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martes, 18 de abril de 2023

ESLIDA, AÍN, CAMPAMENTO DE COCONS, ESLIDA (15/4/2023)


Decía Tucídides que “La historia es un incesante volver a empezar.” Decimos lo mismo de la montaña. Cada semana, cada ruta, es empezar de nuevo, es volver a disfrutar como si no lo hubiéramos hecho antes.

Esta semana nos hemos ido a Eslida, en plena Sierra de Espadán, a disfrutar de la montaña como si empezáramos hoy a hacer senderismo. Nos dirigiremos a Aín, donde haremos una parada técnica para almorzar; a continuación, volveremos a Eslida pasando por los restos del campamento militar de Cocons. Os cuento cómo disfrutamos esta ruta como si volviéramos a empezar otra vez.


Mientras espero, un día empieza de nuevo: ¿qué nos deparará?


Nos dirigimos a Eslida y en una hora aproximadamente nos encontramos allí, disfrutando de esta impresionante imagen de Eslida escoltada por el imponente Puntal del Aljub.


Aparcamos casi en la salida del pueblo en la Calle de las Cortes Valencianas.


Empezamos a caminar por la CV-223 dirección Aín.


Desde la carretera vemos el "Arc de l'Horta Nova", que cruza el barranco del Oret. Es uno de los múltiples restos de las construcciones que servían para el aprovechamiento del agua.


Apenas pasado el puente sobre el barranco del Oret, nos desviamos a la izquierda.


Esta carretera nos llevará hasta la fuente de les Fosques.


El azahar aromatizaba intensamente la mañana.


Llegamos a la fuente de "Les Fosques" que a esta hora de la mañana ya tiene gente rellenando garrafas. La Fuente de "Les Fosques" es la de más prestigio de Eslida, con aguas mineromedicinales bajas en sales minerales y diuréticas, recomendada para afecciones renales.


Seguimos por un senderillo que nos da pinceladas de lo que vamos a ver un poco más adelante: espectaculares alcornoques típicos de los bosques de Espadán.


¡Mirad el porte de éste!


Encontramos otra fuentecilla que apenas mana un pequeño hilo de agua. Hace dos años se encontraba seca.


Aprovechamos este tranquilo paraje para hacernos la foto de grupo.
De izquierda a derecha: Rafa, Ana, Mª José, Emilio Romero y un servidor.


La vinca, sencilla, con una palidez de nobleza, atrae nuestra atención. Una señal de las muchas que encontraremos hoy que atestiguan que la primavera vino para quedarse un tiempo entre nosotros.

 
Un sendero nos baja hasta el barranco de Eslida que vamos a seguir por dentro durante un tramo.


Vamos a encontrarnos con las bellas flores del diente de león en todo el recorrido. El amarillo chillón de sus pétalos llama poderosamente nuestra atención.

"Yo sólo vivo dentro
de la primavera!
¿Los que la veis por fuera
qué sabéis de su centro?
-Si salís a su encuentro,
mi sueño no se altera...-
¡Yo sólo vivo dentro
de la primavera!"
 
       J.R. Jiménez


Aquí el diente de león con sus semillas preparadas para ser dispersadas en cuanto el viento sople con un poco de fuerza.


El barranco presenta agua en algún punto, aunque su lecho pedregoso aparezca prácticamente seco.


Las jaras, con sus pétalos arrugados con las virutas de yema de huevo en el centro, está muy presente en toda la ruta.


Este rudimentario acueducto cruza el cauce del barranco. Uno más de los elementos constructivos para el aprovechamiento óptimo del agua.


Caminar por el rocoso lecho del barranco es algo incómodo.


El barranco desemboca en un área recreativa con mesas y paellero junto a...


...la fuente de San José.

"La fuente vieja, Platero, donde tantas veces me has visto parado tanto tiempo, encierra en sí, como decir, el sentimiento de la vida verdadera." (J.R. Jiménez, "Platero y yo")


Hemos dejado el lecho del barranco y ahora seguimos por un ancho camino entre campos de olivos. Se trata de la umbría del camino de Aín.


Las zarzaparrillas pueblan los laterales del camino y muestran los frutos aún en proceso de maduración.


En una curva del camino lo dejaremos para adentrarnos por este sendero que transcurre por un precioso y mágico bosque de alcornoques majestuosos y algunos pinos también de buen porte. Eso sí, disfrutar de esta belleza nos va a costar un buen esfuerzo debido a la dura pendiente que vamos a subir durante medio kilómetro aproximadamente y que va a poner a prueba nuestras piernas, nuestros pulmones y nuestro corazón.


Este altísimo pino compite en majestuosidad con los alcornoques.

“Sabe Platero que, al llegar al pino de la Corona, me gusta acercarme a su tronco y acariciárselo, y mirar el cielo a través de su enorme y clara copa…” (“Platero y yo”, J. R. Jiménez)

Aunque los alcornoque ganan con claridad la partida por su mayor número.


Aunque la pendiente sea fuerte, con paso firme y lento, se lleva razonablemente.

“Ascender por pendientes empinadas requiere paso corto al principio.” (Willian Shakespeare)


Poder caminar por bosques como éste es un privilegio que no muchos son capaces de apreciar.

“Mi sombra está en la infancia, en unos árboles que se movían mientras cantaba mi madre. Es una historia de las que no tienen arreglo, por mucho que se lo busques. Andar sin sombra da vértigo.” (Mónica, Carmen Martín Gaite, “La Reina de las Nieves”)


Posando ante un precioso y monumental alcornoque. ¿Qué tendrán los árboles en general que tanto nos atraen? (foto de Emilio Romero)




Las lechetreznas resaltan en el suelo por el vivo color verde de sus tiernas hojas y ramas.


El sendero no tiene desperdicio. Ahora bordea a media altura la falda del monte del Palomar.



El sendero desemboca en un camino rural que nos va a llevar hasta Aín.


De hecho, a los pocos metros de tomar el camino Aín es perfectamente visible con la icónica Peña Pastor detrás, a modo de escenario teatral.


Esta bonita mata de lavanda que encontramos junto a un primoroso campo trabajado aromatizaba el ambiente. Es una pena que no se pueda apreciar por aquí el intenso aroma.


El camino nos va acercando a la población.


Y entramos en Aín. Aín es un precioso pueblo de la sierra de Espadan, tal vez el más bonito, aunque eso es una apreciación muy subjetiva. Pasear por sus calles es una delicia como puede apreciarse en esta foto.

“Ahín, topónimo de fuente, de agua, pueblo poético, notablemente  cantado por el fluir de frescas y amables fuentes. Aureolado por una destacada estructura montañosa, por un interesante pintoresquismo que puede hacer la delicia de cualquier fotógrafo o pintor al hallazgo de paisajes donde la belleza se entronca con la apacible vida rural, con un silencio que parece acunarse entre el rumor del agua.” (Luis Gispert, “ Caminando por la sierra de Espadán”)


“Tiene calles de ascendencia moruna, retorcidas, estrechas, con planos donde se recrea el sol y juegan las sombras. Calles espléndidas de asfalto, en pendiente, que conservan su viejo sabor; ramales en busca de la plaza Pintor Gimeno Barón, donde está la iglesia parroquial, del siglo XVIII de nave corintia, consagrada a San Miguel Arcángel. La torre es de sillería. El patrón del pueblo es San Ambrosio. Recrea la plaza el murmullo de una fuente.” (Luis Gispert, “ Caminando por la sierra de Espadán”)


Y llegamos a la plaza Nueva en la que se ubica el bar del pueblo. 
Haremos una parada técnica para reponer fuerzas.
   
                 

  Uno de los alicientes de esta ruta es la posibilidad de almorzar a mitad de camino en Aín, que de vez en cuando no viene mal. Eso es lo que hicimos.


Tras el magnífico almuerzo, nos toca regresar a Eslida. Volvemos a callejear ahora para salir de Aín y seguimos disfrutando de sus bonitos y tranquilos rincones.


Salimos de nuevo al camino que nos trajo hasta aquí. Ahora buscaremos la carretera CV-223.


Mientras vamos disfrutando de esos pequeños y sencillos detalles que llenan cualquier ruta. Por ejemplo, las amapolas, que empiezan ya a poblar las orillas de los caminos, llamando la atención con ese intenso color rojo que casi duele a la vista.

"Novia del campo, amapola
que estás abierta en el trigo;
amapolita, amapola,
¿te quieres casar conmigo?"

          Juan Ramón Jiménez

Caminamos entre campos con diferentes cultivos. Unos más cuidados que otros. Unos trabajados y otros en abandono completo.


En el camino hay algunos campos de cerezos que muestran sus preciados frutos en fase formación. En un par de meses estarán listos para disfrutar de ellos. Las cerezas es otro de los alicientes para volver a Aín.

"Almendros en flor.
La primavera
se acerca.
Cerezos en flor.
La primavera
está plena.
Granados en flor.
Ya se aleja
la primavera."

      José María Honojosa


Cómodo camino el que nos llevará hasta la carretera.


Es tal la fragilidad de las pelusas del diente de león, que nos da miedo acercar la cámara y que pueda deshacerse, aunque eso forme parte de su vida biológica.


Llegamos al poste direccional que nos desvía hacia la carretera.


Aquí tenemos la CV-223, que habremos de cruzar. Pero antes de hacerlo, seguimos unos metros hacia la izquierda para acercarnos a un mirador con una bonita vista sobre Aín.


Mirador sobre Aín junto a la carretera. Como se aprecia en la foto, el panel informativo reclama a gritos una sustitución.


Desde el mirador, cruzamos la carretera para seguir el camino hacia la fuente de "les Bassetes", pero  nada más empezar lo dejaremos para coger este sendero que veis en la foto y que nos llevará por un bonito bosque hasta el Campamento militar de Cocons, máxima altura de la ruta.



Nuevamente, los alcornoques nos harán compañía. Este tramo tiene también una buena pendiente.


El sendero nos proporcionará excelentes vistas durante todo el recorrido. Aín en una mirada retrospectiva en una de las paradas.


Magníficos ejemplares de alcornoque jalonan el sendero.


En otra parada, nos asomamos entre las ramas de los alcornoques y vemos Eslida.


Y...¡cómo no! seguimos disfrutando de pequeños detalles como éste, con la flor de una jara negra cuya belleza ha subyugado a multitud de insectos que pugnan por ser el "príncipe azul" que conquiste a la bella flor.


El musgo, aunque lo vemos algo seco, constata que caminamos por la cara norte en zona de umbría.


Vistas hacia el oeste de la Peña Pastor.


Vistas hacia el sur del Puntal del Aljub.

Y llegamos a un tramo en el que podemos divisar las dos poblaciones simplemente girando nuestra cabeza.

Aín a nuestra derecha...


...y Eslida a nuestra izquierda.


Una mariposa se cruza en nuestro camino. ¿O somos nosotros los que nos hemos cruzado en el suyo?

"Por el camino,
junto a mi sombra,
el mediodía pinta el vuelo
de una mariposa.
Pienso en tu recuerdo
que va conmigo."

             Meira Delmar


Los alcornoques han dejado paso a los almendros y los pinos.


El sendero nos devuelve a un camino, pero que apenas vamos a seguir porque lo dejaremos pasa ascender por un sendero que encontraremos a nuestra izquierda.



Pero antes de coger el sendero nos entretenemos unos instantes para disfrutar de unos preciosos y espectaculares lirios que adornan un campo de almendros.

"Se ha llenado de luces
mi corazón de seda,
de campanas perdidas,
de lirios y de abejas,
y yo me iré muy lejos,
más allá de esas sierras,
más allá de los mares,
cerca de las estrellas..."
      
       Federico García Lorca


Éste es el sendero que nos lleva en una subida con una buena pendiente, hasta las Peñas de Cocons, donde está ubicado el campamento militar.


En el sendero seguimos encontrando alcornoques, pero los pinos han tomado ya ventaja sobre ellos.


Alcanzamos la parte alta del sendero y nos topamos con la primera de las muchas construcciones militares que ocupan la superficie de las Peñas de Cocons.


Desde esta atalaya, miramos hacia el norte  y vemos cómo destacan las siluetas del Bartolo y de las agujas de Santa Águeda.


Los restos están extendidos a lo largo de esta loma y dan idea del tamaño e importancia que tuvo el campamento.


Eslida a nuestros pies. Hacia allí dirigimos nuestros pasos. Aún nos quedan tres kilómetros para llegar.


Las campanillas lucían bellas y "sonoras".

"Cuando yo os oigo tocar,
campanitas, campanitas,
sin querer torno a llorar."

                      Rosalía de Castro


Encontramos toda la información sobre las ruinas en este panel informativo. Se trata de un campamento militar franquista de la guerra civil construido con la técnica de piedra en seco.


Y seguimos disfrutando de la flora.
El aladierno con sus llamativos frutos rojos ha captado nuestra atención.


Los alcornoques han dado paso definitivamente a los pinos. Su sombra se agradece en algún tramo de bajada hacia Eslida.


Lino azul.

"La violeta enamorada,
la retama encaramada,
la madreselva mezclada,
la flor de lino celosa.
¿Cuál es la más hermosa?"

               Tirso de Molina

Una bella Podalirio revoloteaba a nuestro alrededor sin posarse mas de cinco segundos en las jaras. Fue difícil conseguir una foto, pero con zoom y mucho sigilo, lo conseguí.

"¡Mariposa que fuiste entre las flores
dejando tus bellezas y tus galas,
yo volveré a poner el polvo de oro
sobre tus leves alas!"

                       Luis Gonzaga Urbina


No sólo las mariposas y abejas son atraídas por las flores. A las arañas también les gustan.

"Yo me pregunto, madre...
Yo me pregunto, madre: ¿no se gasta la pila
que la sutil luciérnaga para alumbrarse tiene?
¿y tampoco concluye cuando la araña hila
el misterioso ovillo que encubierto mantiene?"

                                                  Marilina Rébora


Una campanilla solitaria me susurró algo, pero no os lo puedo contar.


El sendero de bajada también tenía una buena pendiente.


Matas tan vistosas como ésta son signos evidentes de la presencia de la primavera en la montaña. Son ejemplos insignificantes a veces y que pueden pasarnos desapercibidos, pero para nosotros son elementos esenciales y atractivos de las rutas que realizamos. El cambio de estaciones es importante en la naturaleza y nos gusta ver sus diferentes manifestaciones y disfrutar de ellas.


Junto al camino, un bebedero de animales.


Emilio Romero dirigiendo sus pasos hacia Eslida...


...que cada vez está más cerca.


Entramos en Eslida por la zona de los Corrales, en la actualidad en ruinas, que eran utilizados para guardar el ganado.


Desde los corrales hasta Eslida seguimos un camino empedrado.

"Camino blanco, viejo camino,
desigual, pedregoso y estrecho,
donde el eco apacible resuena
del arroyo que pasa bullendo..."

                   Rosalía de Castro


Abajo, llegamos a la  rambla del barranco de Eslida. Allí nos encontramos con el Arc de la Rambla, acueducto con cinco arcos, alimentado por una fuente en la parte alta. El río Anna pasa por uno de sus arcos. Sobre su origen no hay indicios suficientes para datarlo.


Y entramos en Eslida. Únicamente nos queda callejear hasta llegar al punto de inicio.


Y terminamos donde empezamos. La vida es un círculo.

Terminamos como empezamos, siendo conscientes de que como decía Tucídides, “La historia es un incesante volver a empezar.” Volveremos a empezar.

La ruta en el mapa.


La ruta en Wikiloc

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