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martes, 9 de mayo de 2017

HORTUNAS: CAÑÓN DEL RÍO MAGRO (6/5/2017)


Esta semana realizamos una entretenida ruta que transcurre por tierras de la comarca de Requena-Utiel, concretamente en la aldea de Hortunas, donde daremos un cómodo paseo por su término municipal y recorreremos, en la segunda parte de la ruta, un buen tramo junto al río Magro, que marca la geografía de Hortunas a través de un bonito cañón labrado por el río.


Se trata de un recorrido no señalizado que constaría de dos partes bien diferenciadas. Una que yo denominaría de "secano", por caminos entre pinos y algunos viñedos y en ligero ascenso. Y otra de "regadío", que transcurriría paralelo al río Magro en el recorrido hacia su señor, el río Júcar, al que tributa sus aguas allá por tierras de Algemesí. Es una ruta sencilla, sin alardes ni grandes pretensiones, pero que nos proporcionará muy buenas sensaciones y más si la realizamos en una primavera tan verde y colorida como la que estamos teniendo.


 Nuestro punto de inicio se sitúa en la Plaza de la Libertad de Hortunas, donde se ubica el "hogar del Jubilado".


Hortunas es una pequeña aldea perteneciente al municipio de Requena. Se encuentra a unos dieciséis kilómetros de ésta en la carretera CV-429 que une La Portera con Yátova.


Como siempre, la casi obligada foto de grupo (Foto, Ricardo Vivó).


 Con buen ánimo nos dirigimos hacia las afueras del pueblo dirección al río, por la calle del Recreo.

 Al final de la calle, damos un giro a la izquierda y salimos a un camino. El Magro se nos queda a la derecha y no lo veremos hasta la vuelta.


Empezamos a disfrutar del intenso color de las amapolas que pueblan ya los campos, otorgando un colorido tan vivo que contrasta con el verde de las hierbas silvestres.


Día claro, diáfano, aunque alguna nube intenta manchar el azul puro que tapiza el cielo.


 El tomillo no quiere ser menos que las amapolas y con sus flores moradas quiere aportar otro color que contraste con el verde.


 Un sencillo y tranquilo paseo puede satisfacer nuestros deseos de disfrutar plenamente de la naturaleza. Unas flores, unos aromas, un zumbido, un trino que se escapa a un pajarillo que sobrevuela sobre nuestras cabezas, una lajartija perezosa apostada al sol, una abeja libando en una flor, una ligera brisa en el rostro, la calidez del sol al principio de la mañana, el hilillo de agua de una fuente casi oculta por la vegetación...cualquier cosa nos emociona y hace que un simple paseo se convierta en un verdadero placer para el cuerpo y el espíritu.


 El camino nos irá subiendo poco a poco, sin desniveles excesivos ni rampas asfixiantes. 
Los pinos nos escoltan en gran parte de nuestro camino.


 En este primer tramo encontramos varias intersecciones y precisaremos de GPS porque haremos bastantes cambios de dirección

                                                   
 Antes del punto más alto de la ruta, caminamos por el Llano de Portolés.


 Y entre los pinos, miramos la lejanía y nos preguntamos, en un deseo por conocer y nombrar todo lo que vemos, como se llamará esa cima que se perfila en el horizonte. Entonces nos damos cuenta de lo mucho que nos falta por conocer. Esperemos que ese afán de conocimiento dure durante mucho tiempo y nos permita ir aprendiendo poco a poco.


 En esta zona cercana al punto más alto, encontramos dos pequeños tramos algo caóticos donde parece que hayamos perdido el rumbo. La vegetación nos invade y no vemos senda clara. Pero como todo en la vida, con perseverancia y sentido común, siempre se sale a terreno más claro y evidente.


 Como vemos aquí, después de un confuso, pero corto tramo, el camino se hace más evidente.
Por este motivo, también es conveniente que llevemos la ruta en GPS.


 La sencillez y comodidad de la ruta permite al grupo avanzar juntos. De esta manera, la armonía es mayor. Hoy la compañía es muy grata y la conversación se agradece más si cabe.


Salimos a este campo vallado de carrascas (imaginamos que es una plantación de trufa) y giramos a la derecha. Es el camino Veredilla. A partir de aquí vamos a ir descendiendo muy suavemente, sin apenas darnos cuenta.


En un tramo de senda encontramos huesos de un animal. En la foto la mandíbula de un rumiante sin atrevernos a adivinar de qué se trata. Nuestra ignorancia en anatomía animal es también patente


 En este punto giramos a la izquierda siguiendo la Veredilla. Si hubiéramos seguido por el camino que llevábamos, hubiéramos ido a parar al mismo sitio pero centenares de metros más adelante.


A los pocos metros de girar a la izquierda, decidimos que es el tiempo del almuerzo.
Aprovechamos el muro de linde de un campo de vid para sentarnos y dejarnos llevar por este gran momento de cualquier ruta senderista que se precie (Foto de Emilio Romero).


Tras el almuerzo, reemprendemos la marcha para buscar el cauce del Magro.


Seguimos por el Camino Veredilla y llegamos a este punto donde vemos unas señales de "Circulación Prohibida". En este punto dejaremos este camino y seguiremos por nuestra derecha.


Cruzamos el barranco Montenegro que va a parar al río Magro. 
Lo dejamos a nuestra izquierda.


Salimos a esta pista que seguiremos por la izquierda paralelos al barranco.


En esta bifurcación, dejamos el camino y nos desviamos por la izquierda, aunque siguiéndolo hubiéramos llegado al mismo sitio.


Salimos a la pista que habíamos dejado antes. Seguimos por nuestra izquierda.


Ya vemos el cauce del río desde el camino.


La primavera de este año ha querido vestir de gala la naturaleza y se muestra espléndida.


Nos encantan las amapolas.
 No sé si ellas son conscientes de la belleza que encarnan. No siempre la sofisticación y el artificio son necesarios para producir belleza. 
A veces, lo más sencillo, lo más simple, lo más humilde...es suficiente para provocar y producirnos admiración.
Ante esta bella imagen nos viene a la mente el célebre poema de Juan Ramón Jiménez:


"Novia del campo, amapola

que estás abierta en el trigo;

amapolita, amapola,

¿te quieres casar conmigo?

Te daré toda mi alma,

tendrás agua y tendrás pan,

te daré toda mi alma,

toda mi alma de galán..."



Pero como todo en esta vida hasta lo que más nos agrada, lo hemos de dejar para continuar nuestro camino. Y eso es lo que hicimos. Seguir, seguir, caminar, caminar...Ahora disfrutamos de las altas paredes calizas del cañón que el Magro modeló con el paso de los siglos.


Frente a nosotros, en la otra orilla del río, la Casa Teruel.


Altas paredes bordean el barranco, aunque éste tiene bastante amplitud y permite un cómodo caminar.


Altas paredes jalonan el barranco.


Y una abundante vegetación de ribera coloniza el lecho del barranco.


Ahora caminamos siempre en compañía del raudo y dicharachero Magro, que aunque modesto en su porte, mantiene su dignidad lo mejor que puede.


Por desgracia, cuando salimos de ruta, son muchas las ocasiones en las que somos testigos de hasta donde puede llegar la burrez humana. ¿Quién habrá sido el borrico (con perdón para los borricos, que serían incapaces de hacer esto) de echa a las ramas de este árbol un taburete y una silla de camping?.


Y llegamos a este bonito enclave del río, donde una pequeña caída de agua llama nuestra atención y nos entretiene un buen rato y nos ocupa con una sesión de fotos.


No son las cataratas del Niágara, pero el río Magro tampoco es el Niágara.


Yo tampoco pude reprimir el deseo de hacerme una foto en este punto.


Tras la sesión fotográfica seguimos el camino, bastante frondoso, cosa que agradecemos ya que un sol impenitente nos agobia un poco.


En algún punto nos aproximamos más al río. Sus aguas no son lo limpias que nos gustaría, pero al parecer su calidad ha mejorado mucho en comparación a tiempos pretéritos. Las instalación de depuradoras en las localidades por las que pasa son las responsables de la mejora.


Y llegamos a las cercanías del Molino del Templado.
 Una valla nos advierte que se trata de una propiedad privada y nos advierte de que está prohibido el paso.


Como podemos ver en el mapa, el camino pasa por delante del molino. Ahora, ya no es posible hacerlo. Una valla corta el paso. Por ello, hemos de hacer una pequeña variante para evitar este paso. La línea azul muestra la variante.


Justo antes de la valla, por la derecha, bajaremos con cuidado un talud que nos deja en un camino, que ya seguiremos habiendo evitado el paso por el molino (Foto, Emilio Romero).


Bajamos a este camino que evita pisar la propiedad privada.


El Molino del Templado.


Aunque la altura de las paredes es menor, aún vemos farallones calizos bordeando el cañón.

El río sigue su cauce, ajeno a nuestra presencia, impávido, sabiendo que su destino está escrito hagamos lo que hagamos, digamos lo que digamos.


En este extremo encontramos el otro acceso por el antiguo camino, al Molino del Templado.
Como se ve en la foto, una valla prohibe el acceso por aquí. Pero la variante que hemos realizado salva este escollo sin problemas.


El rumor del agua nos acompaña en este tramo. Es algo que se agradece. Nos gusta ver los cauces con agua. De eso todos se benefician.


Seguimos el camino. Sorteamos un gran pino caído.


El río, en algunos puntos, presenta una cara más amable.


 El barranco va ensanchándose más cada vez. Hubiéramos deseado seguir junto al cauce, pero ello nos obligaría a descalzarnos corto tramo para seguir. Por ello, lo hacemos por una senda lateral que se eleva sobre el barranco.


Ahora obtenemos vistas algo más aéreas del Magro. aunque será por un corto recorrido.


En el tramo de senda que se eleva sobre el barranco encontramos el punto más "interesante" de todo el recorrido. Se trata de este paso en el que apenas nos cabe el pie, pegado a la roca y con cierta altura a la derecha que nos puede hacer temer una caída, pero se supera fácilmente (eso sí, con precaución).


Nada más de pasar este paso, nos encontramos casi de golpe con la fuente del Pino. En días de calor seguro que nos ayuda a refrescarnos.


En alguna roca vemos señales muy antiguas y deterioradas de lo que parece un PR.
Imaginamos que su falta de mantenimiento habrá hecho que haya sido descatalogado.


La senda no permite disfrutar de bonitas vistas del río.


El valle se ha ensanchado y las paredes verticales han dado paso a amplios espacios verdes y lomas más redondeadas.



Y descendemos de nuevo hasta el cauce por este punto algo resbaladizo en el que aseguraremos bien los pies.


De nuevo volvemos a caminar por un ancho y cómodo camino. Junto a él encontramos tres cerezos que comenzaban a dar fruto.


Ya avistamos Hortunas en la lejanía. El barranco deja paso a una amplia llanura en la que se enclava la aldea.


Nos vamos acercando al final. 


Pasamos bajo esta acequia, enfilando la recta final.


El paso natural nos impide cruzar por la cantidad de agua que lleva.


Buscamos, a la izquierda, un paso por unas grandes rocas.


En algún blog hemos vistos que había un viejo puente de madera. 
En esta ocasión no lo vimos. Se la habrá llevado alguna riada.
Estas grandes piedras nos ofrecen una buena solución.


Y sólo nos queda entrar en Hortunas.


Llegamos de nuevo, a la plaza de la Libertad.
Damos por finalizada la entretenida ruta de hoy.


Como el calor aprieta, nada mejor que una cervecita para mitigarlo.

Posteriormente, como es habitual casi siempre, nos esperaba una comida en Requena, concretamente en el Restaurante Mesón Fortaleza. Hacia allí nos dirigimos. El restaurante se encuentra en plena plaza del Castillo, lo que nos sirvió de excusa para visitar el casco antiguo de esta localidad y que vale la pena visitar. Aquí dejo algunos ejemplos de lo que podemos ver allí.


Empezamos con el castillo de Requena y su torre del Homenaje.


En cada monumento encontramos un panel informativo que nos explica su historia.


Portada gótica de la Iglesia del Salvador.
Una pena que no podamos disfrutar de todo su esplendor porque le haría falta una buena restauración.


Detalle del Pantocrátor de la fachada.


Plaza del Albornoz, en pleno centro histórico de Requena.


Misma plaza desde otro ángulo.
En esta plaza podemos visitar las "Cuevas de la Villa".


Puerta gótica, similar a la del Salvador pero mejor conservada que aquella, aunque también admitiría una restauración.
Se trata del Templo de Santa María. 


Entre los personajes que flanquean la puerta, nos parece distinguir a Santiago Apóstol.


El correspondiente panel informativo.


                                 

Paseando por las calles y callejuelas del centro histórico de Requena nos encontramos con numerosos palacios y casa solariegas que con sus escudos heráldicos reivindican y justifican su nobleza.


En pleno centro, comimos.



Una buena comida es un broche ideal a una excelente mañana senderista.



La ruta en el mapa.



La ruta en wikiloc.






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Película


8 comentarios:

  1. Hola Emilio...
    Una entretenida ruta de ''secano y regadío'' la que habéis disfrutado en Hortunas.Esta claro que con caminar simplemente rodeado de naturaleza,ya te llena totalmente y muchas veces no son necesarios ni grandes desniveles,ni cimas muy altas,para pasar una gran jornada senderista y esta ruta es un claro ejemplo.Muy vistosa y colorida esa parte del Magro.Por supuesto que gran final,con cervecita,buena comida y visita histórica.Un día completísimo...

    Un abrazo.

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    1. ¡Hola Juane! Pues ruta entretenida, sin excesivas pretensiones pero muy valida para disfrutar de una excelente mañana. Luego tiene el aliciente de la comida y la visita a Requena. Día redondo.
      Un abrazo.

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  2. Hola Emilio

    Tenía en mente esa misma ruta para hacerla en otoño. A ver si nos viene bien este año.

    Curioso lo de poner puertas al campo. Suerte que encontraras paso

    Saludos!

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    1. ¡Hola Jesús! Pues la opción del otoño también parece buena. Seguro que los ocres y amarillos lucen bien.
      Saludos.

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  3. Preciosas estampas la que nos está regalando la primavera este año, de las mejores de los últimos años creo yo. Primaveras así dotan si cabe de mucha más belleza a recorridos como este, ya muy bonitos de por si. Muy agradable este recorrido fluvial, como dice Juane no es necesario meter desnivel, cimas o excesiva distancia a una ruta para disfrutar de una estupenda jornada en la naturaleza en buena compañía. Bonita narración te ha quedado ;-)

    Un abrazo.

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    1. ¡Hola Dani! Es cierto. La montaña, el campo en general,presenta este año un bonito aspecto. Aunque las lluvias no hayan sido las necesaria, al menos ha llovido lo suficiente para que la naturaleza lo agradezca y nos muestre su mejor cara. Entretenida ruta que se presta a ser narrada.
      Un abrazo.

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  4. Hola Emilio
    Buena ruta con una fuerte dosis de primavera con unn grupo numeroso y terminada como y donde toca...que mas se puede pedir?? jajaja

    Un abrazo
    Jose
    TROTASENDES BENICALAP

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    1. ¡Hola Jose! El buen tiempo ya se ha instalado por aquí y hemos de aprovecharlo. Si además nos rodeamos de buena compañía y armonía, la vida se lleva mejor.
      Un abrazo.

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