Esta cuarta etapa tiene un recorrido de unos veintidós kilómetros y la única dificultad del día es la subida hasta el collado de Basibé o de Castanesa de 2272 m. Después, es un largo descenso por el valle que forma el barranco de Basibé hasta llegar a un refugio de pastores al fondo del valle del que sale una pista que nos llevará hasta Castanesa sin dejarla. El perfil de la ruta es pues un triángulo muy parecido a los de la primera y segunda etapa, aunque de menor desnivel positivo. El color verde será el imperante durante todo el recorrido, así como la práctica ausencia de árboles durante gran parte de él, que hace que si el sol aprieta pasemos bastante calor.
Nos disponíamos a realizar esta cuarta etapa que iba a resultar relativamente sencilla. Hicimos bien en no pernoctar en Benasque y hacerlo en Cerler , con lo que nos ahorramos tres kilómetros en fuerte subida en el inicio de la jornada. Ahora llanearíamos, más o menos, hasta la estación de esquí de Cerler para desde allí, por una pista paralela al telesilla y con bastante pendiente, subir hasta el collado de Basibé, máxima altura de la ruta.
Desde nuestra ventana comprobamos que se presentaba un día espléndido.
En la misma puerta del hotel, antes de partir, la inevitable y recurrente foto de grupo.
En la misma puerta del hotel, antes de partir, la inevitable y recurrente foto de grupo.
Buscamos la parte alta del pueblo a la que accederemos por este camino que veis a la derecha marcado por ese poste.
Seguimos la senda que avanza elevada sobre el barranco y observamos frente a nosotros vemos el edificio del Refugio Militar de Cerler. Al fondo, el pico Cerler que será un referente en este primer tramo de ruta.
Pero aquí dejamos el PR que lleva hasta las tres cascadas (cascadas del Bom) y nos desviamos a la derecha para seguir ahora por camino sin marcas.
Salimos a la carretera A-2617 que va a la estación de esquí y la cruzamos para ir hacia la derecha y seguir el curso del Ampriu. Desde aquí, podemos andar por la izquierda del río junto a la orilla o por la parte alta del mismo.
Pero nosotros seguimos nuestro camino hacia la estación de Ampriu, por un camino que cada vez es más ancho.
En un momento del recorrido pasamos junto a estas paredes en las que se encuentran zonas de escalada: la torre de Marfil.
Los telesillas, que también funcionan en verano aunque a menor escala que en invierno, evidencian que ya estamos muy cerca.
Aquí aprovechamos para parar a almorzar.
Cruzamos la estación y buscamos el edificio del telesilla de la estación.
Salimos a este amplio camino que giramos a la izquierda.
Poco después, el camino se estrecha y cogemos aquí el de la derecha que nos va a llevar hasta el collado de Basibé.
Cruzamos la estación y buscamos el edificio del telesilla de la estación.
Salimos a este amplio camino que giramos a la izquierda.
Poco después, el camino se estrecha y cogemos aquí el de la derecha que nos va a llevar hasta el collado de Basibé.
Al fondo, el Cerler del que nos despedimos.
El camino asciende con tramos de mayor desnivel y tramos algo más llanos.
El camino asciende con tramos de mayor desnivel y tramos algo más llanos.
Y tras un esforzado ascenso, dejamos la pista que sube al edificio del telesilla y buscamos el collado, que vemos marcado con este poste.
Ahora emprenderemos un camino evidente, pero con pocas marcas, que transcurre por el lado derecho del barranco de Basibé, antiguo camino que unía Benasque con Castanesa.
Durante el descenso por este valle, encontraremos algunos hitos, algunas estacas, algunos puntos azules... que nos ayudarán a seguir la ruta.
En todo el valle, ocupado por una extensa y verde pradera, campan a sus anchas numerosos rodales de vacas pastando libremente a su aire y sin inmutarse apenas de nuestra presencia.
La cabaña que vemos al fondo ha sido nuestra referencia desde bien arriba. Ha servido para seguir nuestros pasos hacia él.
La cabaña es un refugio de pastores, típica de estos valles donde se instalan en un punto del valle al que se puede acceder por pista y desde donde los pastores pueden controlar el ganado que pasta en sus laderas.
En este caso, un pastor estaba preparándose un almuerzo que olía muy bien. Le saludamos y seguimos nuestro camino.
Ahora, por pista, seguimos nuestro camino sin pérdida. En algún punto podemos atajar por las zonas de prados evitando así algunas curvas que hace la pista.
En este tramo encontramos numerosas "bordas", empleadas para guardar el ganado. En esta época del año es normal verlas con actividad dado que el ganado se sube a estos valle para pasar el verano en estas praderas.
En la foto, las bordas de Llana de Obarra.
Una animada charla ameniza el camino, que en ningún momento nos defrauda a pesar de que transitamos una pista. El paisaje que nos rodea nos hace disfrutar de lo lindo.
Una animada charla ameniza el camino, que en ningún momento nos defrauda a pesar de que transitamos una pista. El paisaje que nos rodea nos hace disfrutar de lo lindo.
Bonito rincón que nos incitará a comer aquí y aprovechar sus frías aguas para refrescar nuestros pies, recalentados por el fuerte calor del día y la nula sombra del recorrido.
El descanso que proporciona esta fría agua es fabuloso. Te quedan los pies como nuevos. Vale la pena parar un rato y aprovechar la corriente para recuperar nuestros pies.
Una fuente de fría agua en la entrada del pueblo nos alivia del fuerte calor que hace a esta hora de la tarde.
Y ahora nos queda el último esfuerzo que, como en las etapas del Tour de montaña, terminan en alto y aunque el tramo que nos queda no es muy largo, apenas dos kilómetros, la hora, el calor y la pendiente la convierten en un pequeño suplicio.
Castanesa dos kilómetros.
La carretera tira hacia arriba y demanda un esfuerzo extra a nuestras piernas tras algo más de ocho horas de camino.
Antes de llegar a Castanesa, en una curva de la carretera, un banco de madera nos permite disfrutar de esta preciosa vista sobre este valle.
Este es el banco. Vale la pena sentarse un instante para contemplar las excelentes vistas que desde aquí se disfrutan.
Tras una buena ducha, y una corta aunque reconfortante siesta en mi caso, toca relajarnos y disfrutar del tranquilo jardín de Ca de Graus con unas buenas cervecitas.
Una excelente cena puso fin a una larga jornada que nos llevó por bellos valles pirenaicos hasta esta tranquila población oscense de Castanesa.
Un profundo sueño dará paso a una nueva y esperada jornada que nos acercará hasta la localidad de Aneto. Ya os lo cuento en la siguiente etapa.
La ruta en el mapa.
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La ruta en wikiloc.
¡Hola Emilio!
ResponderEliminarMuy bonita ruta recorriendo preciosas praderas.
Es una gozada ver tal cantidad de agua por todas partes y todo tan verde.
Ahora nos toca esperar a la semana que viene para ver la siguiente crónica de la travesía.
Un abrazo.
¡Hola, David! Muy bonita etapa. Preciosos valles y profundos y el verde como color predominante y una bonita senda de acceso a Aneto como colofón final. Muy bonita.
EliminarUn abrazo.
Hola Emilio
ResponderEliminarDe todos estos sitios todo nos gusta, es dificil que algo no te entre por lo ojos, cada cosa y cada rincón tiene algo mágico que atrae, aunque yo creo que lo mejor casi que es lo vivido en el día y lo que compartes con tus colegas...
Durante una caminata de esas y viendo riachuelos como esos, es casi que obligatorio parar a respirar y darle un ragalo a los pies jajaja.
Un abrazo
Jose
TROTASENDES BENICALAP
¡Hola, Jose! Desde luego, aquí todo te sorprende. Una naturaleza en estado casi puro te rodea por todas partes. La sensación es maravillosa. Otra cosa que hace de estos recorridos algo grande es , como comentas, las vivencias con los colegas. Es un plus que refuerza la belleza natural que tanto nos atrae.En cuanto a los baños de agua fría, te diré que si los pies pudieran hablar por sí mismos, nos darían las gracias.
EliminarUn abrazo.
Belleza natural, rutas en algunos momentos durillas, pero sólo hace falta mirar nuestras caras de satisfacción para percatarse que el esfuerzo valió la pena.
ResponderEliminarUn abrazo
¡Hola, Emilio! Ahora ya no nos acordamos de la dureza de las etapas. Sólo nos queda el buen sabor de la belleza vista y los grandes momentos que disfrutamos juntos. Al final, lo bueno es lo que recordamos. Y esta travesía la recordaremos toda la vida.
EliminarUn abrazo.
Hola Emilio...
ResponderEliminarUna cuarta etapa,''muy verde''.La verdad es que la falta de arbolado,no ha desmerecido a esos espectaculares paisajes que ibais viendo,o el placer de caminar por esos prados,con esa tranquilidad,solo rota por las vacas,que suelen ''campar'' a sus anchas...jejeje
Desde luego que poner los pies a remojo,en una ruta como esta,es una bendición seguro...jejeje.
Otra gran etapa,con merecido descanso en Castanesa,por cierto muy buena pinta esa cena...
Un abrazo.
¡Hola, Juane! El verde en todas sus tonalidades fue el color de la etapa y para nada echamos de menos los árboles. Si el calor hubiera apretado más sería otro cosa. Pero en general, otra preciosa ruta al bolsillo. Y los pies agradecidos de esos remojones que los dejaban como nuevos. La cena exquisita y casera, el dueño es un gran cocinero.
EliminarUn abrazo.
Hola, primero de todo increíble reportaje. Los paisajes preciosos y las fotografías más aún. Te lanzo mi pregunta, ¿sabes si el refugio de pastores por el que pasasteis está abierto todo el año? Me refiero si es de acceso libre sólo es para los ganaderos. Gracias.
ResponderEliminar¡Hola, Salva! Gracias por tus palabras. Me alegra mucho saber que te ha gustado el reportaje. En cuanto a tu pregunta, me temo que el refugio es de uso exclusivo de los pastores de la zona que lo utilizan para controlar el ganado que tienen en la montaña.
EliminarUn saludo.