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miércoles, 12 de julio de 2023

EL REBOLLAR: SUBIDA AL MONTOTE (6/7/2023)

“He cruzado muchas veces estas arenas-dijo un camellero cierta noche-.Pero el desierto es tan grande y los horizontes tan lejanos que hacen que uno se sienta pequeño y permanezca en silencio.” (El Alquimista, Claudio Coelho). Cada ruta, cada nuevo lugar que conocemos, nos hace sentir pequeños y permanecer en silencio, a pesar de las arenas que llevamos recorridas. 
En esta ocasión nos vamos a una zona poco conocida, pero que nos muestra una vez más que por más arenas de desierto que hayamos recorrido siempre nos quedan muchas más por recorrer. Nos desplazamos al Rebollar, una de las veinticinco pedanías de Requena para subir a una de las cimas del término: el Montote (965 m.s.n.m.), en la sierra de las Cabrillas.


A primerísima hora de la mañana aparcamos en la C/Don Juan Rebollar para iniciar nuestra ruta de hoy. Nos acompaña un día gris, que nos vendrá bien para evitar demasiada insolación, pero dará una nota triste a la mañana.

“Ya el sol, Platero, empieza a sentir pereza de salir de sus sábanas, y los labradores madrugan más que él. Es verdad que está desnudo y hace fresco.” (“Platero y yo”, Juan Ramón Jiménez)


Posamos para la foto de inicio, de der. a izq, Jaime, Emilio Romero y un servidor.



Aunque no vamos a recorrer el trayecto que vemos en este panel, nos acercamos para echar un vistazo a este "Camino Natural Turia-Cabriel" que pasa por aquí. Tiene buena pinta. Más arenas para recorrer. ¿Veis como nunca acabamos?


Tras la foto de rigor y la lectura del panel informativo, avanzamos por la calle donde aparcamos para salir del pueblo. Frente a nosotros una gran cruz de piedras adorna la ladera de la montaña.


Apenas salimos del Rebollar iniciamos ya una subida con una buena pendiente que hace ponernos las pilas.


El camino se empina y nos sirve para ir calentando motores.
Llegamos a este modesto altar dedicado a la Virgen, no sabemos a cual, tal vez la Virgen del Rosario.


Ahora vemos de cerca la gran cruz de piedra que vimos momentos antes desde abajo.


Metros después, nos encontramos esta curiosa "área de descanso".


El verde paisaje nos recuerda latitudes más septentrionales.

"...delante está el campo, ya verde. Frente al cielo inmenso y puro, de un incendiado añil, mis ojos-¡tan lejos de mis oídos!- se abren notablemente, recibiendo en su calma esa placidez sin nombre, esa serenidad armoniosa y divina que vive en el sin fin del horizonte..." ("Platero y yo",J.R. Jiménez)


La mariposas nos escoltaron durante toda la ruta como buenas anfitrionas. Aquí vemos una lobito de banda blanca (Pyronia bathseba)

"Tras una mariposa,
cual zagalejo simple,
corriendo por el valle
la senda a perder vine."

     Juan Menéndez Valdés

A setecientos metros de camino encontramos un cercado con perros que interrumpía una antigua senda. La sorteamos por la derecha y retomamos el sendero.


El día gris nos libra de la fuerza del sol, pero nos muestra un día húmedo y triste. De todos modos, el paisaje lo disfrutamos igual.


Unas campanillas nos saludaron con un tintineo tan sutil que creo que mis compañeros no lo notaron.

"Ya te enredas del alma en una queja,
ya en la azul campanilla de una reja,
ya de un mantón en el airoso fleco."

                                                                                                                Salvador Rueda



Pasamos junto a la casa del Almendro custodiando un extenso viñedo, aunque sus días de gloria ya pasaron hace tiempo.

"Ahora vamos de nuevo a cantar alma mía;
a cantar sin palabras.
Desnúdate de imágenes y poda extensamente
tus viñas de hojarasca."
 
                           Luis Palés Matos


La viña es cultivo predominante en estas tierras y nos acompañaron en varias zonas del recorrido.

"Dormimos, soñé la tierra
del sur, soñé el valle entero,
el pastal, la viña crespa,
y la gloria de los huertos."

              Gabriela Mistral


Existen muchos nombres populares para llamar a la Scabiosa atropurpurea (escobilla morisca, bella dama, sombreo de viuda, viuda morada...), pero la llamemos como la llamemos, su belleza y el sentimiento que nos inspira es idéntico.


Seguimos por anchos caminos rurales por los que, de no estar el cielo encapotado, pasaríamos calor.


A nuestra izquierda vemos el Montonte, cubierto de nubes que apenas dejan ver las antenas que pueblan su cima.


Con el zoom de la cámara logramos adivinarlas un poco.


Otros tramos de la ruta transcurren por bosque.


Pasamos junto a las ruinas de otro corral. Como a la casa del Almendro, que vimos poco antes, sus mejores tiempos pasaron hace mucho.
Nos encontramos aproximadamente a cinco kilómetros del inicio. Unos cincuenta metros después de pasar las ruinas teníamos que habernos desviado por un camino que salía a nuestra izquierda, pero pasamos de largo. Por este motivo unos trescientos metros después tuvimos que recorrer un corto tramo campo a través de unos cien metros para retomar el buen camino. Son las cosas del directo. Pero todo en esta vida tiene solución, menos la muerte, dice mi madre.


A pesar de los inconvenientes que pueden surgir, nosotros seguimos admirándonos de las maravilla naturales que nos vamos encontrando. Unas veces es el colorido; otras, las perfectas formas; otras, la sencillez...en muchas ocasiones coexisten muchos elementos que hacen que nos fijemos en ellas. Este es el caso de esta preciosa y perfecta flor del cardo.


El cardo corredor (Eryngium campestre) no tiene el mismo encanto, pero los feos también tenemos derecho a ser considerados dentro de nuestras posibilidades.

"En la desnuda tierra del camino
la hora florida brota,
espino solitario,
del valle humilde en la revuelta umbrosa."

                                    Antonio Machado


Otra maravilla natural: las flores de la achicoria amarga (Cichorium intybus)

"Entre las hierbas alguna humilde flor ha nacido,
azul o blanca. ¡Belleza del campo apenas florido,
y mística primavera!"

                                             Antonio Machado


¿Y cómo definir estas preciosas correhuelas: bellas, sencillas, mimosas...? No hace falta definirlas, nos limitaremos a disfrutar visualmente de ellas.


Cuando nos dimos cuenta de nuestro error, nos tocó retomar el sendero que no habíamos cogido y recorrer un corto tramos campo a través...


...hasta retomar el sendero.


“Al aroma de los pinos se mezcla el aroma de las sabinas, del espliego, del romero, del enebro. En este aire sutil y fuerte de los paisajes levantinos y castellanos, los aromas se expanden con toda su libertad, todo el paisaje es aroma, todas las cosas que pasan por el monte, nuestras ropas, nuestros pies, se impregnan de un sentido olor.” (Azorín, “Castilla”)


Como comenté, el revoloteo a nuestro alrededor de las mariposas fue constante. No es fácil de todos modos que se dejen fotografiar, no son amigas de las cámaras. Pero en ocasiones posan para nosotros, lo cual agradecemos.

"¡Mariposa montés y campesina,
mariposa serrana,
nadie ha pintado tu color; tú vives
tu color y tus alas
en el aire, en el sol, sobre el romero,
tan libre, tan salada!"

                        Antonio Machado

Nuestro camino prosigue por bonitas y tupidas sendas que nos dirigen hacia nuestro objetivo.


En un punto del camino lo dejamos para coger un atajo que nos ahorrará una buena cantidad de metros. Desde aquí hasta el Montote recorreremos el tramo que mayor esfuerzo nos supondrá ya que salvaremos un buen desnivel en poco tiempo.


El atajo tiene un buen desnivel lo que nos permite ganar altura enseguida y poder contemplar la plana de Requena, con la población en el centro de la imagen.


El atajo que hemos cogido nos lleva a un tramo ancho por el que pasan postes de luz y que nos llevará directos a la cima del Montote. La pendiente que hemos de salvar nos acelera la respiración.


Requena ampliada con zoom.


Y más florecillas nos salen al paso. Este ramillete de centaurea menor no quiere ser menos que sus congéneres que vimos antes y quiere llamar nuestra atención.

"Recojo con las pestañas
sal del alma y sal del ojo
y flores de telarañas
de mis tristezas recojo."

           Miguel Hernández


Un último esfuerzo nos conducirá a nuestro objetivo.


Y llegamos a la cima que, fruto de los tiempos modernos que corren, lucen estas metálicas antenas que la afean. Es el precio del progreso, imagino.


También encontramos el vértice geodésico que nos dio la impresión de estar algo apartado, como si tuviera cierto complejo de los otros moradores de la cima.


Objetivo alcanzado.


El hambre apretaba. Muchas horas sin tomar nada. Era el momento de detenernos a almorzar.


Mientras almorzamos, observamos lo que nos rodea. Cualquier cosa nos llama la atención.
Por ejemplo, este pequeño saltamontes que se acercó a ver si caía alguna miga.


O esta preciosa jara solitaria, que nos miraba como pidiendo algo que no supimos darle.

“Están los jarales bajos constelados de sus grandes flores vagas, rosas de humo, de gasa, de papel de seda, con las cuatro lágrimas de carmín; y una calina que asfixia, enyesa los pinos chatos.” (“Platero y yo”, Juan Ramón Jiménez)


Tras el almuerzo, retomamos nuestro camino que nos ha de llevar de nuevo al Rebollar. El sol ya ha hecho su aparición y amenaza con pegar fuerte. Nos quedan unos cinco kilómetros que recorreremos por senderos abiertos...


...aunque también tenemos buenos tramos entre bosque.


Mientras caminamos disfrutamos de las vistas. Hacia el norte, reconocemos la cima del Tejo, que visitamos en 2019.

Y un vistazo atrás para despedirnos del Montote y sus feas antenas.


La mariposa saltacercas (Lasiommata megera) fue de las últimas que acompañó nuestro regreso antes de finalizar nuestra ruta.

"Tiene la mariposa cuatro alas;
tú tienes cuatro versos voladores;
ella, al girar, resbala por las flores;
tú por los labios, al girar, resbalas."

                                                                                                                Salvador Rueda



Un bonito tramo de bosque desemboca...


...en un campo de almendros, que bordeamos por la izquierda.


Junto al camino que bordea el campo de almendros un preciosa encina.

"Su corazón repose
bajo una encina casta,
en tierra de tomillos, donde juegan
mariposas doradas..."

                         Antonio Machado


Y frente a nosotros, El Rebollar. Un último esfuerzo y ya tendremos una ruta más.


Antes de entrar en la pedanía la belleza natural de una malva nos hace detener. Junto al camino habrá conocido muchos caminantes que llevarían penas y alegrías de un sitio a otro.

"¡Qué pura, Platero, y qué bella esta flor del camino! Pasan a su lado todos los tropeles- los toros, las cabras, los potros, los hombres-, y ella, tan tierna y tan débil, sigue enhiesta, malva y fina, en su vallado solo, sin contaminarse de impureza alguna."


Entramo en el Rebollar y nos encontramos con la iglesia de Ntra. Sra. del Rosario, patrona del Rebollar.


Y a escasos metros de la iglesia, el punto donde por la mañana aparcamos nuestro coche y donde ponemos punto y final a esta ruta.

En nuestro constante caminar por arenas de desiertos y otros parajes, una nueva ruta nos muestra que aún nos queda mucho más por recorrer. Otra cosa es saber si nuestro tiempo dará para mucho más.

Debemos disfrutar de la montaña siempre de la manera más segura posible para evitar riesgos y accidentes. Para ello es importante que leas estos consejos sobre "Seguridad en la práctica de senderismo y emergencias en montaña"

La ruta en el mapa.


La ruta en Wikiloc


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