Esta semana nos acercamos a Alborache para realizar una ruta que hicimos hace seis años. Se trata de la que nuestros buenos amigos Ricardo y Emilio Romero bautizaron como "Ruta de los molinos, las fuentes y las cuevas". En esta ocasión haremos alguna pequeña variación sobre aquella. Básicamente serían dos: la primera, subimos hasta el mirador de la cueva del Turche por la parte contraria a la otra vez y, la segunda, volvimos a Alborache por un tramo de un recién marcado sendero, el SL-CV163. Otras diferencias se refieren a la vegetación, más exuberante en esta ocasión que hace seis años, que fuimos en invierno; algunos postes y otros paneles de señalización recientes...y los participantes en la misma. La ruta pasa por los términos de Alborache, Buñol y Yátova.
Saliendo de Alborache, comenzaremos recorriendo la ruta de los molinos que, siguiendo el cauce del río Buñol, nos llevará a pasar por algunos de los antiguos molinos papeleros que aprovechaban las aguas de este río. Después, nos desviaremos un poco para, siguiendo el camino del molino Guarro, acercarnos hasta el Charco Azul. Volveremos sobre nuestros pasos y llegaremos al molino Galán, convertido en un complejo rural, bordearemos por la orilla del río el molino y seguiremos el camino que nos lleva hasta la fuente de la Mezquita.Tras la fuente, nuestro objetivo es llegar a la CV-425 (carretera de Buñol a Alborache) que seguiremos unos metros a la derecha hasta encontrar el desvío que nos llevará hasta la cueva del Turche. Tras disfrutar de este bonito paraje, volveremos unos metros atrás para buscar unas escaleras que nos conducirán hasta el mirador que se encuentra encima de la cascada del Turche. Este sendero nos lleva hasta la parte superior de la cascada que el río Juanes forma aquí. Cruzaremos el río en este punto y nos asomaremos al mirador. A continuación, seguiremos el camino que nos llevará hasta el "valle feliz". Desde el sendero vemos el charco Mañan, pero no descendemos a él. Continuamos por el valle feliz y vamos a buscar la Cueva de las Palomas. Tras una subida con cierto desnivel, llegamos a las ruinas de un corral y de una casa y pocos metros más adelante habremos llegado hasta la Cueva de las Palomas. Ahora nuestra opción es seguir hasta el río Juanes y buscar un sendero de reciente homologación por el que llegaremos a las inmediaciones de Yátova sin llegar a entrar en la población. Desde aquí, por caminos rurales, llegaremos de nuevo hasta Alborache, donde terminará esta entretenida ruta.
Sobre las ocho de la mañana nos encontramos dispuestos para comenzar nuestra andadura en la Avenida de Valencia de Alborache. El silencio reina a estas horas en el pueblo.
Callejeamos por el pueblo para buscar el cauce del río Buñol.
Pasaremos por el puente sobre el barranco Simón, donde giraremos a la izquierda.
Seguiremos buscando el cauce del río, siempre hacia abajo.
Pasamos por esta primera fuente. Se trata de la fuente de Martina.
Poca agua manaba de sus agostados caños, aunque comentaba Ricardo que, según épocas del año, sus bocas manan suficiente agua para poder beber.
Y esta es la segunda fuente del recorrido: la fuente de la Agricultura.
Aquí podemos llenar la botella.
Aprovechamos para hacernos la foto de grupo: de izq. a der. servidor, Ricardo y Rafa.
Esta es otra de las diferencias, como os he comentado antes, con respecto a la anterior ocasión.
Se ha reducido mucho el numero de participantes.
Como dice la canción "hasta que el cuerpo aguante".
Vamos bajando hacia el río y el camino nos obsequia con abundante vegetación. La primavera en plena auge nos recibe de esta manera.
En un recodo del camino, casi nos pasa inadvertida esta fuente, tapada prácticamente en su totalidad por enredaderas, helechos y otras hierbas. Ricardo nos aviso de su existencia.
Si en la anterior ocasión las ocres hojas caídas alfombraban el suelo, esta vez fue el blanco polen de los chopos los que tapaban el camino y daban la impresión de que una nevada hubiera acabado de producirse.
Cruzamos el puente de la CV-415 sobre el río Buñol y por la izquierda bajaremos definitivamente al cauce del río.
Nos asomamos al puente antes de bajar para observar el primero de los molinos: el de los Zanones, restaurado y convertido en casa particular
Este panel informativo en el inicio de la ruta de los molinos no estaba hace seis años.
Lo leemos con detenimiento.
El restaurado molino de los Zanones.
El agua, compañera de viaje en este primer tramo, nos ofrece parajes como éste.
Cruzaremos varios puentes sobre el cauce. Este es el primero de ellos.
Este es el segundo.
Llegamos al Azud del molino Zanón.
Y uno más.
Otro bonito rincón del río donde el río espejea reflejando los chopos de la orilla.
Nos retiramos unos metros del camino para acercarnos a este paraje con una higuera.
Junto a la higuera, esta fuente tiene un caudal aceptable que nos puede servir para beber o refrescarnos un poco.
Seguimos siempre caminando junto al río. A veces corre escondido por la exuberante vegetación de ribera que puebla el cauce. En otros tramos corretea claramente junto al camino.
Otro puente que nos cambia de orilla.
Aguas claras corren ahora por este río en épocas pretéritas contaminado por los residuos de los molinos papeleros.
Curiosamente, fotografié este mismo punto hace seis años.
El recorrido nos produce sensaciones de frescor, paz, silencio...
Y llegamos al paraje en el que se encuentra el azud del molino de la Luz.
Aquí lo vemos con más proximidad.
En este paraje hay un área recreativa con una buena poza.
Esta es la amplia poza.
Y otro más de los nuevos paneles que podemos encontrar en la ruta de los molinos.
Este nos explica la geología, geografía, fauna y flora del río Buñol.
Y otro puentecillo que nos ayuda a recorrer este bonito camino de ribera.
En este cruce, haremos un giro a la izquierda para ir a visitar el paraje del charco Azul.
Luego volveremos aquí para continuar por la derecha hacia el molino Galán.
De camino al charco Azul, pasamos por las ruinas del molino Guarro.
Aquí, nos acercamos a la fuente del Clavel, que también muestra un buen nivel de agua.
Y llegamos al paraje del Charco Azul.
A mí me pareció más verde que azul.
Vi el paraje algo descuidado.
Este panel nos informa de diferentes rutas por Alborache.
También encontramos un área recreativa junto al charco.
Volvemos sobre nuestros pasos y nos dirigimos al molino Galán.
Un blanco algodón tapiza las orillas del camino.
Llegamos a la entrada del molino Galán, convertido en un complejo de turismo rural en un entorno privilegiado.
En las orillas del molino es común ver ánades nadando.
El agua se encontraba también invadida por el abundante polen que inundaba el ambiente. El vuelo parsimonioso de los molinillos de polen mientras caían, producían la anacrónica imagen de una nevada.
Hemos de bordear el molino Galán por fuera de la valla que lo circunda y caminar junto a la orilla del río. Una de las ocas se acercó para marcar territorio.
Lo hizo varias veces hasta que no estuvo segura de que nos alejábamos de allí. Parecen ser aves muy territoriales.
Seguimos junto al molino Galán, pero por la orilla del río.
Nos acercamos al interior del molino. Estos son algunos apartamentos que se alquilan.
Un lavadero reconstruido.
El río bordea el molino durante unos metros.
Saliendo del molino, encontramos estos pozos circulares que al parecer servían como criaderos de anguilas.
Dejamos atrás el molino Galán y continuamos por este tapizado y blanco camino en busca de la fuente de la Mezquita.
Pocos metros antes de llegar a la fuente, encontramos un paso prácticamente tapado por las cañas donde hay que agacharse para poder pasar. Si no limpian este corto tramo sería imposible el paso.
Llegamos a la fuente de la Mezquita. La vegetación parece querer tapar el paraje como la jungla ha hecho con muchos templos y ciudades. También da sensación de dejadez o abandono.
El camino se aclara un poco y se camina mejor.
Poco después dejaremos el camino y seguiremos por la izquierda en este punto para luego, por la derecha, salir a un camino que nos deja en la carretera de Buñol a Alborache.
Este es el camino que nos deja enseguida en la carretera.
Avanzamos unos metros por este camino paralelo a la carretera.
Frente a nosotros, la proximidad de Buñol nos permite tomar esta fotografía.
Enseguida encontramos un poste (estaba caído y lo sujetamos como pudimos) que nos desvía, cruzando la carretera, hacia el paraje de la cueva del Turche.
Llegamos hasta allí. El paraje estaba tranquilo y en silencio. Pero parece que nuestra presencia atrajo más visitantes porque en muy poco tiempo, varios grupos de senderistas llegaron hasta allí.
Aprovechamos para almorzar.
Cascada que el río Juanes hace en este bonito y singular paraje.
No caía excesiva agua, pero más que las veces anteriores que estuve por allí.
El lugar también es aprovechado por los escaladores. En esta ocasión rapelaban la pared.
Un senderillo nos va subiendo poco a poco. Un corto tramo de esta subida coincide con la ruta del agua que se empieza desde Buñol. Pero nosotros la dejaremos y nos desviaremos a la izquierda para seguir subiendo.
Poco antes de llegar, nos acercamos al borde con cuidado para tomar esta vista aérea del paraje.
Aquí vemos mejor la parte superior de la cascada a la que llegaremos en breve.
Aunque un senderillo por la derecha nos llevaría al mismo sitio, nosotros acortamos un poco avanzando por esta acequia.
Y llegamos a las pozas de la parte superior de la cueva del Turche.
Habremos de cruzar por encima de las rocas. Si estuvieran mojadas, deberíamos tener precaución para no resbalar.
Esta poza de transparente y fría agua se encuentra en la parte superior y...
Cruzados a la otra orilla, subimos unos metros para asomarnos al mirador del Turche.
Casi que la vista es mejor desde la otra parte.
Tras la visita al mirador, buscamos la carretera que sigue subiendo hasta esta casa de campo. Seguiremos por la derecha.
Encontramos este poste y seguimos por el camino que se nos abre enfrente dirección enlace
SL-CV 163 Yátova y SL-CV 31 Alborache. Vamos en busca de la cueva de las Palomas.
Llegamos hasta esta entrada a otra casa de campo y la bordeamos por un sendero que transcurre junto a la valla.
El sendero nos va subiendo.
Ahora el sendero bordea por arriba el cauce que el río Juanes ha excavado con el tiempo en este terreno calcáreo. El charco Mañán aparece ante nosotros.
Este tramo que recorremos recibe el nombre de Valle Feliz.
Ahora cruzaremos el cauce y ascenderemos por un sendero que nos conduce a la cueva de las Palomas.
Se trata del tramo de recorrido con mayor pendiente. Pero nada del otro mundo.
A lo lejos vemos la boca de la cueva de las Palomas.
Hacia el sur también distinguimos la redondeada meseta del Motrotón.
Pasamos por las ruinas de este corral.
Y también las de esta próxima casa, la casa del Tío Toro.
Y ya nos dirigimos hasta la cueva de las Palomas.
Una preciosa charca se forma a la entrada de esta cueva.
Foto de grupo en tan emblemático lugar.
Volvemos hasta un cruce anterior para seguir en busca del nacimiento del río Juanes. El sendero pasa por encima de la cueva de las Palomas y la altura nos permite observar el estrecho que el río Juanes ha esculpido.
También divisamos algunas casas de Alborache.
La pala nos guía hacia nuestro siguiente destino: nacimiento del río Juanes.
El sendero tiene también mucha vegetación.
Descendemos hacia el cauce del río.
Y llegamos hasta este punto donde hubo hace años una fonda y un merendero. Ahora se encuentra en completa ruina como puede apreciarse.
Esta fuente se encuentra a los pies de una caseta.
Es curiosa la pila en la que cae el agua. Se trate de una bañera.
Nos vamos acercando al puente sobre el río por el cauce del río.
Llegamos debajo del puente. Por encima pasa la CV-427 de Buñol a Yátova.
Debajo del puente, se encuentra el denominado charco de las Carboneras.
Este tramo que estamos siguiendo se corresponde con el recientemente homologado SL-CV 163.
El sendero transcurre por una vieja acequia y nos lleva a un punto del barranco.
En este punto encontramos este poste que indica "Nacimiento del río Juanes".
No es que dudemos de que sea así, pero lo cierto es que el barranco viene de mucho más atrás.
Aquí, según el poste, se encuentra el nacimiento del río Juanes.
Cruzaremos y seguimos por un sendero que irá en ascenso pronunciado por una amplia senda que se nota limpiada de hace poco.
Estos escalones de madera nos ayudan en esta fuerte pendiente.
Al fondo, Macastre, con las ruinas de su castillo en el cerro contiguo a la población.
En esta ocasión no pasaremos por allí.
El sendero sube a una meseta que nos deja en la carreta a Yátova, que cruzamos.
Nos dirigimos a la población, que vemos aquí a los pies del Motrotón.
Aunque no llegaremos a entrar en ella.
Acercamos con zoom la cima del pico del Ave que visitamos no hace mucho.
Por caminos rurales nos vamos acercando a Yátova.
Pasamos junto a un corral con cabras en el que vimos este enfrentamiento entre un macho y una hembra. Al final dedujimos que se trataba más bien de un ritual de apareamiento que de un enfrentamiento, por la "predisposición" del macho.
Avanzamos entre chales y casas de campo.
A la entrada de Yátova nos acercamos al paraje de la fuente de Ntra. Sra. de la Salud.
También la vimos muy poco cuidada.
Ahora ya nos dirigimos hacia Alborache. Pasamos junto al campo de fútbol de Yátova.
Por caminos que ya no se corresponden con ningún SL ni PR volvemos hasta Alborache.
Salimos al albergue juvenil Torre de Alborache, a la entrada de la población.
Únicamente nos queda callejear de nuevo hasta llegar a la Avenida de Valencia, donde iniciamos horas antes este entretenido recorrido.
Pasamos junto a esta balsa de riego, que tiene una buena colonia de patos y carpas.
Este altar a San José se encuentra al inicio de la Avenida de Valencia, a modo de peirón.
Y llegamos de nuevo al punto del inicio.
Nos ha gustado mucho repetir la ruta con las variantes que hemos realizado.
La ruta en el mapa.
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La ruta en el mapa.
La ruta en Wikiloc.
Hola Emilio.
ResponderEliminarLos senderos que recorren las riberas de los ríos siempre tienen el atractivo asegurado, aunque con ese manto de polen, yo solo viéndolo ya estornudo.
A pesar de que algunas zonas no estaban en las mejores condiciones, me gustado mucho los bellos rincones que conforman la cueva del Turche y la cueva de las Palomas.
Un saludo
¡Hola, Eduardo! Es muy bonito recorrer las riberas de los ríos. El agua es vida y en esta ruta se puede comprobar. Es una pena que ciertos parajes podrían estar mejor cuidados y no lo están, pero nos quedaremos con lo positivo. Un estupendo día de ruta.
EliminarUn saludo.
¡Hola Emilio!
ResponderEliminarMe han gustado mucho esos senderos repletos de vegetación, los alérgicos no lo pasarían muy bien por allí con tanto polen, pero merece la pena el mal rato con tal de poder disfrutar de ellos.
Ese barranco me ha encantado, ya estoy mirando a ver si se puede descender con el material adecuado... jejeje
Un abrazo.
¡Hola, David! Pensábamos como tú en los alérgicos al polen de los chopos. No podía haber más. Volaban por el aire y parecía que nevaba. Aparte de eso, una ruta entretenida sobre todo en su primera mitad: la ribera del río Buñol, la cueva del Turche y la de las Palomas.
EliminarUn abrazo.