Seguidores

sábado, 5 de noviembre de 2022

DE ESPADILLA A ARGELITA (22/10/2022).

“Me gustaría saber”, se dijo, “qué pasa realmente en un libro cuando está cerrado. Naturalmente, dentro hay solo letras impresas sobre el papel, pero sin embargo…Algo debe de pasar, porque cuando lo abro aparece de pronto una historia entera. .” (Michael Ende, "La historia interminable") Esa misma curiosidad nos mueve a nosotros a realizar rutas. Algo debe pasar en ellas porque cuando las llevamos a cabo sale siempre una historia nueva que nos atrae.

Nos desplazamos en esta ocasión a Espadilla, tantas y tantas veces visitada, para ver "qué pasa realmente" en la ruta que hemos trazado y ver qué historia nueva nos ofrece. Se trata de una ruta fácil y sencilla por el Alto Mijares que nos lleva en un cómodo recorrido circular desde Espadilla a Argelita. Prácticamente todo el recorrido transcurre por caminos rurales. El único tramo con algo de desnivel es el que rodea el monte del Cerro, que luego baja hasta la carretera de Argelita antes de entrar en la población. 

A primera hora de la mañana nos encontramos en Espadilla. Aparcamos el coche junto a la pista polideportiva en las afueras de la población.


Empezamos nuestra ruta buscando la CV -20 que lleva hasta la Puebla de Arenoso. El pueblo descansa a tan pronta hora.


Hemos bajado por la Avenida Saganta como indica este baldosín cerámico en este hito de piedra.


Justo en la salida a la carretera vemos este panel en forma de escudo que nos informa de que Espadilla es uno de los veinticuatro municipios de la Comunidad con menos de 100 habitantes que forman parte de la recién inaugurada "Ruta 99" por la Generalitat Valenciana. Según el Instituto Nacional de Estadística a 1/1/2020 cuenta con 69 habitantes.


Salimos a la carretera y giramos a la izquierda.


Pasamos por delante del sencillo cementerio de la población.

"En el blanco cementerio
fue la cita. Tú te fuiste
dejándome en el misterio
como nadie, solo y triste."

                         Arturo Borja


Caminamos unos trescientos metros por la carretera con precaución y la abandonamos por la derecha junto a la casa que vemos en la foto.


Se trata de un camino rural que baja hacia el Mijares.


Pero antes pasa por la ermita de San Roque.


Aquí nos detenemos para hacernos la foto de dúo. A la izquierda, Rafa Lafuente; A la derecha, un servidor.

Seguimos bajando por el camino y llegamos enseguida a esta bifurcación marcada con un almez.
Seguimos hacia la izquierda.


Y llegamos hasta el puente que cruza el Mijares.


El Mijares corre aguas abajo en busca de su inevitable destino.

"El corazón es agua
que se acaricia y canta.

El corazón es puerta
que se abre y se cierra.

El corazón es agua
que se remueve, arrolla,
se arremolina, mata."

              Miguel Hernández


Tras cruzar el río, seguimos un plácido camino entre campos de naranjos y cañares.


El contraluz produce esta interesante imagen de las cañas.

"Tu nombre es como el crisol
donde se funde la hazaña
tu nombre es como la caña
que endulza con lluvia y sol"

                           Mario Benedetti

Aparece imponente el emblema de Espadilla, su Peña Saganta de inevitable visita y a su derecha, la ruinosa torre de lo que fue su castillo.

Aquí la torre del castillo de Espadilla acercada con zoom.

"La fortaleza nombrada
está en los altos alcores
de una cuesta,
sobre una peña tajada,
maciza toda de amores."

                   Jorge Manrique


Caminamos plácidamente entre olivos y naranjos básicamente. El día es gris y no parece que el sol nos vaya a acompañar en toda la jornada.


"Levántate, olivo cano,
dijeron al pie del viento.
Y el olivo alzó una mano
poderosa de cimiento."

               Miguel Hernández


El camino nos lleva a cruzar el Mijares por segunda vez.


Las aguas del Mijares parecen plácidas aquí, apenas vemos sus aguas correr; más bien parece que se estén tomando un descanso.

“Por numerosos que puedan ser los meandros del río, acabará por ir a parar al mar.” (Proverbio hindú)


Y continuamos nuestro paseo. He de decir que oíamos no demasiado lejos el sonido de escopetas, lo cual nos asusta un tanto. También aparecieron varios perros de caza supuestamente pertenecientes a los cazadores.


El camino pasa junto a la depuradora de Toga, de la que estamos muy cerca, pero a la que no entraremos.


Las cañas invaden prácticamente todo. 


Hemos de estar atentos porque hemos de dejar el camino para enlazar con el GR 333. Aquí vemos la paleta un tanto escondida por las cañas.


Cruzamos primero esta pequeña corriente de agua por las piedras.


Y pocos metros después cruzamos esta pasarela metálica sobre el río, que en este tramo transcurre por un cauce más estrecho que las dos veces anteriores que lo cruzamos.


Aunque aquí el caudal es menor, el agua no duda juguetear con las piedras y seguir su destino.


Apenas pasada la pasarela, subimos por un camino perfectamente empedrado.


El sendero nos lleva hasta el paraje de la Fuente Caliente.

 
En el paraje se encuentra una balsa y un reformado lavadero.


Tras la breve visita a la Fuente Caliente, unas escaleras nos devuelven a la senda.


Mientras caminamos, vamos disfrutando de las pequeñas cosas que nos vamos encontrando y que tanto nos gustan y entretienen, como el romero en  flor, por ejemplo. Lástima que no sea posible reflejar los aromas.


Y no podíamos dejar de disfrutar de la espectacular y vistosa flor del algarrobo.

“En filosofía no es alcanzar el objetivo lo que importa, sino las cosas que uno halla por el camino.” (Henry H. Ellis)

El sendero asciende poco a poco, haciendo eses y nos permite ver nítidamente la población de Toga.


En la lejanía el vaivén de una bandada de pájaros llamó nuestra atención e intentamos captar la perfecta coordinación de sus integrantes en sus idas y venidas por encima del los tejados de las casas.



Y ahora, aún más imponente, la Peña Saganta.


También nos entretuvieron las minúsculas flores del brezo, tan sencillas y pequeñas.

El sendero sigue en ascenso, pero la pendiente no es excesiva y se lleva bien.


El  sendero sale a la carretera. Salimos a ella y seguimos unos metros hacia la derecha.


Enseguida la dejamos para seguir por una senda a la izquierda.


Seguimos subiendo. Esta foto así lo evidencia. Ahora vemos Toga con otra perspectiva.
Detrás, Monte Redondo


Ante esta panorámica, uno no puede evitar intentar inmortalizarse, lo siento. (foto de Rafa Lafuente)

"NUBES flotantes, húmedos vapores,
viajeras incansables del espacio,
que vestís los colores
del rubí, del zafír y del topacio!
veros me place; el sol os ilumina
y le tendéis magnífica cortina."

                   José Tomás de Cuéllar.


El sendero rodea la montaña del Cerro y lleva hasta un collado entre esta montaña y la que vemos en la foto.


La senda es interesante y entretenida. Mirad por ejemplo estos enebros.
Otro bonito tramo de sendero con este solitario pino.


También encontramos setas en el recorrido. Nosotros no entendemos de micología, pero alguien dijo una vez que todas las setas son comestibles...al menos la primera vez que las tomas.


En el collado, ya vemos los tejados de Argelita.

"Es el pueblo. Por encima
de los oscuros tejados,
verde, lloroso de grillos
y de esquilas, está el campo."

        Juan Ramón Jiménez


Del collado bajamos y salimos a la carretera que cruzamos para seguir de frente.


Seguimos por el sendero marcado con el poste que baja rodeando una finca de ganada.


Aquí veis a las vacas mirándonos entre curiosas e indolentes.


En la finca también había un buen número de colmenas. En verano habrá que tener cuidado aunque quedan a cierta distancia del sendero.


Salimos a una carretera rural por la que se entra a Argelita.


Pasamos junto a los restos de un puente acueducto sobre el barranco de Conchotes.


Este tortuoso y espléndido algarrobo custodiaba la entrada a Argelita.


Primeras casas de Argelita en la calle Pajares.


Este gato se pregunta quiénes serán esos forasteros que osan perturbar la tranquilidad del pueblo.


Y callejeamos por Argelita. Toda una delicia.

"Por las calles voy dejando
algo que voy recogiendo:
pedazos de vida mía
venidos desde muy lejos."

         Miguel Hernández


El silencio y la quietud llenan sus calles y nosotros disfrutamos de ello también en silencio y quietud.


El detalle de las flores y plantas adornando las fachadas de las casas y las calles ponen una nota de delicadeza y buen gusto que nos emociona especialmente, como es el caso de estas alegrías de la casa (izq.) y la begonias (der.)



Llegamos hasta el lavadero municipal y vemos que en el agua hay colchas y ropas de cama en remojo, lo que nos da a entender que al menos alguien lo usa aún.


El lavadero se encuentra a los pies de esta majestuosa torre señorial que formó parte del desaparecido palacio del último gobernador almohade de Valencia Zayd Abu Zayd.


La calle en subida nos deja en la plaza de la iglesia. La iglesia está dedicada a Santa Ana. También podemos ver la torre cilíndrica o "torre de Argelita" perteneciente también al sistema defensivo del palacio. Ambas torres contienen sendos museos etnográficos.


“Yo amo las cosas: esta inquietud por la esencia de las cosas que nos rodea ha dominado en mi vida. ¿Tienen almas las cosas? ¿Tienen alma los viejos muebles, los muros, los jardines, las ventanas, las puertas?” (Azorín, “Las confesiones de un pequeño filósofo”)


"Recorro el pueblo, invadido de luz y sombras. Pulcritud en las calles. Ámbito tranquilo. Y alarde en la tonalidad verde de las plantas que ajardinan las fachadas vestidas de cal." (Luis Gispert "Del Mijares al Peñagolosa")


Vamos buscando un lugar para almorzar. Callejeando en su busca, pasamos junto al sencillo Ayuntamineto y a la Farmacia del pueblo.


Y encontramos el ansiado lugar. Se encuentra en la plaza Pío XII y se trata de la panadería de Argelita donde también despachan bocadillos y bebida.


Esta moderna fuente sustituye a una más antigua y leemos en su muro "Plaza de las Palmeras", lo que nos llama la atención porque no hay ninguna palmera en ella. Pero todas las cosas (o casi todas) tienen su explicación. En tiempos no muy lejanos, hubo cuatro palmeras adornando la plaza.

"Plaza de Pío XII. Lugar de descanso. Tiene fuente y cuatro palmeras la orlan en ruedo. Recae esta plaza a las calles Mayor y Santa Cruz." (Luis Gispert, "Del Mijares al Peñagolosa")





Un almuerzo sencillo pero delicioso y muy reparador

Tras el almuerzo, toca seguir nuestro rumbo. 
Volvemos sobre nuestros pasos y continuamos.


Si a la ida nos recibió un esquivo y desconfiado gato, ahora nos despide una asustada mamá gata con sus confiados gatitos que aún no saben de la vida, aunque nuestra intención no puede ser mala.


Aparece a lo lejos la silueta de Peña Saganta que nos marca en cierta manera, la dirección a seguir.


Pasamos de nuevo por el antiguo acueducto ya en desuso (¿Por qué lo antiguo ya no nos sirve para nada?)


Pero ahora en el cruce que a la ida nos llevó hasta Argelita, seguimos de largo y lo dejamos a nuestra derecha siguiendo un amplio camino entre campos.

"Pensando que el camino iba derecho,
vine a parar en tanta desventura,
que imaginar no puedo, aún con locura,
algo de que esté un rato satisfecho."

                         Garcilaso de la Vega


Ya nos quedan más lejos las antenas de telefonía que comunican a Argelita con el resto del mundo.

"Regresan por los montes de mañana
las voces claras de tu lejanía."

                                  Carlos Pellicer


Decimos adiós al caserío de Argelita. Mas bien es un "hasta luego" porque seguro que volvemos.


Algunas de las huertas que flanquean el camino están cultivadas. En esta vemos asomar varias calabazas fácilmente visibles por sus llamativo color anaranjado.

"Con el verano se desnudan los árboles,
se seca la tierra con sus calabazas.
Pero volverán las lluvias
y de nuevo nacerán las hojas
y los pequeños grillos de las praderas
bajo el soplo de una misteriosa nostalgia del mundo."

                                                     Vicente Gerbasi
Cualquier rincón nos embelesa y nos hace detenernos. 


Las cañas nos siguen acompañando como en la primera parte de la ruta.

“El hombre no es más que una caña, el ser más débil de la naturaleza. Pero es una caña que piensa.” (Blaise Pascal)

 


"Vi un árbol a la orilla del camino,
y me senté a llorar mi desventura.
Así fue, caminante
que me contemplas con mirada absorta
y curioso semblante."

              Luis Gonzaga Urbina


Caminando siempre te encuentras con cosas curiosas que llaman nuestra atención. En esta ocasión vimos unas sillas de plástico mirando a un caqui. La pregunta surgió inmediatamente: ¿qué sentido tiene estar sentado de cara al árbol?


Como siempre, Rafa quiso comprobarlo y allá que nos fuimos a intentar darnos una respuesta.

"…Y yo me iré. Y se quedarán los pájaros
cantando;
y se quedará mi huerto, con su verde árbol,
y con su pozo blanco."

                                    Juan Ramón Jiménez


Vamos muy cerca del río Villahermosa, en este tramo también llamado de Argelita y en algún punto se asoma y nos saluda con alegre rumor.


En esta ocasión las mariposas nos han sido muy esquivas y apenas pude fotografiar de lado a ésta que veis sobre esas piedras.

"Su corazón repose
bajo una encina casta,
en tierra de tomillos, donde juegan
mariposas doradas..."

                  Antonio Machado

Un cómodo camino nos lleva.


Seguimos viendo setas.


Y llegamos al paraje de la fuente de la Santa Cruz, donde es posible hacer una parada para descansar, almorzar, beber...


Fuente de la Santa Cruz.



Cruzamos el río Villahermosa por este puente cementado.


“Los ríos profundos corren en silencio, los arroyos son ruidosos.” (Proverbio hindú)

En un recodo del río lo hemos de cruzar. Lo hacemos primero por este sencillo vado...


...y metros después lo hemos de vadear por esas piedras que se ven en el lateral.

"-Mi novia sola es el agua,
que pasa siempre y no engaña,
que pasa siempre y no cambia,
que pasa siempre y no acaba-."

                   Juan Ramón Jiménez


Apenas cruzamos el río, las cañas forman una bóveda natural sobre nosotros.


Las cañas desaparecen y el camino se abre.


Salimos a la carretera y la seguimos hacia la izquierda unos seiscientos metros.


Vemos bastantes campos de naranjos junto a la carretera.


Espadilla ya muy cerca.
"Tiene Espadilla un encanto peculiar. A su pintoresco enclave, sobremontando el caserío la pendiente de un cerro, se le une un colosal telón de fondo, caracterizado por el espectáculo de un paisaje de intrincada orografía, presidido por la esbelta y acerada Peña Saganta, que recorta contra el insondable cielo, con su altitud de 723 metros, el impacto de sus grises escarpes cimeros." (Luis Gispert, "Del Mijares al Peñagolosa")


Dejamos la carretera para coger el camino que sale por la derecha.


Sigue la tónica de camino sencillo, llano, cómodo...pero entretenido igualmente.


También junto al camino hay campos de mandarinas, con los frutos en plena maduración. Aún les faltan unas semanas.


Un ejemplo en el que la naturaleza nos enseña que los diferentes pueden ser compatibles: un olivo de secano junto a un mandarino que necesita del riego para dar fruto.

"El naranjo sabe a vida
y el olivo a tiempo sabe."

                    Miguel Hernández


Los olivares presentaban olivos llenos de aceitunas que doblaban las ramas con su peso.

"¡Cuántos siglos de aceituna,
los pies y las manos presos,
sol a sol y luna a luna,
pesan sobre vuestros huesos!"

                    Miguel Hernández


La roja granada, fruto otoñal, destaca entre el verde tan especial de las hojas del granado.

"Debajo del granado
de mi pasión
amor, amor he llorado
¡ay de mi corazón!
Al fondo del granado
de mi pasión
el fruto se ha desangrado
¡ay de mi corazón!

          Miguel Hernández



"Cuando yo os oigo tocar,
campanitas, campanitas,
sin querer torno a llorar."

            Rosalía de Castro


"Visible e inexpugnable Saganta, rastrillo de nubes con sus rocas vertiginosas, con sus pendientes pronunciadas." (Luis Gispert, "Del Mijares al Peñagolosa")


Junto al camino las ruinas de una casa que debió tener grandes proporciones.


Referente durante gran parte del camino, la Peña Saganta nos impresiona con su inexpugnable silueta.


Volvemos a cruzar el Mijares tal y como lo hicimos esta mañana pero ahora en sentido inverso.


También pasamos de nuevo junto a la ermita de San Roque, pero ahora apenas nos detenemos unos instantes para repetir la foto.


Y ya tenemos Espadilla al alcance.


Salimos a la carretera y la dejamos en este cruce para subir por la derecha por la Avenida Saganta.


Antes de subir, nos detenemos ante este panel que nos informa de las posibles rutas a realizar en Espadilla y su término municipal.


Las casas que nos despidieron silenciosas cuando partimos por la mañana nos reciben ahora con el mismo silencio: Espadilla es un pueblo muy tranquilo.


Y llegamos al punto de inicio de la ruta, que también es el punto y final. De aquí partieron nuestros pasos y aquí nos han devuelto.


Junto a la fuente donde nos lavamos un poco, estas margaritas nos miraban interrogantes. ¡Qué belleza tan natural y sencilla!

"¿Te quiere?
¿No te quiere?
¡Dichoso el tiempo de saberlo siempre!"

                               Vicente Aleixandre

“Cada uno posee los gestos de lo que ha vivido y lo que ha leído” (Arturo Pérez Reverte, “El club Dumas”). Nosotros queremos seguir viviendo y leyendo para seguir adquiriendo los gestos que la vida nos enseñe.

La ruta en el mapa



La ruta en Wikiloc

Powered by Wikiloc

Película

2 comentarios: