tener un buen final.


Y tras disfrutar del almuerzo, emprendemos la vuelta a Eslida.
Callejeamos de nuevo por este delicioso pueblo que no nos cansa nunca.


Y disfrutamos de su silencio...


...de su limpieza...


...de sus rincones...


Pasamos junto a su bonito lavadero, ahora ya sin el bullicio de las lavanderas de antaño que a la par que lavaban la ropa, aireaban también algún trapo sucio.


Bajamos en busca de la fuente de San Ambrosio.


Un bonito camino nos lleva al paraje.


En el paraje hay una bonita zona de picnic: la encontramos alfombrada de hojas y en silencio.


Nos acercamos a la fuente y aprovechamos para hacernos una foto e inmortalizar el momento.

<
Paisaje típicamente de otoño.


Tras la visita a la fuente volvemos sobre nuestros pasos y tomamos un camino que forma parte de un sendero local que recorreremos parcialmente: el SL-CV 28


El sendero va ascendiendo poco a poco y nos aleja de Aín: ¡Hasta pronto!


Y nos vamos familiarizando con los alcornoques que nos van a acompañar durante un buen tramo.


Bonita imagen de Aín.


Seguiremos esta pista que se convertirá en sendero.


Estampa típica de Aín con la peña Pastor detrás.


El sendero nos llevará por un precioso bosque de alcornoques, un paisaje típico de Espadán.


Un sendero que no tiene desperdicio: Espadán en estado puro.


Preciosas matas de helechos pueblan las zonas más húmedas y sombrías.


Los líquenes y el musgo también forman parte de este bosque encantado.


Es un privilegio poder caminar por lugares así.


Encontramos magníficos ejemplares que hacen que nos detengamos admirados.


Y esa admiración nos lleva a dejarnos fotografiar al lado de algunos de esos ejemplares. (foto de Rafa Lafuente).


Bajamos a una vaguada y seguimos de frente. Y volvemos a subir hasta alcanzar un collado.


Éste es el collado que seguiremos por la izquierda.


Como todas las bajadas en las sendas de Espadán, la pendiente y la piedra suelta nos hace tomar precauciones. La belleza del bosque no debe hacernos bajar la guardia.


El sendero desemboca en una pista. Antes de llegar a Eslida, visitaremos alguna de sus fuentes.


La primera de estas fuentes es la de San José.

¡Verdes jardinillos,
claras plazoletas,
fuente verdinosa
donde el agua sueña,
donde el agua muda
resbala en la piedra!...

                  Antonio Machado

Y vemos que es aprovechada para consumo.


Junto a la fuente de San José hay un área recreativa. Estaba bastante concurrida aunque no se aprecie en la foto.


Desde la fuente de San José, seguimos por el interior del barranco de Eslida.


Como todo barranco, éste tiene bonitos rincones.


Este rudimentario acueducto cruza el cauce del barranco.


Hay tramos donde las cañas generan curiosas formas.


Y algún tramo más cerrado.


Seguimos por la senda que va a dar a la pista de la Font de les Fosques, con alguna subida por algún ribazo.


Pasamos junto a esta fuente sin agua. Desconozco su nombre.


Y salimos a la pista, donde vemos nuevamente algún ejemplar de alcornoque.


Entre el ramaje de los árboles vemos Eslida.


Y llegamos a la fuente de les Fosques, atestada de público cargando agua.
La Fuente de "Les Fosques" es la de más prestigio de Eslida, con aguas mineromedicinales bajas en sales minerales y diuréticas, recomendada para afecciones renales. En el momento de llegar, había gente cargando garrafas.

Seguimos ahora por la pista hasta dar con la carretera a Aín.


Desde la carretera vemos el "Arc de l'Horta Nova".


Y emprendemos los últimos metros de la ruta entrando en Eslida.


Y apenas entramos en Eslida, giramos a la derecha a la calle Cortes Valencianas desde donde empezamos la ruta a primera hora de la mañana.

Y aquí ponemos punto y final a otra bonita ruta en el seno de esta preciosa y mágica sierra que nunca nos defrauda: la sierra de Espadán.

La ruta en el mapa.



La ruta en Wikiloc.


Powered by Wikiloc

Película.


4 comentarios:

  1. Hola Emilio: Bella ruta mostrando toda la hermosura de esta encantadora sierra, con sus paisajes, poblados de alcornoques, helechos, musgo... Cuántos genuinos rincones!, cuántas frescas fuentes! Si hasta en las fotos me parece oir el rumor de sus aguas, oler el aroma de sus plantas, respirar la frescura de la mañana... Y es que el Espadán nos tiene enamorados de forma incondicional. Anotada queda para un futuro. Un abrazo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. ¡Hola, Emilio! Seguro que sientes todo eso que dices porque hemos venido a Espadán muchas veces y conocemos perfectamente las sensaciones, como pasó en este caso. Se te echó de menos, por supuesto. Y si es preciso repetir otro día para que la hagas, repetimos. Un abrazo.

      Eliminar
  2. Hola Emilio.

    No podría estar más de acuerdo con Tánger... ya no es que la gente sueñe con lo que sale en la tele, sino que ya habla como los que salen en ella, y mucho peor, se comportan como ciertos especímenes (tertulianos de fútbol/prensa rosa/política, famosos de medio pelo, influencers, políticos, y un largo etcétera) que aparecen en la pantalla.
    Y también estoy muy de acuerdo contigo en tu afirmación sobre que Aín es el pueblo más bonito de toda la Serra d'Espadà, y más bonito todavía si se llega a él andando, y realizando un recorrido tan bonito, y que reúne la esencia espadánica, como el que hicisteis vosotros. Y ya no mencionaremos el almuerzo, casi obligatorio diría yo, en el bar de su plaza ;-)
    Del regreso a Eslida ese bosquecillo de alcornoques de la umbría del Batalla (lo recorrí este sábado pasado) es una maravilla.

    Un abrazo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. ¡Hola, Dani! Como acabo de decirle a Emilio Romero, tú conoces a la perfección la sierra de Espadán y entiendes perfectamente las sensaciones que nos produce caminar por este marco privilegiado de esta bonita tierra. Desgraciadamente, como dije al empezar la entrada, la gente ve demasiada televisión y redes sociales en general y se pierde estos momentos de felicidad y gloria que supone hacer rutas por la montaña sea donde sea, y si es en Espadán, mucho mejor.
      Un abrazo.

      Eliminar