“Abrió los ojos
para llenárselos de estrellas.” (Coy en "La
carta esférica" de Arturo Pérez Reverte). Nosotros hacemos las rutas de día y tal vez no podamos ver las estrellas (a veces la luna sí), pero los abrimos para llenárnoslos de luz, belleza, color, naturaleza...
Esta semana fuimos a abrir los ojos, para llenarlos de lo que os he dicho antes, a la agreste comarca del Alto Mijares, tan querida y visitada por nosotros. Concretamente a Toga para repetir una ruta senderista que hicimos allá por marzo de 2015 organizada por la Mancomunidad Espadán-Mijares. Como he dicho tantas veces, ninguna ruta, aunque la repitas, es la misma que hiciste. Y ésta no iba a ser una excepción.
Varias fueron las circunstancias que corroboran lo que acabo de decir. Primera, que la hemos hecho en sentido contrario a 2015; segunda, que en esta ocasión la lluvia no hizo aparición; tercera, que una manada de vacas pacía tranquilamente en medio del sendero y nos hizo entretenernos un buen rato hasta que salvamos el imprevisto (sin torear) y finalmente, que salvamos dos cancelas que nos dieron a entender que estábamos en terreno donde pacían las vacas. Pues todo esto sin contar otros detalles que se nos escaparon en aquella ocasión. En definitiva, adaptando la idea de Heráclito al senderismo, jamás recorrerás el mismo sendero dos veces porque siempre habrá algo nuevo que lo hará diferente.
Como siempre, madrugamos para que el sol nos haga el menor daño posible y a por eso, a primerísima hora estábamos en la silenciosa plaza del Toro de Toga.
Antes de ponernos pies a la obra, nos hicimos la preceptiva foto de inicio: Rafa Lafuente (der.) y servidor.
Callejeamos para ir al paraje de la Fuente Caliente. El silencio nos rodea y nos coarta hablar por no romperlo.
Pasamos junto a la plaza de la Iglesia, dedicada a la Inmaculada Concepción.
Estos jazmines azules que nos alegran la vista con su forma, su color...
"Tú, jazmín dormido...
Estrella descolgada
para mi cielo tan vacío..."
Dulce María Loynaz
Bajamos unas escaleras dirección a la fuente.
"Con la primavera
mis sueños se llenan
de rosas, lo mismo
que las escaleras
orilla del río."
Juan Ramón Jiménez
Este corto pero frondoso paseo de plátanos nos lleva a la Fuente Caliente.
La Fuente Caliente tiene aguas minero-medicinales con propiedades que la hacen indicadas para el tratamiento de la obesidad, gota y enfermedades del estómago. Por eso es normal encontrar a los lugareños llenando garrafas de esta bonita fuente.
"¡Verdes jardinillos,
claras plazoletas,
fuente verdinosa
donde el agua sueña,
donde el agua muda
resbala en la piedra!..."
Antonio Machado
Junto a la fuente, encontramos un coqueto lavadero.
Bajamos ahora a buscar el cauce del Mijares. La presencia cercana es evidente por la exuberante vegetación que bordea el camino.
Cruzamos primero un pequeño arroyo. (Foto de Rafa Lafuente)
Y apenas unos metros después cruzamos por esta pasarela metálica el Mijares. (foto Rafa Lafuente)
Río Mijares.
"Agua, ¿dónde vas?
Riyendo voy por el río
a las orillas del mar."
Federico García Lorca
¿Oís el leve campanilleo? Así nos saludó esta preciosa campanilla.
Caminamos por un tramo empedrado, seña de identidad de los caminos ancestrales que tanto nos gustan
LLegamos al paraje de la Fuente Caliente, donde encontramos un lavadero...
...y una fuente: la Fuente Caliente.
Ya nos hemos alejado un tanto de Toga y la vemos de esta manera.
Salimos a la CV-198 que seguimos hacia la derecha unos doscientos metros.
Abandonamos la carretera por un sendero junto a la carretera por nuestra izquierda.
El sendero irá ascendiendo hasta llevarnos a la loma del Almendrolar.
Las centauras nos recuerdan a titilantes estrellas.
Como dije al principio, estrellas no vemos de día, pero a veces la luna, la vemos. Y hoy es uno de esos días.
"La luna está muy cerca,
quieta en el aire nuestro.
El que yo fui me espera
bajo mis pensamientos."
Jorge Guillén
El sendero tiene bonitos tramos y nos lleva en ascenso con mayor desnivel a cada paso.
Hemos alcanzado altura suficiente para poder ver esta bonita imagen de Espadilla con la imponente Peña Saganta.
Caminamos por un tramo del SL-CV 56 denominada la senda de la herradura porque en una roca junto al camino, podemos encontrar la huella de una herradura que una leyenda atribuye al caballo de Santiago.
En esta foto de 2015 tal vez se aprecie mejor.
Seguimos ascendiendo por el sendero.
Llegamos al cruce con un camino asfaltado que seguiremos a la izquierda un km aproximadamente. Aquí encontramos una paleta del SL-CV 56 del que no encontramos más señales.
Subiendo nos entretenemos con bellezas de color y forma como esta solitaria campanilla rosa junto al camino.
"Santa florecita, celestial renuevo,
que hiciste mi alma una primavera,
y cuyo perfume para siempre llevo:
¿cuándo en mi camino te hallaré de nuevo?"
Amado Nervo
"Converso con el hombre que siempre va conmigo
—quien habla solo espera hablar a Dios un día—;
mi soliloquio es plática con ese buen amigo
que me enseñó el secreto de la filantropía."
Antonio Machado
Preciosa esta imagen del valle del Mijares con Toga en primer término y Espadilla al fondo más escondida, y sobre ambas destaca la afilada cima de la Peña Saganta.
Mientras subíamos por el sendero escuchábamos sonidos de cencerros. El zoom de la cámara de fotos nos mostró su origen. En breve nos llevaríamos una sorpresa.
El camino que llevábamos lo dejamos aquí para seguir una senda que recorre la loma del Almendrolar.
Y apenas llevábamos cien metros de senda nos encontramos con que justo en medio del sendero una manada de vacas pacía tranquilamente.
El sendero pasa junto a este pilón de término. Pero se nos hacía difícil seguir con las vacas por medio.
Aquí las tenéis tan tranquilas. No lo estábamos nosotros que no sabíamos qué hacer. Seguir nuestro camino sin más podía molestarlas. Se nos ocurrió intentar bordearlas pero no era posible. Entonces, ¿qué hacer?
Pues tras unos minutos de dudas las vacas, que notaron nuestra presencia, empezaron a avanzar por el sendero en la misma dirección que llevábamos nosotros y las fuimos siguiendo.
Íbamos con precaución ante la posibilidad de que se dieran la vuelta.
No obstante nuestra precacuión, no dejamos de disfrutar del paisaje que nos rodea.
En el horizonte, dos cimas del Alto Mijares bien conocidas por nosotros: El Campero y el Morrón de Campos.
No sabíamos hasta dónde continuarían las vacas, pero de repente vimos que justo donde nos íbamos a desviar unos metros para disfrutar de un mirador natural en el Tossal, sobre el valle del río Villahermosa y del Mijares, las vacas se detuvieron y se apartaron un tanto del sendero. Aprovechamos para acercarnos al mirador y aquí tenéis la prueba.
Al volver del mirador, las vacas seguían paradas y no ocupaban el sendero, por lo que pudimos seguir con tranquilidad el sendero.
Fue un alivio al que se sumo el hecho de ir por un tupido bosque que nos aliviaba del calor.
Entre los pinos ya asoma Argelita.
También veíamos Espadilla, aunque menos evidente.
Seguimos el sendero hasta que lo vimos cortado por una alambrada para evitar que las vacas salieran de la zona.
Sorteamos la alambrada y pasamos por esta cancela y seguimos por el sendero.
El sendero se dirige a Argelita.
Y lleva hasta la carretera CV-198 que cruzaremos. Pero antes de salir a ella, habremos de salvar esta nueva cancela.
Cruzamos la carretera y seguimos por un tramo de sendero del GR-333.
El sendero pasa junto a una explotación agrícola...
...y desemboca a una carretera que accede a Argelita.
En la entrada de Argelita vemos este puente-acueducto que salva el barranco de los Conchones.
Entramos en las silenciosas y limpias calles de Argelita.
"Argelita copia pasos de río serrano. Y se carga de un aroma intenso, penetrante, bajo. Olor a azahar, perfume de flor inmaculada." (Luis Gispert, "Del Mijares al Peñagolosa)
Llegamos a la Plaza Pío XII o de las Palmeras. Nuestro obejtivo: almorzar aquí
El momento del sufrimiento.
Y eso hicimos, recuperar fuerzas.
Tras el almuerzo, retomamos el camino y volveremos a Toga por caminos rurales, siendo este tramo más amable que el que hicimos para llegar a Argelita.
Salimos de Argelita y seguimos el camino de la izquierda que acompaña casi en paralelo al río Villahermosa.
Las gatas rabiosas pueblan la cuneta del camino. Su albura y belleza disimula la propiedad que tiene de provocar un intenso ardor en la piel si se frota en ella. De ahí el nombre popular de "gata rabiosa".
Caminamos entre campos y encontramos olivos, almendros, naranjos...
¡Mirad este precioso olivo!
"Levántate, olivo cano,
dijeron al pie del viento.
Y el olivo alzó una mano
poderosa de cimiento."
Miguel Hernández
Llegamos a la fuente de la Santa Cruz.
Aprovechamos para beber y refrescarnos.
Esta original estructura es del año 1930.
El río Villahermosa acompaña nuestro camino y lo cruzamos frente a la Fuente de la Santa Cruz.
Nos habríamos podido dar un chapuzón en sus frescas aguas.
Disfrutamos de bonitos tramos de río.
"En mi patria hay un monte.
En mi patria hay un río.
Ven conmigo."
Pablo Neruda
Cruzamos por última vez el río Villahermosa en este punto, en el que nos ayudamos de las piedras que nos facilitan el vadeo. (foto de Rafa Lafuente)
Salimos a un camino entre naranjos...
... y de aquí a la CV-194 que vamos a recorrer durante medio kilómetro.
Desde la carretera obtenemos esta bonita vista de Espadilla a los pies de Peña Saganta.
Caminamos entre campos de naranjos bajo la imponente imagen de la Peña.
"Cuando yo me muera,
entre los naranjos
y la hierbabuena."
Federico García Lorca
Bonita pareja de campanillas que alegran el campo y alegran nuestra vista.
Los olivos también forman parte de este paisaje humanizado y rural. Este campo presenta olivos jóvenes.
En este punto cruzamos el Mijares, ya en las cercanías de Toga.
Y ya tenemos Toga a nuestro alcance.
De nuevo el camino que hicimos a la mañana, rodeados de vegetación.
El paraje de la Fuente Caliente y su lavadero nos van a venir de perlas para refrescarnos porque el sol ya aprieta de lo lindo.
Aprovechamos el frondoso paseo de plátanos para descansar un poco y beber, antes de enfilar ya la recta final.
Y nuestra ruta termina donde comenzó, en la plaza del Toro, donde sigue reinando el silencio que la poblaba cuando llegamos.
No hemos visto estrellas durante nuestra ruta, pero hemos abierto nuestros ojos a la belleza que nos ofrece la naturaleza, sus colores, sus formas perfectas, su luz...Pero tampoco olvidamos las estrellas.
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Y eso hicimos, recuperar fuerzas.
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