Nos enfrentábamos a la última y más emblemática etapa, en mi opinión, de este bonito Tour del Aneto con un sentimiento agridulce. Por un lado, suponía la culminación de una aventura iniciada hacía seis días y eso nos hacía felices. Por otra parte, representaba el final de una maravillosa experiencia que nunca olvidaríamos y que ya se terminaba. Pero emprendimos la etapa con mucho ánimo e ilusión conscientes de que todo en esta vida tiene un principio y un final y esta aventura no iba a ser menos. A rey muerto, rey puesto. Ya tendríamos ocasión de volver más adelante a estas montañas tan especiales y maravillosas que son los Pirineos.
Recorreríamos primero un tramo del valle de Barrabés, paralelos al Noguera Ribagorzana, hasta el embalse de Baserca y a través del bosque de Conangles hasta el refugio del mismo nombre para, desde aquí, dirigirnos hacia el Espitau de Vielha y desde allí , por el ancestral Camino Natural del Puerto de Viella, llegar hasta el collado del mismo nombre y desde éste, en bajada contínua, llegar hasta Viella y cerrar así el círculo en torno al gigante del Pirineo: el Aneto.
Etapa larga y con buen desnivel tanto positivo como negativo y de la que ya conocíamos el tramo desde Conangles hasta Viella que habíamos realizado en la travesía del Setau Sageth. A ese tramo deberíamos sumarle nueve kilómetros desde Aneto hasta el refugio lo que hacía que la distancia subiera a algo más de veinticuatro kilómetros.
Aquí posamos cuatro componentes ya que Ricardo, por problemas físicos, decidió no forzar en esta última etapa.
Y seguimos la carretera que lleva hasta la Nacional 230.
Atravesaremos este puente sobre el Noguera Ribagorzana y nos desviaremos hacia la izquierda, dejando Senet a nuestra derecha.
Al cruzar el puente, cambiamos de provincia y Comunidad Autónoma.
Pasamos de Huesca a Lérida y de Aragón a Cataluña.
Pasamos de Huesca a Lérida y de Aragón a Cataluña.
En algún punto, pequeñas cascadas procedentes del deshielo que bajan de los barrancos, aportan sus frías aguas al caudal del Noguera.
Nos encontramos a nivel de río y hemos de subir hasta el nivel superior del embalse.
Para ello, dejamos el camino que llevamos y subimos por este otro que nos llevaría hasta el dique del embalse.
Pero tras una buena rampa y una cerrada curva a la izquierda, nos desviaremos por este otro camino que nos llevará hasta una senda que bordea el embalse.
La foto lo dice todo. Hemos alcanzado una buena altura.
Mientras tanto y tras este esfuerzo inicial, vamos disfrutando de las maravillas que esta cordillera nos brinda.
Aunque no todo es naturaleza pura y dura. También nos podemos topar con antenas de telefonía como éstas. Menos mal que no es lo habitual.
Queda un largo camino por delante. Llevamos una buena marcha y eso nos permite detenernos muchas veces para disfrutar de estos paisajes maravillosos.
Hemos llevado una buena marcha. En escasas dos horas hemos recorrido los nueve kilómetros que separan Aneto del refugio.
Pero no pasamos por Conangles. Lo dejamos a nuestra izquierda, en este bello enclave y proseguimos nuestro camino.
Pero no pasamos por Conangles. Lo dejamos a nuestra izquierda, en este bello enclave y proseguimos nuestro camino.
Preciosa estampa.
No nos cansamos de mirar hacia todas partes intentando abarcar tanta belleza.
Cruzamos este puente sobre el arroyo del barranco de Espitau...
...y encontramos este poste que nos manda hacia la derecha.
Como digo, nosotros recorreremos el Camino Natural del Puerto de Viella, que era el camino natural utilizado para el paso desde el Valle de Arán a La Ribagorza. Este camino nos lleva a pasar primero por el Espitau de Vielha.
Junto al poste, este panel nos da una amplia información sobre este camino natural y su importancia estratégica en la guerra civil y segunda guerra mundial.
Seguimos por un cómodo camino que nos ofrece estas excelentes vistas sobre el valle de Molières.
Y junto a esta gran roca, dejaremos el camino para seguir en contínuo y duro ascenso hasta el Puerto de Viella.
Y junto a esta gran roca, dejaremos el camino para seguir en contínuo y duro ascenso hasta el Puerto de Viella.
Seguiremos las marcas del GR-511-5 que nos guiarán en este ancestral camino.
El ascenso es contínuo. Las piernas se resienten. Son seis días de travesía y los músculos están cansados. Pero paramos a tomar aire, miramos a nuestro alrededor y se nos pasa el cansancio. O al menos lo olvidamos.
El ascenso es contínuo. Las piernas se resienten. Son seis días de travesía y los músculos están cansados. Pero paramos a tomar aire, miramos a nuestro alrededor y se nos pasa el cansancio. O al menos lo olvidamos.
Llegamos a un llano en el que se suaviza la subida. Encontramos estos túneles, posibles refugios de la guerra civil.
Poco más adelante encontramos este otro búnker, vestigio de la ominosa guerra que sufrimos.
Un último tirón nos llevará hasta coronar el collado. Ahora avanzamos por una zona con grandes bloques de piedra.
La altura por la que discurrimos nos permite esta preciosa vista del valle de Barrabés con el embalse de Baserca por el que anduvimos horas atrás.
Se trata del punto más alto de esta última etapa.
Tras el poste, el Tuc del Port de Viella. Desde aquí, se recomienda el ascenso al Tuc dadas las excelentes vistas que se pueden contemplar desde su cima. Pero las nubes hoy no nos dejarían tener buenas vistas. Además, nuestros pies y piernas no están en óptimas condiciones. Otra vez será.
Este es el collado del Puerto de Viella. Un pequeño inconveniente nos espera. La nubes cubren el valle al otro lado y nos va a impedir disfrutar de las vistas como nos hubiera gustado.
Tras el poste, el Tuc del Port de Viella. Desde aquí, se recomienda el ascenso al Tuc dadas las excelentes vistas que se pueden contemplar desde su cima. Pero las nubes hoy no nos dejarían tener buenas vistas. Además, nuestros pies y piernas no están en óptimas condiciones. Otra vez será.
Este es el collado del Puerto de Viella. Un pequeño inconveniente nos espera. La nubes cubren el valle al otro lado y nos va a impedir disfrutar de las vistas como nos hubiera gustado.
Aunque detrás de nosotros, el panorama es impresionante. El macizo de las Maladetas se muestra imponente.
A nuestra izquierda vemos la cima del tuc de Montanèro.
Y nuevo vistazo atrás sobre el Aneto, el protagonista de esta travesía.
Tras el almuerzo, nos toca seguir camino.
Tras el almuerzo, nos toca seguir camino.
Observamos cómo se ha reducido este nevero residual con respecto al que vimos cuatro años atrás.
El mismo nevero hace cuatro años. La regresión es palpable.
Seguimos descendiendo vertiginosamente por la incómoda pedrera, intentando llegar lo más rápidamente posible hasta la zona de pradería.
El mismo nevero hace cuatro años. La regresión es palpable.
Seguimos descendiendo vertiginosamente por la incómoda pedrera, intentando llegar lo más rápidamente posible hasta la zona de pradería.
La diferencia de día también es clara.
Parecía que a medida que descendiéramos, tendríamos mejor visión. Las nubes parecían ir quedándose arriba. Gracia a eso podemos ver el lago Hònt Hereda.
Parecía que a medida que descendiéramos, tendríamos mejor visión. Las nubes parecían ir quedándose arriba. Gracia a eso podemos ver el lago Hònt Hereda.
El sendero desciende sin descanso. Buscamos visualmente el puente de madera que más abajo cruza el río Hònt Hereda. Ese es nuestro referente.
Y aquí lo tenemos ya, tras el descenso sinuoso en el que encontramos nos pocos excrementos de vacas que dan una idea de quiénes disfrutan más de estos parajes.
Aprovechamos este punto para comer y refrescar nuestros cansados y escaldados pies en las frías aguas del río, como hicimos en etapas anteriores.
La bordeamos por la izquierda y continuamos por un precioso camino flanqueado por abetos.
Fijaos qué maravilla.
Fijaos qué maravilla.
El bonito camino nos lleva hasta este mirador sobre la salida norte del túnel y el valle del río Nere.
Posamos para la cámara ya tranquilos, sabedores de que lo que nos queda es un paseo triunfal hasta Viella.
Eso sí, disfrutando al máximo de sendas espectaculares.
Salimos a esta pista que seguiremos hacia la derecha. Cruzaremos eth Pontauet y seguiremos ya sin desviarnos, hasta Viella.
Es camino amplio, llano, pero no exento de belleza.
Esta fuente abrevadero nos viene muy bien para refrescarnos y beber (muy fresca agua) para hacer más llevaderos estos últimos kilómetros.
Caminamos acompañados a nuestra izquierda por el caudal y el sonido del río Nere que, saltando entre rocas, se dirige como nosotros hacia Viella, donde tributará sus aguas al Garona.
Y aquí, a la entrada de la villa, termina (o empieza, según se mire) oficialmente el Camino Natural del Puerto de Viella.
Entramos por las primeras calles de Viella en las que las casas flanquean el río Nere, como saludándolo y, a la vez, despidiéndolo sabedoras de que su final está próximo.
Cruzamos este artístico puente sobre el río.
Cruzamos este artístico puente sobre el río.
Y entramos por la Calle Mayor. Pasamos junto al museo del Valle de Arán, situado en el edificio que veis en la foto.
¡Fin de la travesía!
Ahora sólo queda desplazarnos unos metros hasta el hotel que nos acogerá esta última noche en Viella.
Y, como no podía ser de otra manera, la foto de grupo de final de travesía.
Y aquí nuestra habitación que nos augura un buen descanso.
Y aquí nuestra habitación que nos augura un buen descanso.
Tras la ducha, paseo de recreo por la ciudad mostrando con orgullo nuestro trofeo: la camiseta oficial de la travesía.
Una excelente y amena cena puso fin a estos seis días en los que no pudimos disfrutar más. Cierto es que también "sufrimos" un poco, pero de eso ya no nos acordábamos. Únicamente, en nuestras mentes, en nuestras retinas, en nuestro recuerdo... reteníamos tantos y tantos lugares y momentos que acabábamos de vivir y disfrutar sabedores que ésta había sido una experiencia que jamás olvidaríamos.
¡Hasta la próxima!
Entradas relacionadas.
La ruta en el mapa.
La ruta en Wikiloc.
Película de la 6ª etapa.
Emilio, enhorabuena por esa magnífica travesía. Extensiva a todos tus compañeros. Me ha gustado mucho seguirla. Un fuerte abrazo.
ResponderEliminar¡Hola, Luis! ¿Qué tal?. Gracias por tu enhorabuena. Travesía para no olvidar. Pirineos es lo que tiene.
EliminarUn fuerte abrazo.
Estupendas crónicas de una maravillosa travesía. Felicidades al grupo y a seguir con próximos retos pirenaicos. Un abrazo.
ResponderEliminar¡Hola, Paco! Muy contento de verte por aquí. Gracias por tus palabras. Como le dije a Luis, una travesía inolvidable y muy recomendable.
EliminarUn abrazo.
Inolvidable. No me importaría repetirla ahora mismo. ¿Que alguna vez uno se cansa?...¿Quién se acuerda ahora de eso?. Yo desde luego no; el esfuerzo valió la pena, refrendado por unos paisajes de ensueño y una compañía grata. A disfrutarla en el recuerdo y leyendo y releyendo las magníficas crónicas de nuestro literato Emilio Vera. Un abrazo.
ResponderEliminar¡Hola, Emilio! Inolvidable, como bien la calificas. Para repetir, por supuesto. Esfuerzo sí, pero compensa con creces todo lo vivido y visto. Experiencia única e inolvidables.¡A por otra!
ResponderEliminarUn abrazo.
Hola Emilio.
ResponderEliminarEstupendo punto final a una espectacular travesía, enhorabuena por haberla completado y gracias por haber compartido vuestras vivencias con todos nosotros. Difícil expresar ese estado, mezcla entre cansancio y euforia, al llegar de nuevo al punto donde en vuestro caso Vielha y seis días antes, habíais dado comienzo esta aventura, ¿verdad?.
Doy fe de lo bonita que es la subida al Port de Vielha, y de las vistazas que se disfrutan desde allí. La opción del Estanh Redon tampoco hubiese sido mala, pero el terreno es un pelín más complicado, con el machaque que llevabais, buena elección la que tomasteis.
Un abrazo.
¡Hola, Dani! Un grandioso final para una muy bonita travesía que recomiendo encarecidamente. Esa mezcla de alegría y cansancio es un componente inherente a travesías de este tipo y como tal lo asumimos. Preciosa la subida al Port de Vielha, no se cansa uno de subirla una y otra vez. La opción por el Estanh Redon la vimos un poco pesada para cóm estaban nuestras piernas. Otra vez será.
EliminarUn abrazo.
Hola Emilio...
ResponderEliminarAnte todo mi enhorabuena por tan gran y espectacular travesía.
Culminar un recorrido tan impresionante,como bien apuntas,tiene intensas sensaciones.Ese gran esfuerzo para superar cada etapa(..y a medida que pasaban los días,mas) y la satisfacción de ir superando los objetivos marcados,es lo que a la postre queda en el gran recuerdo que os lleváis del Tour del Aneto...
Esta etapa parecía que no ''tiraba'' para arriba al inicio,pero ''Se Empina'' si o si...jajaja.
Gran etapa por descontado y me quedo con esa imagen en el Puerto de Viella,en la que tenéis las Maladetas y el Aneto detrás,digna de fondo de pantalla en el ordenador...jejeje
Un abrazo
¡Hola Juane! Gracias. Hemos disfrutado muchísimo de esta travesía y esta última etapa ha sido el colofón excepcional a estos seis días caminando por el Pirineo. Ruta recomendable cien por cien y gran satisfaccíón la que se experimenta cuando terminas una travesía de estas características.
EliminarUn abrazo.
¡Hola Emilio!
ResponderEliminarPor desgracia todo lo bueno se acaba, pero que mejor forma de despedirse de una semana de alta montaña que con una espectaculares vistas del Macizo de la Maladeta, una auténtica delicia para los sentidos.
Cada vez que veo alguna crónica en la que aparece el Valle de Molieres no puedo evitar recordar mi ascensión al Tuc de Molieres, una subida, que si bien la parte final es muy dura, te recomiendo que remontes el valle hasta su refugio y subas un poco más hasta sus lagos, un ruta que te sorprenderá.
Ahora ya sabes lo que toca, buscar alguna nueva aventura de cara al verano que viene.
Un abrazo.
¡Hola David! Cierto es que todo lo que empieza acaba y bien pensado, es mejor así. Esta travesía acabó,pero seguro que viene otra.Además, esta última etapa es una maravilla y deja un muy buen sabor de boca.Volveremos.
EliminarUn abrazo.